EL DECAMERÓN (XXXIX)
Jornada chorrocientos: fin del segundo acto covid
No se sabe si las políticas gubernamentales serán sostenibles. Todo depende de la UE. La UE es como el coronavirus. Sabemos poco de ella y su información es lenta y a través de los hechos
Guillem Martínez Madrid , 22/05/2020
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1- Nos aproximamos al tercer acto del drama. Un tercer acto que puede durar mucho. Tanto que podrá ser la gran carga biográfica de varias generaciones. Una época. Varios millones de millones de vidas. Se sabe que es el tercer acto porque ha concluido el segundo, aquel en el que todos los personajes y circunstancias han aparecido y han aportado ya sus posibilidades, de manera que todo el público –incluso la crítica– han entendido que la chica y el chico lo tienen crudo.
En la desaparición de ancianos parece que no ha participado tanto el virus como los Estados resultantes de los últimos recortes que, sencillamente, les han abandonado a su destino
2- La covid es quizás el personaje menos conocido de este drama. Clama al cielo –es decir, describe la Tierra– que se sepa tan poco de ella. Un virus que se pasea por tres continentes y pico carece de información fehaciente. Lo que en primer lugar habla de la información, e indica que la época de la información instantánea puede coincidir con la época de su aplazamiento. Glups. De lo poco que sabemos es que el virus es chungo. No se ceba en una generación. En la desaparición de ancianos, así, parece que no ha participado tanto el virus como los Estados resultantes de los últimos recortes que, sencillamente, han abandonado a su destino a una generación. Así ha sucedido en Esp, Italia, Francia, UK –más del 50% de fallecidos del total, guau–, USA, etc. En esos Estados se ha llegado al pensamiento Pol Pot por el otro lado. Lo que debe llegar, a su vez, a juicio. O estamos perdidos. El virus se encuentra a gusto dentro de nosotros. Posee cierta inteligencia. Brutal. Deja hechas polvo lo que los gourmets denominan vísceras. Y le gustan los trombos e ictus. En muchos casos se requiere rehabilitación posterior, lo que habla del tributo que exige. Es extraordinariamente contagioso y, todo apunta a ello, ha venido para quedarse. La buena noticia es que, siendo una psicópata, la covid es un tanto estable. Su ADN, al menos. Lo que, me dicen, no tiene por qué hacer presagiar mutaciones radicales. Está por saber –lo que es otro chiste que habla de la información y la desinformación en esta época–, si los afectados por el virus poseen o no un contingente de anticuerpos que les pueda ser útil en el futuro. No hay tratamiento. Ni siquiera –otra vez la información y su contrario–, terapias unificadas en el planeta Tierra. No hay vacuna. Puede no haberla –hay virus, recuerden, que carecen de ella–. En todo caso, la vacuna no existirá antes de dos años. Desconfíen de las vacunas rápidas que hacen subir la bolsa, pues tal vez esa es su única función. Los Estados que han apostado por la inmunidad de rebaño con todas las letras –en USA la presidencia, que no los Estados, UK en un principio, y Suecia a tutiplén–, han fracasado, y han creado una factura ética vistosa. La inmunidad de rebaño puede suponer el 10% de una sociedad con ojos de carnero, segundos antes del sacrificio.
3- La semana pasada trascendió que el 5% de la población esp ha sido infectada. La mala noticia es que hemos hecho todo este sacrificio colectivo –confinación, soledad, pobreza, silencio– por un 5%. Pero la buena es que hemos hecho todo este sacrificio colectivo –confinación, soledad, pobreza, silencio– por un 5%. Sin confinamiento, en fin, podríamos hablar hoy de más de 100.000 muertos. Es decir, de más dejación en ancianos, de más sanitarios infectados, y de un colapso nunca visto –es decir, aún mayor que el visto en marzo– en hospitales y UCIs. La confinación ha supuesto, por tanto, un respiro. Metáfora: se está dando vacaciones a los sanitarios –a algunos, y esto tiene guasa, definitivas; son despedidos, en MAD, por ejemplo–. Se les dice que para que tomen aire hasta que todo vuelva, en octubre. No tiene por qué volver. Ni queda descartado. En todo caso, los sanitarios lo dan por hecho. Ya veremos. Ese 5% –muy poco– determina las políticas futuras. Establece futuros confinamientos y vueltas al sistema del fases. Y al estado de alarma como herramienta democrática. Muy mejorable, por otra parte –el rol gore de la policía, GC, policías autónomicas y municipales ha sido muy inquietante en el estado de alarma; se tendría que hacer algo con esos cuerpos; o no hacer nada, y que nos lo hagan ellos en cada crisis–.
4- Esta semana se ha renovado el estado de alarma. A lo grande. Durará más que unas rebajas. Por el mismo precio se ha dibujado la época previa a la gran época que viene, tras el tercer acto. En el Congreso, en ese sentido, han sucedido varias rarezas. Ahí van.
El Congreso, ahora que está vacío, emite. Emite posibilidades del parlamentarismo, exóticas desde 1945 en Europa, y desde 1978 por aquí abajo
5- Está sucediendo –en el Ejecutivo, en el Legislativo– algo inverosímil. Existen. Son poderes políticos. Pasan cosas en ellos. Se trata de una situación exótica. De lo que se deduce que no durará mucho. Tras el tercer acto, cabe suponer, todo volverá a sus cauces normales en un Estado muy próximo al IBEX / la empresa regulada. Lo que pase tras el tercer acto será salvaje, tal vez. Por ahora, el IBEX, el poder real, está quietoparao. Y el Ejecutivo, desde su nuevo rol, ha emitido lo de los ERTES, lo de las PYMEs, lo de los autónomos, lo de la renta mínima. Con autoridad, sin grandes oposiciones, de manera incalculable hace tres meses. El Congreso, a su vez, y ahora que está vacío, emite. Emite posibilidades del parlamentarismo, exóticas desde 1945 en Europa, y desde 1978 por aquí abajo. No todo el mundo se ha enterado. Es evidente que así lo ha hecho C’s –en su lecho de muerte ha entendido las posibilidades determinantes de un partido bisagra en este contexto–. También saben que pasa algo raro PNV, Bildu, UP. Es posible que lo sepa PSOE –o no; no se pierdan el punto 6–. PP y Vox están a por otras, en la Nueva Política de las ultraderechas europeas. Sólo necesitan el Congreso como plató, en el que vertebrar indignación y sentimentalidad –no se pierdan el punto 9–. JxC y ERC, también en realidad paralela, participan de la lógica de la ultraderecha europea por dos razones. Razón a) porque uno –o un poco más– de esos dos partidos ya tiene tatuadas esas arrugas en su cerebro, de tanto usarlas. O porque b) el agujero negro del procesismo cat lo chupa todo hacia esa cosmovisión. Ese agujero ha acabado con varios oficios, como el de Conseller de Sanitat, president de la Gene, diputat, o parlamentario en el Congreso.
6- El sello de esa autonomía parlamentaria ha sido el pacto con Bildu para pelarse la reforma laboral. Indica que, lo dicho, Bildu conoce y aprovecha –como quien dice en campaña electoral vasca– la nueva situación. Indica que el GP PSOE conoce esa situación. O que al GP PSOE –o, no nos hagamos ilusiones, a Moncloa– le importan una higa las reglas de juego no escritas y anteriores en la política esp. Es decir, que conoce la situación. En todo caso, el pacto con Bildu a cambio de la abstención en lo del estado de alarma –algo que, diría, ya ofrecía Bildu, que en esta pandemia ha ofrecido una lógica clara–, el GP PSOE –o, lo dicho, Moncloa–, ha roto la tradición y la ceremonia local del diálogo social. Omitida, por cierto, por el PP para elaborar leyes como la reforma laboral. Es decir, se ha acercado a riesgos escenográficos y comunicativos que el PSOE, al contrario que el PP, no suele permitirse. En ese trance, el GP PSOE –o Moncloa– ha trabajado, en todo caso, en contra de su Ministerio de Trabajo –partidario que derogar la cosa, pero con otro timing y no sobre el vacío–, el de Economía/Calviño –la persona que demuestra al mundo la familiaridad de este Gobierno con el IBEX o con la Comisión Europea–, o a espaldas de socios de legislatura, como el PNV. Sí, la cosa no es para mucho. Estaba en el programa del Gobierno de coalición. De hecho, ya había desaparecido algún articulito. Y la derogación no será instantánea, podrá someterse a pasteleos habituales –como la lentitud, como la reproducción de algunos aspectos de lo derogado en una nueva ley–. Pero supone una pirueta, una ruptura de tradiciónZzzz, que será utilizada por las derechas para explicar una ruptura mayor y más vistosa, supongo. Sólo el tiempo dirá si lo que ha pasado es descoordinación gubernamental y parlamentaria, o una voluntad.
7- Otra rareza que sucedió en el Congreso, imprevista, fue la irrupción de algo no frecuente. La realidad. La portavoz de Coalición Canaria –algo muy parecido a la derecha– explicó, con mayor virulencia y realismo que las izquierdas presentes en la Cámara, lo que pasará en breve, tras la no-campaña turística de este verano, que Canarias, dedicada al turismo invernal, ya saborea. Hambre. La desaparición del mercado de empleo en servicios y hostelería, como poco. La aparición de conflicto social virulento –el hambre tiene eso–, en zonas no previstas y sin gran tradición reciente en el género, como lo sería todo el litoral peninsular y dos archipiélagos. Las grandes ciudades pueden ser puntos más alejados del conflicto. En MAD, ciudad alejada del conflicto, y a modo de indicio, se sirvieron, en el mes pasado, más de 100.000 comidas. Lo que supone el total de comidas ofrecidas en todo el año pasado. La cosa ERTEs y ayudas y renta puede paliar ese desenlace, o hacerlo más amable, hasta seis meses después del acceso de los territorios a la Fase 3. Entre septiembre y diciembre tendría que aflorar la desesperación, si no hay cambios. Y con ella afloraría también la política real –la habitual en crisis hasta esta crisis–, aplazada en estos momentos de pandemia y de poderío del Ejecutivo y el Legislativo.
MAD y BCN hace años que no estaban tan cerca. Son dos gobiernos colapsados en pandemia, y en lucha por la permanencia en el poder. En ambos el poder posibilita negocios
8- Sobre política real. El Banco de España prevé un descenso del PIB en un número que parece telefónico. Y propone como solución mayores recortes sociales. Es importante que esto lo diga el BE, en tanto es una institución independiente. Es decir, deep State. Es decir, la política real, la política-Estado. La única opción democrática, en absoluto revolucionaria y carente del componente necesariamente izquierdista incluso, sería el aumento del gasto, y la mutualización de la deuda. La Comisión Europea, en todo caso, ha hecho público su plan de ayudas a los Estados. Se sabía que eran proporcionales al PIB de cada Estado, y no al gasto realizado en la pandemia. Yupi. Pero no que Alemania se llevaba más del 50% del pack. Lo que dibuja lo que es la solución de la UE a la crisis. Proteger a Alemania, ese motor europeo que bla-bla-bla. Los ministros de economía suelen tener ese discurso incorporado. Parece que, desde Alemania –y Francia–, viene la posibilidad de un plan B. Que no dependerá del alcance de la crisis –creo que ya no se puede discutir que será descomunal–, sino de su percepción en los Estados del Norte de la UE. La propuesta inicial sería un fondo de medio billón –es decir, la mitad de lo calculado por Esp, por ejemplo–. Pero, importante, sin retorno. Sería pagado con emisión de deuda, una suerte de deuda mutualizada de alguna forma. Si eso se confirma, se confirmaría el optimismo del Gobierno, que cree que la deuda será mutualizada sí o sí, tan solo por la gravedad sin precedentes de la crisis. Sabremos el desenlace real de esa propuesta en breve. Por ahora, me inclino a valorar la propuesta franco-alemana como una suerte de Espíritu de Mayo, en homenaje a aquella propuesta democratizadora, emitida en febrero del 76, por Arias Navarro, y que por la trayectoria del emisor nadie creyó.
9- En MAD se suceden las manifestaciones ultraderechistas. Supongo que cercanas al PP. O, al menos, el votante de Vox se manifiesta poco. Son, por tanto, originales. El PP ha tenido, en el pasado, ciclos propagandísticos. El mayor, el iniciado en 2000, y continuado durante el primer y segundo Gobierno ZP. El eje era el constitucionalismo y, en 2004, siendo ya oposición, se centraba en movilizaciones anti-ETA, pro-confesionalidad, antiabortistas, o antimatrimonios gays. Es decir, en constitucionalismo. De vuelta al poder, abandonó la racha. Abandonó, de hecho, cualquier tipo de propaganda. La retomó, sin ganas, sin éxito, pero con energía, en 2017, para la cosa Procés. Por lo que esta vuelta es importante. Como lo es su parecido al procesismo. Liderazgo de la clase alta, presentación de un movimiento horizontal, defensa de la democracia frente a un elemento externo, no-nacional y distorsionador, autopresentación de un componente social y democrático superior al de las izquierdas, utilización del sentimiento y de un sistema tan autorreferencial que se centra en declaraciones indemostrables y chorras. El “pues que coman croissants” del siglo XVIII hoy es “los techos altos de IFEMA facilitan la sanación”. En MAD sólo falta la asociación peronista que substituya a los políticos en el fango del día a día. Es posible que ahora se esté creando. Lo veremos en breve. MAD y BCN hace años que no estaban tan cerca. Son dos gobiernos colapsados en pandemia, y en lucha por la permanencia en el poder. En ambos el poder posibilita negocios. En MAD grandes negocios –Ayuso ha elaborado la primera ley pandémica; facilita la construcción en suelo urbanizable–. En BCN, más decadente, el negocio es cobrar un sueldo público. Eso mantiene a dos partidos. MAD miente en sus infectados. En BCN esta semana, alehop, han sacado 3.000 fiambres de las estadísticas. Están tan cerca que, en la última reunión de presis autonómicos, Torra pareció ofrecer a Ayuso sus planes para facilitar manifestaciones en pandemia. La Gene necesita, como el agua, ese símbolo de orden, disciplina y adhesión gubernamental que supone el 11-S, o el cierre diario de la Meridiana. Tanto como la CAM y el PP necesitan las nuevas manifestaciones por la libertad, la esencia nacional y los croissants. Parece que la derecha que llegará al poder tendrá esa forma ultraderechista europea.
10- No se sabe si, tras el tercer acto, las políticas gubernamentales serán sostenibles. Todo depende de la UE. La UE es como la covid. Sabemos poco de ella y su información es lenta y a través de los hechos. Pero sí lo serán las de la actual oposición derechista, pues no tienen nada que ver con la realidad, por lo que no precisan ser sostenibles. Son un estado de ánimo. Socorro.
1- Nos aproximamos al tercer acto del drama. Un tercer acto que puede durar mucho. Tanto que podrá ser la gran carga biográfica de varias generaciones. Una época. Varios millones de millones de vidas. Se sabe que es el tercer acto porque ha concluido el segundo, aquel en el que todos los...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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