El Decamerón XIV
Jornada decimocuarta. Covid-Cositas buenas
La crisis intensificará –vamos, que hasta cierto punto se creará– la industria local. Eso requiere coordinación. La Caverna llamará a esa coordinación economía centralizada judeo-marxista-bolivariana
Guillem Martínez Madrid , 25/03/2020
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1- Por fin hace solete en MAD. Quevedo, un chico MAD, llamaba al sol Lorenzo. En general, llamaba a las cosas con palabras divertidas. Inventó la palabra polvo, que entre todos mejoramos hasta crear la palabra polvazo. Lo que, brrrrr, me remite a mi soledad. Tanta, que he puesto nombre a mis últimas dos mandarinas. Pixie y Dixie. Con lo que ya no puedo comerlas. No sin escuchar cómo Pixie me dice, en cubano, gato-bigotón. Rayos, acabo de hacer un chiste generacional que me adentra varios metros cúbicos en el grupo de riesgo Covid-19. Bórrenlo. Por lo demás, aquí sigo, en el micro-piso, consagrado a las prácticas deportivas para no pensar en Quevedo. Hoy, calcio storico fiorentino. He optado por la camiseta roja del barrio de Santa Maria Novella. Lo más. Acabo con las rodillas peladas y la sonrisa interior de la victoria. Si estuviera mamá me mataría a gritos y a cachetes, y me limpiaría las rodillas en modo surround, con un trapo y su saliva. Las mamás son la única cosa que grita y es buena. El Sapiens es el homínido con la infancia más larga. Incluso hay sospechas de que sea el homo con mayor infancia jamás habido. La infancia es la universidad del Sapiens. Por lo tanto, las mamás son rectoras, catedráticas, titulares, asociadas, a grito pelado. Mamá es, me consta, la última palabra que se dice, al morir. Lo que es la mejor evaluación de una institución académica jamás habida. Estoy muy de la especie estos días. De su evolución. Un dato descubierto en el confinamiento: la conciencia, esa originalidad Sapiens, es un objeto no deseado. No tiene nada que ver con la evolución. Es un hecho colateral a ella. La pelvis es evolutiva. Responde a la tendencia evolutiva a aguantarnos sobre dos piernas. Algunos/as de nosotros, sobre dos taconazos, y con las piernas cubiertas con la seda de la piel y la seda de las medias –brrrr; me estoy volviendo majara; ayer soñé que escuchaba a alguien respirar en mi oreja y resultó emocionante–. El cerebro también es consecuencia de la evolución. Cada vez es más ganso, para proveernos de mayor inteligencia. La conciencia, a su vez, es un deshecho, una consecuencia no prevista de la inteligencia. La conciencia tiene que ver con saber que eres. Y que dejas de ser. El grado más alto de conciencia es Neanderthal y, más aún, nuestro: es la conciencia de la muerte. La muerte, por tanto, es bella. Habla de un gran logro de la Humanidad, que nos costó millones de años de no quererlo ver. Saber que la vida es única.
2- Espero que este confinamiento sea un momento Sapiens. La vida es única y todo, y mucho, debe de suceder en ella. Supongo que eso es lo que pasa cada atardecer, en el careto de la ciudadanía que sale a aplaudir a los sanitarios. Es decir, a la fragilidad, pero también al esfuerzo colectivo, vía IRPF. Espero que esto sea el final del ultraliberalismo –un corpus delictivo que conduce al exterminio, como se está viendo; esta epidemia debería ser su Berlín 45–, y de su primo de zumosol, el nacionalismo gore.
3-¿Qué hacemos confinados? Algunos, obedecer a sus gobiernos. Algunos, lo de siempre. Ante Netflix. Obedecer a una voz más vieja y profunda. Espero que el grueso de nosotros sepa que estamos haciendo la mayor movilización civil en décadas. Ningún Gobierno –esto no lo entiende ni JxC ni Vox– puede confinar sin la voluntad del confinado. Es decir, que así lo hemos decidido para impedir el colapso de las UCIs. Para salvar vidas. Para impedir lo inevitable tras 10 años de austeridad. Lo que hacemos es, por tanto, una meditación sobre lo colectivo donde no la había. Lo que es importante. En Esp no hay ceremonias, momentos de encuentro colectivos y cívicos desde 1931. Es posible que estemos fabricando uno. No lo sé. Si es así, todo queda abierto y es incalculable.
4- Hoy, rueda de prensa Sanidad/Illa, Seguridad Social/Escrivá. Con escenografías incalculables hace unos días. A saber: no se invocan valores patrios y nacionales, sino que se apela a la cohesión social fundamentada en leyes y derechos. Un pegamento más difícil que la bandera. Y que, independientemente de su efectividad –habrá que evaluarla conforme avance la cosa–, es una originalidad ante la catástrofe –recuerden crisis como la colza, el nunca mais, o la austeridad–. Sinopsis Escrivá. Medidas para autónomos, ERTEs, bajas laborales e integración y cobertura de extranjeros. Y, cuidadín: un mínimo vital, supongo que para una franja de perjudicados especialmente frágiles. Interés general, por otra parte, hacia el vulnerable, como las mujeres de la limpieza. Todo ello nos remite, como ya habrán sospechado, al punto 6. Hay más de 700.000 trabajadores en proceso de eretización. Y esto no lo dice el ministro, pero van ya 600.000 bajas en las SS. Unas 200.000 más que el viernes. Glups. Por cierto, me dice una abogada de los malos que los impresos para los ERTEs aún no existen. Y una ejecutiva-no-agresiva, dispuesta a no despedir como en la anterior crisis –este cambio es cultural; el buenismo o el malismo del Estado modula culturas; el buenismo, en general, no mata, si bien tampoco engorda necesariamente–, me explica que todo es complicado, y que necesita justificar unos gastos que no sabe si podrá, en pleno jamacuco económico. Una empresaria cultural ha optado por el ERTE, y que me explicará cómo le va. Ya les iré contando.
5- En general, por lo que veo, nadie sabe nada de esta crisis, impredecible y que puede mutar, además, con la mutación del virus. Imagínense, por ejemplo, que el virus muta y crea la secuela de convertirnos en tunos. Habría que construir bandurrias como posesos. Y lanzallamas para los no afectados. Se está dibujando, no obstante y por lo que veo, este panorama. Reconducción de la crisis en junio. Descenso, hasta entonces y después, de varios puntos el PIB. En 2008-12 fueron más de 9 puntos. Wala. Y ahora, se sospecha, puede ser más bestia. Vuelta a la pandemia en otoño, pero siendo más cachas, con más previsión, experiencia, recursos –si la UE espabila; no se pierdan el punto 6– y, tal vez, con respiradores, vacuna o cura. Para 2021 se supone una orgía de consumo y alegría. Y, espero, Quevedo. Yupi. Ya veremos.
6- Reunión del Eurogrupo. Importante: nueve primeros ministros –algunos de ellos, del Norte–, entre ellos Sánchez, abogaron por la mutualización de la deuda. Es decir, para que la UE se comporte como una federación. Lagarde/BCE parece que no se desmayó. Alemania y Holanda, reacias. La constatación de que es un fin de época –es decir, un inicio de otra– es absoluta. Flotan en el aire estas opciones: A) un Plan Marshall descomunal. Con el que se podrían corregir aspectos Dickens de la economía Europea. Y cambiar incluso el modelo. De hecho, está cambiando. En un plis-plas estamos asistiendo a la re-industrialización. La re-industrialización, al contrario de la precarización vía servicios conlleva, tradicionalmente, derechos. B) Por formularlo con brutalidad: nada, volver a las soluciones de austeridad tras los gastos en klínex por este resfriado. Y, supongo que como siempre, C): ni A) ni B). Es decir, B). En esta crisis, y esto es importante, la UE debe decidir si es una entidad folklórica, un homenaje a la unidad europea similar al de una estatua, pero con sueldos desmesurados. Con esta crisis sólo es un edificio que está a medio construir o a medio demoler.
7- Illa/Sinopsis. Hubo, yupi, transparencia. La transparencia no idiotiza sociedades. Lo que es una buena idea. No habrá ceremonia civil tras todo esto si el Gobierno se pone quinqui con la transparencia y se declara la selva. Bueno, Illa: A) Transparencia, y/o B) ausencia de patriotismo y chorradas. Sobre A): fechas y cifras sobre los envíos. Que, por cierto, son un tanto chungas. Mascarillas: llegarán 55 millones en tramos de 8 semanas. Bien. Test rápidos, fundamentales para una gestión no-china de la crisis –es decir, sin autoritarismo, banderita y minorías culpables–: llegarán un total de 5’5 millones, escalonados en marzo-abril. Bien, pero menos. Respiradores: 950, que llegarán entre abril –para cuando se espera la curva; jamás un mes tuvo curvas tan sexis; bueno, tal vez agosto; debo sacarme Quevedo de encima, brrrrr–: llegarán, escalonadamente, entre abril y, glups, junio. Malo. Mucho. Lo que nos remite al pitote de la UE –Francia y Alemania no venden, como en el 36-39–, y a la ausencia de exportadores baratos y fiables y no especulativos. El pack de importaciones sanitarias, de hecho, viene de una negociación intergubernamental Esp-China. Importante –y, diría, histórico, pues la cosa supone cierta re-industrialización–, se intensificará –vamos, que hasta cierto punto se creará– industria local. Eso requiere coordinación. La Caverna llamará a esa coordinación economía centralizada judeo-marxista-bolivariana. Por otra parte, para la cosa respiradores, se están produciendo movimientos locales extraños y, hasta cierto punto, conmovedores. Como siempre que los Sapiens, esos individuos, se reúnen. No se pierdan el punto 9.
8- Sobre las fechas de entrega. Es lo que hay. Lo que hay: en poco tiempo, a Italia han llegado/van a llegar, y de manera determinante, medicamentos, cacharros y médicos chinos, cubanos y rusos. Como en el Congo en los 60. Vamos, que por ausencia de UE, somos el Congo en los 60. Un orientativo, por otra parte, de lo que debe de ser el Congo esta mañana a primera hora. Hiroshima.
9- En cuanto al tema respiradores, se habla mucho de su producción vía impresoras 3D. Es preciso matizar eso. Y sí, el 3D es algo importante en muchos proyectos sanitarios que se están haciendo, pero de forma distinta. Les paso varias iniciativas. Alguna de ellas, a la aludida manera à la touchant. Por lo que sé, hay A) makers. Esto es, individuos que se asocian en red, que poseen una impresora y que, coordinados por canales de telegram fabrican cosas. Fundamentalmente, material EPI. Protección, fundamentalmente para sanitarios –me dicen que bordan el tema viseras–, que ofrecen a hospitales con los que están en contacto. Hay otros B) makersy, en ocasiones, empresas, todos con mayor formación técnica, que mediante 3D están adaptando a una máscara de submarinismo Decathlon mediante tubos impresos, para poder ser utilizada en un respirador. Es una solución sencilla, planteada por ingenieros sexis, ante una solución crítica. Se han probado de manera experimental en hospitales, reacios a utilizar material no homologado. También hay C) consorcios público y privados –con empresas como SEAT, HP, Navantia... un montón– que trabajan en un respirador barato, básico sencillo de producir y de forma rápida, que puede satisfacer una punta de crisis y que están pendientes de homologación –importante: solo lo conseguirán, me dicen, reduciendo criterios de homologación para casos de crisis–. Cuesta sobre los 200-300 euros. Poco. Nada. Puede ofrecer respiradores en casos de extraordinaria urgencia, y en países en vías de desarrollo –de una manera u otra, ha quedado visto, todos somos el Congo–. El 3D no es determinante en este caso. Es una técnica más, como la electrónica, o el corte de láser. De 25 piezas –son sencillos, pueden salvar vidas durante unos días–, de 2 a 4 puede provenir del 3D. De Italia vienen aportaciones 100% 3D –siempre sin homologación– que, me indica, seguro que se experimentan en Esp. Como es la impresión de fungibles para respiradores. Algo dramático. O como es una válvula que ha ideado un médico de Bari, que posibilita –insisto, siempre sin homologación, siempre para una crisis– que un respirador pueda atender a dos enfermos. Depurar estos objetos salvará vidas. Algo que no siempre hace el mercado.
10- Hoy, pleno del Congreso Tinder. Es decir, telemático. En plena crisis 2017, Francisco Jurado & Juan Moreno Yagüe –15M tecnológico y, entonces, Podemos Andalucía– se descolgaron con un plan de implementación de la democracia, consistente en reformas de los reglamentos del Parlamento que –estoy resumiendo mucho– posibilitaran votaciones esporádicas en las que, con un algoritmo, el diputado compartiera su voto, sin perderlo, con el voto electrónico de la sociedad. Eran referéndums plis-plas, vamos. Para ello era necesario dejar de concebir un parlamento como una habitación, y entenderlo como una actividad. Bien, hoy ha dejado de ser una habitación. Con lo que se abre una vía de futuro, si las izquierdas quieren currárselo. Pleno, sinopsis: derechas majaras, viendo cómo su discurso –austeridad, lo privado, bandera– está siendo barrido por un virus. Izquierdas presionando al Gobierno con mayor o menor acierto. Es decir, con mayor o menor demagogia, esa herramienta discursiva desde Grecia. Muchas citas al anterior rescate de la banca. Lo que mola. Se dice poco. El procesismo estaba en esa no-habitación comiendo un tanto aparte, y debiéndose a la galería. Con esta crisis, una mayoría política en Cat está aportando la novedad de, por primera vez de forma mayoritaria en Cat, ubicarse en el bando equivocado de la historia. El del yuyu.
11- Hasta mañana. Estoy que, si, se me aparece Quevedo, le tiro la caña. Algo que nunca le pasó a Quevedo en vida. No te digo más.
1- Por fin hace solete en MAD. Quevedo, un chico MAD, llamaba al sol Lorenzo. En general, llamaba a las cosas con palabras divertidas. Inventó la palabra polvo, que entre todos mejoramos hasta crear la palabra polvazo. Lo que, brrrrr, me remite a mi soledad. Tanta, que he puesto nombre...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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