Si lo sé no juzgo
Quizás lo único que puede afectar al pacto PSOE-ERC es la letra pequeña de la sentencia de Luxemburgo. La posibilidad de que, en su derecho, Puigde –y con él Comín y Ponsati– accedan a ser eurodiputados
Guillem Martínez Madrid , 19/12/2019
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1- El pacto PSOE-UP está cerradito, y el de PSOE-ERC está delimitado, diría. Delimitación: un cambio léxico, es decir, cultural. Negociación y utilización de nuevos palabros. Lo que es a) poco, b) mucho –la cosa cat, en Esp y Cat, ha supuesto una punta, tal vez su canto del cisne, de la Cultura de la Transición, esa cultura vertical, dominada por el Gobierno –que aquí son dos– y su léxico por encima de la realidad; una cultura aberrante, en fin, y que sólo conduce al punto 25. O c) muchísimo. En una cultura fundamentada en el léxico, establecer un léxico abierto, sensible a la negociación, es la pera. Ya veremos.
2- Pero en eso parió la abuela.
3- Se ha de apuntar que era un parto programado. Es decir, que, sorpresas, pocas. Esta semana tocaba: a) tsuminada de Tsunami para lo del Barça-Madrid, b) sentencia para lo de Torra –se conocía esa posibilidad desde hacía un rato–, c) sentencia de Luxemburgo –muy importante y determinante para el pacto PSOE-ERC–, y d) segunda entrega del Congreso de ERC.
4- Era evidente que no era una buena semana para sellar el pacto PSOE-ERC. Por la iconografía aludida en el anterior punto. La pregunta es si la iconografía producida puede enviar al garete el pacto. Respuesta: la iconografía es muy importante. De hecho el procesismo, escuela de pensamiento en la que participa ERC o le corren a boinazos, es un corpus coreográfico antes que de derechos y libertades –no se pierdan el punto 25, leñe–. De hecho el principal escollo del PSOE para sus pactos con UP y ERC son, hasta cierto punto, coreografías nacionalistas y derechistas que han penetrado el sentido común hasta convertirse en la cultura política esp, esa cosa vertebrada el tertulias y en política tertulianizada.
5- Visto lo visto, este articulete pretende evaluar la posibilidad de que el pacto PSOE-ERC culmine tras esta movida iconográfica –spoiler: culminará; no se pierdan el punto 22–. Para lo cual analizaremos los puntos iconográficos de esta semana, del más chorra al más trascendente. Y empezamos en 3, 2, 1.
6- El primero fue ayer. La cosa Tsunami. Que supuso una resignificación del concepto Tsunami. La organización temida, perseguida, o seguida con ansia –y verticalidad, esa cosa tan procesista–, y dotada de una app que debía suponer un antes y un después en el activismo social, no provocó una iconografía épica, sensible de cambiar y ampliar ánimos, sino que creó otra iconografía de consumo interno, muy limitada. A saber: el asunto Barça-MAD no quedó colapsado, la convocatoria no resultó muy lucida y el do de pecho, que poco tenía que ver con la movilización –a saber: colar unos drones en el Camp Nou, con sendas pancartas–, fue abortado por los sistemas inhibidores del Camp Nou en lo que fue, me temo, snif, la única defensa sólida culé que se vio en el encuentro. Por otra parte, la cosa Tsunami, más dedicada a molestar a la sociedad –cortes de tráfico, quema de elementos urbanos comunes– que al Estado, está empezando a ser percibida como molestia.
7- La policía pegó de lo lindo en las inmediaciones del Camp Nou. En lo que no es una novedad. Salvo para el colectivo humano que se pasó diez años ponderando el carácter flower-power de los Mossos, esa policía política y con gatillo fácil. Como todas por aquí abajo.
8- Una meditación sobre el no-éxito participativo en Tsunami Enterprises. Esta semana hubo una iconografía no calculada, que dibuja el procesismo, esa iconografía calculada. En lo que es un indicio del pacto ERC-Comuns para la cosa Pressupostos, trascendió que el tramo fiscal cat –el tramo autonómico más desventajoso para las rentas bajas, y más chachi para las rentas altas–, sufriría medio punto de aumento en su tramo más alto. Lo que supuso una gran polémica modulada por el procesismo –ese tramo alto–, a través de intelectuales de raza y calibre como Rahola –Rahola, para National Geographic, es un Inda en otra isla–. El resultado fue el establecimiento del concepto clase media como ese colectivo asfixiado y perseguido que cobra 6.000 pepinos al mes. La cosa causó estupor, y la primera semana, desde hace 10 años, en la que se habló de riqueza, pobreza y violencia económica. Es decir, la primera semana en la que el procesismo no cumplió su función política. Cuidadín.
9- Al día siguiente del Tsunami vino el bonus-track sentencia de Torra. Inhabilitación por 18 meses, los mismos en los que, según el prospecto del procesismo, se puede hacer un Estado. Lo que tiene coña, supongo. Sinopsis: Torra fue llevado a juicio por no quitar una pancarta partidista de la Gene. Es decir, por no quitarla a tiempo, que la quitó, como siempre en el procesismo. Hubiera bastado, por tanto, con una multa. O, simplemente, con felicitarle. Con esta inhabilitación –cantada, desde que se fue a juicio; tal vez buscada por Torra, incluso– se vuelve a intensificar el pasado. Es decir, la judicialización de la política –aunque cutre, lo de Torra lo es–. Y se vuelve a prefigurar el futuro. Un Presi no electo, que en el ámbito europeo no se aparta un pelo de las nuevas extremas derechas populistas –el punto 25–, adquiere, dentro del procesismo, esa iconografía, la iconografía más preciada: la del mártir.
10- La sentencia a Torra se aleja de lo que le pase a la diputada Laura Borràs, un caso de posible delincuencia común. Y supone otra ficha a favor de JxC en la partida de Chicken Game contra ERC. Supone un nuevo triunfo –en Cat, las derrotas son triunfos; sólo un intelectual intentó invertir esa dinámica: Johan Cruyff, snif–. Y supone un buen punto de partida para las elecciones autonómicas, que serán cuando a Puigde le convengan –no se pierdan el punto 24–. En principio, Torra recurrirá la sentencia. Pero su recurso será solucionado pronto, que no hay chicha. En ese momento, será Presi de la Gene Aragonès –ERC–. Es decir, si Puigde no manda parar antes. Es poco probable, pero si Puigde decidiera elecciones right now, sería un marrón para ERC. Por Chicken Game, el Presi Aragonès debería emitir las iconografías de un Presi proto-mártir, alejándose del pacto con PSOE. Esto, una presidència inesperada para ERC, sería una bicoca para ERC en otra cultura. Pero no en esta, dominada y esclavizada por el Chicken Game. El Chicken Game es la esclavitud de ERC. Y el pacto con PSOE, paradójicamente, su liberación. Lo que nos lleva al punto 11.
11- Y, el mismo día de la Sentencia a Torra, apareció el verdadero marrón. La sentencia de Luxemburgo para lo de Junqueras.
12- La sentencia de Luxemburgo no afecta al juicio del Procés. Ni a la sentencia. O sí, y aquí empieza el lío. Afirma, básicamente, que el eurodiputado Junqueras fue privado de su derecho al sufragio pasivo del 13 de junio al 14 de octubre. Lo que es gordo. Submodalidad muy gordo. Y viene a incidir en el hecho de que es un problemón solucionar un problema político con jueces. No solucionas nada, y complicas mucho. Ningún problema político se soluciona con una sentencia penal, sino que ella contamina al conjunto.
13- Ejemplos de contaminación del conjunto. Luxemburgo admite lo que Congreso y Senado –cámaras que renunciaron a su autonomía frente al judicial– no admitió en su día con Junqueras y otros electos. Respeta los tempos del TS –viene a decir que hizo bien al plantear la pregunta a Luxemburgo–, pero entre líneas da una fuerte colleja al TS. El sistema judicial esp es percibido como una rareza, si bien aún tolerable. Y sensible a la politización. En este caso, ha actuado con criterios restrictivos, que afectan al trade-mark democracia. Algo falla en el Judicial. Falla en su CGPJ. Falla en su cultura. No en todos los países, por ejemplo, un TS hubiera decidido su competencia ante un problema político, que el Fiscal General decidió que era judicial después del 1-O de 2017. Es decir, por la patilla.
14- E, importante, la respuesta desde el Parlamento Europeo –todo un hilo robusto de interpretación de la sentencia de Luxemburgo–, a través de su presi, ha sido contundente. El presi –socialdemócrata, italiano, católico– ha planteado que la sentencia "afecta directamente a la composición de esta institución". Ha constado que la condición de eurodiputado deriva del voto de los electores. Es una condición que "se considera adquirida desde el momento de la proclamación oficial de los resultados electorales". Que Junqueras posee inmunidad desde ese momento. Y que, si en ese momento está en preventiva, "la autoridad nacional (...) deberá solicitar (...), cuanto antes mejor al Parlamento Europeo, la revocación de esta inmunidad". Por todo ello hace "un llamamiento a las autoridades esp competentes para que cumplan esta sentencia". Y agrega: "Les informo que no aceptaré ninguna impugnación de las normas sobre este tema".
15- Contundente. Lo que alude a la percepción de un gran problema democrático. Muy fuerte, tronco.
16- Lo que nos lleva a la pregunta: ¿qué diablos significa el punto "cumplir-la-sentencia" por parte de la "autoridad nacional"?
17- Es un abanico de posibilidades legales limitadas. Que van desde no cumplir la sentencia –el Estado puede hacerlo; puede, incluso, meterse en espiral nacionalista y decir que los chupatintas de Luxemburgo no saben nada de la realidad esp, tan diferente al resto del planeta, como el botellón; puede sonar raro, pero es lo que algunas regiones del judicial hicieron con la sentencia alemana sobre Puigde–, hasta diversos grados de cumplimiento, que parece que es lo que va a pasar. De hecho, el TS ha dado 5 días a las defensas para que planteen sus interpretaciones y demandas. ¿Cuáles son esos grados o posibilidades de cumplimiento?
18- En el grado más bajo, el cumplimiento de la sentencia, me dicen, consistiría en permitir a Junqueras su libertad de movimientos –es decir, su libertad–, que adquiera su condición de diputado y, posteriormente, que el TS solicite a la Cámara la suspensión de su inmunidad. Y, hala, a volverlo a juzgar, o a sentenciar. Y, en ese trance, morirnos de risa. Me dice una eurodiputada muy lista que, en todo caso, el Europarlamento podría responder a ese suplicatorio del TS en febrero, como poco. Y que –y aquí, risas enlatadas– no está tan claro que lo haga de manera satisfactoria para el TS. Lo que, llegado el caso, supondría tener a Junqueras en la calle, mientras el resto de ex-rebeldes, hoy sediciosos por un tubo, están en el trullo. Lo que haría del trullo un chiste. Europeo. En el grado más alto y amplio de las soluciones aparecería la posibilidad de anular la sentencia –para Junqueras, como mínimo–. Lo que también tendría guasa. La guasa de una sentencia inexportable, porque el juicio ya lo era.
19- Bueno, la respuesta en cinco días. En todo caso, creo que ya no se puede negar que Europa, a través de su Parlamento, por ejemplo, está participando en la solución de La Cosa. No es la primera vez que participa. En 2017, si Europa hubiera cobrado por horas, se hubiera forrado. Si el entonces Gobierno y el entonces y ahora poder judicial hubieran tomado nota de las presiones explícitas, hubieran muerto menos gatitos.
20- Es importante señalar que todo esto puede allanar el pacto PSOE-ERC. El Gobierno, a través de Marlaska, ha manifestado su voluntad de aplicar la ley, tal y como ha sido dibujada por Luxemburgo y, diría, a través de la contundencia del presi de la Eurocámara. Esto –un gesto– puede ser el gran gesto que esperaba ERC. A falta de la capacidad de presión del Ejecutivo sobre el Judicial –invisible, incalculable; más cultural que explícita; se produce más y mejor cuando Ejecutivo y Judicial piensan lo mismo/con el PP–, salvo en el tramo Abogacía del Estado –y no tanto, como se vio en el Juicio al Procés–, es un movimiento importante. Diría que sin precedentes.
21- El Gobierno, en todo caso, no puede desautorizar al Judicial. El futuro Vicepresi/Iglesias, verbigracia, ha evitado hacerlo, cuando ha aludido, de manera más directa que el pack PSOE a la sentencia, indicando que la judicialización del procés "ha alejado un escenario de resolución y –ñaca– "ha deteriorado la imagen de nuestra Justicia". El Gobierno, como ha hecho esa región del proto-gobierno que es Pablo Iglesias, jamás cuestionará al TS, como ERC jamás cuestionará la unilateralidad. Por lo que no hay que pedirles esas iconografías, supongo. Los hechos, de hecho, ya desacreditan al TS y al unilateralismo. Lo único que hay que pedirles, a PSOE y a ERC, es que entiendan sus guiños mutuos al vacío. Y que, a través de sus guiños, observen que el PSOE pasa un tanto de las aberraciones del TS, como ERC del unilateralismo. Esas iconografías.
22- Vamos, que si no son tontos, habrá pacto.
23- Lo importante, y no verificable, del punto 22 es, glups, la partícula "si no son tontos". Lo que no tranquiliza.
24- Quizás lo único que puede afectar al pacto PSOE-ERC es la letra pequeña de la sentencia de Luxemburgo. La posibilidad de que, en su derecho, Puigde –y con él Comín y Ponsati– accedan a ser eurodiputados. Que no está claro. Parten de un prestigio diferente en la Eurocámara –diría que nulo–, y de una situación administrativa diferente. En todo caso, nunca han estado tan cerca del cargo. Lo sabremos en pocas semanas. La posibilidad de que Puigde lo sea implica inmunidad. Vamos, que podría ir a GH VIP. La poli sólo podría detenerlo durante unas horas. Como en Alemania. También podría ser candidato a la Gene por JxC –ERC es como Julio Salinas; cuando está a punto de marcar, se hace un nudo en las piernas–. Importante: podría ser candidato, pero no presi. O, al menos, para serlo, debería dimitir como eurodiputado. Lo que, entre cargo y cargo, le dejaría, legalmente, en pelotas. Pero su presencia en una lista sería iconográfica. Es decir, procesista. Y, dentro de la disciplina, un gol. Lo que permitiría ganar, y olvidar españolismos como subir medio punto el IRPF a los grandes patriotas. Y poner en serios aprietos iconográficos a ERC. Poco más. Y nada menos.
25- Llegado el caso, u otro caso, ERC debería ponerse las pilas. Abandonar el procesismo y su Chicken Game. Jugársela. Apostar por una vía indepe –no hay ninguna en el mercado, sólo procesismo–. O no. Pero abandonar este pack inquietante o, definitivamente, quedarse. Sobre lo inquietante: el procesismo, esa materia oscura en la que sólo JxC juega en casa, evoluciona hacia las nuevas derechas populistas. Hacia la idea de pueblo como sujeto, que excluye a muchos individuos, hacia la idea del gobernante como encarnación del pueblo, que excluye a muchas políticas, hacia una democracia aclamativa, en la que el sujeto pueblo está representado a condición de ser pueblo puro, sin mezclas ni extranjerismos, como subir una XXXXXX el IRPF. Y en comunión con su líder, la máxima representación del pueblo. Recientemente ha aparecido el libro Patriotas indignados. Sobre la nueva ultraderecha en la Posguerra fría. Neofascismo, posfascismo y nazbols (Alianza Editorial). En el que participan varios autores, como Francisco Veiga, o nuestro Steven Forti. No pretende ser un inventario de lo nuevo, sino una descripción de lo nuevo. Es inquietante ver cómo encajan en la descripción formaciones y dinámicas esp. Y es también inquietante cómo también encaja esa democracia rampante, del pueblo, modulada jerárquicamente, conformada por iconografías gregarias, que es el procesismo. ERC ha estado en ese pack. Está, pero parece que no es. La diferencia entre ser y estar ya es un motivo de optimismo. Sería deseable que ERC se libere de ese pasado y ese futuro. Es decir, que tenga la valentía de elegir destino, alejado de la extrema derecha europea.
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Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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