Acción climática
Casado tenía (algo de) razón (por una vez): la energía solar no se almacena a gran escala
La solución que ofrece el líder del PP, la fantástica nuclear al estilo Macron, tiene enormes inconvenientes: no es renovable, el uranio cada vez es más escaso y los costes son muy altos
Ana Iglesias 18/11/2021
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Se ve un poco venir. Mucha gente ha dejado de burlarse de él. Algunos borran tuits. La Sexta no pide perdón pero recoge cable. Sí, Pablo Casado tiene razón con lo de la energía solar. No por el hecho de que una persona nos tenga acostumbradas a perlas varias en sus discursos hay que convertir en meme cualquier cosa que diga con tono de cuñado. No tiene pinta que esta vaya a ser la mejor manera de contribuir en el debate energético para confrontar sus argumentos a favor de la nuclear. Y va a ser muy necesario hacerlo.
Pablo Casado sale, defiende sus intereses y los de las empresas en un congreso autonómico del PP que no ve ni el Tato fuera de los círculos de su partido y se va. Todo normal hasta que el HuffPost recorta un trozo y se hace viral. Twitter se inunda de todo tipo de memes, chistes y comentarios ocurrentes sobre el líder de la oposición. Pero analicemos la parte que ha desatado tanta burla: “Anteayer a las ocho de la tarde fue el pico de consumo eléctrico. Y a las ocho de la tarde, no sé si estabais por aquí, pero no había posibilidad de que la solar emitiera. Básicamente, porque era de noche. Por tanto, es una cuestión de lógica”. No hay errores en el argumento (quizá uno de expresión: los parques solares no emiten sino que producen energía).
La energía solar no se puede aprovechar para generar electricidad de noche. Nadie niega que si pones una placa solar en un tejado la energía acumulada durante el día te permita encender la luz a las ocho de la tarde, el tema es que no se estaba hablando de eso. Las burlas dan por hecho que igual que en las casas se pueden usar baterías, el mismo funcionamiento se aplica al suministro a gran escala. Nada más lejos de la realidad.
Casado comete una falacia para justificar la nuclear, nadie plantea un suministro basado en el 100% de energía solar
El tecnooptimismo que ha destilado Twitter estos días crea esquemas mentales más propios de la religión que de la ciencia. “La Diosa Tecnología vendrá para salvarnos”. Una cantidad bastante grande de gente concienciada con la crisis climática piensa que es (o será) posible almacenar a escala de todo un país la energía solar en baterías. Esto está muy lejos de ser así y más bien se acerca a los dogmas del economista ultraliberal Daniel Lacalle, que hace dos semanas defendía ciegamente ante el ecólogo Fernando Valladares las virtudes del futuro progreso tecnológico y acabó sin saber ni por dónde le venían las hostias argumentativas del reputado científico.
Casado no obvia la existencia de las baterías porque tenga la oratoria o la fluidez mental de su antecesor ni porque le hayan regalado los títulos. Lo hace porque está hablando a escala macro, y ahí no hay batería que valga. Almacenar la energía renovable no es fácil, es caro y hace falta una gran cantidad de materiales cada vez más escasos que, como siempre, no va a haber para todos. Es uno de los principales retos de la ingeniería en este campo y en este momento, nadie está en condiciones de asegurar que en el futuro sea posible hacerlo de forma barata, sostenible y eficiente.
Por tanto, lo de construir baterías a gran escala se tiene que coger con bastantes pinzas. Uno de los ejemplos que se suelen poner para “demostrar” que las megabaterías funcionan es la Big Battery de Tesla en Hornsdale, Australia. Era la batería más grande del mundo cuando se encendió en 2017 después de que Elon Musk dijera que su empresa podría evitar apagones en el sur del país con estas baterías. Hace menos de dos meses, Reuters publicaba que el Regulador de Energía de Australia ha demandado a Neoen, la empresa que la gestiona, por falta de energía en su batería en momentos en que fue necesaria, un servicio por el que el país paga a la empresa y que no se proporcionó.
La energía bajo demanda es fundamental para prevenir apagones en un lugar como Australia, que cada vez depende más de granjas eólicas y solares, y eso afecta a la estabilidad de la red. Esto es también lo que está detrás del riesgo de apagón del que alertan tanto Austria, como Suiza y Alemania. La red eléctrica tiene que ser estable, de lo contrario, puede bajar mucho la frecuencia o subir tanto que en algún punto al azar desencadena una inestabilidad tal que la red peta, literalmente se desintegra. Es una avería que cuesta semanas o meses de reparar.
Más allá de las baterías, también se ha visto en Twitter a gente muy convencida de que tecnologías como el hidrógeno verde o las centrales hidroeléctricas reversibles están a punto para usarse y tan solo es cuestión de invertir dinero en ellas. Esto tampoco es tan fácil. El hidrógeno verde es un vector energético que se obtiene por un proceso de electrólisis (pasar por agua la electricidad que proviene de las renovables para separar sus elementos químicos), en el que se pierde bastante energía por el camino y requiere muchas toneladas de un recurso tan vital como el agua. Por otro lado, las hidroeléctricas reversibles (la energía solar se usa para producir eléctrica y subir agua de un embalse a otro, eso aumenta su energía potencial y luego se deja caer para volver a obtener eléctrica) tienen dificultades importantes porque no se pueden construir en cualquier sitio sin tener en cuenta el medio ambiente, ya que hacen falta dos embalses con una diferencia considerable de altura entre ellos. La aplicación de estas tecnologías requiere mucho estudio previo para no crear más problemas de los que solucionan y, a pesar de que las ideas en sí sean muy buenas, que se pueda obtener rentabilidad a gran escala no es algo evidente.
La solución que ofrece Casado, la fantástica nuclear al estilo Macron, tampoco sirve para estabilizar la red porque tarda en encenderse y apagarse y, una vez encendida, hay muy poco margen de maniobra respecto a la energía que se obtiene. También tiene, por supuesto, otros inconvenientes; no es renovable, el uranio que se utiliza para la fisión es cada vez más escaso, tiene costes enormes de construcción y desmantelamiento y la fusión nuclear es la eterna promesa que nunca llega. Lo que mejor sirve para conseguir esta estabilidad de la red es la energía hidroeléctrica y la de las centrales térmicas de ciclo combinado basadas en el gas natural. Esto es así porque cuando se produce una inestabilidad hace falta una energía fácil de encender y apagar, que entre en la red y salga de forma rápida y esté siempre disponible.
Estos días se ha creado una especie de debate de solar versus nuclear cuando la realidad es que el asunto es mucho más complejo. La energía solar por sí misma no puede suministrar todo lo que necesitamos. Por eso lo de Casado abre un melón enorme. ¿Cómo suministrar energía a un país sin depender de los combustibles fósiles? De hecho, es tan complejo que todavía no tiene solución.
Y si nos centramos en la energía solar, que ha sido el tema en esta ocasión, no es más fácil. ¿Cómo aprovechar al máximo la inmensa cantidad de energía que viene del Sol? El flujo de radiación solar que nos llega es unas 3.000 veces superior a la cantidad de energía que necesita actualmente toda la población mundial. El problema es que la tecnología no está lo suficientemente desarrollada como para utilizar toda esa energía y, en este momento, nadie está en condiciones de asegurar que en el futuro vayamos a poder hacerlo. Más bien todo lo contrario. Hay límites materiales muy serios y uno de ellos es precisamente el tema de las baterías que está en el fondo de este episodio del debate público.
Es normal que a la derecha le guste la nuclear; sigue estando en manos de unos pocos como los combustibles fósiles, no permite la democratización del acceso como la solar
Ahora el economista Daniel Lacalle, que hace pocos días quedaba en evidencia por su profundo desconocimiento de elementos muy básicos de la ciencia del medio ambiente, ha salido en defensa de Casado y la energía nuclear usando argumentos que son verdad como que las renovables son intermitentes o que el almacenamiento en baterías es inasumible económica y técnicamente a nivel de red nacional. Puede ser un gran error subestimar a la derecha, no son tan estúpidos, están asesorados y saben lo que les conviene.
Si por la derecha fuera, seguramente seguiríamos con los combustibles fósiles aunque nos calentáramos hasta reventar, pero se han dado cuenta de que no vamos a poder seguir utilizándolos. El gas y el carbón, como estamos viendo, son escasos. Con el petróleo ocurre lo mismo, cada vez se produce menos porque cuesta demasiado sacarlo, ya no queda petróleo fácil y barato. Ojalá paremos de quemar carbono fósil por propia voluntad o porque la próxima COP sea seria y vinculante, pero si esto no pasa, llegará un momento, no muy lejano, en el que haya que invertir más energía por barril de la que se extrae al quemarlo y entonces sí que habrá que dejarlo bajo tierra.
Los combustibles fósiles tienen características que las energías renovables no tienen y que los hacen muy atractivos, si no fundamentales, para el capitalismo actual. Están muy concentrados, por lo que tienen una alta densidad energética, son almacenables, transportables, han estado disponibles durante un tiempo en altas cantidades y sobre todo, son independientes de los ritmos de la naturaleza en nuestro periodo vital. Estas características han permitido la estructura de producción deslocalizada. En cambio, la energía solar es dispersa, es un flujo, irregular, cíclica, va con los ritmos naturales. Por tanto, como explica el doctor en ciencias químicas y activista Luis González Reyes, depender de una energía tan “diferente” va a permitir órdenes sociales diferentes.
Por supuesto, Casado comete una falacia para justificar la nuclear, nadie plantea un suministro basado en el 100% de energía solar. La cuestión que está en debate es en todo momento el mix energético. Pero, en realidad, es normal que a la derecha le guste la nuclear; sigue estando en manos de unos pocos como los combustibles fósiles, no permite la democratización del acceso como la solar, produce mucha energía de forma continuada y, sobre todo, sigue dependiendo de un recurso natural que es finito y permite su acción climática favorita: postergar. Dejar el problema a la siguiente generación mientras ellos y sus amigos del sector energético siguen siendo descaradamente ricos el rato de vida que les queda.
No hay que sentirse mal por haberse equivocado con muchas de las burlas a Casado y lo de las baterías; es un tema muy complejo e incipiente en la esfera pública. Tan complejo que todavía no tiene solución y hay científicos de todo el mundo intentando resolverlo desde hace años. ¿Cómo hacer la transición energética? Es la pregunta del siglo en el sentido más literal. Lo de Casado sirve para abrir un debate muy necesario y lo hacemos dándonos cuenta de algunos puntos débiles en la información que manejamos. Que esto sirva para empezar a informarnos, estudiar y escuchar a quien sabe y lleva años trabajando en esto como Alicia Valero, Antonio Valero o Antonio Turiel. Podemos usar esto de forma constructiva, intentar huir de la inmediatez de Twitter y buscar nuestros espacios para el pensamiento crítico. Que esto sirva para recordar lo de “si una persona dice que llueve y la otra que no, la labor del periodismo no es darle voz a los dos, sino abrir la ventana y ver si llueve”.
Sería hacer trampas al solitario no introducir en el debate la reducción de consumo hacia la que vamos. La derecha no lo va a hacer porque eso hace tambalear los cimientos del capital. No deberíamos dejar que nos hagan creer que con las renovables vamos a poder mantener el ritmo de consumo y crecimiento económico actual. “Desarrollo sostenible” desde el punto de vista científico, es un oxímoron. No se puede crecer infinitamente en un planeta limitado. Por lo que habría que luchar es por ser nosotras quienes controlemos este decrecimiento del consumo energético y material que nos impone la naturaleza y, como dice la antropóloga, ingeniera y activista Yayo Herrero, construir sociedades con el objetivo de crear vidas dignas.
Se ve un poco venir. Mucha gente ha dejado de burlarse de él. Algunos borran tuits. La Sexta
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Ana Iglesias
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