ZOZOBRANDO
La Caixa, ¿parlem?
Marta Bassols 23/09/2020
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Sí, mira, los que van a morir te saludan.
Hola, me llamo Marta Bassols y hoy he perdido la chaveta en una oficina de la Caixa.
Si hay guionistas que me leen, os regalo una escena para vuestras películas. Hagamos comedia de los dramas nacionales. ¡Viva Berlanga! La leña, siempre, mejor del árbol caído, que no estamos para deforestaciones en plena crisis climática. Los antecedentes fatales: ayer, estaba haciendo una compra sostenible en mi colmado de confianza: calabazas, zanahorias, ciruelas, legumbres y cereales a granel. Al ir a pagar con tarjeta resulta que mi operación sale denegada por causa ciento noventa, que (no os hagáis las millonarias) todas sabéis lo que es. Yo, mira, en realidad muchas veces no sé si tengo euros, pero esta vez los tenía. Lo sabía. Por lo tanto, varios intentos de hacer funcionar la tarjeta, con banda, y por sexo (metiéndosela a la maquinita) siempre sin éxito. Así que me fían (viva mi barrio). Cuando llego a mi casa, reviso mis cuentas desde internet. Descubro que me han cobrado mil y pico de euros (lo ha hecho la propia Caixa) por algo relacionado con el contrato de mi Visa Electrón. Ni la Visa ni yo damos crédito. Es decir, la tarjeta es de débito. ¿Entonces a qué se debe este lío? Es por la tarde, la oficina ha cerrado. Llamo a atención al cliente. No me solucionan nada. Que vaya a una oficina mañana.
Hola buenos días, hoy ya es mañana. Voy a una oficina. No es la mía, porque yo hace cinco años que me mudé de barrio (la mía está a unas cuantas paradas de metro). He intentado por escrito tramitar el cambio de oficina en varias ocasiones, pero no me la han cambiado nunca –sobra decir que mis cuentas no son premium. Y entonces, la película:
Interior día. Oficina de la Caixa.
Marta (39), pelo alborotado y visiblemente embarazada, se acerca al señor (20 y ya señor) que hay detrás del mostrador que reza “caja”. El viejoven banquero lleva un collar de bolas y cuerda, y que posiblemente acabe en una cruz con cristo, aunque dios por allí parece que hace rato que no pasa:
Marta: (bastante contenida, nada exaltada) Hola, vengo por un error. Busco la solución. Antes tenía pasta y ahora la tenéis vosotros. Mírame a ver qué pasa (bueno a ver, más o menos).
Banquero: (impasible, sin comprobar nada) Eso es porque has pagado a crédito y te lo quitan en cuanto tienes dinero.
Marta: No, pero mi contrato es de débito y no puedo contraer tanta deuda, sólo me dejáis prestados doscientos euros y me han cobrado todo mi dinero, seguramente sea un error. ¿Podrías mirar qué pasa?
Banquero: ¿Es esta tu oficina?
Marta: No, intenté cambiarme, vivo aquí. (bla,bla,bla) ¿Me puedes mirar qué pasa porque creo que os habéis equivocado y yo quisiera ir a la compra?
Banquero: Tendrás que pedir cita en tu oficina. Siguiente.
Marta: (sensiblemente alterada) Mira, me lo vas a mirar tú y ahora, porque soy cliente de esta entidad, he perdido mi dinero, y no me voy a ir de aquí hasta que lo hagas...
Mujer que sale de sus casillas de “Atención personalizada”: A ver, nada de altercados, váyase a su casa y pida pista.
Marta: No me voy a ir sin mi dinero. Es mío, lo tenéis vosotros.
Señora atención personalizada: No, no, tú a tu casa.
Marta: (gritando) Cómo puedes ser tan (perra) desalmada.
Sale un tipo que parece el jefe de todo eso.
Jefe de todo eso: Señora, se me calma, aquí no toleramos que se grite ni que se nos insulte.
Marta: No tolero que no me atiendan cuando pago mis cuotas, que además son muy caras.
Insulto un poco al cajero, esto es verdad, (soy de Santa Coloma, cuando me encienden, me sale la vena bacala) y el señor jefe de todo esto llama a seguridad para que me lleven.
Me pongo a llorar de la rabia. ¡Copón! ¡Qué rabia me da llorar de rabia! Le grito que quiero comprar la merienda a mi hija. Lamentablemente no es mentira (quiero comprar pan y hacerle a mi hija un bocata). Debo dar mucho miedo (de desequilibrada) y logro que el señor don jefe me mire las cuentas antes de que venga la poli privada.
La Caixa ¿parlem? Se trata de un error informático, lamento que no la hayamos tratado como deberíamos, pero usted también es muy mala, mira qué gritarnos (bueno más o menos), ya tiene su dinero de vuelta, puede comprobarlo en el cajero, que tenga un buen día, gracias.
Me voy con temblores, y con mi pasta, pero preguntándome qué le pasará a las que no hablan bien el idioma o son más obedientes, cómo pasarán esta semana sin dinero hasta la cita en su oficina. Mientras tanto, se confirma la gran fusión de La Caixa con Bankia, creando la banca más grande de España que empiezan sus conjuntas aventuras abaratando costes. Cierres de oficinas y miles de despidos. Quizá próximamente también el Cajero de Cristo tendrá que pasar un calvario de gritos para comprarse un bocata.
Sí, mira, los que van a morir te saludan.
Hola, me llamo Marta Bassols y hoy he perdido la chaveta en una oficina de la Caixa.
Si hay guionistas que me leen, os regalo una escena para vuestras películas. Hagamos comedia de los dramas nacionales. ¡Viva Berlanga! La leña, siempre, mejor del árbol...
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Marta Bassols
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