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Del 2021 solo se esperaba que fuera mejor que el 2020, y bueno, digamos que puede que haya ganado a los puntos, pero tampoco ha sido para tirar cohetes. Hemos comprobado que no basta con que los políticos cacareen la palabra libertad para que nos sintamos realmente libres, y nuestro ánimo, como los datos de contagios, ha fluctuado en oleadas. Sea como sea, la música siempre ha estado ahí para intentar hacerlo todo más llevadero. Los cascos y altavoces han sido el refugio para acallar el runrún de las cabezas y el parche de nicotina para sobrellevar el mono de discotecas. Por eso, es hora de recapitular.
En términos generales, las chicas son las que han salvado el año. El indie, el mainstream e incluso el hip hop… todo lo que han hecho lo han hecho mejor. Mientras Snail Mail o Japanese Breakfast han renovado aquel rock alternativo de los 90 dándole lustre, Olivia Rodrigo, con apenas dieciocho años, ha llevado este sonido (la música que escuchaban sus padres) a la radiofórmula, produciendo un caramelo agridulce pero adictivo. Billie Eilish, por su parte, al sentir el peso de sus… diecinueve, ha hecho su disco sobre madurez… y no ha salido mal parada. Ni siquiera cuando canta, muy sentida, ese Getting older que a muchos nos saca una sonrisa sarcástica.
En el hip hop, género dominado por machitos como pocos, hemos visto a Kanye West patinar y a Tyler, the Creator en piloto automático. Mientras, la rapera británica Little Simz ha continuado su soberbio GREY Area (2019) con una apuesta a todo o nada. El ambicioso Sometimes I Might Be Introvert suena como los grandes pasos adelante del género. Los samples bien elegidos, las cuerdas y vientos cinematográficos y los sonidos africanos y urbanos se trenzan con naturalidad, abrigando unas letras realmente afiladas, cargadas de elementos políticos y biográficos. El resultado es, probablemente, el mejor disco del año. Así lo han refrendado los usuarios de la muy democrática página Rate Your Music, que han dado a este disco la calificación más alta del año. No es para menos.
En España, sin embargo, el terremoto lo ha provocado un exrapero. Músico inquieto, dotado de un indudable olfato, que le permite ir siempre un paso por delante, C. Tangana hacía tiempo que presumía de haber dejado atrás el género del que surgió por rígido y encorsetado. Como en su momento hizo Kanye West apuntando a la música negra, él, con su El Madrileño, ha mirado al pop latino en toda su amplitud. Disco desmesurado, irregular, cargado de colabos hasta el horror vacui, constituye en su conjunto un atractivo collage en el que la música mexicana, cubana o brasileña se funde con la rumba, la copla o el rock latino. Tangana ha sabido cohesionar muchos universos que lucían disjuntos hasta ahora. A pesar de que no estamos ante una obra redonda (arrastra baches visibles en su trayecto), sí podemos afirmar que es un disco nacido para trascender (incluso cuando juega a la aparente intrascendencia). Trasciende porque funciona como reluciente baratija pop, pero también como pequeño nuevo catálogo de seres y estares de la música latina contemporánea.
Por lo demás, nuestra selección contiene guitarras y sintetizadores, hits absolutos y joyas ignotas, diferentes idiomas y estilos, que sirven para resumir un año que ha sido un loco carrusel desde el principio hasta el final.
Las 40 mejores canciones de 2021
Sí, no es ningún secreto: las chicas salvarán el indie, la música de guitarras y el pop en general, si me apuras. En su segundo disco, Lindsey Jordan da un poco más (y mejor) de lo mismo, y este deslumbrante single le ha servido para abrirse camino. Valentine revitaliza el estallido noventero y el amor adolescente (“no vas a creer lo que pueden hacer dos meses”, dice) sonando como si Tanya Donelly fuera la cantante de Smashing Pumpkins. Solo nos queda caer enamorados cuando, al final de la canción, nos musita al oído: “cúlpame si es necesario, pero te adoro, te adoro, te adoro”.
2. Japanese Breakfast – Be Sweet
Japanese Breakfast pensaron que la mejor forma posible de hacer borrón y cuenta nueva sería entregándose al synth-pop 80s más hedonista. Y así es Be Sweet, co-escrita con Jack Tatum de Wild Nothing: flúor y estribillos para dejar el luto y bailar hasta que perdamos la memoria.
Canciones para escuchar en el coche, a solas en una carretera perdida, cualquier noche, cualquier última noche. Canciones para recordar que ya es demasiado tarde. Shoegaze y estribillos memorables para acompañar las lágrimas. Podrás estar fuera de mi vista, pero nunca de mi mente.
4. Olivia Rodrigo – Drivers License
Una chavala de diecisiete años recordándonos que el tiempo al que se refiere un “para siempre” es, en general, bastante relativo y que la carta del despecho la podemos jugar todos, pero ganar solo algunos. La gran canción de rompe y rasga de 2021 ya es patrimonio universal en la historia del pop.
“Hay una guerra”, avisa Simbiatu Avisola, escrutando el presente con pulso de antropóloga. La introversión solo es una coraza, la guerra interna también será cruenta. Los tambores épicos y las cuerdas aterciopeladas traen una revelación: lo que significa ser mujer y negra hoy.
Rubinos da una nueva lección de versatilidad e ingenio con esta pócima mágica, que mezcla sangre cubana y puertorriqueña, inglés y español, el aroma jazz de su educación en Berklee y los ritmos ancestrales y urbanos, para mostrarnos las sacudidas de la música latina del futuro.
7. C. Tangana con Gipsy Kings – Ingobernable
El bueno de Antón se desprende de su semblante de machirulo para reconocer que lo femenino es indomable. El pequeño filósofo sabe que una escalera y la sempiterna pistola fálica no sirven de nada. Lo ingobernable, como dice esta rumba, es lo irresistible.
8. Doble Pletina – Algo de lo que me pueda quejar
De la banda sonora de la delirante comedia naif Stop (Stanley Sunday, 2021), protagonizada por la propia banda, surge esta maravillosa oda a la melancolía y el pesimismo, de verso clínico y melodía clara, ideal para corazones románticos (y un tanto neuróticos).
Nick Cave podría, si quisiera, partirnos el alma en dos recitando la lista de la compra. Pero no es el caso. Carnage tiene más profundidad que artificio. Es una balada de amor oscuro que se cuela como el frío ártico. Que te hiela y te desarma. Es solo amor, con un poco de lluvia.
10. Karol G feat. Mariah Angeliq – El Makinon
No tan espectacular como en sus singles de 2020 (Ay, Dios Mío!, Bichota) pero igual de infecciosa, Karol G volvía a las crónicas del bellaqueo y el empoderamiento desde la calle, con el dembow no tan rápido pero sí bastante furioso de El Makinon. Humo pa la reina.
11. Rauw Alejandro – Todo de ti
La canción del verano, de este verano, luce como el Weeknd latino que el verdadero, el de La fama, solo ha sido capaz de esbozar. Mucho más disco que reggaeton, Todo de ti lo tuvo todo para reinar durante esos meses en los que sudar, en la pista y fuera de ella, no estaba mal visto.
12. DJ Sabrina The Teenage DJ – Being Alone
Doce minutos de celebración de los social issues en modo patchwork house con sample de Strangest Thing de The War On Drugs. DJ Sabrina The Teenage DJ se sitúa aquí entre los primeros Avalanches y el Eric Prydz más desvergonzado para crear la joya del abrumador The Makin’ Magick II Album.
Melancolía, desamor, nostalgia y sintetizadores son, que nadie os diga lo contrario, las cuatro fuerzas motoras del universo. Y las cuatro las maneja como nadie Cabiria, de siempre, pero en Via Torino más que nunca. Y es que Google Maps puede efectivamente ser el álbum de fotos más devastador.
14. Mitski – The Only Heartbreaker
Working For The Knife parecía difícilmente desbancable. Pero en el siguiente adelanto del esperado Laurel Hell, Mitski quiso enredar disfrazándose de The Weeknd o, mejor aún, de Fleetwood Mac, y es ahí cuando se pasó definitivamente el juego. Y todos contentos de llorar de nuevo.
Con su disco Colourgrade, Tirzah parece haberse propuesto destruir el R&B desde dentro. Aquí las bases son secas, toscas, y la música al fondo parece derretirse como lo hicieran las guitarras eléctricas en los 90, después del Loveless de My Bloody Valentine. Tras su voz, hipnótica hasta cuando carraspea, late un sonido turbio que crepita como la lava.
16. Billie Eilish – Getting Older
Getting Older es una canción que esconde más de lo que enseña. Nace como vía de escape de quien necesita exorcizar fantasmas pero no es capaz de sacarlos de debajo de la alfombra. Y nosotros no debemos exigírselo, sino sólo observar cómo logra transformar el dolor propio en arte.
17. Kokoshca – Regresando a la ciudad
“Ya no vives en nuestro piso en el que siempre tenías frío, ahora vives con un chaval y estás fatal”. Costumbrismo a punta de pistola apuntando al corazón y réplicas chico-chica sobre arrepentimientos velados. El pop con guitarras volvió a emocionar en 2021. Serán las castañuelas.
18. Soleá Morente – Polvo y arena
Polvo y arena nace de unos versos que cantaba su padre y que ya son parte de la herencia familiar, aquí llevados a un escenario de delicadeza máxima en esta rumba cargada de ternura y melancolía. Inspiración y arte de la familia Morente. Enrique, Aurora y Soleá.
19. Danny L Harle – Do You Remember
Harlecore es uno de los discos que define 2021. Y en él, por encima incluso del himno On a Mountain, sobresale este emocionante homenaje al sonido pokero e incluso a estilos predecesores, con unos coros masculinos que serían la envidia de Army of Lovers. Piel de gallina en la pista.
El grupo de Louis Forster (hijo del ex-Go-Betweens Robert Forster) deja atrás el jangle pop a medio hacer para seguir la senda de la electrónica post-punk de melodías rotundas y brillo opalescente. Amantes de fría piedra para gente pura de corazón.
21. Oneohtrix Point Never feat. Rosalía – Nothing's special
En su revisión de Nothing's Special, el tema de OPN, Rosalía se lleva la melodía a un terreno donde podría ejercer de digna heredera de Lole y Manuel. Jondura y experimentación de alguien que, por un lado, nos lleva a la fiesta y por otro, este, va cambiando el curso de la música.
22. Bizarrap feat. L-Gante – BZRP Music Sessions, Vol. 38
¿La electrocumbia más recruda y grosera llevada al mainstream en 2021? Unexpected. Y todo por obra y gracia de Bizarrap, el auténtico Midas contemporáneo de la música urbana, aquí dándole oscuridad a las vocales de L-Gante y creando el más contagioso himno húmedo para bailar este año.
Los proyectos ramificados de Autoescuela solo dan alegrías. Primero fue Bar España con sus cositas, luego Muil, y este año el LP de Santiago La Barca. Esta preciosa miniatura musical arpegiada llamada Mayo suena bastante más a noviembre, pero es que Asturias siempre ha ido un poco a la suya.
Suenan los tintineos del xilofón de Don't shut me down y todos retrocedemos 50 años, a esos días (no) vividos de batallas ganadas y estribillos pluscuamperfectos. Como si Eurovisión siguiera siendo el festival europeo de la música y el pop la única forma de salvar nuestras vidas.
En su disco, una elegía a un mundo condenado a ser un mausoleo de piedra sin una mirada humana que lo narre, destaca esta fábula de la reconstrucción, una copla ecologista deconstruida que, con su triste belleza, parece vestir de sintetizadores el espíritu de Vainica Doble.
26. Fred Again… – Yasminah (See your face again)
De la melancolía al club, de la ausencia al desaliento. Yasminah es uno de los capítulos, probablemente el más emotivo de todos, del diario con el que John Gibson retrató la pandemia y confinamiento en un disco con fecha de inicio y fin, que meses después ha tenido segunda parte.
El belga más africano nos sorprende en su vuelta con una cumbia negra que homenajea, con nombres propios, a todos aquellos que sostienen nuestro modelo de bienestar, y reivindica la fiesta para quienes tapan las grietas y sacan brillo a las vajillas cuando no miramos.
28. Lana del Rey – If you lie down with me
Nadie sabe retorcer una balada hasta hacer daño como ella. Nadie las interpreta como Lana. Nadie las lleva al extremo al que ella las lleva. If you lie down with me sabe a sudor y whisky, a motel y carretera. A Lynch y Cassavetes. A final abrupto justo antes de amanecer.
29. Estrella Fugaz con Valdivia – Una DDH y el Electr-o-pura
Un milagro hecho de la unión de elementos antitéticos. Del homenaje a la función curativa de la música (de Yo La Tengo, en concreto) nace este dub indie “pasadito de cumbia”, que cabalga sobre un beat glorioso y acaba en canzone italiana dedicada a ese diablo que se esconde en los baños de discoteca.
La Tonada de luna llena se viste de cuero y perversión. Cuando entras en el territorio de Arca sabes que vas a acabar mal, pero te da igual. Su magnetismo es el motor que hace atractivo lo sucio y brillante lo oscuro. Luna llena es todo eso, y tradición y transgresión.
31. Dry Cleaning – Scratchcard Lanyard
El resurgimiento del spoken word era uno de los fenómenos más improbables del 2021. Sin embargo, los textos enigmáticos y la dicción seductora (a medio camino entre Kim Gordon y Kae Tempest) de Florence Shaw, flotando fantasmales sobre un magma eléctrico, han obrado el milagro.
32. Depresión Sonora – Tú no me tienes que salvar
Joy Division, The Drums y el ya manido angst juvenil en una canción de derrotas generacionales, que parece sobrevivir intacta desde 1983, el año en el que el país comprobó que el color con el que le dibujaron el futuro era solo un espejismo. Distinto año pero mismos desasosiegos.
Probablemente la canción más jonda de la discografía de Kiko, y una de las más modernas. Los Kraftwerk del polígano jartos de mosto de Umbrete, haciendo posible lo que solo los maestros pueden lograr, que el agua y el aceite mezclen como ron con coca-cola.
El sonido actual de México tiene calle, llega rebajado y está tan cerca de Andrés Landero como de Manu Chao o Run The Jewels. Soledad es un viaje interior donde Santa Fe Klan se pasa del rap a los ritmos que dibujan su infancia en Guanajuato, escuchando cumbias en el barrio.
35. Tropical Fuck Storm – The Donkey
El grupo del ex-Drones Gareth Liddiard mantiene intacto su poder doloso. Los más de siete minutos de The Donkey son la prueba: saben a sangre y a arena, a maldición bíblica mascada letra a letra, a guitarras de otra época, que hieren el oído. Una oración salvaje en el desierto de los tiempos.
36. Lil Ugly Mane – Benadryl Submarine
Surgido del hip hop marginal pero entregado ahora al pop confesional torcido, en su último disco brilla este caramelo psicodélico envenenado. Dentro del submarino de difenhidramina viajamos por un sueño alucinado, una selva de recuerdos y hiedras reptantes, oscura como la peor de las resacas.
37. VVV [Trippin’ you] – Odiar frontal
El término neobakalas les queda pequeño, su impacto va más allá. Odio frontal condensa todas sus virtudes: angustia post-punk y rabia hardcore, ritmos industriales y elementos drum n’ bass. Una máquina de hierro, músculo y pathos juvenil haciendo pogos en el sótano de una fábrica abandonada.
38. Hyd – The Look On Your Face
Tras Hyd está Hayden Dunham, la cara visible de QT, con A.G. Cook como productor. Y sin embargo The Look On Your Face es un baladón que poco tiene de post-ironía lúdica y sí mucho de sentimiento susurrado, un compendio de los misterios del Santo Rosario: gozo, luz, dolor y gloria.
39. Black Country, New Road – Track X
El joven combo londinense capitanea una renovación del rock de guitarras, al fundir el post-rock turbio de Slint, la angulosidad de Broken Social Scene y el uso de elementos repetitivos. En esta canción resuena el espíritu de Philip Glass y Julius Eastman. Cerebro y músculo.
Squid son (junto a otras bandas producidas por Dan Carey, como Black MIDI o los citados BC,NR) uno de los fenómenos del nuevo art rock británico. Una apisonadora de ritmo y disonancia en la que la estridente voz del batería Ollie Judge atrona como un David Byrne pasado de metilfenidato.
Puedes escuchar la playlist completa aquí:
Del 2021 solo se esperaba que fuera mejor que el 2020, y bueno, digamos que puede que haya ganado a los puntos, pero tampoco ha sido para tirar cohetes. Hemos comprobado que no basta con que los políticos cacareen la palabra libertad para que nos sintamos realmente libres, y nuestro ánimo, como los...
Autor >
Manuel González Molinier
Autor >
/
Autor >
Manolo Domínguez / David Martínez de la Haza
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