Juan Pablo Silvestre/ Exconductor de Mundo Babel
“La intelectualidad ‘fake’ ha dado su golpe de Estado particular”
Pedro Calvo Madrid , 11/12/2021
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Le apagaron la luz. ¡Plop! Se acabó Mundo Babel, el programa número uno en audiencia de Radio 3. Su creador y conductor, Juan Pablo Silvestre, recibió el cese de un día para otro. Mundo Babel, desde el año 2000 hasta noviembre de 2021, ha desarrollado una forma de hacer radio que podríamos denominar radio artista. Otros modos para comunicar. Herramientas poéticas y un continuum de piezas musicales que forman parte de la narración. Una mirada sobre el mundo, la de Juan Pablo Silvestre, que ya dio la campanada en Radio El País en 1983 con El sonido de la ciudad y prosiguió en RNE con los programas Bailando en las calles, Pijama para tres y Escápate mi amor. Durante la década de los 90, al frente del grupo La Boa, Silvestre emprendió carrera artística como cantante, compositor y performer. El cese fulminante de Mundo Babel ha sido el interruptus de un bolero que tenía 196.000 oyentes. De momento, Silvestre ha decidido continuar su programa por libre, en la web www.mundobabel.com.
Lo cantaba Beny Moré: ¿Cómo fue?
En otros momentos te mandaban a la Gestapo o a los Guardias de Asalto. O a un motorista. En este momento fue la llamada telefónica de una secretaria que me dijo: “Mañana no se te permitirá la entrada en este recinto”. Después de veinte años de comunicación con una audiencia, no se me permitió despedirme. Las razones las ignoro. En cualquier caso, están en manos de mi abogado. Mi bolita de cristal me sugiere que hay una intención. Quizás desactivar una voz, quizás desactivar la inteligencia. ¿Fallo del sistema o mano negra? Se sabrá en su momento.
¿De qué va tu querida Babel?
Es algo más que un programa de radio. Es una increíble aventura que conduce a la inteligencia de las cosas y de la cultura cierta. Trata de un sector de la gente que se resiste a digerir la toxicidad ambiente. Por mi parte, hay una entrega importante para rastrear los nombres, los casos, estén en el candelero o no. Por ahí ha pasado lo que han sido estos últimos veinte años de la cultura. Empezó siendo lo que yo llamaba la primera revista global de radio en español y terminó siendo un idilio con esa audiencia ávida de conocimiento e integridad. Una aventura global. Hemos estado en muchos festivales, en Agadir, Fez o en Tinduf, por supuesto. Lenguas distintas, opiniones diversas. Una ventana sensible al mundo, una visión creíble. Hemos apostado desde por la danza oriental que recupera el cuerpo de muchas y de muchos hasta por las nuevas tecnologías. Todo incluido. Mundo Babel hizo el primer programa de cibercultura en la radio nacional. Hicimos la primera experiencia de podcasting de la radio en español con apoyos externos. La Casa (RTVE) no estaba ahí. Voy por delante de la propia empresa. Mundo Babel es todo lo contrario a la radio convencional. Es una relación directa, sin intermediarios e independiente con una audiencia despierta, inteligente, inquieta.
Mundo Babel es todo lo contrario a la radio convencional. Es una relación directa, sin intermediarios e independiente con una audiencia despierta, inteligente, inquieta
¿Sirve el periodismo para entender lo que hace eones se preguntaba Siniestro Total? ¿Qué pasa en la calle?
Yo vivo en la calle, hago la calle con cierta frecuencia. En estos momentos de liberté, égalité, fraternité en la red, la calle debe mandar. La calle debe señalar el camino. No necesitamos más filtros oficiales. Y yo he procurado ser sensible a esto. El corazón de las cosas, la poesía, ha mantenido esta aventura contra distintos gestores de lo público.
“No se puede tener conciencia y corazón”, cantaba Bola de Nieve.
Con Bola de Nieve hasta la muerte. Con los clásicos siempre. Ellos son nuestra voz para la eternidad, al margen de tendencias, de conveniencias, de excrecencias. Mundo Babel ha intentado hacer inteligibles a los clásicos. El año pasado por estas fechas celebramos, con su hija, los 100 años de Chabuca Granda. La lista es interminable: Prince, Bowie, Bambino, Juan Luis Arsuaga, Jodorowski, Isabel Muñoz, Cristina Fernández Cubas, Buika, Bebo Valdés, Celia Cruz… Las mejores cabezas de nuestra generación y las demás. Antonio Escohotado, como Eduardo Haro Ibars en el pasado, como Leopoldo María Panero, fueron esa inteligencia que yo comparto más allá de las circunstancias y las facciones del momento. Esos son los grandes maestros, mis sabios de la tribu.
In the beginning fuiste un chico que…
Londres desplazó a Valladolid. Fue una escapada de la España profunda y sin salida. Jamás pensé en dedicarme a la radio con aquellas voces imperiales. La radio era algo imposible para un chico como yo. La radio, la cultura española de aquel momento, la universidad a la que asistí en Valladolid, representaban el lado gris de la vida. La universidad me entregó un batiburrillo, un totum revolutum que yo luego tuve que poner en orden. Mi canal para recibir el conocimiento y la cultura, ese canal excitante, era el rock and roll. Fuera de España me encontré con la música, que me abrió las puertas de la percepción. En los años 60 y 70, las puertas de la percepción eran unos señores del rock and roll que ejercían de chamanes para mí. A través de ellos llegué a todo lo demás, a la cultura propiamente dicha. Yo a Escohotado no hubiera llegado posiblemente si no fuera por Jim Morrison. Otro mundo existía y yo lo descubrí en Londres y París. Allí el rock and roll sí era una realidad. Aquí era una derivación. Lo viví intensamente.
Fuera de España me encontré con la música, que me abrió las puertas de la percepción. Los señores del rock and roll ejercían de chamanes para mí
London calling to the faraway towns…
Alquilé una casa en los jardines de Kensington y llegué a la casa de Peter Pan. Ahí me filié en otra cultura: conocer a Bowie, ver como Lindsay Kemp había dejado allí las semillas... Parte fue una experiencia física y otra fue estudiar. Por ejemplo, The Sound of the City, de Charlie Gillet, fue fundamental. Dediqué un tiempo de mi vida a conocer a todos esos señores que había oído por la radio. Otro mundo era posible.
Wight is Wight.
La isla de Wight fue el mayor festival que vieron los tiempos. Jim Morrison, Jimi Hendrix y todos los demás hicieron su canto del cisne. Eso se ha repetido cíclicamente, clónicamente, interminablemente. Aquel momento en el que todo acabó fue para mí el final de mi educación.
Nos conocimos en 1983 en Radio El País, cuando hacías El sonido de la ciudad…
Fue un momento de gracia, breve pero glorioso. El planteamiento era el correcto. Las personas eran las adecuadas, solo que el lugar era el equivocado. El sonido de la ciudad fue un momento de poner orden sobre el pasado. En el programa no había cortapisas. El Fary podía estar sentado al lado de Bryan Ferry, Norma Duval al lado de Ana Curra, y unos transformistas de Xenon, sala prohibida en ese momento en El País, podían estar al lado de Boy George. Poner orden. Pero en cualquier momento podía llegar una llamada de Juan Luis Cebrián diciendo: “Juan Pablo se ha vendido”. La respuesta era: “No, confiemos en él”. La copla no es la España de charanga y pandereta. Perdona, la copla es una cumbre de tu cultura. Hubo que recordárselo a muchos. El flamenco no es una excrecencia de unos cuantos del pasado en los cuartos cabales. Cuando yo empecé con La Boa al final de los 80, en la Cadena Ser estaban prohibidas las guitarras flamencas porque decían que era una horterada. Poner la cultura del pasado al servicio del nuevo mundo, ese fue nuestro trabajo. En El sonido de la ciudad nadie tenía una estrella de David puesta por el programa. El equipo era magnífico: Ricardo Aguilera de hombre para todo y Eduardo Haro Ibars ejerciendo de Madame Zorá con un horóscopo surrealista para la historia, tan increíble que todo el mundo podía creérselo. Allí descubrimos a mi querido Carlos Boyero, que no había hecho radio en su vida, pero que tenía esa voz... Boyero llegó un día a leer algo de lo que escribía en una guía del ocio y yo le dije: quédate a colaborar con nosotros. Y así fue, gracias a que estaba de director de la emisora José Manuel Costa, claro.
Costa fue un gran incomprendido de las industrias periodísticas y culturales…
Prohibido olvidar a José Manuel Costa, siempre posibilista. Y prohibido olvidar algunos momentos vividos con él, gracias a él. En el Festival Womad de Berlín, cuando a La Boa no le hacía caso nadie en España, me acompañó con los grandes de la música étnica y después nos dimos una vuelta con alguien que ha marcado verdaderamente el paso de lo que había sido el punk y postpunk. Hasta Madonna está influenciada por Malcolm McLaren. Darse una vuelta con Malcolm contándote un proyecto como el París de Françoise Hardy, Catherine Deneuve, etcétera… Un dandy. No hay palabras para describir ese momento. Tres inteligencias de la vida reunidas en una noche loca por las discotecas de Berlín, con tecno sonando, echando la mirada atrás sobre lo que fue y debiera de ser. José Manuel, un grande.
Con la Movida pasó que casi toda la industria privada del entretenimiento desapareció. Se subvirtió un ecosistema cultural
¿La famosa Movida estaba por ahí? ¿Se hizo esperar? ¿Qué fue eso?
En la radio mostramos para los iluminados que el mundo había cambiado, que todo era aceptable y que no había prejuicios. El sonido de la ciudad puso los pilares de lo que luego fue un mundo con un poco más de color y menos sectarismos. Ese fue el germen de la Movida. Pero un día de 1987 me levanté por la mañana y vi que la revista La Luna decía como titular de portada: “Al pillaje sin escrúpulos”. Ese mismo día yo dije me bajo de este tren. Ese mismo día se estaba desatando que muchos de los que habían o no participado empezaran a tomar los cargos públicos, en la industria, en la administración. Y todavía siguen viviendo muchos de ello, pero como una cáscara vacía. Con la Movida pasó que casi toda la industria privada del entretenimiento desapareció. Se subvirtió un ecosistema cultural. El precio de las cosas lo pusieron los ayuntamientos.
¿Y hoy cómo anda la cosa?
Se ha conseguido que este país no se crea a sí mismo, que lo que parece sea más importante de lo que es y que el poder viva de colgarse medallas. La intelectualidad fake ha dado su golpe de Estado particular.
¿Hay futuro?
Juan Pablo Silvestre responde, cantando: Aquí Radio Rebelde, la radio que se enciende cuando la luz se va…
Le apagaron la luz. ¡Plop! Se acabó Mundo Babel, el programa número uno en audiencia de Radio 3. Su creador y conductor, Juan Pablo Silvestre, recibió el cese de un día para otro. Mundo Babel, desde el año 2000 hasta noviembre de 2021,...
Autor >
Pedro Calvo
Periodista chusquero. Nací en Cuatro Caminos (Madrid), en 1954. Vengo de los felices tiempos del estajanovismo plumilla. Me dio por escribir de músicas y de la tele. Tengo el humor ahí. Una manía. En RNE me dejan ponerme fino delante del micro.
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