El Decamerón VIII
Jornada octava. Covid New Deal
Sería deseable que, tras esta crisis, la sociedad tomara nota de las posibilidades políticas del neoliberalismo y del nacionalismo
Guillem Martínez Madrid , 18/03/2020
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1- Quinto día de reclusión. O 3.582, que he perdido la cuenta. Miro periódicamente una maceta de claveles que tengo –iba a presentarlos a la feria del condado, pero se ha pospuesto; todo se ha pospuesto; según mis cuentas, este año la operación bikini coincidirá con la jartá del cenorrio del 24D–, y en vez de ver flores explotando con violencia vegetal, veo el calendario Pirelli. Brrrr. He abierto la Torah, al azar, buscando consuelo. Y me ha salido el versículo “No es bueno que el hombre esté solo”. Unas 500 veces. A la 501, la Torah se ha inventado un versículo: “En verdad os digo: para ya, nen”. Estos días debe de estar de guardia YHWH, un psicópata, y no el Adonai que le decía cosas bonitas a Isaías. La melancolía es, vamos, un hecho conforme avanza el confinamiento. Salvo en el piso de al lado, en el que una pareja está todo el día dale que te pego. Dentro de dos acoplamientos batirán el récord mundial, en posesión ahora de unos conejos de Burjassot, País Valencià. La Organización Mundial del Comercio ha emitido un comunicado urgente recordando que, si bien la garantía de un Satisfayer es de 2 años, quedará anulada en caso de uso ininterrumpido durante ese periodo. La OMS, a su vez, pide contención a los caballeros y advierte sobre los casos exponenciales de SPFJ –síndrome del pene en forma de joystick–. Por mi parte, estoy tan solo que he empezado a mirar con ojos de carnero degollado a mi roomba. Esta noche, de hecho, hemos quedado para cenar en el Belvedere. Por lo que aquí me tienen, construyendo un belvedere a toda leche y rogando al cielo que un belvedere sea un collar de macarrones, que es lo que me está saliendo.
2- El mundo está enfermo. E, independientemente de ello, sufre una pandemia. En el momento en el que escribo estas líneas, afecta a cerca de 190.000 terráqueos. Unos 12.000 más que ayer. Han muerto, en todo el planeta, menos de 8.000 personas. La cosa afecta a 160 países. En breve, todos. Salvo Corea del Norte y, tal vez, Narnia. En la UE hay 65.000 infectados, 9.000 de ellos en las últimas 24h. Italia, acercándose a los 30.000 enfermos –3.000 infectados en las últimas 24h–, es el pichichi. En Esp, y en un brillante segundo lugar en el ranking, hay unos 14.000, y unos 2.500 solo en el último día. Italia, parece, se aproxima a su curva de inflexión, que igual es la semana que viene. Se calcula –los cálculos son relativos; piensen, por ejemplo, en los cálculos que habían hecho para sus vidas a los 15 años– que Esp accederá a la inflexión en abril, un mes azul en el que es bonito hasta el nombre. En China, en el último día, ha enfermado un chino. Con tecnología nativa. Y 12 más por venir de países infectados.
3- China anuncia que ha dado con una vacuna. Todo apunta a que es un anuncio prematuro. Aún falta la experimentación humana. Varios meses. Más los cincuenta y pico días para que te llegue por AliExpress. Una vacuna es fundamental para que todo el planeta tenga anticuerpos, que es el fin, breve o largo, de esta epidemia. Hasta la próxima. Puede salvar muchas vidas. Muchísimas en puntos como África. Pero también es, por lo mismo, un gran negocio, por el que compiten también EE.UU, la UE y Rusia. La noticia, no obstante, ilustra lo que nos está pasando. Cuando salgamos del encierro, observaremos que a) hemos engordado 25 kilos –no será mi caso, que no paro de hacer deporte en mi piso minúsculo; hoy, caza de venados–, y que, b) ha cambiado el orden internacional. China lidera, ayuda y pega la bronca. Hoy aconseja a la UE que se ponga las pilas en identificar contagios más rapidito, nenes, y que sea más eficaz en las cuarentenas y confinamientos. Hace, si se fijan, lo que se hacía desde otro sitio en el paréntesis Ike-Obama.
4- Cat sigue reproduciendo medidas gubernamentales mientras su sistema propagandístico dice otra cosa. Y haciendo cosas divertidas, como destinar 7,5 millones de euros a autónomos. Informa Miguel Guillén que son aproximadamente 550.000 autónomos en Cat, lo que la cosa sale a 13,51 euros por bigote. Yupi. En MAD, el otro referente estatal de recortes sanitarios, negocios público-privados y, por lo mismo, de –otro– nacionalismo, ha aparecido una contundente carta de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, denunciando la épica de la presi de la CAM en esta crisis y exponiendo los recortes: 1.600 millones menos al año, menos camas, menos material, menos trabajadores. Lamentan que Díaz Ayuso esté infectada y se interrogan por el protocolo que facilitó su test de diagnóstico, de difícil acceso incluso para sanitarios. La carta finaliza rogando a Díaz su curación. Y la ampliación de su cuarentena sine die. Sería deseable que, tras esta crisis, la sociedad tomara nota de las posibilidades políticas del neoliberalismo y del nacionalismo. En sus puntas, siempre reaccionario. No pasará, brrrrr.
Hoy, pleno en el Congreso por lo del estado de alarma. Parecía un congreso bajo ERTE. Unas 30 almas. Tono buen rollo, únicamente roto por Vox, que estaba en modo cenizo/bombardeo de Polonia
5- Hoy, pleno en el Congreso por lo del estado de alarma. Parecía un congreso bajo ERTE. Unas 30 almas. En el caso de que seamos más generosos que San Agustín en lo del alma. Tono buen rollo, únicamente roto por Vox, que estaba en modo cenizo/bombardeo de Polonia. Salvo esa excepción, apoyo al supermartes generalizado. Y añoranza de medidas para lo del alquiler –el impago de alquileres, todo apunta a ello, va a suceder; o se negocia una moratoria o será un quilombo; sea lo que sea un quilombo; rápido: ¿es un belvedere?–. Se ha hablado sin estridencias de renta básica, y de medidas como la nacionalización de empresas, à la Macron. Y de aislamientos territoriales a implementar. Casado, como todo el pack yuyu en la UE en las últimas horas, irreconocible. Ecuménico, conciliador –habló de refundación de la política desde el buen rollo– y por las medidas sociales. Cerró filas con el Gobierno y aplazó, hasta el fin de la crisis, las críticas a la gestión sanitaria de la cosa. Dejó ir, de canto, que ya hablaremos del gasto, pollos. Glups. Sánchez, sobrado y humano. Si consigue salir airoso de esto, y le da un happy end al gasto, y modula este cambio puntual en un cambio de paradigma, no sólo tendrá un aeropuerto, como Suárez, sino el nombre de un cóctel y el de una base espacial. Dijo que lo peor está por venir, que el cierre de fronteras marítimas y aéreas está al caer –importante, un amigo piloto me dice, piticlín-piticlín, que igual esta noche, y que empiezan los aeroERTEs en 3, 2, 1–, que se han chutado, zas, 1.000 millones a sanidad, que los PGE serán “de reconstrucción social y económica” –como los de Truman tras la guerra; lo que indica que esto es una guerra–. Ha apelado a la unidad –total, salvo en Vox, que ve prioritaria la reevangelización de Esp–, y anunciado la posible contratación de estudiantes de medicina y que se utilizará a todos los militares en activo o en la reserva. Si la cosa persiste, la sensación es que hasta se desenterrará a Franco otra vez y se le pondrá a fumigar antivirus. Ya hablaremos otro día de la cosa militares.
6- Hola. Soy el punto 6 y he venido al mundo para que haya de todo. O, al menos, un making of de lo que pasó ayer, algo que explica por sí solo la rapidez, el dinamismo de un cambio de paradigma esporádico, pero imprevisible en su nacimiento y, por lo tanto, en su nudo y desenlace. Lo que pase en el futuro de la zona UE, en fin, tendrá que ver con la gestión o el cierre de lo que ha nacido esta semana en la zona UE. El estado de alarma estaba previsto para el jueves. No coló. Es decir, hubo dudas en Sánchez. Por el riesgo económico. Eso es importante. Nadie sabe nada. Nadie, en Europa, tiene una idea clara del presente y del futuro inmediato. Pero hay intuiciones. Son lentas en su rapidez. E imparables, casi masivas en este momento, se diría. Hoy, por ejemplo, Olivier Blanchard –economista jefe del FMI hasta 2015, no te digo más– se ha marcado un tuit imposible no sólo la semana pasada, sino desde los años 70–. “El mundo está en guerra contra el virus. Con esto en mente, los déficits federales de los EE.UU. en relación con el PIB: 1942 (-12%), 1943 (-26%), 1944 (-21%), 1945 (-20%). No seamos miedosos”. Esp ha apostado por cerca del -20%. Es un cambio grande, que sitúa a Esp, Francia e Italia en el liderazgo de una tendencia. El Gobierno no ha sido, por tanto, miedoso. Lo fue, lo dicho, el jueves. Para entonces, el Ministerio de Trabajo, al menos, ya tenía preparadas sus medidas. Las tenía desde hacía una semana. La hojita de consejos a empresas y trabajadores por lo del Covid-19 es, tal vez, un indicio de que iba por delante del Gobierno en previsión de la catástrofe. De hecho, Trabajo calculaba un descenso en el PIB de chorrocientos puntos ya por entonces. El viernes, zas, todo cambia. Se decide el estado de alarma. Es decir, implícitamente, gasto como para una boda. El Consejo de Ministros XXL del sábado fue el momento de discusión y, visto lo visto, de la aceptación de todo lo preparado ya dos días antes, el jueves. El martes 17, ayer, no sólo se presentó un plan de choque, sino una dinámica, a modular por la duración de la crisis sanitaria y de la crisis económica. Es, al menos, un plan incompleto, sometido a dinamismo. Falta una solución al problema, dramático, de los alquileres. Y algo en la línea de lo que Antón Costas –catedrático de economía en la UB, expresi de Cercle d’Economia– ha dibujado como un intermedio entre el salario y la prestación, una suerte de salario mínimo momentáneo, una renta básica transitoria, que garantice la abismal bajada de demanda y de consumo que se está oliendo, y que no suponga el monto-lirondo de la prestación a palo seco. Para un periodo gordo, pero no largo. Gordo y no largo, es la descripción de Torrente.
Nadie sabe nada. Nadie, en Europa, tiene una idea clara del presente y del futuro inmediato. Pero hay intuiciones. Son lentas en su rapidez. E imparables, casi masivas en este momento
7- Por cierto, la deuda esp ha respondido a lo del martes. Ha subido décimas. Sigue en el 0 y pico. Poco, lo que puede dibujar el rol del BCE en este pollo. Comprar deuda de Estados que apliquen el Covid New Deal. Sobre el Covid New Deal: se está dibujando sin centro. Lo que hace intuir una pugna por el centro. En ese sentido, y en horas, va a aparecer un manifiesto del ETUC –Asociación de Sindicatos que agrupa a 10 federaciones y 90 sindicatos de 38 Estados europeos, cerca de 60 millones de afiliados–, firmado por economistas I+D, algunos, ideológicamente en otro punto hasta hace un plis, y que aboga por medidas como, entre otras: “Suspender las bolsas de valores inmediatamente”, “reducir el tipo de interés del BCE al 0% o menos”, c) “impedir que las instituciones financieras cobren tipos de interés positivos por prestar a los Estados y PYMEs”, implicación del Mecanismo Europeo de Estabilidad, mecanismos para “evitar subidas de precios de los productos esenciales y vivienda”. Finaliza con una reivindicación de lo común. “Por la libertad del pueblo y el bien común. Juntos somos más fuertes”.
8- Guau. Sería magnífico si no fuera porque es imposible que el neoliberalismo y las izquierdas estén en el mismo rollo. Aquí está el truco, del que sabremos en el tercer acto, cuando llegue. Plaf.
9- Rayos, habla el rey. Se trata de un discurso refrendado por el Gobierno, como todo. Como el del 3-O, aquel discurso gore que, por lo visto, fue escrito por la Casa Real y al que Rajoy no tocó una coma. Hoy, el Gobierno o ha gastado otro 20% del PIB en típex o lo ha escrito él mismo. Se trata del típico discurso anodino de rey. Buen rollo, todos juntos, bla-bla. El que tenía que haber emitido el 3-O. O el año que viene a esta hora. No lo he escuchado muy bien por los golpes de cazuela que impregnaban el ambiente en Chamberí, barrio PP. Lo que es sintomático. Se ha liado, y al rey, al contrario que a la sociedad, el Covid-19 lo está salvando.
10- Es tanta la melancolía en mi piso que, mientras veía al rey, he vuelto a ver el calendario Pirelli. Lo que ya reclama una consulta profesional. Mañana, más.
1- Quinto día de reclusión. O 3.582, que he perdido la cuenta. Miro periódicamente una maceta de claveles que tengo –iba a presentarlos a la feria del condado, pero se ha pospuesto; todo se ha pospuesto; según mis cuentas, este año la operación bikini coincidirá con la jartá...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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