1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

Cine

¿Debería poder ganar un documental el Goya a Mejor Película?

A raíz de lo ocurrido con ‘El año del descubrimiento’ y ‘My mexican bretzel’, reflexionamos sobre la pertinencia de que documental y ficción compitan en igualdad de condiciones

Carlos Lara 2/04/2021

<p>Fotograma de My Mexican Bretzel.</p>

Fotograma de My Mexican Bretzel.

Bretzel & Tequila Film Productions

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El año del descubrimiento y My mexican bretzel fueron, probablemente, las dos mejores películas españolas de 2020. Ambas estuvieron nominadas al Goya a Mejor Película Documental (estatuilla obtenida por la primera). Pero ¿por qué no podía ganar alguna de ellas el premio de Mejor Película, a puesto que eran mejores que cualquiera de las nominadas en esa categoría? Más allá de derivas industriales –que es, al final, de lo que hablan estos premios–, de si habían sido propuestas a esa categoría, de si los actores –gremio mayoritario en la Academia– votan películas que no cuentan con ellos… la cuestión demanda una reflexión más amplia. Una reflexión que empieza por la definición misma de qué es ficción y qué no lo es. 

El documental tiene una particularidad que ya de inicio dificulta cualquier debate en torno a él: no hay una definición clara de qué es. Peor aún, se define por la negación de su opuesto. De acuerdo con las bases de la Academia de Cine son documentales aquellas películas que puedan “considerarse no ficción”. El documental, por tanto, como todo lo que no es imaginario o fingido. Pero hay más: como parece que ellos mismos son conscientes de la falta de rigor teórico, o de que puede resultar confuso, se aclara que “en caso de duda, la aceptación de una película con el género de documental deberá ser ratificado por la Junta Directiva”. 

Esta no-definición se apoya en la veracidad de los hechos que vemos en pantalla. Lo problemático está en que, así definido, solo se tiene en cuenta lo que la película cuenta y no cómo lo cuenta. Y no hay que irse muy lejos para encontrar ejemplos de cómo puede modificarse la realidad (o, si no, recuerden las fotografías con teleobjetivo de las calles supuestamente abarrotadas durante el confinamiento). Bajo una concepción tan limitada de las posibilidades cinematográficas, El año del descubrimiento y My mexican bretzel estarían más cerca de competir en la misma categoría de un telediario o un reportaje que en la de Las niñas o Ane. No obstante, lo cierto es que ambas películas ponen en funcionamiento los mismos recursos –y engaños– que puede haber en una película de Tarantino. 

Probemos entonces con otra definición, esta vez de John Grierson, uno de los padres del documental: “No es más que el tratamiento creativo de la realidad”. Esto implica que el cineasta parte de una realidad existente a la que aplica estrategias propias de la ficción. ¿O acaso nosotros cuando grabamos con el móvil un video para redes sociales, o cuando lo editamos con continuos jump cuts, no estamos poniendo en práctica retóricas interiorizadas provenientes del cine de ficción? ¿Son acaso menos documentales esas imágenes que las de My mexican bretzel? ¿Hay menos ficción en esos cortes que en los de Al final de la escapada?

Por tanto, la diferencia entre Adú y El año del descubrimiento no está en que el argumento de la primera no tenga relación con el mundo real y la segunda sí. La diferencia está en que el espectador, al considerar que la segunda es documental, le presupone una veracidad que la primera no tiene. Es decir: porque al estar así realizado, asumimos que El año del descubrimiento funciona como documento de una realidad histórica. Sin embargo, para conseguir que el espectador realice esta lectura, Luis López Carrasco ha tenido que hacerse muchas de las mismas preguntas que se hizo Salvador Calvo para planificar Adú: ¿Dónde poner la cámara? ¿Qué relación hay entre la primera imagen y la última? ¿Qué queda fuera de cuadro? ¿Cómo iluminar? ¿Es pertinente mover la cámara? ¿Cómo se estructura el discurso? ¿Cuál es el punto de vista?

Contestar a estas preguntas supone descartar infinidad de opciones. Lo que hace que Luis López Carrasco se decante por una posibilidad de entre un millón puede responder a convicciones éticas o estéticas, pero en cualquier caso supone una decisión subjetiva. De hecho, lejos de ser una verdad absoluta, El año del descubrimiento pone en cuestión la verdad oficial, esa que cuentan los telediarios. Y para hacerlo utiliza recursos de montaje y de puesta en escena: 

Fotograma 1 

Al montar en paralelo (dentro del mismo plano) imágenes del presente con archivo de 1992, inevitablemente está estableciendo un diálogo entre pasado y presente; causas y consecuencias. Además, no es raro ver imágenes de la cocinera con audio documental de noticiarios del año 92. La yuxtaposición de imágenes y audio documentales sin aparente relación entre sí, ni temática ni temporal, es lo que genera una determinada reflexión. Una operación puramente de puesta en escena que resignifica el referente documental. Y En el año del descubrimiento hay decenas de decisiones brillantes que involucran elementos de la ficción y de las que se desprende el discurso de la película.

Fotograma 2

Fotograma 3

El más llamativo de estos recursos seguramente sea la pantalla partida. Sin embargo, es una estrategia de puesta en escena tan antigua como la ficción: desde el Suspense de Lois Weber o el Napoleón de Abel Gance hasta, más recientemente, el Kill Bill de Quentin Tarantino. Pero si en Weber o Tarantino era usado como generador de suspense (ya saben, la vieja Teoría Hitchcock de enseñarle la bomba al espectador antes de que explote, es decir, otorgarle más información de la que conocen los personajes), López Carrasco multiplica sus funciones. Por ejemplo, le sirve para, a través de similitudes gráficas, establecer diálogos entre distintas generaciones que comparten las consecuencias de lo ocurrido (fotogramas 2 y 3). 

 Fotograma 4
 

 Fotograma 5

Pero la función principal de la pantalla partida es que veamos simultáneamente acción y reacción en una conversación (fotograma 4), cumpliendo así algunas de las consideraciones de Bazin sobre el realismo cinematográfico: si cada fragmento –esto es, cada toma de vista– en la planificación analítica de una escena supone una elección del director (pues decide por nosotros lo que hay que ver), El año del descubrimiento nos da la capacidad como espectadores de “tomar posición sobre la realidad en cuanto tal” gracias a la puesta en escena simultánea. A diferencia de la propuesta de Bazin (basada en el uso de planos largos, generales y con profundidad), López Carrasco renuncia a la profundidad de campo (otra elección común a cualquier proyecto de ficción), lo cual añade dificultad a sus logros. Pero gracias a eso consigue también instantes de belleza sobrecogedora.  

Fotograma 6

Fotograma 7

En la tercera parte, tras un largo recorrido por imágenes de las manifestaciones del 92 y el testimonio de los que lo vivieron, el montaje sustituye el ruido de las revueltas por el silencio total y coloca, en paralelo a esos testigos, un significativo plano con profundidad de campo. En punto de fuga vemos un televisor encendido pero sin señal. Aunque se trata de un momento excepcional dentro de una película de tres horas y media, la coherencia de esta ruptura formal es absoluta. López Carrasco consigue, gracias al lenguaje cinematográfico, dar forma a lo abstracto –la desmemoria– y ponernos delante de la verdad que persigue el film. Esta verdad no tiene que ver con la objetividad absoluta ni con la neutralidad, sino con la adquisición de consciencia de que existe otra verdad distinta a la oficial.

No obstante, el culmen de este tratamiento creativo de la realidad lo encontramos en la manipulación del material original. Por un lado, el empleo de recursos que funcionan como atrezzo (manipulación de la realidad previa). Es el caso, por ejemplo, del humo (cigarros, cocina, manifestaciones, disturbios…), elemento muy vinculado a géneros como el noir y que aquí tiene una presencia constante para vincular, de nuevo mediante transiciones gráficas, pasado y presente. Y, por otro lado, una manipulación en postproducción del material grabado, generando así una confusión en cuanto a la procedencia de las imágenes: ¿son todas de 1992? Gracias a esta proximidad estética entre las entrevistas actuales y el archivo histórico, pasado y presente se igualan. Es como si López Carrasco cosiese aquellas causas a estas consecuencias hasta hacerlas inseparables. 

Fotograma 8
 

Fotograma 9

Si El año del descubrimiento toma elementos del cine negro o el suspense para elaborar un discurso sobre lo real (quizá la mejor denominación del documental sería, como propone Fernando Martín Peña, cine de lo real), la batería de elementos ficcionales que encontramos en My mexican bretzel es aún mayor. De hecho, contradice la condición sine qua non que la propia Academia establece para optar al Goya como documental: “que el énfasis temático recaiga en un hecho, actividad o acontecimiento, y no en una ficción”. Y es que, en cuanto a su argumento, la película de Nuria Giménez Lorang funciona como un melodrama y, por tanto, como una ficción. Si cogemos, por ejemplo, la definición clásica que Jean-Loup Bourget hace del melodrama y la comparamos con My mexican bretzel descubrimos que coinciden casi punto por punto: “hay un personaje-víctima, frecuentemente una mujer” (Vivian Barrett), “una intriga que reúne peripecias catastróficas” (el accidente de Léon Barrett, la tragedia de Le Mans, el declive del matrimonio), y “un tratamiento que pone el acento en el sentimentalismo haciendo que el espectador se identifique con el punto de vista de la víctima” (el cáncer de Vivian Barrett, la narración en primera persona). 

Giménez Lorang transgrede hasta tal punto el carácter documental del material de archivo que convierte a sus abuelos en actores involuntarios. Partiendo de ahí, su propuesta consiste en explorar las posibilidades de esas imágenes reales para crear una ficción ajena a toda verdad histórica. Las estrategias retóricas utilizadas por Giménez Lorang sirven para ilustrar el estado emocional o psicológico de su protagonista, que no es su abuela sino Vivian Barrett. Cuando ella está incómoda porque Léon la graba sin su consentimiento, o porque no deja que haga lo que quiere, el archivo está escogido y montado para transmitir esta sensación: planos lejanos de ella, en los límites del encuadre, empequeñecida o tapada (fotogramas 10 y 11). Léon, por el contrario, aparece en amenazante contrapicado (fotograma 12). A propósito de este último plano, Giménez Lorang encuentra en su archivo otro parecido y se las arregla para, colocándolos de forma separada en la trama y aprovechando las semejanzas de composición, hacerlos dialogar hacia el final, cuando Vivian ya no es feliz con su marido. Establece así un brillante vínculo entre sendos estados emocionales, señalando la primera aparición (fotograma 12) como uno de esos detalles que pasan desapercibidos en un principio pero que más tarde, cuando todo se ha roto (fotograma 13), los recordamos como síntomas de que algo no iba bien. Entre una imagen y otra han transcurrido varias décadas.

Fotograma 10

Fotograma 11  

 Fotograma 12
 

Fotograma 13

Porque, aunque Giménez Lorang no ha podido tomar decisiones de rodaje sobre el tamaño de los planos o la posición de la cámara (¡qué magníficos operadores de cámara, por cierto, fueron sus abuelos!), sí toma las decisiones que le corresponden a cualquier directora de ficción: la selección y disposición del orden de los planos. Y eso le permite –gracias también a disponer de 29 horas de material grabado– escoger qué escalas y qué composiciones se adaptan mejor a lo que la historia cuenta. De manera brillante, en la primera mitad del film abundan planos en los que Vivian y Léon comparten un mismo espacio en el encuadre (fotograma 14). Sin embargo, en la segunda mitad y a medida que el amor se pierde y se produce el distanciamiento entre ellos, es común verlos (sobre todo a ella) en encuadres solitarios, de espaldas y en planos generales (fotograma 15). 

Fotograma 14
 

Fotograma 15

Aunque sin duda, el momento más ferozmente ficcional de la película tiene que ver con una enigmática sucesión de planos de un ratón que huye de un búho. Esta serie se repite dos veces: para abrir la película y hacia el minuto 19, constituyendo una suerte de esquema de repetición a distancia donde solamente entran en relación dos motivos aislados. La segunda vez que vemos estos planos, los intertítulos anclan su significado: es una pesadilla recurrente en Vivian. Esto llama la atención sobre varias cuestiones. 

Fotograma 16
 

Fotograma 17

Por un lado, al mostrarlos en blanco y negro, Giménez Lorang está distinguiéndolos de la narración principal (en colores vivos) y los está vinculando a los otros dos únicos pasajes en blanco y negro: cuando Vivian viaja a Mallorca para encontrarse con su amante (fotograma 18) y la pesadilla del final (fotograma 19). Giménez Lorang relaciona mediante la puesta en escena la huida del ratón con la huida de la propia Vivian. Y gracias a la repetición, la pesadilla se revela recurrente y sinécdoque del funcionamiento de todo el argumento: en la línea del melodrama clásico, es la historia de una mujer reprimida. 

 Fotograma 18
 

Fotograma 19

Por otro lado, y más interesante en lo que atañe a la reflexión que plantea este texto, es inevitable que nos hagamos una pregunta: ¿hasta qué punto puede tener cabida la representación visual de lo onírico –y cuyas imágenes, por tanto, no vienen de la realidad física– en un documental? No olvidemos que El año del descubrimiento también se estructura en base a tres sueños (únicos momentos, por cierto, donde la pantalla no aparece partida). Sin embargo, en la película de López Carrasco la realidad del sueño está en ver a sus protagonistas contándolo.

Si de algo es documental My mexican bretzel es de la única certeza que tiene su creadora: la muerte. Esa es la única verdad de la que es prueba la película. Pero incluso para contarla, Giménez Lorang emplea hermosísimos recursos de la ficción. Conforme la vida de Vivian se va agotando, la película también parece ir muriendo. Hay una manipulación del archivo, apagando cromáticamente las imágenes. Pero también en lo que muestran: la vida, tan presente al principio (amigos, flores, naturaleza, calles abarrotadas) va dejando paso a lo inerte del trabajo mecánico o a la quietud de los maniquíes. Se trata de un conjunto de operaciones retóricas destinadas a desactivar la vida, o lo que había de vivo en las imágenes. Casi como un flash forward, la propia forma cinematográfica anuncia la muerte final.

Fotograma 20

Fotograma 21

Cuenta Steven Katz que hay dos tipos de encuadres: abiertos, típicos del documental en donde “el cineasta no puede controlar muchos de los elementos encuadrados” y cerrados, que buscan un cuidado estético propio de la ficción. Sin embargo, donde hay una imagen hay un interés. En la actualidad, es habitual ver composiciones abiertas en anuncios para vendernos como verdadera la eficacia de un producto. Pero también podemos ver esto en la propaganda política o hasta en las imágenes que subimos a redes sociales para ligar. Los distintos intereses buscan obtener beneficio apropiándose del efecto de verdad que tiene tradicionalmente la imagen documental. Ante esta situación, la única solución es educar al ojo para que aprenda a leer las imágenes. De El año del descubrimiento y My mexican bretzel se desprende un discurso (y adquieren un valor documental) solo gracias a la lectura de cómo está construida formalmente su narración y sus imágenes. Y para esta construcción formal, tanto Luis López Carrasco como Nuria Giménez Lorang utilizan los mismos recursos que tienen a su disposición cualquiera de los nominados a la categoría de Mejor Película. Que no puedan competir contra ellos responde a muchas lógicas, pero ninguna de ellas tiene que ver con la cinematográfica. 

El año del descubrimiento y My mexican bretzel fueron, probablemente, las dos mejores películas españolas de 2020. Ambas estuvieron nominadas al Goya a Mejor Película Documental (estatuilla obtenida por la primera). Pero ¿por qué no podía ganar alguna de ellas el premio de Mejor Película, a...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí