Siempre da miedo enfrentarse a sí mismo. Pensar en quién eres, en qué has podido hacer mal. Da miedo hacerlo individualmente, a solas, pero da todavía más miedo hacerlo como sociedad.

Tenemos muchos problemas como colectividad. Siempre ha sido así, supongo. Todas las sociedades tienen dificultades, pero quizás unas consiguen afrontarlas más que otras. En mi opinión, la política es una herramienta para afrontar esos problemas, pero parece que la política ha muerto. Mientras un hombre de 58 años se suicidaba porque iban a echarle de su casa, el partido de gobierno, en principio progresista, llevaba a los tribunales la ley de regulación de alquiler catalana. Hagamos un ejercicio.

Pido a los miembros del PSOE que por un momento se imaginen no ser políticos. Imaginen que ese señor es su primo, su cuñado o su hermano, imaginen que no tienen trabajo y que tienen que pagar 800€ al mes por un techo y que no hay manera de conseguirlos. Póngase un momento en la piel de un ciudadano que, porque el partido de gobierno no quiere regular el precio del alquiler, llega a tal desesperación que la única salida que ve es la muerte. Hemos aprendido mucho de muertes estos dos años, la hemos tenido presente a todas horas, unos más de cerca, otros más de lejos, pero siempre ha estado aquí. Ustedes no tenían control sobre ellas, se han desvivido para intentar evitarlas, ¿por qué no se desviven de igual forma para evitar la de este hombre de 58 años?

En el año 2019 hubo 54.006 desahucios en España y, si bien estos se vieron reducidos por el estado de alarma, el confinamiento y el escudo social, en  2020 se produjeron 29.406. El 73,2% de estos desahucios se producen por el impago de alquiler. 29.406 personas se quedaron sin casa en plena pandemia. En el primer trimestre de 2021 esta cifra llegaba a los 10.961 en total; es decir, se incrementó en un 12,4% respecto al mismo periodo del año anterior.

Señores representantes del pueblo, ¿ustedes ven normal dejar a miles de personas en la calle? Ustedes, que afirman ser un partido progresista preocupado por los ciudadanos y que tienen en su mano elaborar una ley real para evitarlo, ¿duermen tranquilos por la noche?

¿Es una vivienda un bien de mercado, señor Ábalos? Y si lo es, ¿un bien de mercado justifica el suicidio de un ciudadano? ¿Por qué una vida arrebatada por el coronavirus nos parece una tragedia y no hacemos todo lo posible para evitar la de un ciudadano desesperado y maltratado por el sistema y por sus leyes?

Deben recuperar la sensibilidad, señores del gobierno, deben mirar a la sociedad a la que representan. Pongan distancia con las élites económicas y acérquense a nosotros, a los ciudadanos.

La política no debería servir para ganar dinero, ni para echarse los trastos a la cabeza, ni para arrebatar cada vez más derechos. Su trabajo, señores representantes, es intentar que los ciudadanos tengan acceso a los bienes básicos, es hacer cumplir los derechos humanos, hacer cumplir la Constitución que tanto defienden, es asegurar que nadie recurra al suicidio por no tener  algo que ustedes pueden darle. ¿Ha muerto la política?