Crisis social
Las secuelas del confinamiento, miedo y deterioro de la salud mental
Según un estudio, un 46% de la población ha visto peligrar su salud psicológica con el encierro. La incertidumbre y la falta de expectativas se extienden más allá de la cuarentena y la desescalada
ctxt 10/06/2020
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Espacio realizado con la colaboración del |
|
Estrés, miedo al futuro, falta de ahorros o ausencia de perspectivas para los próximos meses. Las semanas de confinamiento a causa del coronavirus han tenido un impacto demoledor en la población, que ha sufrido el deterioro social y económico de la crisis sanitaria. Sin embargo, los efectos negativos del encierro no se han terminado con los planes de desescalada, sino más bien al contrario: los preocupaciones económicas y los problemas de salud mental de la población se están alargando en el tiempo y, en algunos casos, suponen un peligro a largo plazo, tal y como asegura un estudio publicado por Open Evidence y la Universitat Oberta de Catalunya.
Entre otros resultados, el estudio advierte que al tiempo que un 36% de la población de España ha recurrido a sus ahorros en apenas un mes de confinamiento y un 46% ha visto peligrar su salud mental con el encierro, la desescalada no ha evitado que seis de cada diez personas teman que el año 2021 sea peor que 2020 y que cerca del 90% tema un nuevo rebrote. La vuelta a la normalidad, por lo tanto, se presume mucho más compleja y exigente que unas pocas semanas de reapertura.
Las cifras del estudio están extraídas de una serie de encuestas realizadas de forma escalonada en las últimas semanas de abril y el mes de mayo, cuando se estaban incorporando las fases de reapertura en tres de los países de la Unión Europea más golpeados por el virus: Reino Unido, Italia y España.
Y si bien se puede apreciar una ligera mejoría con el trascurso de los días, los datos son preocupantes y sirven a los investigadores para concluir que “el levantamiento parcial del bloqueo ha tenido un impacto muy limitado en la salud mental de los participantes, ya que todavía hay un número muy alto de personas que experimentan eventos estresantes relacionados con salud de las condiciones de trabajo”.
Así, entre la primera oleada de encuestas –última semana de abril– y la tercera –que se realizó entre el 9 y el 20 de mayo–, se ha llegado a registrar un aumento en el número de personas que se sienten deprimidas, que todavía asciende al 67%. Desde el sondeo inicial también ha crecido el porcentaje de población que sufre nervios y ansiedad, o la que tiene problemas para concentrarse.
De forma parecida, los resultados de la última encuesta muestran cómo las dificultades socioeconómicas han seguido creciendo a pesar de que entre finales de abril y mediados de mayo haya disminuido la cantidad de personas obligadas a quedarse en casa: el número de personas que pidieron ayuda a organizaciones benéficas ha crecido un 2%, como también ha sucedido con las “que perdieron su empleo (+ 1%) o las que tuvieron que educar en casa a sus hijos (+3 %)”.
Esta realidad ha provocado, según el estudio, un efecto corrosivo en los comportamientos y las expectativas a medio plazo de la población: durante el encierro, un 23% reportó un incremento en comportamientos de mayor riesgo, como el consumo excesivo de alcohol y comida. Por su parte, la incertidumbre se traduce en que hasta un 90% vea probable un rebrote de la enfermedad, mientras que un 65% teme que se mantengan de manera permanente las restricciones de derechos y libertades.
En última instancia, el informe advierte que, ante las tesis que mantienen el efecto igualador del virus, el cuestionario también demuestra que existen determinados grupos de población más afectados que otros: “El riesgo para la salud mental está claramente asociado con algunos factores de vulnerabilidad. Estar desempleado, vivir con muchas personas en un espacio limitado, tener hijos en edad escolar en casa, haber sufrido un shock debido al confinamiento (i.e. cierre de la actividad, disminución de ganancias, etc.) aumentan la depresión, la ansiedad y el estrés”.