EL DECAMERÓN (XXXI)
Jornada trigésimo primera. Covid-Populismo
El populismo, el nacionalismo es la última casilla del neolib. A tutiplén en plena pandemia. Es la pandemia, de hecho
Guillem Martínez Madrid , 21/04/2020
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1- “Antes pensaba que un país era su televisión. Ahora, que estoy como mínimal, creo que es aún menos. Sus pantallas. Estas semanas, meses quizás, son históricos, pues han dado a los gobiernos que lo han deseado una oportunidad histórica. La capacidad de fabricar un país desde las pantallas, el único contacto con el mundo de los confinados. No se veía esa posibilidad tan intensa desde la postguerra esp y la guerra europea, cuando no había casi pantallas. Cuando esto acabe, será el inicio de algo espantoso. Que ya ha empezado”. Eso lo digo yo, a lo que mi yo de 10 años, contesta, no sin más razón que un santo: “Por dios, que tengo 10 años, déjame en paz”. Así que hago un giro de 180 grados y practicamos el deporte del día en el minipiso –yepas; un juego absolutamente brutal y doloroso al que jugábamos en el cole; como sucede con el dolor extremo, no podíamos dejar de reír; creo que eso era la gracia del juego; los juegos educan; o algo parecido, entrenan–, y luego nos vamos de paseo. En el periplo vemos la guerra de clases. Señores y señoras a pelo, con mascarilla chunga, o con mascarilla millonetis. Una curiosidad: los de la mascarilla millonetis llevan guantes azules, frente a los cutrilongos/blancos del común de mortales. Que, como suelen, parecen aún más mortales. Cuando se acerca un poli, mi yo de 10 años dice: “Rápido, un poli. Hazte el esp, haste el esp”. Momento en el que ambos empezamos a caminar, a respirar y a lanzar vivas a la poli, como esp que están en un balcón. Nos mimetizamos tanto que la poli ni nos ve. Ayer, incluso, nos pisó uno. Somos unos ases del disimulo. Al punto que nadie nos pegó en el cole. “Por lo que veo, después sí y mucho. Tendrás que practicar, nene”, me dice mi yo de 10 años.
2- Este finde Sánchez anunció que el estado de alarma se prolongaría. Estamos a dos prolongaciones de Chernóbil. También anunció que se empezarían a dar pasos hacia el desconfinamiento, sin prisas, pero sin pausas. Es decir, que vete a saber a qué velocidad, pues este virus es impredecible. Cuesta menos entender a tu ex que a este virus. En Singapur, exemplum, ha venido una segunda ola de virus, con ganas de pelea. Muy chungo. En Vo –la comunidad italiana más estudiada– se ha descubierto que el 40% de la población son infectados asintomáticos. Glups. En las nuevas fases, Sánchez dixit, participarán las autonomías. Lo que será una oportunidad de ver las diferentes pantallas que tiene este Estado, intensificadas en el confinamiento. Es posible que accedamos a diversos tipos de autoritarismo y arbitrariedad. Lo que sería un indicativo de que en 40 años no se ha entendido el autonomismo. Imagínate el federalismo, esa forma de evitar los excesos de poder.
3- El Gobierno, por otra parte, ha emitido su solución deseada a la UE. Entre 1 y 1,5 billones. Saldrían de los presupuestos UE. Serían en forma de deuda perpetua. La deuda perpetua es como mi Visa. Vas pagando los intereses, y la deuda queda intacta. La idea es que la UE la vaya cobrando con impuestos ecológicos al CO2 y esas cosas. El cálculo es salir del hoyo con esa pasta, más lo que el BCE vaya haciendo para que los malos no especulen con la deuda soberana. Esto es un hoyo. El BE habla de un PIB del -13% y un paro del 21%. Se hablará del plan esp en la reuni de este jueves de jefes de Estado. Histórica. Todas son históricas ahora. De hecho, en la del jueves entra la posibilidad de que Italia diga que se pira.
4- Polémica en rueda de prensa de esas con militares porque un gran ideólogo de la GC tuvo un lapsus. Lacaniano. El GC explicó que investigaban actitudes antigubernamentales. Se supone que hablaba de fakes y se hizo la XXXXX un lío. O no. Esas cosas, en todo caso, son normales, si pones uniformados en las ruedas de prensa, en las que tendría que haber sólo personas con bata blanca. El Gobierno –regulín gestión sanitaria, y buena gestión social– centra su propaganda en ese error comunicativo. Jamás ha habido un Gobierno más alejado del Estado –o, al menos, el Deep State no le quiere ni en pintura–. Es una pena –y una ruina comunicativa–, por tanto, que apueste por comunicar que lo es, y que le gustan los hombres uniformados.
5- Ayer, reuni Casado-Sánchez. Por lo del Pacto de Reconstrucción. Se decidió que la cosa fuera en el Congreso, en forma de ComisiónZzzzz. Las autonomías, en el Senado. Casado lo vio como una victoria. Al final de la reuni explicó sus demandas para renovar el estado de alarma/su época: una paga extra para sanitarios, defender las libertades democráticas –que quedan reducidas a un mosqueo por lo que dijo el GC en aquella rueda de prensa–, y que no se cobre el impuesto de sucesión a quién se le muera su padre por Covid-19 –. Casado –el líder de un partido que propone una medalla colectiva al pueblo de MAD por dejarse morir en residencias tras los recortes, o que propone medidas I+D contra la pandemia, tales como declarar el luto nacional–, fijó su presencia en ese futuro pacto en tanto que, de esta crisis, “no nos salvará el populismo”.
6- Hoy hablaremos de populismo.
7- Al populismo le pasa como al hambre. No se puede definir, pero se identifica cuando te lo topas. Para el contexto Covid-19, la cosa está más a huevo. Es populismo a) enfrentarse a la pandemia mediante autoritarismo –medidas gubernamentales, en ocasiones absurdas, pero verticales, que ofrecen a la sociedad una idea de dominio de la situación preclara–, y con un b) culpable claro. En Singapur son los inmigrantes ilegales. En Hungría, en Brasil y en UK las personas alejadas de la hungaridad, la brasilinidad y la ukeidad. En USA, China. En el populismo esp, ese Gobierno que quiere matarnos para declarar el soviet. En Cat, Esp o MAD. En lo que es un signo de los tiempos desalentador, a los Estados y grupos que han apostado por esa poética no les ha ido mal con la pandemia. Bueno, les ha ido como el culo. Pero sus Gobiernos no se han desgastado un ápice, hasta ahora. Es posible que ese dato hable del futuro de la democracia. No democrático.
8- USA puede ser el paradigma y, el resto, variantes. USA y UK –el Estado que está mintiendo menos, al parecer, en sus estadísticas–, por ejemplo, son brutales con los datos. USA, UK y Cat son también los que disponen de medios centralizados en el culto al líder –mi portada favorita de UK del The Sun: He –Johnson– stayed at work for you. Now pray at home for him; en la misma dirección y sentido aparecieron noticias y tuits sobre el Presi, enfermo en el Palau, si bien en Palau siempre brillaba una lucecita del Pardo que demostraba su trabajo por la patria–. Los presis USA y Brasil son a su vez los más beligerantes contra el parón de actividad económica. Bolsonaro anima manifestaciones contra el confinamiento. Es decir, contra el Estado. Trump, ataca a la autoridad sanitaria local. Y a la internacional, a la OMS. Con cierto arte. El fake, a diferencia de la mentira de toda la vida, está inspirado en hechos reales. De ahí su vigor. El ataque de Trump a la OMS, acusándola de favorecer a China, no era real. El odiado –por Trump– New York Times, ha informado que Trump tuvo acceso a la magnitud de la tragedia por 5 vías diferentes desde la OMS. Pero a su fake antichino le dio sentido la respuesta de la OMS, que mintió. Afirmó que dio un mensaje de alarma al mundo el 5 de enero, cuando ese día, de hecho, no dio ninguna alarma. Dijo que en China había 44 pacientes de una nueva enfermedad “de la que se tiene poca información para determinar el riesgo”. No recomendó ninguna medida especial ni ninguna restricción. El comportamiento de la OMS, que ha dado alas a Trump, indica que el fake y el populismo sólo se combaten, y precariamente, con transparencia. En todo caso, este enfrentamiento ha neutralizado e invisibilizado la crisis en USA. Crisis en USA: la infección se centra en situaciones previas de clase y de raza. Este titular del NYT condensa la tragedia: Ever before Covid-19 black americans were dying more. Glups. La buena noticia, por decir algo, es el federalismo USA. Diversos Gobernadores están cuestionando desde la legalidad y la tradición federal, de Jefferson contra Hamilton, la autoridad sanitaria dadá de Trump. Es decir, la autoridad.
9- Si exceptuamos la vía UK y no te digo la vía Húngara, Cat es el centro emisor de populismo más robusto de Europa. Veámoslo a partir de sus dos ingredientes. El a) autoritarismo. Para la siguiente fase de desescalada, el Govern está trabajando con la idea de un carnet vírico. Contra el que se ha pronunciado la OMS, la ONU, y ya puestos, el derecho y la bioética. Alemania, por cierto, es el Estado más cercano a un carnet vírico. Y lo considera muy lejano: para que sea efectivo y esa conculcación de derechos sirva sanitariamente, es necesaria una pasta que no tiene ni Alemania. Por otra parte, tan tarde como ahora, el Govern –que participa como un troll más en las RR.SS.– ha afirmado que con un Estado independiente hubiera habido mejor gestión y menos muertos. Algo indemostrable, que mitiga el drama humano vía descoordinación e incompetencia –en las residencias, de aúpa, hasta, al parecer, cuando las residencias fueron asumidas por Sanitat, hace dos semanas–. Al emitir esas declaraciones, el Govern fija y sitúa b) un culpable. En este caso no es China.
10- El caso Cat por otra parte, puede orientar sobre lo que ocultan los populismos tras sus coreografías. Al menos, los esp. Ha trascendido un decreto de la Gene en el que se acuerda el pago que recibirán las clínicas concertadas. 43.000 euros por estancia en UCI. Esto es, el doble que en Navarra y Santander. Los precios se fijan a través de la tarifa pública. Lo divertido es que en Cat no existe. Me dicen que dejó de emitirse tras los recortes. Lo que es un síntoma de ausencia de control. O de un sistema informal. Es decir, dado a pagos informales. Este pago, por otra parte, posee detalles inquietantes, como el pago por baja o muerte de un enfermo, que distorsionan los tratamientos. La Gene asume que es un pago desmesurado. O, al menos, especifica que, con el tiempo –y una caña–, se hará una auditoría, a ver si se ha pagado mucho –!?–. En todo caso, con ese pago no asume los costes concretos de los tratamientos realizados, sino cantidades fijas por enfermo. Lo que tiene guasa. Con este trato de lo privado como público se equiparan ambos ámbitos, si bien el privado ha estado menos estresado en esta crisis. La cosa tiene el aspecto y tufo, en fin, de un rescate de la sanidad privada. Sí, se podría pensar que uno exagera, pero hace escasas semanas, con la excusa de la pandemia, la Gene quiso regalar pasta a las autopistas. Y, en plena crisis, ha aprovechado para sacar un decreto con medidas urgentes contra el Covid. Tales como subir las pensiones a los expresis. Este pago desmesurado hace que uno se replantee los motivos patrióticos por los que se rechazaron los hospitales militares. Evidentemente, cualquier información emitida contra la línea gubernamental de este regalo a la sanidad privada es tachada de fake, y expone a su autor a esa suerte de hordas mamporrero-falangistas que pueblan, por ahora, las redes. La ultra-derecha funciona así. Prepárense para cuando llegue al Gobierno esp, que tiene más complementos y juguetes.
11- En MAD, me temo, pasará algo parecido con lo público y lo privado en esta crisis. Y no demasiado original o diferente a lo que ha pasado en la Gene. Díaz Ayuso se ha pronunciado contra la inminente renta básica –recordemos: su función es proporcionar alimentos a 1M de personas; se dice rápido–, en tanto provocaría dependencia de la sociedad respecto del Estado. Lo que es altamente cuestionable. Lo que no lo es, es la dependencia del Estado por parte de algunos sectores de lo privado. Por ejemplo, el sanitario. El populismo, el nacionalismo es la última casilla del neolib. A tutiplén en plena pandemia. Es la pandemia, de hecho.
12- Si tuviera 10 años me esforzaría mucho en no tener 11. “Lo estás consiguiendo. Sí aún vinieras al cole te daríamos para el pelo en cada patio”. Mañana, por cierto, Covid y niños, esos mamíferos que, como todo el mundo, sólo pueden ir al súper, y no a su bola, que es lo que hacen todo el día.
1- “Antes pensaba que un país era su televisión. Ahora, que estoy como mínimal, creo que es aún menos. Sus pantallas. Estas semanas, meses quizás, son históricos, pues han dado a los gobiernos que lo han deseado una oportunidad histórica. La capacidad de fabricar un país desde las...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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