Modelo productivo
Digitalización en España: precariedad, baja inversión y falta de capital humano
Apenas la mitad de las personas de entre 16 y 74 años ha conseguido alcanzar capacidades digitales básicas
CTXT / Observatorio Social ‘la Caixa’ 3/06/2020
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El teletrabajo, la educación a distancia, el ocio online o los trámites digitales de casi cualquier gestión se han convertido, por fuerza mayor, en norma de uso general durante la crisis sanitaria del coronavirus. Más allá de la coyuntura de la pandemia, la digitalización se ha asentado como un elemento cada vez más importante para el desarrollo económico de los países. En el caso concreto de España, sin embargo, todavía existen algunas deficiencias que están frenando la trasformación y los procesos digitales, tal y como advierte un reciente estudio realizado por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona.
De acuerdo con el documento, tanto el modelo productivo, como el sistema de financiación y el modelo educativo son los principales problemas que afronta la trasformación digital en nuestro país, que se sitúa en el décimo lugar en el Índice de Economía y Sociedad Digital de la Unión Europea. Este indicador, elaborado por la Comisión Europea, incluye hasta treinta variables relacionadas con este ámbito. Y si bien España ha mejorado notablemente durante los últimos años en el contexto europeo –ha pasado del puesto 18 en 2014 al décimo actual–, los desequilibrios entre los distintos factores que analiza el órgano comunitario están provocando, según los investigadores, que “España afronta con mayores riesgos e incertidumbres que otros países europeos los procesos de digitalización”.
En concreto, los investigadores advierten del impacto duradero y aún no solventado de la crisis de 2008, así como de la falta de políticas para reorientar la economía en tiempos de recuperación: mientras que muchos de los países de la UE han elevado su gasto en I+D+I desde los peores momento de la recesión, en España la inversión en este ámbito ha pasado de representar un 1,35% del PIB en 2010 al 1,21% en 2017. Al mismo tiempo, en 2016, cuando la economía ya crecía de forma destacada, España gastó en investigación y desarrollo apenas 283 euros por habitante, muy por debajo de los 587 de la media de UE.
En 2016, cuando la economía ya crecía de forma destacada, España gastó en investigación y desarrollo apenas 283 euros por habitante, muy por debajo de los 587 de la media de UE
Esto se explica, asegura el documento, tanto por la recesión de hace una década como por problemas estructurales y recurrentes, donde destacan un modelo productivo centrado en el empleo precario y de baja calidad y un sistema de educación con poca modernización y donde la formación profesional tiene aún poco peso. Como consecuencia, apenas la mitad de las personas de entre 16 y 74 años ha conseguido alcanzar capacidades digitales básicas, mientras que la fuerza laboral especializada en tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) representa solo el 3% de la población con empleo, lo que sitúa a España en el puesto 19 a nivel comunitario.
En el extremo opuesto, nuestro país destaca en sus niveles de conectividad a internet a través de banda ancha o teléfonos móviles. Algo parecido a lo que ocurre con el desempeño de los servicios públicos digitales, con un nivel de integración que solo superan tres países en el conjunto comunitario. Por último, se han registrado mejoras importantes en la digitalización de las empresas, aunque también aquí hay claroscuros: las pequeñas y medianas empresas demuestran dificultad para adaptarse y entrar en el comercio online.
En último término, el estudio incorpora una encuesta a expertos, empresarios y sindicalistas con conocimientos en el mercado de trabajo y la digitalización económica. Además del modelo productivo y los obstáculos en educación, los participantes también mencionan en sus respuestas las políticas públicas, por el bajo presupuesto de aquellas dedicadas a la digitalización y el escaso fomento de la investigación, la falta de ayudas o los incentivos al emprendimiento. Entre los puntos positivos, los encuestados señalan la capacidad para atraer inversión, la extensión de las infraestructuras digitales o la adaptabilidad y capacidad de los trabajadores. Especialmente de los jóvenes.
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Este artículo ha sido elaborado a partir de lo expuesto en el texto Fortalezas y debilidades de la economía española ante el reto de la digitalización, de Luis Ayala Cañón, de R. Alós, F. Miguélez y O. Molina, de la Universitat Autònoma de Barcelona, publicado en el Observatorio Social de “la Caixa”.