José Manuel Sánchez Fornet / Policía. Exjefe del SUP
“El principio de autoridad de la policía sigue hoy por encima de los derechos civiles”
Aníbal Malvar 18/05/2020
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En esa amalgama de sabiduría, manipulación, buenas intenciones y desvaríos cognitivos llamada Wikipedia, de José Manuel Sánchez Fornet (Sevilla, 1959) se dice que “es toda una institución en la policía española”. El facilón topicazo se desmiente líneas más abajo, pues no es precisamente propio de una “institución” haber sido expedientado más de una decena de veces por sus mandos. Eso encajaría mejor en un deuteragonista de No habrá paz para los malvados. Secretario general del, más hegemónico antes que ahora, Sindicato Unificado de Policía (1992-2014), a Fornet le llovían expedientes y retiradas de placa y pistola, como a los polis de James Ellroy, por cosas como denunciar el ático de Ignacio González o los millones de los Pujol en paraísos fiscales. También por su repugnancia manifiesta a las torturas policiales, hoy tan de actualidad tras la muerte de Billy el Niño con todos sus honores, sobresueldos y medallas.
Tu primer destino, con apenas 20 años, fue en la entonces temible Dirección General de Seguridad, Puerta del Sol, 1980. La DGS había sido precisamente el laboratorio de Billy el Niño y Roberto Conesa, dos de nuestros más eximios torturadores.
Pero yo no sé si por esas fechas todavía andaban por allí. Yo no llegué a conocerlos.
Has contado algunas veces, y ahora lo estás escribiendo también en tu biografía, que en tu primer servicio te opusiste a una tortura.
Había empezado mi primer servicio aquella mañana. En aquellos tiempos eran servicios de 24 horas, y después descansabas otras 24. Por la tarde me dijeron que subiera a custodiar a un detenido en la Brigada Provincial de Policía Judicial. Fui al grupo que me dijeron. Abrí la puerta y me encontré allí a cuatro o cinco inspectores que tenían a un detenido con un casco puesto, envuelto en mantas, atado con cuerdas sobre las mantas, y tres o cuatro estufas catalíticas alrededor, no sé cuántas eran, todas con las pantallas encendidas hacia él y una música a todo volumen. Y vi que uno de los inspectores llevaba en la mano un mamotreto que pesaba un kilo. Yo me quedé un poco sorprendido. Uno de los inspectores me señaló una silla que estaba allí, al lado de la puerta. Yo le hice con el dedo el gesto de que no, que no iba a quedarme allí sentado mientras hacían aquello. Por culpa de la música, no se enteró muy bien y se acercó. Yo di un paso hacia atrás, porque si no lo hubiera dado me habría partido la cara. Me intenté explicar… Abrí la puerta y él desde dentro pegó un portazo que casi me deja sin cabeza.
Supongo que después sufriste represalias.
No, bajé y se lo dije al cabo, y el cabo me dijo que era gilipollas, que qué cojones me creía, que allí había que ver, oír y callar… Yo me quedé un poco rumiándolo. Ya por la noche, había uno en los calabozos que no hacía más que quejarse. Le pregunté y me dijo que lo habían tenido en Judicial. Y lo que le habían hecho. Yo rellené una minuta, una nota informativa, con el nombre del detenido y lo que me había contado. Yo creo que fue eso lo que me salvó de que me echaran. Porque con eso ya se exponían a que hubiera un recurso, a que nos llamaran a declarar y salir pringaos todos. Al día siguiente, cuando iba a salir, me hizo llamar el teniente. Me amenazó con el Código de Justicia Militar en la mesa. Que me echaba. Que yo no tenía ni puta idea de dónde estaba. Que qué cojones era esto… En fin, un rollo.
¿Era habitual la tortura en la DGS?
Yo custodié a Joseba Arregi, que lo mataron dentro a palos [Arregi, militante de ETA, murió el 13 de febrero de 1981 a causa de las torturas sufridas en las dependencias de la DGS, certificó el Juzgado de instrucción nº 13 de Madrid]. La primera noche en que yo subí a custodiarlo aun no lo habían tocado. Llegaron tres de Información de Pamplona, me dijeron que lo bajara y que ellos se encargaban. Por la mañana me fui a mis 24 horas libres. Y al mediodía del día siguiente me dijeron que subiera y allí estaba [Arregi] que no se movía, en un colchón, engrilletado a la pata de un armario archivador. Ya no era el tío que yo había custodiado 30 horas antes. Estaba negro, morado.
¿Qué pasaba por la cabeza del novato cuando veía esas cosas?
Flipabas, pero qué le vas a hacer.
¿Te llegaste a arrepentir entonces de haberte metido a policía?
Pensé que yo no tenía allí ningún futuro. Me habían amenazado varias veces con echarme. Yo me seguía oponiendo a que algunos compañeros pegaran a los detenidos, y eso me hizo ganar enemistades. Hacía todos los cursos que convocaban para intentar salir de allí, pero el teniente se negaba a tramitar la instancia. No me dejaba irme. A raíz de la minuta que escribí sobre lo de Arregi, entonces sí me llamó y me dijo que pidiera lo primero que saliera. Le vieron las orejas al lobo. Querían verme lejos de allí echando hostias.
Acaba de morir Billy el Niño con todos sus honores y medallas. Yo creo que esto ha hecho más daño a la imagen de la policía que a la de los distintos gobiernos que durante décadas se han lavado las manos con la impunidad de este personaje.
El tratamiento que da la seguridad ciudadana a los españoles es el mismo que se daba con Franco. Lo he dicho muchas veces. El principio de autoridad de la Policía sigue hoy por encima de los derechos civiles de los ciudadanos. Si esto es así, de lo de Billy el Niño no te digo más. Yo creo que un torturador es un miserable, como un terrorista, como un pederasta, como un violador. También está por ahí Manuel Sánchez Corbí [coronel de la Guardia Civil condenado por torturas en 1997] y nadie le respira. Billy el Niño puede ser beneficiario de la amnistía de 1977. Como quedaron en libertad 30 asesinos de ETA con las manos manchadas de sangre. Pero los hechos por los que fue condenado Corbí son muy posteriores. Yo con Billy el Niño acepto el borrón y cuenta nueva. Pero de Corbí no dice nadie nada. Hay demasiada hipocresía.
Con la pandemia, se está hablando otra vez mucho del abuso de la ley mordaza. Mucha promesa electoral, pero no se deroga.
Los sindicatos policiales se han callado con la ley mordaza. En ningún país puede entrar en un bar un policía, apagar la música, encender las luces e identificar a cincuenta personas. Eso vulnera los derechos civiles. Según el Tribunal Supremo, para identificar tiene que ser sospechoso de algún delito. Aquí, sin embargo, eso pasa todos los días.
Me ha hecho mucha gracia leer en algún medio que eres afín a Podemos. Yo no sé ni me interesa a quién votas. Pero, ¿influye la ideología del policía en su forma de cumplir un servicio o en una declaración ante el juez?
Yo fui afín al 15-M. Fui amigo de Pablo Iglesias, y fui varias veces a su programa. No era afín a Podemos. Era afín al 15-M.
Me interesa la otra pregunta: ¿puede la ideología de un policía influir en el destino de una persona? Pienso, por ejemplo, en los detenidos por la pelea del bar de Altsasu.
Llamar a lo de Altsasu atentado es una barbaridad. Pero tampoco se puede justificar que un ciudadano no pueda ir a un bar, porque si no qué mierda de democracia estamos defendiendo. El problema no es de ideología. El problema es que el policía se sabe por encima de los derechos civiles.
Los ciudadanos son rebaños muy dóciles. Dicen a todo que está bien, que para eso somos policías
¿Y qué puede hacer un ciudadano ante un abuso policial?
Los ciudadanos son rebaños muy dóciles. Yo tengo casi más broncas con los ciudadanos que con los policías. Dicen a todo que está bien, que para eso somos policías. Es que hemos sido educados muy mal. Aquí se ponen dos coches identificando a gente para hacer palotes para el jefe, y hay una llamada al 091 que se queda sin atender. Porque es más importante el palote, y el palote es vulnerar derechos civiles de la gente. No puede ser que en una democracia un policía pueda pararte y pedirte identificación sin darte un recibo que explique la razón. Le identifico porque hemos tenido un aviso de robo aquí al lado con un sospechoso con camiseta roja. Usted lleva camiseta roja y por eso le identifico. Así tendría que funcionar. Porque eso es lo que exige el Tribunal Supremo.
Todos hemos visto en redes evidentes casos de abuso policial durante este confinamiento. Tú mismo los has denunciado. No quiero justificar nada. Estoy haciendo de abogado del diablo. ¿Puede influir el estrés, la exposición al virus, para desatar estas idas de olla de alguno agentes?
No. Porque si les pasa eso es que no son buenos profesionales. El uso de la fuerza, todo el mundo lo sabe, solo debe ser para reducir a alguien. Esas bofetadas que yo he visto por ahí, esos policías que cogen al mendigo y le pisan la cabeza, eso son barbaridades. Es verdad que son los menos, pero cada día están más crecidos, cada día se dan más casos de abusos y cada día hay menos respuesta.
Dan ganas de hacer una pregunta fácil. Qué pasa, ¿que está emergiendo también Vox en la policía?
No te quepa ninguna duda. El problema es que pasan estas cosas y desde Interior no se reacciona. ¿Alguien sabe qué ha pasado con esos policías que pisaron la cabeza de un mendigo en Málaga? ¿Se ha enterado alguien? No hay nunca un expediente. No hay nunca una reacción. Los malos siempre ganan. Yo he conocido casos de policías que han sido pillados en el narcotráfico y los han jubilado para protegerlos y no dejarlos sin pensión.
Nuestro actual ministro, Fernando Grande-Marlaska, fue juez instructor en varios casos en los que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó a España por no investigar denuncias de torturas. ¿Existe hoy la tortura policial en España?
Yo pienso que no. Y sigo teniendo muchos amigos policías es todas las escalas, así que me enteraría. Puede haber un caso esporádico de tortura, pero aquello que yo vi cuando empezaba te aseguro que no. Hasta el 1983, año en que murió El Nani, la tortura sí era sistemática. ¿Hay abusos? ¿Hay veces que llega uno a comisaría y le sueltan tres hostias? Pues si eso es tortura, sí la hay. Pero esto es fácilmente eliminable. Ahora cada policía podría llevar una cámara en el uniforme, con una grabación autónoma que él no pueda borrar, y así proteges al buen policía si hay un malo que lo denuncia falsamente, mientras proteges también al ciudadano del policía gilipollas. Y lo mismo en las comisarías: desde que entras por la puerta hasta el último minuto, que el detenido esté siempre controlado por cámaras. Esto es muy sencillo.
¿En Euskadi tampoco hay torturas?
Cuando ETA… Pero yo creo que ahora ya no.
Había mucha gente que justificaba la tortura contra el terrorismo. ¿Valió la pena? ¿La tortura sirve de algo policialmente?
Nunca vale la pena. Jamás se puede torturar.
Llegaste a conocer a Villarejo…
Sí, sí. Y lo he defendido públicamente. He tomado café y he comido con él.
Yo siempre he dicho que a Villarejo le tenía que poner sillón en la Academia de la Historia. Gracias a él hemos documentado muchas cosas que la gente no quería ver.
Sí, muchas cosas. A mí me lo mandaron hace ya veinte años para que me sonsacara. Entonces no había WhatsApp y estaba el SMS. Y se equivocó y me mandó a mí un SMS sobre mí. Le llamé y le dije que se estaba equivocando, y después ya fuimos quedando y bueno, me ha contado muchas batallitas. Ha estado en las cloacas, ha hecho temas delicados, ha colaborado con el CNI, y a raíz del asunto del Rey emérito con Corinna el CNI ha ido por él.
Sí, a Villarejo se le pinta como al Doctor No. Pero yo creo que por encima de Villarejo hay varios Doctores No que no conocemos.
Sí, claro, por supuesto. Yo soy de los que cree que no va a salir vivo de la cárcel. No sé si va a ser por covid o por lo que sea.
¿Esas cosas pasan?
Tú sabes que pasan. Miguel Blesa y cosas de esas…
O sea que no son solo chorradas de escritores, que los policías también pensáis esas cosas.
Sí, también. Algunos piensan más y otros menos, pero todos pensamos esas cosas.
En esa amalgama de sabiduría, manipulación, buenas intenciones y desvaríos cognitivos llamada Wikipedia, de José Manuel Sánchez Fornet (Sevilla, 1959) se dice que “es toda una institución en la policía española”. El facilón topicazo se desmiente líneas más abajo, pues no es precisamente propio de una...
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