El Atlético consiguió levantarse en el peor momento

Hay quien dice que el factor emocional no puede tener cabida en un análisis reposado de un partido. No es cierto. Sin acudir al carácter resulta complicado encontrar una explicación a lo sucedido en Anfield. El Atlético se vio sometido durante gran parte del partido: se sostuvo en el alambre 90 minutos y después llegó a estar en la lona. Hasta hace unas semanas el equipo de Simeone emanaba la sensación de ser incapaz de sobreponerse a ningún revés importante. En Anfield, en cambio, se levantó en el momento más inesperado. Emergió ante el Liverpool una identidad colectiva edificada durante casi una década en torno a su entrenador. Sobrevivir a 34 remates no está al alcance de cualquiera.

Bombardeo de centros

El Liverpool, sabedor de los continuados problemas que presenta el Atlético esta temporada en la defensa de los centros laterales, no dudó en arrasar los costados. Fueron 15 centros efectivos de 62 intentos. No en vano, los dos tantos del equipo británico llegaron por esta vía, ambos por el flanco izquierdo. El conjunto de Klopp castigó con severidad las aventuras ofensivas de Lodi. Salah y Oxlade-Chamberlain amenazaron ese costado de manera permanente. El Atlético se sostuvo gracias, sobre todo, a Oblak y sus dos centrales, pero sigue manteniendo serias dificultades en la defensa de este tipo de jugadas. Veamos por ejemplo el segundo gol del equipo red: Wijnaldum ya ha dejado atrás a Lodi, Felipe bascula demasiado y Savic llega tarde a la marca de Firmino.

Oxlade-Chamberlain y Wijnaldum

Junto a Salah fueron los jugadores con mayor incidencia en el partido por parte del Liverpool. El futbolista inglés insistió en la búsqueda de desmarques de ruptura buscando la espalda de los centrocampistas del Atlético. En el primer gol se la gana a un desconcertado Saúl para servir el centro que Wijnaldum remata solo en el punto de penalti. El centrocampista holandés ejerció en varias ocasiones de delantero, llegando hasta la última línea para fijar a los centrales y rematar si se terciaba. En ese tanto, ante una defensa excesivamente hundida, decide quedarse atrás, en la zona donde de verdad se meten los goles.

Mismo plan, mayor sufrimiento

No sabemos si existía o no un plan alternativo al exhibido por el Atlético en la ida, pero lo cierto es que el equipo rojiblanco se vio arrinconado progresivamente y se movió durante una gran parte del partido muy cerca de su propia área. El repliegue fue tan intensivo que en ocasiones uno de los puntas bajaba a la medular a realizar ayudas. Observando el despliegue físico y las continuas oleadas ofensivas del Liverpool, cuesta creer que existiera otra opción mejor. En la primer parte, en un lapso de cinco minutos, el Atlético combinó rápido al primer toque y se estiró más. Eso ofreció electricidad al choque, algo que beneficiaba al Liverpool. Un intercambio de golpes con el rey de las transiciones no parece una buena idea.

Joao Félix, siempre en el campo (por si acaso)

Al contrario de lo que ha venido ocurriendo durante gran parte de la temporada, Simeone decidió mantener en el campo a Joao Félix en detrimento en esta ocasión de Diego Costa. El equipo se quedó sin referencia en la vanguardia durante casi 50 minutos pero a cambio se aseguraba la clarividencia del luso. Joao no tuvo apenas presencia en el partido, pero su incidencia fue brutal. Más asistente que goleador, se puede decir que tocó dos balones trascendentes. El primero, al iniciarse el partido, cuando recibió entre líneas y con un certero pase colocó a Costa delante del portero. El segundo fue el primer tanto de Llorente, el que metía al Atlético en cuartos. Cuando le llega la bola después del fallo de Adrián no se precipita: escruta las posibilidades y en lugar de optar por el pase más profundo, detecta el espacio más útil, el que deja Joe Gomez al salir a su encuentro. Crack.

La importancia de Oblak… y de Savic

Es indudable que Jan Oblak, con 9 paradas, fue uno de los grandes artífices de la gesta del Atlético. Pero también es verdad que el esloveno encontró una valiosa ayuda en su pareja de centrales. Savic, con 18 despejes, realizó un partido portentoso en las coberturas y ayudas a sus compañeros. En las jugadas a balón parado, además, fue el encargado de cubrir a Van Dijk, el hombre más peligroso del Liverpool. Tuvo una pequeña mácula: en el segundo gol en contra no consigue llegar a tiempo para impedir el remate de Firmino. Pese a ello, su papel fue crucial. El montenegrino, normalmente opacado por Felipe (otros 14 despejes) es, por méritos propios, pieza fundamental de este equipo. El Atlético, ojo, realizó en total 72 despejes.

¿Para qué entró Marcos Llorente?

El Liverpool aceptó sin vacilar la habitual invitación del Atlético de jugar por los costados. Al ver que el equipo sufría en las bandas, Simeone modificó algunas posiciones. Saúl empezó siendo el encargado de cerrar el costado de Lodi, pero después pasó al doble pivote y fue Koke el que intentó socorrer al brasileño. La  temprana salida de Llorente, en un principio, parecía orientada a la mejor defensa del lado derecho, donde Correa no tuvo su mejor día con varias pérdidas peligrosas.  A Llorente se le ha achacado en ocasiones no disponer de suficiente conciencia posicional. Corre demasiado -dicen- para ser un mediocentro defensivo. En Anfield esa cualidad fue trascendental: salió como un cohete en cada transición colchonera y se reveló como un auténtico llegador. Aunque lo más llamativo son sus dos goles, su asistencia también merece elogio: baja con un maravilloso control un despeje, gira sobre sí mismo y hace una pared perfecta con Morata.

Vuelve el contraataque

Una de las mejores noticias para el Atlético de Simeone es la recuperación de uno de sus recursos históricamente más productivo. En Anfield fabricó 6 contragolpes. Todos sus goles -si contamos también como transición ofensiva el fallo de Adrián- llegaron por esa vía.