El Decamerón XI
Jornada undécima. Covid-transparencia o estamos perdidos
Disfruten de su vida y de las vidas que están salvando. Presionen al Gobierno en su giro social y en su transparencia. Estos días tendrán consecuencias colectivas
Guillem Martínez Madrid , 22/03/2020
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1- Llaman a la puerta. Abro. Es, glups, la muerte. “¿Martínez?”. Cierro la puerta. Pero me giro y la Muerte ya está en mi piso. “Me imagino que sabe a qué he venido”, me dice, la julai. Improviso. Le reto a una de ajedrez. Acepta. No tengo ajedrez, así que nos metemos en www.ElTrileCasino.cat. Como era de esperar, la Muerte, que no para desde el Homo Erectus, es un carácter adicto. En media hora, me debe 8 vidas y 3.000 pepinos. Negociamos. Que me paga la compra. Vamos juntos al súper. El camino hasta allí, el mismo de siempre, de pronto es diferente. Todo brilla más. La lluvia, por fin de primavera, no puede evitar un sorprendente parecido a los diamantes. Las pocas personas con las que me cruzo me reconocen de su especie, y me sonríen. Sus ojos brillan. En el súper, dos personas ayudan a una vieja, que no se entera. La cajera me mima con palabras innecesarias en una transacción. Disfrutamos cada segundo de nuestro contacto. Volvemos a casa. Por la ventana, entre la lluvia, entran cilindros de rayos de luz. Recuerdo una juerga en Sidney, el olor de mi hijo al nacer –era el de los conejitos recién nacidos de mi abuelito–, las balas trazadoras en la noche –bellísimas, parecían otra cosa–, el cuello de mi madre, atravesar el canal de Beagle junto a mi primo, la boca de mi amor, el sabor de su saliva y, de entre todas las olas rotas, una, junto a mi padre. Es maravilloso. La vida es maravillosa. Miro a la Muerte. Me sonríe y me acaricia el rostro. “Sí. Os hago sentir vivos. Breves. Plenos”.
2- En BCN y MAD hay personas que cuelgan letreros en los contenedores de la basura agradeciendo a los basureros lo que hacen. Se crean canales de auto-ayuda en wasap y telegram. Se ofrecen cosas sencillas, como hacer la compra. Pero también ayuda ante un ERTE, o un despido, o un marrón. En telegram hay un canal formidable, incalculable. Personas con impresora 3D se asocian para fabricar material sanitario –gafas, máscaras–, pero también respiradores. Piticlín-piriclín, llamo a una amiga médico. Le pregunto cuánto vale un respirador. “Un Mercedes”. El canal –diversos canales en Sudamérica y Esp– ofrece las claves, o como se llame, para la impresión, asesoramiento, y la recogida del material fabricado, que irá por circuito autonómico. El problema –solucionable, me dicen, es la homologación y la asepsia–. En otros canales se habla de futuro, de lo que pasará. Este esfuerzo económico y social debe tener traducción en una suerte de reforzamiento de lo social sobre lo económico. En una estructura robusta ante las emergencias mundiales. En algo más que un prólogo ante la emergencia climática. También es un fin de ciclo local, en el que la monarquía ha quedado seriamente herida. Y todo el ciclo de la austeridad, y sus mariachis.
3- Es necesaria una vacuna para paliar la enfermedad en el mundo, y más en el mundo sin sanidad. Es decir, en el mundo. China y USA y Rusia están cerca, dicen. Pero al parecer no demasiado. Trump ha intentado comprar el laboratorio alemán donde hay una vacuna avanzada. Merkel –cada vez me recuerda más a mi madre– le ha saltado al cuello. Es una carrera comercial. Esta crisis es esto. Y un relevo de potencias. Esta crisis acabará con unos EE.UU. más industrializados, y con una China más financiera. Con una China o unos EE. UU. –sólo puede quedar uno– liderando la cosa 5G. EE. UU., que renunció al mundo, ha dejado un espacio vacío, que se va llenando. Rusia, por ejemplo, ha ofrecido a Italia misiles y leche en polvo del siglo XXI contra la epidemia. La UE está despistada. Vete a saber cómo acaba la UE. ¿Volverá a industrializarse? Por ahora, la crisis ha acabado con la austeridad –a ver si vuelve y cómo; este será el eje de la política futura; se dice rápido–. Y, un poco más, con la UE. Al menos, han vuelto los Estados, que son los sujetos ante la crisis sanitaria y económica. No creo que sea una buena noticia. Ya veremos.
4- Me he hecho esta composición de lugar para explicarles las cosas. Los Gobiernos europeos afectados por la epidemia, ahora, son dos objetos. Son a) el poder ejecutivo en un topos/lo de siempre. Pero también otra cosa diferente, o b): la autoridad sanitaria en un topos. Son dos cosas distintas, que requieren trato distinto. Frente a a), el periodismo debe fiscalizar sus políticas. Como siempre. Que quiere. Frente a b), creo que el periodismo debe evaluar el carácter democrático de las medidas –es decir, también la transparencia vertida; sin transparencia esto se va al garete y se adentra en el campo fake–. Y su efectividad. En una epidemia, es la única autoridad sanitaria posible. Es una autoridad rara. Diferente a cualquier otra en el mundo porque está fundamentada en su transparencia, que es su legitimidad, más que en su efectividad inmediata ante un problema sin precedentes. Podría haber habido otras autoridades sanitarias y más descentralizadas. Pero no ha sido así. En esos análisis, a) debe ir separado de b). En b) no puede haber politización. Si el Gobierno emite politización y fake en b) está perdido. Si la prensa lo hace, también.
5- Es preciso señalar que el Gobierno esp, como todos los Gobiernos UE y autonómicos –todos; el Gobierno que diga lo contrario miente; mentir en una epidemia, en democracia, es una deslegitimización–, se ha retrasado en la previsión y en la toma de medidas. Un mes. Y es preciso señalar también que la OMS evaluó recientemente, el 17M, la propuesta sanitaria del Gobierno –el Gobierno que diga lo contrario, miente, etc–. La OMS no suele desautorizar Gobiernos, pero tampoco suele avalar conductas impropias. La OMS, por otra parte, no ha abierto la boca de la cara ante cualquier otra propuesta de otro Gobierno peninsular. Lo que es importante. Quien diga lo contrario, miente.
6- El punto 6 es un usted-se-encuentra-aquí. Es lo que hay.
7- Les paso otro usted-se-encuentra-aquí. El Imperial College –a pesar de su nombre, un importante observatorio de la salud– ha definido el Covid-19 como “el virus respiratorio más importante desde 1918”. En el Primer Mundo –el resto no tendrá ese problema–, la crisis consiste en infecciones que, en un 80-90% serán asintómáticas. Y en puntas de enfermos sintomáticos y graves que colapsan la sanidad. Y, más aún, las UCIs, con estancias de hasta 28 días. El aislamiento domiciliario es, precisamente, para no colapsar las UCIs. Algo necesario, pues el colapso ya acaricia. Andalucía, el Sur, va 10 días retrasada. En Galicia se están tomando medidas similares a las alemanas/coreanas en algún punto –las más efectivas en un primer momento–. En Cat se espera el colapso, que será con estilismo propio, consecuencia de dinámicas propias. En MAD ya ha empezado. Y ha adquirido su estilismo personal, consecuencia de sus políticas sanitarias. No hay material de protección para los sanitarios, los hospitales van a tutiplén, en las UCIs no se cabe. No hay camas ni espacio. El personal está sobrepasado. Una enfermera me explica que hoy han agotado las mascarillas, y como mañana no haya –es decir, hoy, que ahora es de noche–, harán un paro. Me explica que los infectados y sus familias se despiden por teléfono, en el hospital, al ser diagnosticados. Adiós, en ocasiones. En caso de fallecimiento no pueden acceder a ninguna ceremonia. Algunos hospitales estudian una habitación aséptica, en la que los familiares se puedan despedir de un féretro lejano. Se está produciendo, además, un desgaste humano a tener en cuenta. Al no haber familiares en el hospital, el personal se hace cargo del cariño, lo que crea una transferencia novedosa. Y dolorosa. La situación es dramática en los geriátricos privados. La CAM ni siquiera sabe cuántos hay exactamente, quizá 500. CC. OO. ha pedido su intervención. Los militares empezarán pronto a fumigarlos, se ha dicho.
8- La centralización del material, gubernamental, no está funcionando. O el mercado nacional e internacional están colapsados. O ambas. El Gobierno debería ser transparente en ello. Hoy, en rueda de prensa, se ha informado, de repente, del hecho de que ya se han practicado 350.000 test. Hace escasos días eran unos 30.000. Han tardado en explicar ese salto, que argumentan como una actualización de datos que, no obstante, no cambian las estadísticas facilitadas. Estos fallos de comunicación, que tal vez tienen explicaciones sencillas, erosionan la transparencia. Deben ser corregibles. También se ha informado de que se van a adquirir 4 robots –unos 80.000 test diarios– para análisis, 700 respiradores y más de 600.000 test rápidos, en lo que es un acercamiento a las indicaciones de la OMS: confinación, sí, pero test rápidos para aislar transmisiones como para una boda.
9- Hoy se ha creado el Comité Científico Técnico del Ministerio de Sanidad. Lo que indica un retraso llamativo. Es un buen comité, en todo caso. Lo que le dotará, se supone, de autoridad intelectual. Es importante saber, al menos, que no habrá otro, y que si alguien de la comunidad científica pretende defender otra línea, deberá debatirlo ahí, o estará haciendo política, en el sentido hispano de la palabra. Es decir, propaganda. A resaltar la presencia en el Comité de Antoni Trilla –del Clínic, BCN, un crack formado como internista, infectólogo y epidemiólogo, miembro del European Center for Disease Prevention and Control, institución que, por cierto, cada día emite un informe sobre el Covid-19 muy completito; poseedor de dimensión social, en esta crisis se ha alejado de la Gene, por lo que veo–, y Miguel Hernán –epidemiólogo de Harvard; esta semana he leído de él; posee, además de la cosa científica, sensibilidad social y una idea fuerte de los derechos individuales, que son los que se van al garete en estas crisis–. Sería bueno que este comité –o alguna de sus all-stars– sustituyera a los militares en las ruedas de prensa. Por varias razones: a) por el lenguaje que utilizan, b) porque la presencia de militares en una crisis sanitaria es útil, pero su utilización excesiva –lo está siendo; ¿qué hacen en ruedas de prensa de Sanidad y no de Interior? ¿qué hace la GC requisando mascarillas como si fuera grifa y en clave de éxito militar?– suele ser propagandística. Hoy, verbigracia, los tanques se han desplegado en San Diego, California. Para recordar que el Gobierno de EE.UU. hace cosas. Como sacar tanques.
10- Por la noche, habla Sánchez. Sitúa la crisis en la gravedad de la Guerra Civil y la postguerra. Habla, incluso, de economía de guerra. Utiliza un lenguaje cívico, sin dejes patrióticos, con giros y llamadas a lo colectivo. El discurso tiene tres ejes: A) explicación de la gravedad de la situación, que subirá radicalmente de grado en las próximas semanas. B) Explicación del plan, del hecho de que esté en las coordenadas de la OMS –confinación + test–, que a los test adquiridos se agrega la compra de 6M más. Explicación de la dureza del aislamiento que –importante, y así lo señala; bien– afecta a los derechos; explicación de que la cosa está más chunga en MAD, Cat y Euskadi, lo que me crea la sensación de que el plan es dinámico. Es decir, puede cambiar, ser más duro o/y localizado. C) Advertencia sobre la cosa fake, que puede ir creciendo. Sensación de que se ha clarificado la anterior rueda de prensa. 600.000+6M de test serán fundamentales para detectar infectados, pero también para estadísticas fiables, que permitan calcular índices de gravedad y de letalidad efectivos. Esta noche se han convocado caceroladas contra la gestión del Gobierno. Diría que en la órbita Vox. No han sido llamativas. Pueden crecer. O cesar. Depende.
11- Ampliación de B). Sobre lo de citar el apoyo de la OMS: es un correctivo, interpreto, a la CAM y a la Gene, que cuestionan la autoridad sanitaria en diferente grado y por diferentes razones extra-sanitarias. La CAM actúa en esta crisis defendiendo su modelo privado. La Gene actúa en esta crisis defendiendo poéticas no verificables de procesismo, esa cosa que nació para olvidar unos recortes, también sanitarios. El procesismo, en esta crisis, se ha adentrado en una profunda bancarrota ética. Sobre la sensación de que el plan es dinámico: posteriormente a la comparecencia de Sánchez, Italia –el modelo de Esp; Italia es un verlas venir– ha ampliado el confinamiento a todas las actividades no estratégicas, hasta el 3A. Ampliación de C), el fake: CAM y Gene again. Esperemos que, en el tiempo, se quede sólo en esos dos Gobiernos. O estamos perdidos.
12- Estamos jugando al ajedrez, ganando tiempo, no ante la Muerte, sino ante un virus que se cebará con mucho menos del 1% de la población. Disfruten de su vida y de las vidas que de entre ese 1% están salvando. Presionen al Gobierno en su giro social y en su transparencia. Estos días tendrán consecuencias colectivas. La primera está siendo volver a sentir nuestra brevedad y plenitud de especie.
1- Llaman a la puerta. Abro. Es, glups, la muerte. “¿Martínez?”. Cierro la puerta. Pero me giro y la Muerte ya está en mi piso. “Me imagino que sabe a qué he venido”, me dice, la julai. Improviso. Le reto a una de ajedrez. Acepta. No tengo ajedrez, así que nos metemos en www.ElTrileCasino.cat....
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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