EN PRIMERA PERSONA
‘Billy’, la voz de los sin voz
El 11 de noviembre se estrena en el Festival de Cine de Sevilla ‘Billy. Torturas, impunidad, silencio’, un documental dirigido por Max Lemcke y coproducido por CTXT
José Luis Úriz Iglesias 9/11/2020
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
El próximo jueves 11 de noviembre se estrena en el Festival de Cine de Sevilla Billy. Torturas, impunidad, silencio, una película-documental del cineasta Max Lemcke en la que he colaborado con mi testimonio.
La pandemia ha golpeado duro a CTXT. Si puedes, haz una donación aquí o suscríbete aquí
Reconozco que aún no he visionado el montaje completo. Quería sentir la emoción en la sala de proyección de su estreno. Eso pensaba hasta que el dichoso coronavirus nos ha demostrado que no lo va a permitir, así que tendré que verlo desde casa de manera telemática.
De alguna manera, ese trabajo de Lemcke supone pagar una parte de la deuda que la sociedad española tiene con las gentes que sufrimos a ese siniestro personaje. Gracias por tanto a Max, por su inmensa labor didáctica. Hacía falta.
Antonio González Pacheco fue (digo bien porque el coronavirus se lo llevó el pasado mayo) un miembro relevante de la brutal Brigada Político Social (BPS) que durante el tardofranquismo persiguió con saña a los demócratas que luchábamos para finiquitar aquel régimen de opresión y terror.
Su actividad se centró fundamentalmente en el ámbito universitario –aunque no solo–, donde se convirtió en una oscura leyenda con su apodo, Billy El niño, supongo que debido a su aspecto aniñado. Le gustaba tirar de pistola y le caracterizaba su crueldad.
La misión de Billy no era tanto conseguir información, sino destrozar, quebrar física y psicológicamente a sus interrogados
La BPS cumplió el papel de perros de presa del régimen y allí se dieron cita policías profesionales que querían lanzar sus carreras, adictos a la ideología dominante y también psicópatas como Billy, que disfrutaban haciendo sufrir, humillando a sus víctimas. Su misión al ejercer sus interrogatorios y sus torturas no era tanto conseguir información, sino destrozar, quebrar física y psicológicamente a sus interrogados.
La película trata sobre eso y recoge los testimonios de una veintena de demócratas, entre ellos el mío. En diversas ocasiones he relatado en mis artículos que durante los años setenta fuimos detenidos, interrogados, sufrimos malos tratos y torturas de diferente intensidad a manos de ese canalla. El documental es un relato colectivo desgarrador de aquel sufrimiento, que durante demasiado tiempo esta democracia ha mantenido silenciado. Max ahora nos da voz a los sin voz.
Entre otros José María Chato Galante, al que por las paradojas del destino el virus nos arrebató también unos días antes que a Billy. Víctima y victimario unidos por la pandemia; justicia a medias.
Etse 11 de noviembre, fecha de su estreno en el Festival de Sevilla, será uno de esos días que se consideran históricos, porque quienes asistan a su visionado no solo estarán observando una pequeña parte de nuestra historia no tan lejana, también escucharán a quienes dejaron una parte de su vida para que ahora podamos disfrutar de esta democracia.
Un sistema imperfecto, defectuoso en algunos aspectos, con elementos a corregir, pero democracia al fin y al cabo.
No se hablará de gentes ya fallecidas o asesinadas en las cunetas, sino que serán testimonios en primera persona de víctimas vivas. Es probable que también hablemos en nombre de otras que no pueden hacerlo. En mi caso, además de en Chato, pensaré en Enrique Ruano.
Ojalá mucha gente joven vea esta película-documental, porque necesitamos que las nuevas generaciones conozcan lo que aquí ocurrió hace apenas 50 años. Es probable que al ver y escuchar nuestros testimonios, puedan apreciar con nitidez las diferencias que existen entre la dictadura de la que disfrutó Billy y la democracia de ahora.
Les pediría que después extiendan por doquier su experiencia de ese día, para que más y más jóvenes lleguen a verla y escucharnos. Lo necesitamos, será así una labor didáctica de higiene democrática imprescindible.
Entonces te perseguían, te detenían, te apaleaban o torturaban, por el “delito” de luchar por las libertades en nuestro país, por el sólo motivo de opinar diferente que el poder establecido.
El franquismo utilizó a esos perros guardianes de la BPS, a gente como Billy, para garantizar su continuidad. Resultaba terrible cuando en pleno interrogatorio a algunos de nosotros nos aseguraba con sorna: “Cuando el franquismo pase yo seguiré aquí, porque siempre harán falta policías”. Lamentablemente tenía razón al decirlo: Billy siguió trabajando muchos años, sin castigo y con medallas.
Los que damos testimonio en la cinta de Max, sólo demandamos verdad, memoria, justicia, reparación. Memoria para que nuestro relato jamás se olvide, que quede en el recuerdo colectivo de nuestro pueblo; justicia para que quienes lo perpetraron de alguna manera lo paguen, y reparación para que la sociedad, nuestros dirigentes, reconozcan el sufrimiento que padecimos.
Los que damos testimonio en la cinta de Max, sólo demandamos verdad, memoria, justicia, reparación
Por ejemplo, que la próxima Ley de Memoria Democrática recoja la retirada de cualquier condecoración o reconocimiento a quienes nos maltrataron y torturaron. Y en concreto a Billy de manera póstuma.
Desde estas líneas animo –si la pandemia lo permite– a que se acuda al estreno de Billy. Torturas, impunidad, silencio y que después se haga un esfuerzo para distribuirla en cines, plataformas y televisiones a lo largo y ancho del país, con el fin de que sea vista por la mayoría de la ciudadanía. En concreto, aquí ETB debería involucrarse en ello. Nos lo deben, nos lo debéis.
Ahora que se habla tanto de una serie como Patria, existe también la obligación de que esta película se abra un hueco en la programación.
Que en este país nunca jamás existan torturas, ni impunidad, ni mucho menos silencio y olvido. El 11 de noviembre, en Sevilla, aunque la covid-19 no nos permita estar físicamente, nuestro testimonio, nuestra voz, retumbará como un enorme grito a favor de todo ello.
Un grito que debería llegar a toda la ciudadanía.
Veremos...
-------------------------
José Luis Úriz Iglesias es exparlamentario y concejal del PSN-PSOE.
La pandemia ha golpeado duro a CTXT. Si puedes, haz una donación aquí o suscríbete aquí
El próximo jueves 11 de noviembre se estrena en el Festival de Cine de Sevilla Billy. Torturas, impunidad, silencio, una película-documental del cineasta Max Lemcke en la que he colaborado con mi testimonio.
La pandemia ha golpeado duro...
Autor >
José Luis Úriz Iglesias
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí