1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

El trabajo en las transiciones ecosociales

Para abordar las inevitables transiciones a las que nos aboca el choque con los límites ambientales, las luchas ecologistas y por la justicia social deben unirse y, además, impulsar cambios muy profundos en el orden socioeconómico

Luis González Reyes 3/11/2020

<p>Capitalismo climático</p>

Capitalismo climático

La Boca del Logo

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Cualquier transición ecosocial se enfrenta a tres desafíos fundamentales. El primero es el grado de profundidad y la amplitud de los cambios necesarios. El segundo es la alta velocidad a la que tienen que suceder esas transformaciones. Y el tercero consiste en que muchas de esas transformaciones se van a producir inevitablemente, pero sin capacidad para planificarlas ni dirigirlas.

La pandemia ha golpeado duro a CTXT. Si puedes, haz una donación aquí o suscríbete aquí 

En lo que concierne a la profundidad y amplitud de los cambios necesarios se pueden destacar tres aspectos fundamentales que requieren un cambio. El primero es nuestra matriz energética, que tiene que pasar de basarse en combustibles fósiles a hacerlo en energías renovables. Solo así se pueden esquivar los peores escenarios de la emergencia climática o de la extinción masiva de especies. Este no es un cambio nimio, pues las energías renovables tienen características diferentes a los fósiles. Por ejemplo, incluso en un escenario de máximos, aportarían bastante menos energía total de la que estamos utilizando en la actualidad. Esto se debe a su característica intrínseca de fuentes poco concentradas y sujetas a una cierta intermitencia. Pensar en un mundo con menos energía disponible es pensar en otra economía y otra sociedad.

El segundo factor es que no solo se están agotando las fuentes energéticas fósiles, sino también muchos elementos. Desde el fósforo, indispensable en la agricultura industrial, hasta muchos elementos centrales en las renovables de altas prestaciones. Es decir, que la transición energética, además, tiene que ser a unas renovables tecnológica y materialmente sencillas. El cambio de las bases materiales de nuestra economía implica una transición de economías de extracción (mineras), a economías de producción, que no son otras que las agrícolas. De economías basadas en minerales, otras articuladas por la biomasa.

Por si esto fuese poco, además se hace imprescindible un cambio del modelo económico, pues el capitalismo requiere de un crecimiento constante para no entrar en crisis (es decir, para poder funcionar) y este es imposible de mantener. Entre otros factores, esto se debe a que existe una correlación lineal a nivel global entre el PIB y el consumo material y energético. No existe la desmaterialización de la economía.

Entramos con el segundo desafío: la velocidad de la transición. Uno de los elementos que obligan a una transición acelerada es la emergencia climática. El cambio climático no es un proceso lineal. Pasado un umbral determinado (que probablemente esté en un incremento de temperatura de 1,5ºC, del que ya estamos muy cerca), va a dar igual cuantas emisiones realice el metabolismo humano, porque el propio planeta se convertirá en emisor neto de gases de efecto invernadero. Y esto no cesará hasta alcanzar otro nuevo equilibrio 4-6ºC superior al preindustrial, que haría la gran mayoría de la Tierra inhabitable para el ser humano. Algo similar le ocurre a la disfunción ecosistémica.

Por ello, atendiendo a la emergencia climática, necesitamos determinar cuál debería ser la reducción de emisiones para no sobrepasar 1,5ºC. Naciones Unidas plantea que estas tienen que ser del 7,6% al año a nivel global. Esto implica una reducción del 58% en 2030 respecto a las emisiones en 2019. Pero, en un mundo atravesado por la desigualdad, las responsabilidades de unos territorios y otros son muy distintas. Para nuestro estado, que es uno de los principales emisores históricos y per cápita del mundo, las reducciones tendrían que ser mayores, por lo menos del 10% al año. Esto significa una bajada del 65% en 2030. Para hacernos una idea de lo que esto supone, las reducciones que se produjeron en la antigua URSS cuando colapsó fueron del orden del 4% en los años en los que fueron más importantes. Estamos hablando de casi el doble, a nivel planetario y sostenidas en el tiempo.

Esto tiene un corolario y es que no podemos realizar programas en dos tiempos del tipo “primero se hace lo más fácil para ganar tiempo y después lo difícil”. El cambio tiene que ser en un único paso. Realizarse de una.

Finalmente, varias de las transiciones se van a producir inevitablemente y con bastante celeridad. Por ejemplo, más allá de las voluntades políticas, los combustibles fósiles están dando claros síntomas de agotamiento geológico y las empresas del sector están reduciendo fuertemente sus inversiones (porque les salen ruinosas). Esto implica que la reducción de la disponibilidad energética, que ya estamos viviendo, se va a acrecentar. Considerando la dependencia del capitalismo de los combustibles fósiles, una profundización de la crisis vigente es más que probable. Esto es un problema de primer orden pues, en escenarios caóticos, quienes son más vulnerables tienen muchas opciones de ver muy seriamente comprometida la satisfacción de sus necesidades.

El trabajo en las transiciones ecosociales

Considerando estos retos, en Escenarios de trabajo en la transición ecosocial 2020-2030 hemos modelado qué tipo de transformaciones habría que llevar a cabo en el mundo del trabajo y por ende en la economía. Para ello, hemos creado tres escenarios. En el primero, que denominamos BAU, planteamos que todo siguiese en el mismo sentido que va en la actualidad. El resultado es catastrófico, pues las emisiones aumentarían un 21% en 2030 respecto a 2019. Lo que tendríamos por delante serían veranos aún más tórridos y largos, con lo que eso conlleva de reducción de la disponibilidad de agua para el turismo o la agricultura (no olvidemos que el verano ya dura en la Península ibérica 5 semanas más). O tormentas como Gloria más frecuentes, virulentas y encadenadas. Es claramente el peor escenario, incluido para el empleo, pues no hay trabajo en un planeta devastado.

El segundo escenario es el Green New Deal (GND). Incluye los componentes habituales de las propuestas de capitalismo verde, con un fuerte incremento de las renovables de alta tecnología, las TIC y el estado social. Pero, a la vez, es un GND decrecentista, pues también modela una importante reducción de la movilidad o de la climatización de los espacios públicos y privados, y una reconversión hacia la agricultura ecológica. Este escenario no contempla que en la próxima década vaya a existir ningún límite en la disponibilidad material y energética, lo que es muy poco probable.

El escenario GND reduce de forma considerable las emisiones (-45%), pero se queda lejos de hacerlo de manera suficiente (-65%), incluso sin considerar la justicia climática (-58%). Podríamos decir que va a una velocidad insuficiente. Y la velocidad es fundamental en el escenario de emergencia climática pues, cuanto más tiempo tardemos en conseguir que la concentración de CO2 se sitúe por debajo de las 350 ppm (actualmente supera ampliamente las 400), más posibilidades habrá de que se supere el umbral de los 1,5ºC.

El tercer escenario es el Decrecimiento (D). Este construye una economía más pequeña, local e integrada en los ecosistemas (es decir, más agroecológica y menos industrial). Para visualizar el nivel de actividad económica, en 2030 esta sería algo inferior a la que ha existido en abril en España, durante la parte más dura del confinamiento. Una forma de expresar la localización de la economía es que el modelo plantea un recorte de un 80% del tráfico marítimo (principal fuente de entrada de mercancías en España). Además, el escenario D también apuesta por la desalarización y por la construcción de autonomía política y material, que son elementos centrales para romper con el capitalismo que, a su vez, es el vector central de destrucción ambiental.

Si analizamos los distintos sectores productivos, las horas de trabajo dedicadas a construcción, transporte, finanzas, turismo, industria y TIC tendrían que descender ostensiblemente. En el caso del turismo, las horas no se desplomarían porque el sector de la restauración tendría solo un leve descenso, no así el del hopedaje. En el caso de la industria, aunque hay una reducción neta de horas de trabajo, lo más significativo es la reconfiguración del sector, con una diversidad mucho mayor del tejido productivo para poder hacer frente a una economía menos globalizada. Esto se muestra en la revitalización del procesado de alimentos, la fabricación de muebles o el textil. Además, se apostaría por un sector industrial de bajo impacto ambiental.

En contraposición, el sector de la energía y, sobre todo, de la silvicultura y la alimentación experimentarían fuertes subidas. Además, se reconfigurarían de manera apreciable. La energía evolucionaría desde un mix basado en los combustibles fósiles de importación, hacia otro renovable en el que estas no solo produzcan electricidad, sino también trabajo directo. En el caso de la alimentación se desarrollaría con fuerza la agroecología.

El resultado final es que el sector alimentario pasaría a ser el tercero con más horas dedicadas, solo por detrás del de cuidados remunerados (sanidad, educación, etc.) y comercio, y a un nivel similar que el de servicios. En cambio, el transporte y la construcción, que en 2019 tenían un número de empleos similar a la alimentación, el turismo, la industria y la administración del estado, dejarían de estar al nivel de todos esos sectores y quedarían en un tercer escalafón de importancia en términos de empleos.

En el plano personal, las emisiones de la climatización de los espacios públicos y privados se reducirían un 50%. Esto implicaría, más allá de medidas de aumento de la eficiencia, cambiar aires acondicionados por ventiladores, o pasar de calentar las casas a calentar determinadas estancias (el baño o la sala de estar) o a las personas (braseros debajo de mesas camilla). También hay una fortísima reducción de la movilidad en avión y en automóvil.

El escenario D alcanzaría las reducciones necesarias de GEI (-68%) acordes a criterios de justicia ambiental internacional. Pero, a diferencia de los escenarios BAU y GND, que crearían empleo neto manteniendo el actual mercado laboral, destruiría 2.000.000 de puestos de trabajo.

Esto en lo que concierne al trabajo remunerado. En lo que respecta al trabajo no remunerado, que es más de la mitad del trabajo que realiza ahora mismo la sociedad española (el 53%), en el escenario D modelamos un incremento de esos trabajos para autogestionar a nivel familiar parte de los cuidados que deja de proveer el mercado. Eso sí, teniendo especial atención a que esto no refuerce las relaciones patriarcales que ya existen en el interior de los hogares.

Implicaciones políticas

Una conclusión importante de que el escenario D sea el único que consigue realizar las reducciones necesarias para encarar la emergencia climática es que las políticas que contempla tienen que acompañarse de una reestructuración drástica del sistema laboral. Una primera media sería el reparto del trabajo (no solo del empleo, sino también de las tareas de cuidados no remuneradas). Por ejemplo, con una jornada de 30 horas semanales y reparto del empleo, en el escenario D se generarían 1.300.000 empleos netos. Pero a buen seguro que serían también imprescindibles mecanismos de reparto de la riqueza, como la renta básica de las iguales o expropiaciones (incluidas tierras para poder poner en marcha la ruralización social que el escenario D dibuja como necesaria). Dicho de otro modo, la transición ecológica debe ser al tiempo hacia sociedades más justas y autónomas.

Otra conclusión es que no podemos enfrentar la crisis ambiental, la crisis de la vida, sin cambios muy importantes en la economía y la organización social. Estos cambios no solo son muy complicados y urgentes, sino que no van a estar exentos de dolor social. Pero no nos engañemos pensando que podemos no llevarlos a cabo: un decrecimiento, localización y primarización de la economía es inevitable como consecuencia de los límites ambientales. Lo que está en juego es cómo de justa sea la transición.

Finalmente, esta profunda reestructuración socioeconómica puede tener sentido no solo ambiental, sino también vital. Si se pusiesen en marcha las medidas planteadas en el escenario D, trabajaríamos menos horas en total, dedicaríamos más a los cuidados no remunerados, menos al empleo (tanto público como privado) y aparecería un campo de trabajo autogestionado no capitalista enmarcado en la economía social y solidaria. Para mí, una vida que merece más ser vivida.

La pandemia ha golpeado duro a CTXT. Si puedes, haz una donación aquí o suscríbete aquí 

-------------------

Luis González Reyes es miembro de Ecologistas en Acción.

Cualquier transición ecosocial se enfrenta a tres desafíos fundamentales. El primero es el grado de profundidad y la amplitud de los cambios necesarios. El segundo es la alta velocidad a la que tienen que suceder esas transformaciones. Y el tercero consiste en que muchas de esas transformaciones se van...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autor >

Luis González Reyes

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí