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Hace unas semanas, durante el encuentro Black Barcelona, me preguntaron cómo era posible que, estando en el activismo, tenga una relación con un hombre blanco. No era la primera vez que alguien me lo preguntaba.
Duermo con el enemigo desde hace más de 15 años y he deseado más de una vez que su piel se oscureciera. Pero no es sólo una falta de melanina lo que añoro, es una forma de entender el mundo, un bagaje común.
El hombre al que amo cada día intenta descolonizar su mente, deconstruir su masculinidad y reparar el daño producido por sus ancestros para conmigo y la comunidad. Y sin embargo, ¡le queda tanto trabajo por delante! Pobre hombre blanco cis hetero.
La necesidad de amar a un hombre negro y sentirse cuidada y amada por él tiene que ver, a mi entender, con sanar heridas atávicas y con una apuesta política. Pero, ¿dónde están esos hombres negros? Mientras que las mujeres negras, cansadas de luchar a diario sin poder tirar la toalla –no es una opción, como tampoco lo fue para las que estuvieron antes de nosotras– nos abrimos paso y luchamos en cada espacio en el que nuestra negritud se hace presente, ¿qué hacen ellos? ¿Se puede amar a un hombre negro que no piensa en colectivo? ¿Es posible amar a un hombre negro cuyo mayor deseo sea mantener una relación con una mujer blanca como símbolo de mejora de estatus? Sí, son más los motivos por los que se puede dar esa relación; poniendo el amor en primer lugar, para que no me taches de despechada. Te invito a que continúes tú con la lista.
¿Puede el hombre negro escalar sin despreciar a las mujeres negras? Porque son nuestros hermanos, callamos. Porque estamos juntas en la lucha, callamos. Porque no queremos aumentar su estigmatización, callamos. Y nos seguimos conformando con menos, porque así nos enseñaron a las mujeres, a aceptar menos. “Es lo que hay”. En tiempos del poliamor, sabiendo que nuestro deseo está colonizado, atreviéndonos a expresar nuestra pansexualidad, huyendo de la cosificación en busca del descanso, dijimos no a ser el secreto de los hombres blancos. ¿Vamos a aceptar serlo de los hombres negros?
Por supuesto no todo es masculino o femenino y por supuesto no todo es cis heteronormativo. Saliendo de la bisexualidad, que no es más que una imposición colonial, aún no he tenido una relación sexo afectiva con una persona trans negra por lo que no puedo hablar mucho sobre el tema, aunque sí tengo con ellas relaciones afectivas, en las que a veces me siento torpe o tengo miedo a incomodar. Pero sobre todo siento una profunda empatía y respeto al comprobar que nuestros caminos, que nuestras historias, tienen muchos espacios comunes de resistencia. Eso también es black love. La amistad entre personas negras es black love.
Ser confidentes. Cuidar de los cuerpos de nuestras hermanas, acariciándolas, mimándolas, viéndolas bellas como cuando éramos niñas y disfrutábamos de las caricias y masajes de nuestras primas, disfrutar de ese contacto que sana más allá de la comprensión, que le da a la sexualidad otra dimensión, eso es black love.
Y si el hombre blanco lo tiene mal, piensa en el hombre negro. ¿Qué hace para deconstruirse? ¿Cuántos forman parte de esos grupos de “nuevas masculinidades”? ¿20,50…? ¿De entre cuántos miles?
El black love se comparte a través de nuestro linaje, de millones de personas negras que no pudieron disfrutar de su amor y tuvieron que someterse a las exigencias del amo. Algunas heredamos una historia de dolor y odio a nuestra negritud. Algunas detestamos todo lo que nos recuerde a nosotras y, por ello, nos buscamos en espejos opuestos. Otras buscamos reparación a través de nuestras relaciones. Las que contamos ya unos años acumulamos demasiadas historias de desprecio hacia nuestros rasgos, formas… Demasiadas experiencias de exotización que nos reducen a un cuerpo. Querer romper con eso es black love.
Ser amada sin excusas, sin explicaciones, sin tener que impartir clases de historia o derechos humanos. Compartir desde un descubrirse y redefinirse negro. Aceptarse y cuidarse una misma es black love. Alimentarse bien. Ir a terapia. Controlar los excesos. Es black love.
Recuento las parejas mayores que conozco y son muchas más las interraciales. Porque querido hombre negro, se trata de “LOVE”, no de sometimiento. Y mientras que no aprendas a amarte a ti mismo, no podrás amarnos a nosotras. Mientras no te perdones y te enorgullezcas de ti mismo, no podrás ser el hermano, el amigo, el compañero que estamos ansiando.
Aceptar lo poco que nos dais no es conformarse con menos, sino confiar en que ese poco pueda crecer y que lleguéis a ser los hombres negros que estamos necesitando para caminar juntas.
Hace unas semanas, durante el encuentro Black Barcelona, me preguntaron cómo era posible que, estando en el activismo, tenga una relación con un hombre blanco. No era la primera vez que alguien me lo preguntaba.
Duermo con el enemigo desde hace más de 15 años y he deseado más de una vez que su...
Autor >
Silvia Albert Sopale
Actriz, directora teatral, creadora y activista feminista antirracista española, vive en Barcelona. Ha escrito y representado No es país para negras, una obra que explica qué implica ser mujer y afrodescendiente en España.
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