El Decamerón II (GOBERNÁNDOSE ENCIMA SPECIAL EDITION)
Jornada segunda. Somos el 1%, o menos
El Covid-19, por así decirlo, es de izquierdas. Recuerda fósiles anteriores. Recuerda que somos especie y que, como especie, solo podemos envejecer o enfermar gracias al colectivo
Guillem Martínez Madrid , 12/03/2020
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1- En el día de ayer, la OMS, una entidad que suele medir sus palabras, proclamó la pandemia. La OMS, una entidad, lo dicho, que suele medir sus etc., dijo que es la primera pandemia en la historia, de un coronavirus, sensible de verse controlada. Yupi. Parece ser, de hecho, que la cosa Covid-19 está bajando en China y Corea. La OMS orienta sobre pautas y mecanismos utilizados en esos países. Vamos, por tanto, a una versión europea de China. Hacia Italia. En Italia, esta mañana a primera hora no podías salir de casa, salvo que tuvieras un papelito. Si te pillan sin papelito, 600 euros. En Nápoles debe de estar naciendo una industria de la falsificación del papelito comparable a la de Manchester en el XIX.
2- La solemne apertura de la temporada de pandemia lo ha cambiado todo. O, al menos, la cajera de mi súper lleva guantes. Si le discutes por el cambio, te puede cruzar la cara con el guante y dirimirlo a sable o pistola en la calle. Por lo demás todo sigue igual o en su tendencia. El misterio de la extraña desaparición del papel de WC continúa. El dependiente de la tienda delicatessen, un genio, me da una explicación: “Es que la gen-te- es-tá, mayor-men-te, al-te-ra-da. O-sea-sé, ca-ga-da”. Ha cerrado un chino en el barrio –mañana, de hecho, les hablo de Covid-19 y racismo–. Me meto en otro y pregunto por estadísticas de visita. La señora: “Esto es Siberia. Todo el mundo sabe donde está, pero nadie quiere ir”. Me meto en una pedicura china. Que no va gente. Me meto en una penecura china. Que me pire. Los hospitales y centros de asistencia están llenos en su target asistencia primaria. Los teléfonos del ramo son como los teléfonos de asistencia de Movistar. No hay nadie al aparato y, en el ínterin, aún puedes escuchar la obra completa de Rocío Jurado. La sensación es que solo se hacen el test los políticos. Que lo comunican serenamente en tuiter. Lo que es una metáfora de la serenidad. En la calle no hay nadie. Los chicos y chicas MAD –de los que se diría siempre que morirán en una terraza, o yendo a una terraza, o volviendo de una terraza– no llenan las terrazas. Al menos hay una ministra infectada y varios en cuarentena. Si esto sigue así, todo el staff del Estado acabará malito. Salvo el rey que, fiel a su dinámica histórica, saldrá con más glóbulos blancos y tres líneas de AVE.
Al menos hay una ministra infectada y varios en cuarentena. Si esto sigue así, todo el staff del Estado acabará malito. Salvo el rey que, fiel a su dinámica histórica, saldrá con más glóbulos blancos y tres líneas de AVE
3- Pandemia es nombre de mala en una peli de superhéroes. Las enfermedades hablan de la vida. Es decir, también del trabajo, de la economía, de la sociedad, de la mentalidad. La tuberculosis, por ejemplo, nos acompaña sobre la chepa desde que nos dio por domesticar las ovejas y, ya puestos, tener Neolítico, Estado y clase sacerdotal. Ese día, si uno lo piensa, no teníamos que habernos levantado de la cama. El tifus habla de la industrialización. De cuando en el subsuelo de las ciudades convivía el agua limpia y la sucia.
4- Las pandemias hablan también de todo eso, más el bonus-track de un mundo interrelacionado, sin fronteras y a su bola. Lo que es una buena definición del mundo, esa cosa que en la Edad Media se representaba con un barco repleto de gente y, entre ellos, la muerte. De hecho, y como quien dice, hemos superado las pandemias, mayormente, a pelo, sin planificación alguna, abandonados a nuestra suerte, o con consignas cafres del Estado aquel que nos hizo dormir con ovejas tuberculosas hace 10.000 años. Nuestra especie superó así la Peste Antonina –siglo II, un cuarto de usuarios del Imperio Romano quedaron pajaritos; vete a saber el total de personas, si se piensa que la peste vino por la ruta de la seda–. La Peste Bubónica –siglo XIV; 34 millones en Europa; x + y en Asia–. La pandemia de viruela del XVI en Centroamérica –millones–. Las cinco pandemias de cólera en el XIX, mundiales, o la Gripe Española de 1918 –la más grande; entre 20 y 50 millones de personas–. Así a lo bruto, la única pandemia descomunal sometida a cierto control y planificación –si bien, solo en el Primer Mundo, que el resto come y enferma y muere aparte– es la del SIDA –unos 30 millones de fallecidos desde los 80; países enteros de África sin varias generaciones–. La última vez que la OMS proclamó la pandemia, por cierto, fue en 2009. La Gripe A, una pandemia por tanto sometida a una autoridad mundial sanitaria, que no manda, pero que tiene cierto prestigio sobre los Estados. Supuso unos 18.000 muertos en todo el mundo. Con el Covid-19, en el momento en el que escribo estas líneas, no llegan a los 4.500. Son diría, dos buenas noticias, si bien macabras. Hablan de planificación y vida. Y, brrrrr, de Primer Mundo.
5- China y los USA, los dos grandes, carecen, por cierto, de sanidad universal. En los USA, la primera causa de la ruina de una familia es una enfermedad. Trump, ese ideólogo, ha acabado con lo poco creado hacia la cobertura universal, y hacia la coordinación sanitaria. En China, a su vez, se puede fabricar un hospital en segundos. Lo que explica poderío y capacidad de imperio hidráulico. Pero también que no se han fabricado hospitales en décadas. Quizás por todo ello nos llegan tantos vídeos de China y los USA con funcionarios o con la Guardia Nacional fumigando la nada. Para dar sensación de planificación donde no puede haberla, o donde solo puede haberla a lo bestia. Italia, a su vez, es la quinta sanidad pública en el ranking mundial. Y Esp, la tercera. Cabe esperar, por tanto, respuestas diferenciadas en regiones con derechos sanitarios en el entorno europeo.
Pandemia es nombre de mala en una peli de superhéroes. Las enfermedades hablan de la vida. Es decir, también del trabajo, de la economía, de la sociedad, de la mentalidad
6- Vivimos, de hecho, en el único segmento del mundo con sanidad universal. Es un fósil de un pacto realizado en el 45. Pacto, tráiler: nosotros no hacemos pastillas de jabón con vosotros, y vosotros no hacéis la revolución. Es así de desmesurado. Y de trascendente. El Estado asumió como suya, entre otras, una demanda del movimiento obrero desde el XIX. La sanidad. El pacto está chuchurrío. Mucho. Pero está. El virus lo está poniendo sobre la mesa.
7- El Covid-19 ha venido a recordar la importancia de ese pacto cuando ese pacto se está diluyendo desde los 70. El Covid-19, por así decirlo, es de izquierdas. Recuerda fósiles anteriores. Recuerda el Cráneo 14, de Atapuerca, de hace 500.000 años, dos homo anteriores al nuestro. Es el cráneo de una persona que necesitó ayuda para vivir, y se le dio. Recuerda que somos especie y que, como especie, solo podemos envejecer o enfermar gracias al colectivo. Esto, y chorradas como la literatura, la física nuclear, o el tanga brasileño, es nuestra única diferencia, como especie, del colibrí, otro animal mono al que podrías mirar todo el día. Recuerda que Trump, la sanidad privada –en MAD cobra 300 euros por el test del virus; en los USA, 3.000 dólares; vale unos 20 pepinos–, el ultraliberalismo, abandonar al parado, al precario, al enfermo, requiere una energía inhumana para contrarrestar una dinámica humana de milenios.
8- Ayer, una ciudadana colgó, a pelo, un artículo sobre lo que nos jugamos en Europa. Margarita del Val, viróloga e inmunóloga de la Complu. Sinopsis: el Covid-19 no es un problema individual. La gripe estacional supone el 1% de lo que absorbe la atención sanitaria en Esp. El Covid-19 supone un 20-25% de población con síntomas. Es decir, que el 75-80% de la población lo puede conllevar sin sintomatología, más contenta que una chinche. En Lombardía, el último fin de semana, se llegó a la punta de 350 de afectados por millón de habitantes –lejos del 1%, que serían 10.000 casos; en Hubei, China, el máximo ha sido de 1.200 casos diarios por millón, también lejos del 1%–, y se produjo el colapso sanitario. Es decir, la necesidad de decidir quién tenía acceso a cura o paliación. El artículo recomienda la cuarentena, las barreras. Para defender a ese menos del 1% de la población. Mayormente, ancianos. Para defender, en todo caso, al débil o al que tiene momentánea mala fortuna. Fuera de Europa y de las medidas –tardías, efectivas, enormes– chinas, ese 1% está a su suerte. En Europa, ese 1% depende de una gestión diferente, al menos.
9- Proteger a ese 1% –a ese mucho menos del 1%–, y proteger a una masa social muchísimo más grande de los estragos de la recesión mundial de todo esto –esperen a que todo esto llegue a los USA, con la Guardia Nacional fumigando–, debe ser el eje de la democracia en este ensayo benigno de una epidemia zombie.
10- Y no es sencillo. La Comisión Europea, más enrollada que en la anterior edición de crisis, ofrece ayudas a Sanidad, pymes y mercado laboral. Y levanta la barrera del gasto para Sanidad –ya veremos, cuando pase esto, cómo trata este gasto no previsto en los Estados; ni, snif, en su ideología–. Lagarde/BCE ya ha emitido reparos ante el gasto en Esp. El FMI, otro amiguito en la anterior crisis, parece asumir gasto esp, pero también pedir contrapartidas a ese gasto, en la forma de flexibilidad laboral –despidos, vamos–, recortes de pensiones y retrocesos en la subida del SMI. En Alemania, Merkel –lo que queda de la fidelidad de la derecha al pacto del 45– ha anunciado gasto –pueden– y la intención de no cerrar fronteras. Ya veremos.
El Estado asumió como suya, entre otras, una demanda del movimiento obrero desde el XIX. La sanidad. El pacto está chuchurrío. Mucho. Pero está. El virus lo está poniendo sobre la mesa
11- En Esp hay dos escuelas, como en el resto del mundo. Una más escenográfica –PP MAD, que no en Andalucía, por ejemplo, que no hace nada– que aboga por medidas más aparentes que efectivas. El PP MAD, así, ha sido pionero en la elaboración de muros de contención. Pero no necesariamente efectivos. Se cierran coles, sí, pero ese volumen de personas va a parar a otro sitio. Por otra parte, suspende contratos de personal –muy precario– vinculado a actividades en esas escuelas. El Gobierno, a su vez, parece priorizar el cojín social –en las medidas de hoy, millonarias, ajenas a la austeridad– al aislamiento, que está llegando con mayor lentitud que en el PP MAD. Y que, todo apunta a ello, se llevará más lejos. Hacia la escuela italiana, cabe suponer. Hay que impedir contactos, ganar tiempo, escalonamientos para proteger al 1%. Ese es el descubrimiento italiano. No hubiera sido posible con Salvini.
12- De hecho, para hoy, se esperaba el estado de alarma, del que se ha hablado, me dicen fuentes socialistas, en el Consejo de Ministros. El estado de alarma no es mala idea, en principio. Supondría 15 días, renovables por el Congreso, que ya no estaría en cuarentena. Se contempla para crisis sanitarias en la CE78. Implica limitar la circulación –vamos, que te quedes en casa–, requisas temporales –de material sanitario, que empieza a escasear, dicen los médicos–, intervención de industrias –por ejemplo, hospitales privados–, limitar o racionar el uso de servicios o de artículos –como el papel de WC de los XXXXXXX–, y asegurar abastos. Hay, empero, una solución democráticamente más razonable, posible y sin desprecintar desde el 78.
13- La partícula “social” de la alocución “Estado democrático, social y de derecho”, del artículo 1 de la CE78.
14- Podemos llegar a soluciones chinas para defender al 1%. Pero debemos llegar por otro itinerario. Democrático. Sustentado en la información, no en la verticalización. Y en la cohesión social y el reparto del esfuerzo. Y con la ayuda de algo que solo existe en democracia. El experto. Expertos como Ramón Turró, republicano federal, cachondo y médico, que en el XIX descubrió la vía de acceso al tifus en BCN. Se la explicó al alcalde, le explicó que se debía informar sobre ello y clausurar varias fuentes y, ante la negativa del alcalde, lo suspendió por los pies desde el balcón del Ajuntament hasta que el alcalde accedió a la cultura democrática sanitaria.
15- Velen por el 1%, que siempre hemos sido así. Mañana, más.
1- En el día de ayer, la OMS, una entidad que suele medir sus palabras, proclamó la pandemia. La OMS, una entidad, lo dicho, que suele medir sus etc., dijo que es la primera pandemia en la historia, de un coronavirus, sensible de verse controlada. Yupi. Parece ser, de hecho, que la...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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