Grenoble, el laboratorio verde que inspira a Francia
El alcalde ecologista Éric Piolle es el referente de la ola rojiverde que ha conquistado Marsella, Burdeos, Lyon y Estrasburgo
Enric Bonet Grenoble , 29/06/2020
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Grenoble parecía en 2014 un islote en medio del paisaje político francés. La capital de los Alpes franceses no solo se encontraba rodeada de montañas, sino que se convirtió en un puntito rojiverde en medio de una cartografía que se inclinaba hacia la derecha. La decepción de la presidencia de François Hollande supuso la defenestración de numerosos alcaldes de izquierdas y tiñó de azul el mapa municipal de Francia. Sin embargo, esta localidad, situada en el valle del Isère, representó una excepción al erigirse en la primera metrópolis francesa de más de 100.000 habitantes con un alcalde ecologista.
Éric Piolle, de 47 años, tomó las riendas de la ciudad con una fórmula familiar a la de los Ayuntamientos del Cambio. A través de una coalición entre los verdes, el Partido de la Izquierda –ahora Francia Insumisa– de Jean-Luc Mélenchon y colectivos locales, logró imponerse al Partido Socialista, que había gobernado en ella desde 1995. Seis años después, la excepción grenoblesa se ha convertido en un referente. Marsella, Lyon, Burdeos, Estrasburgo, Besançon… Candidaturas ecologistas y municipalistas ganaron este domingo 28 en numerosas ciudades. Tras años de tropiezos electorales, la izquierda vivió una “gran noche” en la segunda vuelta de unas extrañas municipales, aplazadas en marzo y que ahora se celebran tras una campaña sin mítines.
“Grenoble ha sido un laboratorio. Los otros candidatos se inspiran en lo que se ha hecho en esta ciudad”, asegura el politólogo Simon Persico. Este profesor de Sciences Po Grenoble considera palpables los cambios urbanos en estos seis años: “En general, uno ve que hay menos vehículos y más árboles”. Tras obtener cerca del 47% en la primera vuelta, los comicios del 28 de junio resultan un trámite para Piolle. Esto ha permitido a este exejecutivo de Hewlett-Packard, despedido tras haberse negado a aplicar un plan de deslocalizaciones, hacer una mini gira por Francia para apoyar otras candidaturas. Así se posiciona como un actor que desea intervenir en la campaña presidencial de 2022 y que intenta reconstruir puentes entre amplios sectores de la dividida izquierda francesa.
“No queremos impulsar una ecología solo para los ricos”
Poco conocido a nivel nacional, Piolle ha cambiado el rostro de su ciudad. Un paseo por el centro de Grenoble es suficiente para comprobarlo. Numerosas calles peatonales, aceras ampliadas, abundantes espacios verdes… Llaman aún más la atención los “chronovélo”, conocidos popularmente como autopistas para bicicletas. Impulsados desde 2017, ya hay una veintena de kilómetros de estos carriles bici claramente separados del resto de la carretera y está previsto que esta red cuente con 44 kilómetros en 2022. Unos cambios acelerados con el desconfinamiento, con la creación de 18 kilómetros de carriles bici provisionales. La municipalidad desea perennizarlos, pese las críticas de la oposición que le reprocha ser una de las localidades con más atascos.
La limitación de la velocidad a 30 kilómetros y la creación en el centro urbano de una zona de bajas emisiones, parecida a Madrid Central, también han transformado la movilidad en esta localidad, que encabeza el Barómetro de las ciudades francesas mejor adaptadas al uso de la bicicleta . “No me puedo imaginar que volvamos al pasado, antes la ciudad estaba llena de coches”, afirma Karima Dadache, de 48 años, simpatizante de Grenoble en Común. Esta educadora social reconoce que la municipalidad verde le ha “cambiado la vida”: “Antes utilizaba el coche todos los días, ahora ni siquiera dispongo de vehículo propio”.
“No queremos impulsar una ecología solo para los ricos, sino para el conjunto de la población”, sostiene Luis Beltran, integrante de la lista rojiverde. Un ecologismo popular que se ve reflejado en la promoción de la comida biológica y local en las escuelas públicas, cuyos comedores cuentan con uno o dos menús vegetarianos cada semana. Durante el probable segundo mandato, desean promocionar esta “comida de calidad” en las guarderías y residencias de ancianos. “La crisis sanitaria ha evidenciado la importancia de la agricultura local y de los comercios de proximidad”, defiende Céline Deslattes, exconcejal y candidata de Grenoble en Común. Otro de sus proyectos emblemáticos es la creación de una granja urbana, con tres hectáreas destinadas al cultivo.
“Todas nuestras políticas combinan al mismo tiempo la cuestión de la justicia social y de la urgencia climática”, defendía Piolle en una entrevista reciente para el digital Reporterre. Como ejemplo de este ecologismo social, se refería al haber establecido unas tarifas progresivas, en función de los ingresos, en las facturas del agua y los abonos al transporte público y los servicios municipales de bicicletas. Además, preparan un plan de 650 millones para impulsar la renovación térmica de edificios en los barrios más modestos del sur de la ciudad.
Sin embargo, una de sus medidas más simbólicas es la supresión de los paneles publicitarios en el espacio público. Pocos meses después de llegar a la alcaldía, Piolle decidió en noviembre de 2014 no renovar el contrato con el gigante JC Decaux, lo que convirtió a Grenoble en la primera metrópolis europea sin publicidad en sus calles. “Cuando tomamos esta decisión hace seis años muchos nos tomaron por locos, pero ahora hay cada vez más localidades que adoptan medidas similares”, presume Deslattes.
“Entre los ecologistas prevalece la idea de que la publicidad genera necesidades artificiales”, recuerda Daniel Boy, especialista en la ecología política y director de investigación en Sciences Po París. A diferencia de los que apuestan por un capitalismo verde, Piolle cuestiona el imperativo del crecimiento económico: “Le da igual el PIB, lo que le importa es que la gente viva mejor”, asegura Persico.
Claroscuros en la democracia participativa
Esta sensibilidad también quedó reflejada en que Grenoble abandonó la carrera, en la que están implicadas la mayoría de ciudades francesas, para convertirse en una metrópolis muy atractiva para los inversores. Lo que favoreció que no sufriera una burbuja inmobiliaria, a diferencia de París, Lyon o Burdeos. No obstante, “algunos grenoblenses también le reprochan que la ciudad no crezca de forma más dinámica”, recuerda Persico. Una ausencia de grandes proyectos urbanísticos que la oposición aprovecha para criticarle. “No representas un modelo, sino un modelo fracasado”, le reprochó el 26 de junio el candidato de Los Republicanos (derecha), Alain Carignon, durante el último debate televisivo. El socialista Olivier Noblecourt también le acusó de impulsar una “estrategia de declive”.
Grenoble en Común también recibe críticas desde la izquierda, tras un primer mandato en que las relaciones no siempre han resultado fáciles con los movimiento sociales. El gobierno central disminuyó los fondos que transmitía a los municipios y esto hizo que el Ayuntamiento aplicara dos planes de austeridad, en 2014 y 2016. “Algunas ciudades decidieron recortar los servicios públicos, pero nosotros preferimos seguir el ejemplo de Ada Colau y Manuela Carmena y disminuir los gastos de representación y en coches oficiales ”, defiende Beltran. Pero esto no resultó suficiente y la austeridad también afectó a los servicios municipales, por ejemplo, con el polémico cierre de dos bibliotecas.
“Las políticas de Piolle han sido muy insuficientes. El Ayuntamiento ha desmantelado campamentos de refugiados y cerrado bibliotecas aunque prometió que no lo haría”, asegura Guy Tuscher, un concejal al que expulsaron de la mayoría rojiverde al negarse a votar uno de los presupuestos municipales y que ahora se presentó con la lista disidente izquierdista La Commune est à nous, que reunió poco más del 3% de los votos en la primera vuelta del 15 de marzo. “Tampoco han cumplido las promesas de impulsar una democracia más participativa”, añade Fatiha Mammad, de Alliance Citoyenne. Este colectivo participó en la organización de un referéndum en la banlieuede Villeneuve para impedir la demolición de dos bloques de pisos. Una votación ignorada por el gobierno municipal.
Respecto a la participación ciudadana, el balance de Grenoble en Común está lleno de claroscuros. Una de sus medidas estrella debía ser la creación de un referéndum municipal de iniciativa ciudadana, que permitía que se votara una propuesta si se recogían 2.000 firmas y que esta fuera adoptada si obtenía 20.000 votos a favor (en una ciudad de más de 160.000 habitantes). Pero no llegó a aprobarse ninguna medida con este mecanismo, que la justicia suspendió en 2018. “Impulsaron un dispositivo demasiado conservador para protegerse, ya que temían que la oposición lo utilizara para deshacer su programa verde”, explica el politólogo Raul Magni-Berton, un especialista en la democracia participativa que asesoró a la alcaldía.
¿Un futuro candidato en las presidenciales de 2022?
Pese a estas insuficiencias, Piolle fue en la primera vuelta el candidato progresista más votado en una gran ciudad. Un apoyo que lo convirtió en un ejemplo para aquellos otros candidatos que han irrumpido en el paisaje municipal. Es el caso de la carismática médica Michèle Rubirola, de 63 años, que al frente de la coalición Printemps Marseillais aspira a acabar con 25 años de alcaldías conservadoras en Marsella. También del ecologista Antoine Maurice, de 38 años, que lidera la candidatura municipalista Archipel Citoyen que, según los sondeos, es favorita para ganar los ajustados comicios en Toulouse. O del poco conocido Grégory Doucet, de 46 años, también con serias opciones para teñir de verde el Ayuntamiento de Lyon.
“Nuestra receta es un proyecto construido colectivamente, con todo el mundo al servicio de este proyecto. Es lo que sucede en casi todas las ciudades que hoy se encuentran con posibilidades de ganar”, defiende Piolle, quien mantiene estrechas relaciones con la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. Reivindica, asimismo, la composición de un “arco humanista”, que abarque desde el Partido Socialista hasta la Francia Insumisa de Mélenchon, pasando por los verdes y los comunistas. Una apuesta que rompe con las inercias de las direcciones nacionales de los verdes y la izquierda insumisa que parecen obstinadas en presentarse por separado en 2022.
Según un sondeo reciente del instituto IFOP sobre las futuras presidenciales, la ultra Marine Le Pen sería la candidata más votada con el 28%, la seguiría Macron con el 26%, el candidato de Los Republicanos quedaría tercero con el 12%, Mélenchon cuarto con el 11% y el potencial candidato verde Yannick Jadot sería quinto con el 8%. Unas perspectivas que deben cogerse con pinzas al faltar casi dos años para los comicios, pero que muestran cómo la división puede convertirse en un obstáculo insuperable para la izquierda. Lo que hace ganar enteros la fórmula Piolle.
Grenoble parecía en 2014 un islote en medio del paisaje político francés. La capital de los Alpes franceses no solo se encontraba rodeada de montañas, sino que se convirtió en un puntito rojiverde en medio de una cartografía que se inclinaba hacia la derecha. La decepción de la presidencia de François...
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