1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

SALVADOR COBO / TRADUCTOR Y EXPERTO EN ORWELL

“Orwell aspiró a transformar la escritura política en un arte”

Esther Peñas 11/07/2021

<p>Salvador Cobo, en una fotografía reciente.</p>

Salvador Cobo, en una fotografía reciente.

Cedida por el entrevistado

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

A lo largo de sus más de quinientas páginas, el politólogo Bernard Crick analiza la figura poliédrica de George Orwell (India, 1903 - Londres, 1950), el retratista de los métodos de control que ejerce el poder, el creador del concepto terrorífico “Gran Hermano”, una vuelta de tuerca del panóptico que ideara Bentham en el XVIII. Sus ideales socialistas, enraizados en su yo más íntimo, no le impidieron criticar los excesos cometidos entre sus propias filas. Su manera de emplear la palabra recuerda a Jack London. También a Dickens. De su biografía, destaca –por proximidad– su lucha en el bando republicano durante la Guerra Civil española. Pero hay mucho más, del hombre, de la celebridad. La mayoría, recogido en George Orwell. La biografía (Ediciones El Salmón, 2020), traducida por Salvador Cobo y Sebastián Miras. Hablamos con el primero, experto en Orwell.

A su juicio, ¿qué es lo más fascinante de Orwell, como persona y como escritor?

Orwell supo desde muy joven que quería ser escritor. Tras varias tentativas literarias más bien infructuosas, encontró su voz bajo la forma de “escritor político”. En un famoso texto, decía que su mayor aspiración había sido transformar la escritura política en un arte. Partiendo de ahí, resulta admirable su rigurosa independencia intelectual, su capacidad para pensar fuera y más allá de las ortodoxias políticas e ideológicas de su época, su compromiso para denunciar las injusticias sociales, sin importar dónde se produjeran ni quién las causara.

Además de inspirar algunos de sus textos (Matar un elefante o Los días de Birmania), ¿de qué manera le influyeron sus cinco años en la Policía Imperial India en Birmania? ¿De dónde surge esa oposición radical y tan temprana, primero al imperialismo británico, después contra los autoritarismos alemán y ruso?

El vínculo de Orwell con “la India” era más profundo y venía de más antiguo: su padre había servido allí como modesto funcionario, y de hecho fue donde Orwell nació y vivió sus primeros años. Tiempo después, al acabar el instituto, en lugar de ir a la universidad, eligió servir como policía del imperio, y de resultas se convirtió en antiimperialista.

Demos un paso atrás para comprender su itinerario. Durante sus años en Eton, uno de los colegios británicos más prestigiosos y elitistas, Orwell desarrolló una suerte de rebeldía dandy: extraordinariamente precoz en sus gustos literarios, amén de mordaz y refractario ante la autoridad. Pero carecía de una conciencia antiimperialista, y mucho menos socialista. Fue en Birmania donde comprendió ser un “diente más en el engranaje del despotismo”. Bernard Crick cree que su antiimperialismo no le sobrevino de golpe; que se habría tratado más bien de un proceso gradual. El dominio británico sobre su imperio se fundaba en una mezcla de indiferencia, desprecio y brutalidad hacia sus súbditos, con un estatus no muy superior al de simples bestias. Orwell se sintió asqueado por la laceración económica y política padecida por los pueblos del Raj, y, a su regreso a Inglaterra, no cabe duda de que la conciencia de esta tiranía había sentado las bases para poder comprender y denunciar toda clase de opresión contra los más débiles. Su oposición a los totalitarismos ruso y alemán se nutre de otros elementos, más complejos si cabe. No obstante, el racismo sobre el que se fundaba el imperio británico es la piedra de toque de la cultura política de la modernidad, que culmina con las empresas de exterminio nazis, soviéticas y aliadas. Lo explicó de forma magistral el escritor sueco Sven Lindqvist en Exterminad a todos los salvajes.

En su libro El camino de Wigan Pier, escrito en 1936, retrata las condiciones indignas de los trabajadores. ¿Se escandalizaría Orwell si viera a qué punto vampírico ha llegado el capital con los obreros en particular y los ciudadanos en general?

Lo que Orwell vio y aprendió tras su paso por la policía imperial británica le llevó no sólo a simpatizar con la causa de los parias y los oprimidos, sino también a querer conocer las condiciones en que vivían. Esto convergió con su vocación de escritor, y de ahí nacieron sus primeros textos y su primer libro, Sin blanca en París y Londres, relato de sus andanzas entre vagabundos: no es que les entrevistara y acompañara, sino que durante semanas se vestía como ellos y vivía como ellos. Esta mezcla de reportaje, periodismo y ficción está en el origen de El camino de Wigan Pier. Cuando le encargaron que escribiera acerca de las condiciones de los trabajadores del norte de Inglaterra, dejó una crónica memorable donde, por un lado, saca a la luz la vida miserable a la que se ven condenadas las familias de clase trabajadora, pero, además, Orwell comprende que esta situación no se debe únicamente a una injusta distribución de la riqueza, sino al propio modo de producción industrial. El socialismo con el que ya empezaba a identificarse entonces estaba emparentado con el de William Morris y toda una tradición de crítica progresista del progreso.

No cabe duda de que Orwell mantendría vigente su condena y crítica al sistema capitalista, y su simpatía hacia los oprimidos del mundo entero

Pasados ochenta y cinco años, la tiranía del modo de vida industrial sigue vigente, aunque sus nocividades y condiciones más humillantes se hayan desplazado en las últimas décadas a regiones más remotas. No cabe duda de que Orwell mantendría vigente su condena y crítica al sistema capitalista, y su simpatía hacia los oprimidos del mundo entero.

“Alguien tiene que matar a los fascistas”, explicó cuando vino a España a luchar. ¿De qué manera y en qué casos él, que tanto había combatido los abusos, justifica la violencia?

En primer lugar, conviene aclarar el origen de esta frase. En su trayecto hacia España, Orwell se detuvo en París para conseguir un salvoconducto y poder cruzar la frontera, y aprovechó la ocasión para verse con Henry Miller, que residía allí. Ambos escritores se respetaban y admiraban, a pesar de sus diferencias políticas: el compromiso de Orwell con las ideas de libertad y justicia social contrastaba con el cinismo y apoliticismo de Miller, que consideraba una idiotez marcharse a combatir a España. Bien. De ese encuentro existe una crónica a manos de Alfred Perlès, amigo y secretario de Miller (My Friend Henry Miller: An Intimated Biography, Londres, 1956). Es ahí donde figuran esas palabras de Orwell (“Voy a España a matar fascistas porque alguien tiene que hacerlo”), pero cabe notar que Perlès no está presente en ese encuentro, y es Henry Miller quien se lo relata, y Perlès lo pone por escrito veinte años después, cuando Orwell lleva siete años muerto tras haber conquistado la fama mundial. No quiero decir con esto que Perlès buscara conscientemente perjudicar la memoria de Orwell, pero como mínimo habría que tomar con cautela la veracidad de estas palabras, habida cuenta además del carácter socarrón de Miller.

Por otra parte, aun en el caso de que esta historia sea cierta, hay que considerar, por un lado, el carácter privado y personal de la conversación, donde muchas veces podemos llegar a decir verdaderas tonterías y fanfarronadas. Pero, además, y más importante, lo que prima es el legado escrito de Orwell, y en relación a esta cuestión, en Homenaje a Cataluña figuran dos anécdotas que revelan fielmente su elemental solidaridad con el género humano, su capacidad para simpatizar (en su sentido etimológico de “compartir el sufrimiento”). En una de ellas, cuenta cómo llega a tener en la mira a un fascista que sale corriendo tras ser sorprendido mientras hace sus necesidades. Orwell no puede dispararle: “Había viajado hasta allí para disparar contra ‘fascistas’, pero un hombre que se sujeta los pantalones no es un fascista, sino evidentemente nuestro prójimo”. En otra ocasión, durante una refriega arroja una granada de mano hacia las posiciones fascistas, y escucha a un hombre malherido quejarse y dar alaridos. “¡Pobre desgraciado! ¡Pobre desgraciado! Sentí algo de pena mientras le oía gritar”.

Leyendo Homenaje a Cataluña, la crítica a Stalin es feroz. ¿Le costó, como le sucedió a otros activistas de izquierdas, plantar cara a la política de Stalin?

Su paso por España supuso un parteaguas en su educación política. Si bien llevaba varios años frecuentando los ambientes del ILP, partido a la izquierda de los laboristas pero hostil al despotismo soviético, Orwell tenía buena relación con algunos comunistas. Pero la miserable estrategia de la URSS en la Guerra Civil española, los asesinatos de militantes socialistas o anarquistas durante los Hechos de Mayo, la ilegalización del POUM, y además, el relato que hizo la prensa comunista extranjera de todo ello, indignaron sobremanera a Orwell, cuya vida estuvo además en verdadero peligro: en 1988, se encontró en el Archivo Histórico de Madrid un informe de la policía secreta sobre Orwell y su mujer, donde se destacaban sus vínculos con el ILP y el POUM. En junio de 1937, escaparon clandestinamente de Cataluña.

En 1988, se encontró en el Archivo Histórico de Madrid un informe de la policía secreta sobre Orwell y su mujer, donde se destacaban sus vínculos con el ILP y el POUM

De vuelta en Inglaterra, escribe Homenaje a Cataluña, y su editorial (de perfil izquierdista) rechaza publicarlo. Aun así, el libro no tuvo mucho éxito. El verdadero choque con los comunistas se produce con Rebelión en la granja. Hay que recordar que, a pesar de que ya entonces (1944) era un escritor muy reconocido y respetado, prácticamente ninguna editorial lo quiso publicar; de hecho, estuvo a punto de autoeditarlo. Pero el éxito del libro fue masivo, y también lo fue la campaña de insultos y calumnias procedentes de la órbita intelectual y cultural comunista. ¿Pagó algún precio Orwell como consecuencia? No creo que le importara mucho el haberse granjeado la enemistad del mundo comunista. Lo que sí acusó fue el uso partidista que se hizo de Rebelión en la granja (como pasaría más tarde con Mil novecientos ochenta y cuatro, tras su muerte): en Estados Unidos, y en general desde posiciones liberales y derechistas, se interpretaron ambos libros como un ataque contra toda posición socialista, como si Orwell hubiera renunciado a sus ideas de izquierda, algo que nunca pasó. Esta malinterpretación y manipulación de sus novelas frustró y afligió mucho a Orwell.

Si pensamos en su obra (especialmente 1984 y Rebelión en la granja) resulta uno de los autores más coherentes. De sus obras menos conocidas, ¿qué lectura resulta indispensable?

Su novela Subir a por aire (1938) es deliciosa: dotada de una gran perspicacia política (hoy diríamos “sociológica”), divertida, con algo de autoparodia. El camino de Wigan Pier mantiene una vigencia extraordinaria, pero lamentablemente está descatalogada en castellano. Con todo, el mejor Orwell probablemente se encuentre en sus cientos de artículos y ensayos, donde hablaba de infinidad de cosas: desde política y literatura pasando por folclore, cultura popular y hasta la reproducción de los sapos. En los últimos años se han editado varias compilaciones de estos textos, aunque aún queda muchísimo por traducir.

El mejor Orwell probablemente se encuentre en sus cientos de artículos y ensayos, donde hablaba de infinidad de cosas

¿Qué características tiene ese “socialismo democrático” que tanto reivindicó?

Me parecería muy osado por mi parte definir qué entendía él por esta idea, no siendo Orwell además alguien que fuera dejando por escrito manifiestos políticos claros y definitivos acerca de cuál era su ideario exacto. Se pueden apuntar indicios: su aprecio sagrado por la vida humana; su tentativa de equilibrar la libertad del individuo con la igualdad para la comunidad; su respeto hacia formas más equilibradas de organizar la relación entre economía y trabajo que habían existido en el pasado; su amor por la naturaleza y algunas tradiciones, junto con su condena de la fealdad y miseria aparejadas a la industrialización de la existencia; la libertad de expresión e independencia intelectual frente al “pensamiento reducido al estado de gramófono”.

¿Hay a día de hoy alguien que pudiera compararse a Orwell?

Los contextos políticos e históricos son en verdad muy distintos, y las comparaciones son complejas. Con todo, si la medida del valor e importancia de Orwell se condensara en su compromiso con las ideas de justicia social y con su radical heterodoxia e independencia intelectual, sí podríamos sugerir ciertas analogías, habida cuenta además de estos tiempos pandémicos en que el disenso respecto a la gestión de la crisis sanitaria es criminalizado y despachado como “de derechas”. El filósofo italiano Giorgio Agamben ha mostrado mucha cordura y valentía en el último año y medio. En España, uno de los pensadores más lúcidos es desde hace mucho Juanma Agulles, fundador y miembro hasta hace poco de esta editorial; su último libro, La pandemia de nuestro tiempo (Milvus), junto con otros anteriores sobre urbanismo y tecnología, son imprescindibles. A nivel editorial, hay que destacar la labor de Pepitas, con su compromiso por publicar textos críticos, rigurosos y profundos de gran valor literario y ensayístico.

¿Cómo es posible que alguien como él, tan comprometido políticamente, siempre del lado de los débiles, desdeñara el sexo, y despreciara a los homosexuales?

Creo que son palabras muy fuertes que no se ajustan a la realidad. Por un lado, no considero que Orwell “desdeñara el sexo”. Tuvo muchas relaciones, aunque es probable que se mostrara más bien torpe en su manera de acercarse a las mujeres; aun así, su relación más larga (con Eileen, su primera esposa), creo que fue muy feliz y equilibrada.

Tampoco creo que sea justo decir que Orwell “despreciaba” a los homosexuales. Hacía gala de unos indudables dejes de “machito” en su manera de hablar y expresarse, como en sus múltiples alusiones a la “izquierda marica” y a los intelectuales afeminados, aunque Crick apunta a que probablemente se tratara de un ataque de cariz más estético y literario que homofobia en sí misma. Con todo, es indudable que Orwell no fue en este sentido una gran excepción en una izquierda que, en el mejor de los casos, mostró nula o escasa comprensión hacia el feminismo o hacia quienes decidían vivir libremente su orientación sexual.

A lo largo de sus más de quinientas páginas, el politólogo Bernard Crick analiza la figura poliédrica de George Orwell (India, 1903 - Londres, 1950), el retratista de los métodos de control que ejerce el poder, el creador del concepto terrorífico “Gran Hermano”, una vuelta de tuerca del panóptico que ideara...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autora >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí