1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 3.340 Conseguido 91% Faltan 16.270€

COMO LOS GRIEGOS

Las setas

Algunos hongos comunican entre sí las raíces de los árboles en un bosque, de manera que un árbol le puede comunicar a otro, más lejano, que es feliz, o que, por el contrario, se está quemando, lo están talando, o se ha hecho del Barça

Guillem Martínez 2/10/2021

<p><em>Rovellons/</em>níscalos <em>à la mode de maman.</em></p>

Rovellons/níscalos à la mode de maman.

G.M.

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

EL MARAVILLOSO MUNDO DE LA CULPA. Las setas están próximas al musgo. Son hongos, un nombre que nos inventamos para sacarnos de encima un mundo raro, autosuficiente, con su lógica propia y con sus funciones. Fascinantes. Se ha descubierto que algunos hongos comunican entre sí las raíces de los árboles en un bosque, de manera que un árbol le puede comunicar a otro, más lejano, que es feliz, o que, por el contrario, se está quemando, lo están talando, o se ha hecho del Barça. Ante esos avisos, los otros árboles reaccionan. Todo lo que pueden reaccionar, pues un árbol, recuerden, es un ser de palabra, que nunca abandona y se va corriendo. Visto así, los hongos son los sentimientos de los árboles. Lo que confirma que los vegetales tienen algo parecido a sentimientos. Tienen, al menos, el sentimiento 0.1. El apego a la vida, que es lo que une a un lince con un perito agrónomo y, todo ello, con una lechuga. Comer es, en fin, comer cadáveres, seres vivos que preferirían no llegar a ese extremo. Comer es, vamos, matar. Y,  por todo ello, una responsabilidad. Algo que, si no lees la letra pequeña, no tiene perdón, y que quizás sea, con todas las letras, el famoso pecado original, ese motor de la culpa. La culpa, sabernos relacionados, nos hace inteligentes, en la misma medida que su ausencia nos hace tontos del bote, seres que no ven el mundo comunicándose dolor a través, por ejemplo, de los hongos. El mundo está lleno de culpa, de inocencia y también de hongos. Los hay hasta en las paredes de pisos que se ofrecen como repletos de posibilidades en la web de Idealista. Los bosques, a su vez, están llenos de hongos a los que llamamos setas. Y lo están más en esta época, conocida como otoño desde la última glaciación y hasta hace muy poco. Un otoño lluvioso y aún no gélido era la señal que esperaban las setas, esos hongos, para salir a la superficie y explicar su mensaje: el bosque. Hola. Esto es Como los Griegos. Comer lo que cocinamos con las manos para, luego, hablar de la vida con los amigos.

Alguien vio lo místicos que se ponían los ciervos cuando comían esa seta, y también la comió, a ver. Los efectos fueron, en efecto, místicos: murió, zas, como un pajarito

LA OBSERVACIÓN. Todas las setas son comestibles, al menos una vez. Este adagio salvaje explica las reglas del juego de las setas. Son pedazos de bosque compuestos fundamentalmente de agua que, en algunas ocasiones, están buenísimos y, en otras, matan. No frivolicen jamás con las cosas que matan. O, al menos, no lo hagan con las cosas que matan rapidito. Hoy en día disponemos de un completo catálogo de setas comestibles y venenosas. Y lo que es aún mejor: disponen de él las  personas que las recolectan y las ofrecen a las verdulerías. Ese conocimiento transmitido costó miles de años de elaboración. Es posible que lo empezara a recopilar otra especie anterior a la nuestra. El método para elaborarlo no fue tanto el de prueba y error –como los árboles, nosotros y las especies anteriores teníamos apego a la vida– como el de la observación. El sello de ello es el uso de unas setas alucinógenas que aún hoy ingieren los ciervos. Alguien –opina el evolucionista Jonathan Silvertown– vio lo místicos que se ponían los ciervos cuando comían esa seta, y también la comió, a ver. Los efectos fueron, en efecto, místicos: murió, zas, como un pajarito. Pero un segundo alguien, a su vez, probó a beber la orina del ciervo que había ingerido esa seta. Los resultados fueron otra vez místicos, pero sostenibles. Quizás, incluso, fue la primera vez que un humano vio el bosque comunicándose a través de los hongos. Y la culpa. Es azul. No desprecien la observación. Es nuestra. Nuestra especie es básicamente observación. Lo que pasa es que llevamos tanto tiempo observando el planeta que ya estamos bizcos. Intenten no olvidar ver. Para ver bien, no hay nada como la culpa, esas gafas. Hasta hace escasas generaciones, la observación del entorno era una ocupación intensiva y necesaria. Aún lo es entre una serie de humanos, denominados niños, que lo ven todo por primera vez. Es decir, mucho más. Josep Pla tiene un texto precioso, en ese sentido, en el que se describe a sí mismo, en el lavabo, de niño, descubriendo el funcionamiento del aparato digestivo tras haber comido espárragos. Más modestamente, a mí me ocurrió algo similar, en la infancia y en otro lavabo, tras haber ingerido rovellons. Es decir, níscalos –en castellano–. Es decir, esclata-sang –explota-sangre, en alguna fórmula del catalán balear–, nombre que, definitivamente, informa que esa seta tiñe el piponcio de un rojo italiano y vitalista, y esparce la alegría por el baño si eres niño y tienes la mala puntería propia de la felicidad. Los niños Pla y Martínez son la prueba de que hubo una época en la que lo observábamos todo como se observa un ciervo místico. Lo que es siempre poco cuando hablamos de setas, un alimento que, si bajas la guardia, carece de piedad, pues también son la venganza del bosque. Hay egregios muertos por setas que lo demuestran. Les paso dos. El pack 1) está integrado por la esposa y los hijos de Eurípides, dramaturgo que, para ser gentil, escribió sobre la culpa con cierto juego de piernas. En el 2) tenemos, imparable y subiendo con fuerza, a Siddartha Gautama, aka El Buda. El hombre que más se preocupó por sacarnos de las ruedas del sufrimiento murió, precisamente y siempre según la tradición mahayana, por ingesta de hongos, esos bichos que comunican el sufrimiento en los bosques. Se dice rápido.

LAS SETAS Y LOS DÍAS.  En años benignos y en mi país –la infancia–, no te quitabas de encima el rovelló, esa catalanada intensificada en el XIX, cuando la filoxera acabó con las viñas. Fueron sustituidas por la desidia y el pino, que trajo esa seta en volúmenes ingentes. En otoño, cuando existía el otoño y mi abuelito, mi abuelito nos llevaba a por setas. En bosques entre las fábricas que, en breve y tras otro tipo de filoxera implacable, serían también pinos. Era un placer recoger las setas señaladas por él. Era como robar, como hacer trampas. Como todo el mundo sabe, nos enfrentábamos a los cuatro tipos de setas planetarios. El a) rovelló, b) cualquier otra seta comestible, c) la venenosa, y la d), o divertida, como el pet de llop/cuesco de lobo, una seta cuyo único sentido era ser pisada para que explotara y desapareciera, como un ninja, envuelta en el humo de sus esporas. Un otoño fanático de otoño proveía de rovellons, que comíamos a diario, por más de un mes. El rovelló es una seta comúnmente despreciada en otros biotopos. Tal vez con razón. No es gran cosa. Y, a la vez, lo es todo. Es decir, la infancia. Mi mamá las hacía a la sartén, al horno –el resultado es otra seta–. En estofados. Con pollo, a la cazuela. O con conejo, otra vez al horno. También hacía cócteles –el palabro es ese– de setas. Setas que ligan entre sí, pasadas por la sartén –con sal, ajo y perejil–, y que producen, en su unión, otra seta no prevista y sin patente. Así sucede si mezclas al 50% peu de rata / pie de rata amarillo con trompetes de la mort / trompetas negras. O rossinyols / rebozuelos con, otra vez, trompetes de la mort, esa seta latin lover, que liga tan bien con otras. 

El ajete y el perejil, ¿se deben echar al principio, a la mitad, o al final, crudos, tras la cocción? Yo opto, como todo el mundo, por lo que me dijo mi mamá

SETAS TOP MODEL. A pesar de ser un pésimo año setero, les paso tres recetas. Dos con las dos reinas indiscutibles del sonido seta, y una con su lumpemproletariat. Vamos que nos vamos. Hay dos setas comestibles que comen aparte. Una es la múrgola / colmenilla. La mala noticia es que van a más de 300 euros el kilo. La buena es que están, comúnmente, secas, de manera que pesan poco, y por 10 euros tienes como para una boda. De gnomos, grandes seteros. Les paso receta francesa I+D. Rehidraten el bicho y, luego, escáldenlo en agua salada. Y, aquí, el golpe de genio. Fundan en una sartén un cacho de foie –ni se les ocurra hacerlo con foie entier; tiren de bloc cutre–. Impregnen la seta de él. La múrgola, por cierto, está repleta de agujeros, como una colmena –de ahí el nombre; casi todo tiene el nombre que se merece; salvo la UE–, por lo que admiten esa impregnación. Estos ojos que se van a comer los gusanos han visto, incluso, chutar con una jeringa el foie fundido en cada una de las celdas de la seta. Trabajo ingente pero, al contrario que el trabajo ingente, con recompensa. Segunda receta: el carpaccio de cep/boletus, la madre de todas las setas. Consiste en pillar un cep hermoso –es fácil; corren poco; pero van a 40-50 euros el kilo, lo que disuade del ataque–. Un solo cep grande o mediano es barato, en todo caso. Y aquí empieza el debate. ¿Un cep se lava? Hay personas que opinan que no, que se debe limpiar con un trapo, y arreando. Yo, firme defensor de la higiene personal, estoy muy a favor de que a una seta se le limpie el sobaco. Lávenlo. Y más si se piensa que sobre el cep ha podido mear algo más que un bucólico ciervo místico. Luego, con cuchillo o mandolina –si tienen un amigo/a/e/i/o/u que trabaje en una charcutería provista de cortafiambres, ese es el momento de irle a ver con un ramo de ceps–, corten el cep en rebanadas de 2 o 3 mm. Deposítenlas en un plato. Agreguen una simple y escasa y discreta vinagreta, sal, y unas escamas de parmesano. Yo les echo, en vez de vinagreta –que ya mola–, unas gotas –poco más– de aceto balsámico al tartufo bianco–. Cuando traten con ceps y otros animales y vegetales nobles, eviten echarles esa mezcla de vinagre y melaza que se vende por aquí abajo como aceto balsámico. El aceto auténtico son muchos años de trabajo. Por lo que cuesta un güevo. A mí me regalaron una botellita minúscula. La historia es divertida. Y edificante. Ahí va. Me encontré una lámpara de aceite antigua, la froté y me salió una genia, que me concedió un deseo. Le pedí que me pagara el recibo de Endesa. La genia me dijo que me cortara, y me dio a elegir entre un collar de diamantes o una botella retaca de aceto.

LA SENCILLEZ.  Les paso, por último, los rovellons/níscalos à la mode de maman. Lo que es la receta de setas más sencilla del mundo, tras la que improvisa el ciervo. Se agarran los rovellons  y –por Dios– se lavan, aunque no quieran o no se dejen. Se escurren y secan. Sartén con aceite de oliva noruego –si existe, me llamen–. Se echa el todo, sal y, en un momento dado, ajo y perejil picados. El concepto momento-dado es, por otra parte, un debate sin fin. El ajete y el perejil, ¿se deben echar al principio, a la mitad, o al final, crudos, tras la cocción? Yo opto, como todo el mundo, por lo que me dijo mi mamá. Y echo esas cosas casi al principio. Que el ajo se mezcle, y no sea el hielo de esta bebida que se come. El resultado es tan espectacular como la palabra infancia cuando ya no la posees.

EL FUTURO. Si repasamos el día, hoy les he hablado de setas, de drogas, de meadas, de la vida y la muerte, de los sentimientos de quien parece no tenerlos, de Eurípides, del Buda, de la culpa. No se puede pedir más, si no quieren caer de lleno en la culpa. La semana que viene les paso un plato estrella de la cocina francesa. Sencillo e impresionante como una seta, y que volvía majara a Balzac. Para hacerlo con las manos. Si encuentro la bestia que requiere, claro, que esa es otra. En esta sección estoy viviendo al filo, como el Buda cuando le daba por las setas.

EL MARAVILLOSO MUNDO DE LA CULPA. Las setas están próximas al musgo. Son hongos, un nombre que nos inventamos para sacarnos de encima un mundo raro, autosuficiente, con su lógica propia y con sus funciones. Fascinantes. Se ha descubierto que algunos hongos comunican entre sí las raíces de los...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Guillem Martínez

Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí