Apenas una de cada cinco calefacciones que se encienden en España, uno de los países de la UE que más energía verde genera, se alimenta con fuentes renovables. Esto es lo que señalan los datos que acaba de actualizar Eurostat sobre el uso de estas fuentes descarbonizadas en los sistemas de climatización de los hogares, las escuelas y las industrias de la Unión Europea, donde el uso de energías renovables en calefacciones y refrigeración también arroja ratios muy discretos (22%), aunque superiores a los de nuestro país. 

En Suecia, Letonia, Finlandia o Estonia, más del 50% de la energía que se destina a calefacciones y otros aparatos de refrigeración proviene de renovables

No son, en cualquier caso, cifras circunstanciales. La mitad de la energía que se consume en la Unión Europa tiene como destino las calefacciones y los sistemas de climatización, que a su vez se sitúan como uno de los principales agentes contaminantes a nivel atmosférico. Y si bien la media de la región se sitúa ligeramente por encima del 20% a la hora de usar fuentes verdes para calentar o enfriar viviendas y otros espacios, existen diferencias muy notables entre los países que también demuestran esfuerzos dispares frente a los objetivos medioambientales y la ya manida transición ecológica.

En Suecia, Letonia, Finlandia o Estonia, más del 50% de la energía que se destina a calefacciones y otros aparatos de refrigeración proviene de fuentes renovables. Una situación similar a la de nuestro país vecino Portugal, con un porcentaje por encima del 40%.  

Por su parte, España (18,9%) se sitúa como el séptimo Estado por la cola en la medición del portal estadístico, aunque otros países como Irlanda, Países Bajos o Bélgica están en una situación aún más delicada: en ninguno de ellos las fuentes renovables suponen más del 10% de la energía que alimenta las calefacciones y los sistemas de climatización.

Si se atiende a las cifras de otros años, tanto los ratios de la Unión Europea como los de nuestro país muestran ciertas mejorías durante la última década, aunque con un crecimiento lento y algunos periodos de estancamiento. En 2009, un 16,7% de la energía usada en la UE para calefacciones y sistemas de refrigeración y un 13% de la usada en España para el mismo fin provenía de fuentes verdes. A cierre de 2019, el ratio apenas ha crecido 5,4 y 5,5 puntos, respectivamente.

El uso de energías renovables en los sistemas de climatización se antoja fundamental para lograr reducir el deterioro medioambiental y la mala calidad del aire. Según la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), solo la calefacción es responsable del 56% de emisiones de partículas contaminantes, frente al 13% que produce el tráfico rodado.

La concentración de CO2 en la atmósfera, por su parte, ha seguido creciendo durante este año 2020, pese a las fuertes limitaciones en la movilidad y el parón de la actividad provocado por la pandemia. Según recoge el informe Carbon Outlook, que acaban de publicar la Universidad de Exeter y la Unión Europea, las emisiones de CO2 han descendido cerca de un 7% durante este año, pero esto no ha evitado que la concentración atmosférica de las partículas contaminantes registre un nuevo aumento y que todavía se sitúen un 48% por encima de los niveles preindustriales, un 16% por encima de los niveles de 1990 y 3% por encima de los niveles de 2015.

También durante los últimos días, otro informe de la organización ecologista SEO ha demostrado que, pese a la urgencia climática y al estancamiento de las cifras sobre contaminación, el medio ambiente sigue siendo un asunto residual en la agenda política de nuestro país: de las más de 71.000 iniciativas parlamentarias que se registraron entre las legislaturas XII (2016-2019) y XIII (de mayo a septiembre de 2019), las relacionadas con este ámbito apenas presentaron un 0,8% del total.