1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

PALABRAS MAYORES

Escritores machirulos (o no) ante el espejo

Varios autores de la literatura española y latinoamericana repasan su obra en busca de actitudes machistas y homófobas propias de otra época

Aníbal Malvar 6/01/2020

<p>El juego machista</p>

El juego machista

Malagón

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El escritor conservaba un grato recuerdo de aquellas dos viejas novelas publicadas por primera vez unos 20 años atrás. Habían tenido muy buena acogida e incluso un par de premios, y la idea de reeditarlas en castellano y en francés, después de tantos avatares, lo halagaba y lo rejuvenecía. Como era de la vieja escuela, se sirvió un whisky seco antes de ponerse a leer las galeradas, por si había que corregir algún error sintáctico, algún dato incorrecto o alguna gilipollez propia de la inexperiencia. Al cabo de una hora, su expresión había cambiado y en el ambiente aún flotaban los exabruptos que había ido vomitando a medida que avanzaba en la lectura de sus propios libros. Estaba asqueado.

No es que no le agradaran los argumentos, los ritmos de la prosa o los diálogos. Al contrario. Seguían siendo libros ágiles, también reveladores de aquel momento histórico (él se creía un novelista muy periodístico y apegado a la realidad), y, si se le permite, bastante divertidos. Pero algo chirriaba en las orejas. 

“Horacio es un tipo guapo, nada maricón, en apariencia. Está aquí por forzar a un adolescente y por tráfico de coca. Él mantiene que el chaval se dejó hacer y que la coca era para consumo propio. Lo del efebo puede ser cierto. Hay mucho culo atribulado por ahí”, releyó las palabras de su alter ego en aquella novela del 95. “Fue Jano quien descubrió aquel pelo íntimo y embuclado, y fue Jano quien lo cogió entre los dedos y lo paladeó con los dactilares aún sucios de piel de puta no borrada de la memoria”, le recitó otro alter ego, este del 98. “Nunca me gustaron los coños peludos. Cuando un coño pierde un pelo, yo nunca celebro el pelo, celebro el coño”.

El problema no eran aquellas frases aisladas, pretendidamente epatantes o graciosillas, sino el tufillo insistente a homofobia y machismo que goteaba, a cada poco, de sus juveniles e idealizadas prosas. Corrió a vomitar al lavabo y, al levantar la cabeza, se reflejó en el espejo con las facciones de Alfonso Ussía. El neologismo machirulo, tan odiado desde sus eufónicas finezas progres, le palpitaba en las sienes: “Eres un escritor machirulo, eres un escritor machirulo, eres un escritor machirulo...”.

No sabía el viejo poeta qué hacer. Si traicionar su machirulo verbo de antaño, reescribiendo las novelas para aterciopelarlas a las nuevas sensibilidades, o permanecer fiel a lo que escribió y empañar su calculado halo de progresía con la vergüenza impresa de lo del pelo de un coño. Así que se puso a llamar a sus amigos, para ver si otros escritores habían sufrido las mismas inclemencias éticas con su pasado. No hay nada más gratificante, para un artista culpable, que comprobar que otro artista lo ha hecho todavía peor.

El primer interpelado fue David Torres (Madrid, 1966), gran sospechoso de machirulismo, pues se afeita indisciplinadamente, fuma puros enormes, bebe coñac en las terrazas y persigue con la mirada los taconeos por las aceras de las muchachas en flor. Acaba de ganar el premio Ateneo de Valladolid por su novela Dos hermanos, y antes también se llevó el Hammett y el Tigre Juan. Contesta por whatsapp aduciendo que su madre está enferma, cosa que es mentira, pues de todos es sabido que los escritores de novela negra nunca han tenido madre.

– A mí no me ha pasado lo de tener que corregir nada por ese tema. Yo soy muy feminazi. Escribí una continuación de la Odisea desde el punto de vista de Penélope (El mar en ruinas, Ed. Destino, 2005).

Después de este bofetón, Alexis Ravelo (Las Palmas, 1971) tranquiliza por un rato al viejo novelista machirulo, concediendo que sí ha encontrado en sus textos momentos machistamente irreparables, cosa predecible en un tío que, aparte de novelista, canta tangos y se vindica no como miembro de una generación literaria, sino de una corriente que enarbola el orgullo de los escritores calvos: “En mi primera novela (Tres funerales para Eladio Monroy, Ed. Anroart, 2006) hay muchos pasajes que adolecían de, llamémoslo así, androcentrismo, pero hay un momento que me parece muy significativo en cuanto al tratamiento de la mujer por lo sutil. Es un encuentro de Eladio Monroy con su exmujer y el actual marido de esta, un oscuro y acaudalado empresario. No me di cuenta al escribirlo, pero luego una amiga me hizo notar lo siguiente: en la presentación de ella, se hace una descripción física muy detallada (la de una mujer de mediana edad operada con bótox, etc.), que termina con el comentario: “Hay que reconocer que todavía tiene un revolcón”. En cambio, cuando aparece el marido, no hay una prosopografía, sino una etopeya, esto es, una descripción de su carácter, guiada con un comentario sobre sus actividades empresariales. Se da la circunstancia de que esa novela se reeditó en 2018. Me preocupaba mucho el asunto, pues este libro, como otros de la serie, se lee en institutos y tengo encuentros sobre él con alumnado de enseñanza media. Pero decidí, en la revisión, dejarlo tal y como estaba, porque eso propicia el debate. Si el alumnado no se fija, yo mismo le hago notar esa diferencia de tratamiento con respecto a los dos personajes, y eso me permite hablar de cosas que he ido aprendiendo, o desaprendiendo, con los años. Más allá de modas, aspavientos o exageraciones, como autor he ido cambiando a este respecto, al mismo tiempo que iba modificando muchos aspectos de mi masculinidad. Quiero pensar que mi perspectiva se ha modificado, que es más abierta y empática. Y, al mismo tiempo, he ido tendiendo a incluir en mis ficciones roles femeninos más activos y una revisión de los roles clásicos femeninos. No se trata de una imposición ni de seguir modas recientes. Simplemente, todo lo que me influye como ser humano me influye como autor. Pero me preocupa la gregaria tendencia al puritanismo, algo infantil, que confunde crítica con censura: creo que no debemos modificar los productos culturales que ya existían, ni censurarlos o expulsarlos del discurso público, sino hacer una lectura crítica de ellos que nos ayude a entenderlos y a entendernos”. 

¿Tiene derecho un autor a modificar sus viejas obras para adaptarlas y disfrazarse de lo que no era?

Algunos de los autores más expuestos a este debate han declinado, muy amablemente, participar de las cuitas del viejo y machirulo poeta que redacta estas líneas: “Es un tema muy peligroso”, se excusó un veterano novelista. No así Fernando Sánchez Dragó (Madrid, 1936), icono del machirulismo hispano, acusado de pederastia –“jamás he tenido el mínimo contacto con una chica que no tuviese 18 años”–, también acusado de homofobia, cuando es de los escasísimos intelectuales de la vieille école que han reconocido experiencias homosexuales, y vetado como conferenciante en algunos foros por su desmedido amor por la boutade de toda laya. “Mis libros están llenos de incorrecciones políticas que mantendría igual hoy. Yo jamás retoco un libro. Las cosas, tal como salen, tienen que quedarse para la eternidad”.

– Yo, después de pensarlo, tampoco cambié nada, a pesar de que me chirriaba –confiesa el atribulado entrevistador–. Pensé que era desnaturalizar la sinceridad del libro y su valor como testimonio de un tiempo. ¿Tiene derecho un autor a modificar sus viejas obras para adaptarlas y disfrazarse de lo que no era?

– Eso lo tiene que valorar cada escritor. Es copropietario de su obra. Si le da la gana, por la razón que sea, modificar una edición, puede hacerlo. Yo no lo haría, porque, como dices tú, eso es desnaturalizar el libro. En todo caso, lo que haría sería añadir una nota a pie de página señalando: bueno, esto que digo aquí, ahora me horroriza. En el libro que estoy escribiendo ahora, llevo una cita de María Zambrano: hay cosas que no pueden decirse, pero esas son precisamente las que tiene que decir un escritor. 

Devolver la poesía a los bares, de donde nunca debería haber salido, es una de las tozudeces que mejor definen la obra de Carlos Salem (Buenos Aires, 1959), desde que en 2006 fundara, en el barrio madrileño de Malasaña, el Bukowski Club, un bar donde el etílico se combinaba con jazz y con poetas. Ahora anda organizando recitales nocturnos de poesía en otros antros de no mejor reputación. “No estoy a favor de la censura, y sobre todo retrospectiva. Sería como cuando le quisieron quitar los cigarrillos a Humphrey Bogart en Casablanca. Yo dejé de fumar cuando tuve que dejar de fumar, no porque lo quitaran de las películas. Si negamos que hubo un tiempo en que se pensaba de otra manera, simplemente estaremos escondiendo un problema y disfrazándolo de evolución. Eso es lo que pienso así, a priori, como ley general. Yo ahora he estado revisando sobre todo mi poesía por asunto de traducciones, y pienso que no me tiene que preocupar lo que les suenan mis versos a los demás, sino lo que yo quise decir entonces. Cuando yo llegué a este país, aprendí que aquí, cuando algo es aburrido, es un coñazo. Para mí eso es súper incongruente. En ese tipo de usos, joder, sí puedes decir: no me expresaría así ahora. No podemos olvidarnos de que los libros tienen su época, su momento. Tengo una novela en la que a un tío se le muere la mujer y el siente que le ha crecido la polla. Pero, si la lees, a él no le ha crecido. Sigue teniendo la misma polla que ha tenido siempre. ¿Es una metáfora machista, misógina o contra el matrimonio? No digo yo que las cosas nuevas que escribo no las mire ahora dos veces. Pero no por evitar que nadie se ofenda, sino para estar seguro de decir lo que quería decir. Si la novela está escrita o ambientada en la Transición o en los años 90, no se puede pretender que los personajes piensen como ahora. Sería una estafa artística. Un revisionismo indeseable. Había en Matar y guardar la ropa (Ed. Salto de Página, 2008) un personaje muy prostibulario, un mercenario, que decía que la diferencia entre el éxito y el fracaso de los tíos eran los chochos. Mi editor me discutió y me cambió chochos por tías. Y yo no decía chochos con sentido despectivo. Me parece que a veces nos pasamos un poco, aunque no está mal vigilarse. También hay quien dice que hay que reescribir los cuentos infantiles. La Cenicienta y Blancanieves. Otra cosa es que los nuevos cuentos para niños tengan que ser más pensados, como también le pasa a la industria del juguete, a millones de cosas”. 

Carlos Salem: "Si negamos que hubo un tiempo en que se pensaba de otra manera, simplemente estaremos escondiendo un problema y disfrazándolo de evolución"

Distinto piensa Carlos Zanón (Barcelona, 1966), un escritor de negra tan perverso que es capaz de matar a sus personajes dejándolos frustradamente vivos. Fue el elegido por los herederos de Manuel Vázquez Montalbán para continuar la saga Carvalho (Carvalho: problemas de identidad, Ed. Planeta, 2019). “Yo creo que uno puede hacerlo y reformular el texto, entre otras cosas porque hay expresiones y formas de comportarse que, más que molestar a quien sea, hieren de muerte el texto al hacerlo viejuno: son textos contemporáneos, al menos esa es su vocación y, de repente, reflejan tanto un algo antiguo que deploramos. Me molestan la victimización de todo quisque y la autocensura progre, claro. Me encantan los Simpson y siempre es una agresión a los tíos: borrachos, lerdos, inútiles o delincuentes. Me molesta tener que escribir, en ocasiones, de las relaciones hombre o mujer no como las vivo, sino como han decidido que sean. Creo que hay, ahí, una mutilación de la libertad. Si todos somos víctimas no hay víctimas, y si hacemos de la realidad un eufemismo, luego viene Abascal y te saca 60 diputados”.

Aro Sáinz de la Maza (Barcelona, 1959) es el padre literario de Milo Malart, un detective que bebe agua, come butifarra, se salta las páginas del periódico que hablan del procés y pelea contra su miedo íntimo a la esquizofrenia. “Inicié la serie Milo Malart hace unos ochos años y no, en ninguna de las tres entregas detecto frases machistas u homófobas (tal vez porque es una preocupación que me viene de muy lejos). Un amigo gay me cuestionó que una de las víctimas de El ángulo muerto fuera homosexual. Aquello me dejó pasmado, como si la inclusión de dicha escena fuera incorrecta. En mi otra vida (1996-2010), cuando me dedicaba a pagar las facturas haciendo editings para otros autores/autoras, tropecé miles de veces con estos problemas. Como es lógico, los corregí. A veces ocurría con las escenas sexuales; me acuerdo de una en concreto, en la que el autor comparaba el coito a una suerte de toreo. La escena fue suprimida. Un detalle curioso: algunos [de esos textos] estaban escritos por mujeres, y, al conversar con ellas para consensuar el cambio, me miraban como si no dieran crédito a que hubieran podido escribir algo así. Y es que el subconsciente, la herencia o la influencia del entorno, tiene estas cosas… Eran libros de autoayuda, con lo cual el esperpento se elevaba a la enésima potencia”.

Decían de Raymond Chandler que se inventaba el argot, que su slang patibulario era de laboratorio, pero que, con el tiempo, los detectives, los chorizos y los mafiosos terminaron hablando como los personajes de Raymond Chandler. Lorenzo Silva (Madrid, 1966) ha conseguido un hito comparable con su serie negra protagonizada por Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro. Ha sido nombrado guardia civil honorario, lo que lo convierte en el más sospechoso autor de todos los practicantes del dudoso género. Y parece contestar a las preguntas con la prudencia con la que uno se enfrenta a un interrogatorio: “Cuando hay un narrador más o menos neutro, he intentado ser siempre muy aséptico. Cuando es un personaje…, en primera persona también puede ser un personaje…, un personaje tiene derecho a decir las mayores barbaridades y las cosas más inmundas que se le pasen por la cabeza. Sean machistas, homófobas o lo que quieras. Y el que se moleste con eso, que se quede en un colegio de monjas”.

Al final, como en todos los debates referentes al arte con las cuestiones de género, la respuesta hay que buscarla en Mae West: “¿Llevas una pistola en el bolsillo o es que te alegras de verme?”. Quizá las dos cosas.

Ya está abierto El Taller de CTXT, el local para nuestra comunidad lectora, en el barrio de Chamberí (C/ Juan de Austria, 30). Pásate y disfruta de debates, presentaciones de libros, talleres, agitación y eventos...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí