Solo un tercio de los empleos manuales están ocupados por mujeres
Acabar con la segregación de género en FP y acceder a mejores puestos no solo depende de romper los estereotipos, sino también de las barreras socioeconómica de los progenitores
ctxt 24/01/2020
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La incorporación de la mujer al mercado laboral durante las últimas décadas no ha conseguido acabar con los estereotipos de género que relegan su participación a determinadas profesiones y las excluyen de otras. En el primer caso, un ejemplo muy extendido son las tareas de cuidado y del hogar. En el segundo destacan los trabajos manuales, un sector donde la infrarrepresentación de la mujer es latente y en el que, tal y como recoge un reciente informe, solo un tercio de los puestos de trabajo que existen en la Unión Europea están ocupados por mujeres.
Según la investigadora Margarita Torre, autora del documento, esta segregación que quiebra el mercado laboral de los trabajos manuales no se limita a los bajísimos niveles de participación que tienen las mujeres en este ámbito. También, si finalmente logran acceder, lo más normal es que lo hagan en trabajos muy feminizados, generalmente poco valorados y con salarios más bajos.
Entre las causas que explican estos niveles de inequidad, la investigación destaca, por un lado, las barreras y condicionantes de género que impone la situación socioeconómica y de clase de los propios progenitores, así como la falta de eficacia para acabar con los estereotipos que demuestran los programas educativos orientados a estas profesiones.
De esta forma, y a diferencia de lo que ha ocurrido con la educación terciaria –que ha logrado equilibrar los ratios de inserción laboral de hombres y mujeres en ocupaciones como la medicina, el derecho o la arquitectura–, la segregación a la que se ven sometidas las mujeres en los trabajos manuales no se ha reducido con la implantación de la formación profesional en los distintos sistemas de enseñanza de la Unión Europea, ni siquiera en los países donde la FP se encuentra más extendida.
El efecto de estas titulaciones, asegura la investigación, ha sido más bien el contrario, hasta el punto de que oferta de formación profesional reproduce, incluso en mayor medida que la educación universitaria, los estereotipos de género asociados a determinadas profesiones: ellas se quedan encasilladas en los estudios de confección o de enfermería; ellos, en las ramas de informática o mecánica.
Frente a esto, lo que sí ha demostrado una mayor influencia en la orientación laboral –y en la futura segregación– de los trabajos manuales es el ambiente familiar y social con el que se convive durante la infancia y adolescencia. Es decir, en la influencia que genera la propia ocupación de los padres y las madres y la clase social a la que pertenecen: Así, los hijos de personas con trabajos manuales tienen más posibilidades de acabar en un puesto de trabajo similar al de sus padres, independientemente de si son hombres y mujeres.
Sin embargo, cuando se trata de acceder a empleos manuales muy masculinizados – aquellos con salarios más altos y mejor valorados–, la trasmisión de expectativas por parte de los progenitores –en forma de situación laboral– se vuelve determinante en las oportunidades que ellas reciben, mientras que entre los chicos permanecen muy elevadas y estables.
Así, a la hora de alcanzar un empleo manual cualificado existe una diferencia de casi 10 puntos entre las posibilidades de una chica cuya madre no trabaja y las de una joven cuya progenitora ocupa un puesto de dirección o profesional.
De esta forma, romper la segregación de género y acceder a mejores puestos no solo depende de romper los estereotipos que se comienzan a gestar en la infancia, sino también salvar otras barreras como las que imponen la situación socioeconómica y laboral de los progenitores y que reproducen esas mismas brechas.
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Este artículo ha sido elaborado a partir de lo expuesto en el texto ¿Por qué hay menos mujeres en ocupaciones manuales?, de Margarita Torre, de la Universidad Carlos III de Madrid, publicado en el Observatorio Social de “la Caixa”.