La revolución se hace mediante la cultura
Un viaje a un mundo que no pudo ser con Gráfica Anarquista, la exposición que saca a la luz imágenes del movimiento autogestionado de 1936 a 1939
Violeta Julbe Barcelona , 2/03/2020
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Barcelona, capital libertaria, 1936. Estamos en el mes de agosto y bajo caminando por la Vía Durruti (actual Via Laietana). Mi mirada se escapa hacia el lado derecho de la calle, desde donde me llaman unas imágenes de propaganda revolucionaria anarquista. Con sus letras, diversidad de grosores y tamaños, dicen mi nombre. Me invitan a acercarme al escaparate de una librería situada en los bajos de la Casa de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Sólo con aproximarme nace el apetito de saber más sobre el movimiento libertario. Quizás no sé leer muy bien, pero no me preocupa: la fotografía también puede ser una maestra. Sonrío y cierro los ojos en un intento de imaginarme a mí misma formando parte de todo.
Al abrirlos me encuentro en una salita del Archivo Fotográfico, en la plaza de Pons i Clerch. Blancos y negros, cubiertos por un velo sepia me acompañan. Son imágenes de lo que hasta ahora, 2020, había quedado olvidado del movimiento anarquista durante la Segunda República y la Guerra Civil. Un movimiento mayoritariamente pacifista, que considera la cultura una vía revolucionaria.
Los rostros silenciados durante los años de la dictadura; los espacios perdidos en el tiempo; las agrupaciones de gente unida por la misma causa: hacer la revolución y derribar el capitalismo... y ahora, muchos están a mi lado. Es la exposición Gráfica anarquista. Fotografía y revolución social. 1936-1939, que recorre el fondo fotográfico de la Oficina de Información y Propaganda creada por la CNT-FAI en Barcelona durante la Guerra Civil.
Gráfica Anarquista se ha hecho con la voluntad de “reivindicar el patrimonio y la parte histórica menospreciada y olvidada”, explica Teresa Ferré, periodista y comisaria de la exposición. Su objetivo es situar y documentar las revistas, periódicos, boletines…, publicaciones anarquistas de finales de siglo XIX y principios de siglo XX, poniendo el foco sobre la dimensión gráfica. ¿El motivo? Nunca se ha realizado un trabajo que valore el legado gráfico de este movimiento. “Todo lo que tiene que ver con la imagen se desconoce, cuando precisamente esta tenía un papel importante: transmitir mensajes a un colectivo con un alto nivel de analfabetismo”, comenta Ferré. “Estéticamente no llaman la atención, pero están llenas de contenido informativo”.
Entre un montón de materiales, Teresa Ferré y sus compañeros Andrés Antebi, Pablo González y Roger Adam, dedicados a disciplinas diversas, han trabajado de manera colectivista y exhaustiva hasta lograr el resultado esperado. De este modo, surge la pregunta: ¿cómo se ha hecho la elección? Ferré dibuja una sonrisa y explica que la selección de imágenes se ha hecho de acuerdo con el significado de la exposición. “Siempre que se habla del anarquismo y de la imagen que nos legó se habla de violencia, asesinatos... Por eso planteamos una mirada desde dos vertientes. La primera, recuperar unas imágenes prácticamente inéditas en cuanto a los usos de los espacios de la ciudad y cómo esta se transformó; y la otra es como ellos mismos, desde sus mecanismos propagandísticos, estaban construyendo la imagen de la revolución que querían llevar a cabo para cambiar el mundo”. Es comprensible, pues, que nos rodee gente contenta y colectivizaciones, mientras que la parte del frente bélico no está presente.
Estamos hablando, además, de imágenes inéditas. Ferré explica que se han conseguido de dos fuentes principales. Una parte de la exposición sale del Archivo de la CNT-FAI, depositado en Ámsterdam desde 1939, a donde acudió parte del equipo del Observatori de la Vida Quotidiana para rastrear la parte fotográfica. El resto, del Arxiu Fotogràfic de Barcelona.
En la exposición hay además presencia de dos fotógrafas consolidadas de la época, Kati Horna y Margaret Michaelis, militantes anarquistas de mirada vanguardista. La freelance Michaelis llega a Barcelona en 1932 y hace fotografías de la revolución que se publican en prensa militante, mientras colabora con el Comisariado de Propaganda. La húngara Horna trabaja para la Oficina de la CNT-FAI. Ferré explica que pidieron sus fotografías al Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca. Estas reflejan el paisaje de la retaguardia, la población civil, las mujeres, los ancianos, niños y “naturalezas muertas” de los escombros y la destrucción de las ciudades. “Además contamos con fotografías del fondo del Archivo de Pérez de Rozas de Barcelona”, añade. La comisaria percibe la reacción confusa que despierta escuchar el nombre de la familia Pérez de Rozas, que ha pasado a la historia como quien retrató el régimen franquista. Así, prosigue explicando que ella y su equipo miraron unas placas que nadie había visto en el propio Arxiu y se dieron cuenta que la conocida familia de fotoperiodistas había estado durante toda la guerra trabajando para la CNT-FAI.
“Hay cientos de imágenes suyas y sorprenden porque son muy seriadas y similares. Destacan las de las colectivizaciones agrarias desde Sort hasta el Delta del Ebro que se publicaron en el semanario ¡¡Campo!!. Estéticamente nos llamaron la atención las fotografías de despacho, que muestran a unos señores mirando a la cámara delante de unas paredes siempre llenas de carteles, calendarios y publicaciones anarquistas. En aquel espacio donde no se entraba porque era el espacio del capataz o del cacique, con la fotografía de Pérez de Rozas podíamos entrar nosotros”, comenta. Además, Pérez de Rozas retrata el colectivo Mujeres Libres, proletarias y anarquistas que querían hacer una revolución en un entorno ultramachista.
Las imágenes informativas de Pérez de Rozas contrastan con las de Michaelis y Horna. A estas se les suma la fotografía de Antoni Campañà, catalanista católico –no militante anarquista– de quien la CNT-FAI utiliza muchas imágenes. La comisaria explica que las consiguieron gracias a la cesión de su familia. “Campañà hace fotografía de galería, artística mientras que Pérez de Rozas, en cambio, es fotoperiodista. De ahí que la diferencia sea notable”, apunta. El resto de materiales los han encontrado a raíz de buscar en hemerotecas y la documentación se la han facilitado desde el Archivo Nacional.
Las revistas de Gráfica Anarquista tampoco pasan desapercibidas, con sus cabeceras con nombres llamativos como Umbral, Tierra y Libertad, Luz y Fuerza o Tiempos Nuevos. Con ella se quiere mostrar la riqueza de las publicaciones. Tal como explica Ferré, “cuando llega la revolución en 1936 hay un cambio de propietarios en los medios de comunicación, que se requisan y se colectivizan. Los anarquistas tienen poder y medios de producción y en este momento de cambio en medio de la guerra, tienen los recursos para hacer publicaciones de calidad”.
La conversación en esta línea del tiempo se deshace ante la pared dedicada a Mujeres Libres. Una pared que, según la comisaria, captura su identidad a la perfección: alfabetización, alegría de aprender; actividades en un espacio propio; la contribución al espacio público y la unión.
En este punto de la muestra, la siguiente frase se presenta ante mí: “Que el pasado se hunda en la nada”. Unas palabras representativas de la revolución social, que sirven de epílogo de esta exposición, donde confluyen miradas diversas sobre el movimiento que quería crear un mundo nuevo, abolir el capitalismo y el Estado burgués.
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Este texto se publicó originalmente en catalán en ctxt.cat
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La exposición Gráfica Anarquista viajará pronto a la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo en Madrid. También verá la luz en forma de libro en edición bilingüe, editado por el Ayuntamiento de Barcelona, a finales de febrero.
Barcelona, capital libertaria, 1936. Estamos en el mes de agosto y bajo caminando por la Vía Durruti (actual Via Laietana). Mi mirada se escapa hacia el lado derecho de la calle, desde donde me llaman unas imágenes de propaganda revolucionaria anarquista. Con sus letras, diversidad de grosores y tamaños, dicen mi...
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Violeta Julbe
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