1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

AVALANCHA LITERARIA

Apuntes enjaulados (II)

Intelectuales, literatura y comunicación en estado de confinamiento

Ignacio Echevarría / Gonzalo Torné 14/04/2020

<p><br />Los teleñecos Statler y Waldorf</p>


Los teleñecos Statler y Waldorf

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

¡A las barricadas! Resulta casi conmovedora, de puro risible, la iniciativa de la Unión de Actores y Actrices de convocar “un parón de 48 horas en las redes sociales” en respuesta a la falta de medidas específicas para el sector cultural tras la crisis sanitaria. La iniciativa fue tomada después de la decepcionante comparecencia del ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribe, el pasado 7 de abril, y señalaba los días 10 y 11 de abril (los pasados viernes y sábado) como fechas del “apagón cultural”, como lo llamaba, llena de optimismo, la misma Unión de Actores y Actrices. El “cartelito” de la convocatoria no tiene desperdicio, véanlo:

Uno lo lee y revive los viejos estremecimientos revolucionarios, ¿no es cierto? ¡Tiembla, Mark Zuckerberg! ¡48 horas sin que actores y actrices y otros agentes culturales cuelguen sus “contenidos” en las redes sociales! ¿Lo podrá soportar la sociedad española, ya muy apaleada y afligida por el coronavirus? ¿Qué será de nosotros? Escribo esto el viernes 10 de abril, primer día de la “huelga”. Imagino la consternación de tantos y tantos ciudadanos al constatar esta mañana la devastadora incomparecencia en las redes de los heroicos luchadores. Pero…

¡Calma al obrero! La sangre no ha de llegar al río. Me entero hoy, 12 de abril, Domingo de Resurrección (nunca mejor dicho), de que la huelga fue desconvocada a última hora, una vez conocida la intención del ministro de Cultura de reunirse con los representantes del sector cultural, en compañía de María Jesús Montero, ministra de Hacienda y portavoz del Ejecutivo. Nos libramos por los pelos. Qué alivio. Pero dejemos a un lado el sarcasmo. Pensemos en la situación realmente preocupante de tantos colectivos del ámbito cultural que se enfrentan no ya a una época de “vacas flacas”, sino a algo bastante más dramático: su más que eventual desaparición. La gravedad de las circunstancias vuelve tanto más sangrante y penosa la frivolidad, la fatuidad y la desvergüenza de la iniciativa de la Unión de Actores y Actrices, que no ha tenido más efecto que poner todavía más en evidencia, por si alguna falta hacía, la insignificancia y el narcisismo anejos a su idea de cultura y, ya puestos, a su ideario político y a su concepto de lucha social. (I.E.)

Confinamiento y redes sociales. Barrunto que un confinamiento así sería imposible sin redes sociales. Cuando lo expreso me doy cuenta de que se interpreta como que las autoridades no se habrían “atrevido” a mantenernos confinados sin una dosis segura de entretenimiento. Es posible, pero no parece que a nuestros políticos les haya preocupado la “comodidad” de familias encerradas durante seis semanas (anunciadas en dosis de dos) en cuarenta metros cuadrados, de los ancianos atrapados en residencias o de estudiantes recluidos en una habitación. Pienso más bien que, sin el minucioso escrutinio al que las redes someten las decisiones de la autoridad pública, sin el flujo de noticias de todas las partes del globo y la posibilidad de “viralizar” (cómo pierden las palabras su tegumento figurativo) datos, sin la conciencia de que el goteo informativo de muertos y sus circunstancias, la tentación de dejar pasar el asunto, de asumir la cuota de fallecidos antes de alcanzar la inmunidad de grupo habría estado sobre la mesa. “La naturaleza es una cosa de Dios, solo podemos esperar a que los problemas se disipen”. La frase podría ser de alguno de los cerebros de ultraderecha aupados a estadista, pero es de Winston Churchill, cuya incompetencia ante la “inversión térmica” (o el caso de la niebla venenosa) de 1952 costó la vida de doce mil personas en Londres. O para ser más precisos: superada la cifra de doce mil, autoridades y medios de comunicación acordaron dejar de contar. (G.T.)

¿De verdad piensan algunos que el personal anda tan necesitado y tan despistado, y busca a diario libros que leer, películas por ver, obras de teatro, exposiciones, series, etc., etc.? ¿Pero en qué mundo viven?

“Kit” cultural. Los jefes de CTXT me dicen, y les creo, que estos días sólo se leen cosas relativas al coronavirus. La gente no se cansa, al parecer. De ahí que los contenidos “culturales” de la revista que no aluden de alguna manera –como estos mismos apuntes– a la dichosa crisis sanitaria se vengan suministrando a cuentagotas. Una ducha de agua fría para quienes, tan alegremente, pensaban que el confinamiento iba a traducirse en un espectacular incremento de la demanda cultural. De hecho, la mayor parte de diarios y revistas nacionales actúan como si los ciudadanos no tuvieran mayor preocupación ni empeño, estos días, que llenar sus despobladas agendas de contenidos culturales. Por todas partes –ya no hablemos de las redes– llueven las propuestas, los menús, las incitaciones, las recomendaciones y consejos de todo tipo. “Relatos de confinamiento”, “Agenda de confinamiento”, “Kit de supervivencia cultural”, “Propuestas personales”, “La setlist cultural de…”, “El cuadro del día”, “La película del día”, “Imprescindibles”, “Las mejores ofertas culturales”… Las secciones de cultura parecen haber diseñado toda suerte de herramientas destinadas a “socorrer” la sed cultural de sus lectores. ¿No estarán sobreactuando? Mi impresión es que los agentes culturales se hacen una idea bastante distorsionada de la realidad de la demanda. Basta pensar en las vacaciones de agosto, cuando se supone que la mayor parte de la ciudadanía dispone de tiempo, dinero y actitud para consumir cultura. Siempre me ha extrañado que justo en ese momento se paralicen los suplementos culturales. Mucho antes, se ha detenido la actividad cultural, todo estreno, todo lanzamiento. Sólo las carteleras de los festivales de verano, en las ciudades costeras, mantienen viva la “llama” de la cultura. ¿De verdad piensan algunos que el personal anda tan necesitado y tan despistado, y busca a diario libros que leer, películas por ver, obras de teatro, espectáculos de danza, música, exposiciones, series, comics, videojuegos, fotografías, etc., etc.? ¿Pero en qué mundo viven? (I.E.)

 

¡Que viene la Cultura! (1) Imprecisa como es la etiqueta “Cultura” (pues toda manifestación humana es “cultura”, desde las vacunas a los campos de refugiados, por no hablar de que mezclar el sector de los videojuegos con la danza contemporánea parece poco sensato) sirve para enmascarar dos distinciones claves: la del juicio y la de la clase. En el primer caso se mezclan los esfuerzos de Anne Carson con alguna canción bien melosa y pegadiza, compuesta con derrubio de veranos anteriores; en el segundo los sueldos de un directivo de Disney con los de un acomodador. La Cultura es un borrón, una etiqueta trampa. Sin ir más lejos: que las mismas editoriales que mantienen las tarifas de traducción y de corrección por debajo de lo que se pagaba en 2008 jueguen al equipo de la Cultura Unida, de la Cultura Somos Todos y Endevant la Cultura es de una hipocresía o un cinismo (no siempre distingo bien) notable. (G.T.)

Estribillo. Como era de esperar, el prolongado confinamiento ha desatado la imaginación y la creatividad de algunos, y las redes sociales, al parecer, se han abarrotado de iniciativas que se han hecho “virales” a un ritmo galopante, sucediéndose una tras otra, me dicen, a velocidad creciente. Me chivan que desde una azotea de Barcelona tres jóvenes músicos han conquistado una súbita y muy justificada popularidad colgando un día tras otro, en Instagram, temas originales relativos todos a la Covid-19. Stay Thomas, como se hacen llamar, son tres tipos realmente simpáticos, ocurrentes y versátiles, que tocan todos los palos, y que –con las colaboraciones “estelares” de otros artistas que participan a través del móvil– han puesto en circulación un puñado de bienintencionados hits que hacen sonreír al más malencarado. Mi favorito es una parodia de rap cuyo estribillo reza: “Ya está aquí el covid diecinueve, / de casa nadie se mueve. / Con el covid diecinueve / si sales a la calle tu abuela se muere”. Confieso que esto último me hace una gracia enorme. No hay mejor modo de ilustrar el barullo mental y la mezcla de miedo, obediencia y buena fe que han promovido la incesante catarata informativa y las vacilantes consignas de las autoridades. ¡Si sales a la calle tu abuela se muere! Cuando todo esto haya acabado, si es que acaba alguna vez, esta frase, con su cifra de tontería, confusión y ternura, lo dirá todo. (I.E.)

¡Que viene la Cultura! (2) Las declaraciones del ministro de Cultura sobre su gremio tienen dos vertientes: el enunciado de que sus dominios (empresas de entretenimiento, artes, deportes y tauromaquia) no son de “primera necesidad”, y que ni se han planteado medidas ante el panorama inminente: estadios, teatros, plazas y librerías cerrados, y con fecha de reapertura incierta. Sorprende que el debate no se centre en la escandalosa inoperancia del ministro, sino en la parte de su discurso que no admite dudas: ninguno de los ingredientes del cajón de sastre de la “cultura” es un bien de primera necesidad. Se puede defender que la “Cultura” es “importante”, “conveniente”, “civilizada”, “educativa” o “placentera”, y que las industrias y los empleados que las sostienen merecerían alguna atención especial, un plan, algo... pero las redes sociales se han centrado en la defensa de la Cultura como algo “necesario”. Miles de tuits insistiendo en que la Cultura es necesaria, la cultura es imprescindible, y que a la cultura no se la ningunea. Digo que sorprende porque trasladar una discusión a la que puedes llegar con muchas y buenas razones al único sitio donde evidentemente no tienes ninguna razón (ni los libros ni la música ni el fútbol por mucho que sean valiosísimos para nuestras vidas son equiparables a la comida, al agua, a la ropa, a la vivienda o a los alimentos) parece un comportamiento disparatado, en la medida en que la capacidad de presión al negociar depende de que uno perciba con claridad la importancia del papel que desempeña en la sociedad. Digo que me sorprende por coquetería retórica, pero se inscribe en una tendencia general caracterizada porque la “identidad de grupo” (una toma de conciencia valiosísima para solventar situaciones de injusticia enquistadas en la historia) tiende a desentenderse de sus problemas concretos (a veces muy arduos) y se entrega a “sentir” su condición, a darse un masaje en el orgullo, a que afiancemos juntos nuestra desorbitada importancia. No se trata de buscar soluciones sino de “sentir” (de sentir muy fuerte) nuestra condición: “Cuidado con la Cultura”, “A la Cultura no se la toca”, “Somos necesarios”, “La cultura es un hecho”, “La Cultura es el futuro”... versiones más o menos aparatosas, más o menos bienintencionadas, de la misma autogratificación estéril. (G.T.)

Alarma educativa. Cunden las quejas y las protestas por las directrices marcadas desde las instituciones para paliar la crisis escolar generada por el coronavirus. Se cuestiona y discute –no sin argumentos– la medida, adoptada en Italia, de pasar el curso con un aprobado general, y se reclaman iniciativas para salvar la “brecha digital” que excluye a un sector del alumnado –el más desfavorecido– de la educación a distancia. Algunas asociaciones familiares exigen soluciones para llevar Internet y dispositivos adecuados a los hogares que carecen de ellos. Los gurús de e-learning se están frotando las manos. Llevan años obsesionados con la formación en línea y el uso de las TIC’s (Tecnologías de la Información y la Comunicación) y esto les ha venido de maravilla. Los profesores de la enseñanza pública reciben, casi a diario, correos de plataformas vendiéndoles sus productos. Un titular de La Vanguardia rezaba, el mes pasado: “Es una oportunidad para darnos cuenta del valor que la educación online puede tener en nuestra sociedad”. Lo decía Albert Sangrà, catedrático de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y miembro de Edulab, un grupo de investigación de la UOC centrado en nuevas formas de enseñar y aprender en escenarios mediados y expandidos por las tecnologías. Días atrás, desde la Comunidad de Madrid, la viceconsejera de Organización Educativa daba las gracias públicamente a Telefónica y “La Caixa”, impulsoras del programa de educación digital Pro-Futuro, por la donación de mil tablets que repartirán dentro de su programa Educación Digital. No puedo evitar que me escame esta vía para arreglar el enorme déficit de la educación en España, en toda España. A corto plazo, ¿son las tablets, con todas las dependencias y adicciones que generan, lo que más necesita el sector más vulnerable y pauperizado del alumnado? Y a medio y largo plazo, ¿no sería mucho más eficaz una implementación del profesorado, a efectos de rebajar la ratio de alumnos por clase? No pocos docentes temen que no tarde en declararse obligatoria la teleformación a partir de septiembre. En Italia ya lo están haciendo. Las ratios por clase son tan elevadas que empiezan a ver que va a ser imposible cumplir con las medidas para evitar contagios y aquí es de temer que ocurra tres cuartos de lo mismo. “En la escuela pública procuramos reparar las desigualdades, con la teleformación va a ocurrir todo lo contrario”, me decía estos días Ana Molina, una maestra de la escuela pública. “Sólo los que tengan medios en casa (no sólo materiales, también el apoyo de adultos con formación que les ayuden) tendrán acceso real al aprendizaje (no hablo de educación). Lo que se ofrece como una panacea tiene visos de convertirse en un sistema excluyente y peligroso. Pura mercantilización. Un desmadre”. (I.E.)

¡A las barricadas! Resulta casi conmovedora, de puro risible, la iniciativa de la Unión de Actores y Actrices de convocar “un parón de 48 horas en las redes sociales” en respuesta a la falta de medidas específicas para el sector cultural tras la crisis sanitaria. La iniciativa fue tomada después...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Ignacio Echevarría

Es editor, crítico literario y articulista.

Autor >

Autor >

Gonzalo Torné

Es escritor. Ha publicado las novelas "Hilos de sangre" (2010); "Divorcio en el aire" (2013); "Años felices" (2017) y "El corazón de la fiesta" (2020).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

2 comentario(s)

¿Quieres decir algo? + Déjanos un comentario

  1. Hoffman

    Gonzalo no se si has leído a Antonio orejudo, garcia hortelano, ballester , paco Casanova .. si es así no se como,te atreves a publicar tus libros.

    Hace 4 años

  2. Hoffman

    Gonzalo no se si has leído a Antonio orejudo, garcia hortelano, ballester , paco Casanova .. si es así no se como,te atreves a publicar tus libros.

    Hace 4 años

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí