modelo político
Madrid es una jaula
Es difícil que alguien se interese por unas autonómicas (un martes laborable) si antes no lo hacía. Pero incluso en el improbable caso de que ganaran las izquierdas, sería solo por un rato. Estamos atrapados en el ‘style of life’ del PP
Fray Poll 13/04/2021
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Estos días Unidas Podemos presentó su lema de campaña para las autonómicas madrileñas: “Que hable la mayoría”. La propuesta es interesante: las políticas del PP benefician solo a una minoría; si el resto vota masivamente, entonces ganará la izquierda. Pero ¿es plausible esta hipótesis? ¿La propuesta del PP madrileño interesa solo a una minoría?
Podría parecer que un modelo basado en colegios concertados, coches contaminantes, precios disparatados de la vivienda, aseguradoras médicas o herencias millonarias libres de impuestos, es solo para una minoría pudiente. Pero no es así. El modelo de la metrópoli capitalina ha permeado en muchas capas sociales.
Madrid es la región del estado que concentra mayor número de universidades privadas (12 en total y 11 centros adscritos)
En primer lugar, Madrid es cochista. O lo es más que otras regiones. La última encuesta de movilidad (2018) lo deja en evidencia. El desarrollo residencial y de centros de trabajo en el extrarradio, junto a la enorme infraestructura para el automóvil, dejan un panorama muy difícil de revertir. La contaminación preocupa, sí, pero no a tanta gente como podría pensarse (un 18% según la encuesta del ayuntamiento de la capital de 2017).
Además, estamos en el paraíso de la educación concertada y privada. Es la segunda región del estado (después de País Vasco) con más alumnado en estos colegios (46%) y la que concentra mayor número de universidades privadas (12 en total y 11 centros adscritos).
En materia de vivienda (en esto no es una excepción) es una “sociedad de propietarios” y, aunque el modelo explotó en 2008, ha vuelto a recomponerse. Con la vivienda más cara, también es donde los precios se han recuperado más rápido y con más “vigor”. Además, es tierra de rentistas. No solo de grandes tenedores, pues como recordaba Enmanuel Rodríguez en este artículo, muchos de los hogares medios completan ingresos con rentas procedentes del alquiler.
En cuanto a la cobertura sanitaria, según datos el informe de la Fundación IDIS (2019), Madrid es la región con mayor porcentaje de población cubierta por seguros privados (un 38%). Cuando llevas años pagando por estos seguros, es difícil empatizar con la idea de que, los que no han pagado, vayan a tener una mejor sanidad que la tuya. Por tanto, les viene bien diferenciar entre un Quirón y un Zendal.
En asuntos fiscales, hasta un 46% está (al menos en las encuestas del CIS) en contra de la progresividad; es decir, opinan que todos deberíamos pagar el mismo tipo impositivo, independientemente de la renta. En cuanto al impuesto de sucesiones, a nivel estatal, el 72% está en contra (según datos del IEF de 2019), por lo que es fácil deducir que en Madrid tampoco es muy popular. En todo caso, el estudio del IERMB sobre coste de la vida revela que los madrileños ya pagamos un 23% más para cubrir nuestras necesidades básicas, quedándonos una menor renta disponible. Vivir en Madrid es, ya de por sí, un impuesto y queda poco margen (salvo para las rentas altas).
También podemos mencionar las políticas de corte social del PP, con muchos adeptos en las clases medias. Desde los jugosos descuentos a jóvenes y jubilados en los abonos de transporte, hasta las devoluciones de IRPF a los menores de 35 años que alquilan: son medidas de tipo general que no miran (o casi) la renta de los beneficiarios.
La batalla la estaremos ganando cuando pagar un seguro privado o un colegio concertado sea de tontos, de tirar el dinero, ya que lo público da un mejor servicio
A nivel sociocultural, los conservadores presentan un bloque muy poderoso: cuentan con la maquinaria de los medios de comunicación; con la presión de las clases medias aspiracionales; con los empleados que trabajan y se identifican con este modelo (desde obreros de la construcción a camareros, taxistas, porteros, etc.); y con el conjunto de personas comunes y corrientes que, por diferentes razones, se identifica con el antiguo régimen y sus herederos (policías y militares, personas vinculadas al entorno rural-conservador, etc.).
En cuanto al comportamiento electoral, solo recordar dos detalles. Ganar, lo que se dice ganar, las izquierdas lo lograron por última vez en las generales de 2004 y en las autonómicas de 2003. Long time ago. La izquierda alcanzó el Ayuntamiento de la capital en 2015, cuando andaba demoscópicamente supervitaminada. Además, como han recordado varios politólogos, la participación es un hábito muy arraigado. Por mucho que lo pidamos, es muy difícil que alguien se interese de pronto por unas autonómicas (celebradas un martes laborable) si antes no lo hacía.
En definitiva, todo apunta a que vamos a perder de manera espantosa. Pero, incluso en el improbable caso de ganar, sería solo por un rato. Porque vivimos en su jaula: el style of life del partido popular. Estamos atrapados. La alternancia es (casi) imposible. Así que, de momento, Madrid no tiene remedio.
¿Cómo se revierte esto? Sin duda, con un modelo antagonista que pasa por dotar a lo público de tanta calidad (en educación, sanidad, transporte, acceso a la vivienda…) que las clases medias terminen abandonando las vías privadas para resolver estas necesidades. Es decir, la batalla la estaremos ganando cuando pagar un seguro privado o un colegio concertado sea de tontos, de tirar el dinero, ya que lo público da un mejor servicio. Una tarea titánica que requiere de mucho tiempo y recursos; y que cuenta con demasiados y poderosos adversarios.
Pase lo que pase, la izquierda madrileña tiene que ser consciente de su deber tras el 4M: recomponerse, lanzar puentes, articular propuestas conjuntas, organizarse y tomar posiciones para 2023 (particularmente en la capital). Incluso en el caso de un fracaso total y desmoralizante, no perdamos de vista la magnitud de la tarea. Nuestra resistencia en las urnas será la mejor prueba de que, algún día, podremos salir de la jaula. Ánimo.
Estos días Unidas Podemos presentó su lema de campaña para las autonómicas madrileñas: “Que hable la mayoría”. La propuesta es interesante: las políticas del PP benefician solo a una minoría; si el resto vota masivamente, entonces ganará la izquierda. Pero ¿es plausible esta hipótesis? ¿La propuesta del PP...
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