LA VITA NUOVA
El lirio y el delirio
Uso constante del ‘fake’, odio, señalamiento de personas… Había sucedido en el pasado reciente, pero ahora se produce una delegación espontánea. Es un mundo similar al de Vox, tanto que Vox tiene el trabajo de la confusión hecho
Guillem Martínez 7/12/2021
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1- Tras el gran viaje del HMS Beagle –1831-36–, Darwin, naturalista, y Fitz-Roy, el capitán del Beagle, publicaron las vivencias de su periplo, en 1839. Darwin, que ya tenía planteada su teoría en 1838, no la explicó abiertamente. Lo hizo dos décadas después, momento en el que le cayó la del pulpo. Respecto de Fitz-Roy, su libro sobre el viaje le llevó, en todo caso, a la conclusión contraria a la de Darwin: la confirmación del Diluvio Universal. Dos personas que viajaron juntos y que vieron lo mismo, vieron en verdad dos cosas diferentes, al punto que una, como suele ser común en esos trances, vio a Dios. Para acabarlo de liar, hoy sabemos que Darwin tenía razón. Pero también sabemos que Fitz-Roy, que no la tenía, está cargado de ella en la actualidad: Darwin está prohibido –esto, es penalizado; puede arruinar una vida– en las escuelas de varios Estados de los USA, biotopo en el que también el Diluvio es, para un grupo numeroso, una gran explicación cotidiana a todo. Incluso, me temo, al asalto al Capitolio.
2- Darwin –la realidad– y Fitz-Roy –la fe– han quedado –siendo optimistas– empatados después de casi 200 años. Lo que augura, a estas alturas, un gran futuro a la opción Fitz-Roy. Más si se piensa que el mundo corre en este siglo el riesgo periódico de caer en manos de la fe. Equiparar fe y razón –dos trayectos hermosos, pero también dos categorías distintas– es una catástrofe. Sucedió en el siglo IV, cuando la humanidad perdió, en el trance siempre violento de superponer fe sobre realidad, el 90% de los textos de la cultura clásica, y un número tremendo de vidas. Y en el siglo XXI se está gestando una buena, si pensamos que fe y realidad están ya equiparadas. En esta ocasión, no –o no solo– a través de la religión, sino a través de un nuevo acceso a la fe: el fake, la unión voluntaria de sentimentalidad y realidad, a través de la mentira, y para confirmar una creencia.
3- Este artículo era para explicarles el momento darwinista y fitz-royano de Cat. Sí, parece que empiezo tarde con el tema, pero empecé en el punto 1). La cosa CatZzzz tiene su interés, y mucho, si pensamos que Cat a) no es una seta, de manera que no pasa nada en Cat que no pase en Esp y Europa. Cat es, además, útil para ver Esp unas casillas antes. Hasta que un día Esp la adelante por la derecha. Es perceptible, en ese sentido, que algo sucede en la base de la pirámide trófica esp. Hay turbulencias en la sociedad esp. Un anhelo patriota. Una suerte de latente Revolución Nacional –ya conocen ese bicho, ay, uy, de otras ediciones–, en una sociedad que no cata bienestar, y que se puede pasar horas mirando la bandera, a falta de otras fórmulas de cariño y de política efectiva. Cuidadín. Algún chico listo del ramo estadístico ya habla de mayoría absoluta Vox-PP. Veremos. Pero por ahora, olemos.
Cat es el único sistema político europeo en el que se le ha hecho cordón sanitario a un partido socialdemócrata
4- Si observamos los seres vivos y fósiles –opción Darwin–, la sociedad cat, en términos generales, está agotada del procesismo. Algo normal. Ser portada durante diez años no lo aguanta ni Isabel Preysler. Por debajo del lenguaje habitual, propagandístico, se suceden fenómenos que hablan ya, nítidamente, de una etapa sin procesismo. A saber: a) se han conseguido presupuestos –una función real de los Gobiernos que ya no apuestan por la fe–, con b) la participación de Comuns. Lo que habla de c) media normalidad. Lo normal, la culminación de la tendencia en otro país sería d) la participación de PSC. O incluso e) la defenestración de JxC y la consolidación de un tripartito. De izquierdas. Pero no se puede. En el pack procesismo aún es fuerte la cosa Fitz-Roy/la fe mariana, de manera que Cat es el único sistema político europeo en el que se le ha hecho cordón sanitario a un partido socialdemócrata. Los presupuestos que saldrán en Cat son, por cierto, d) de gran gasto social. Lo que explica la e) época. No es la vuelta al Bienestar. Que, snif, no volverá. La Comisión Europea, de hecho, está emitiendo llamadas a la colaboración público-privada, que es el nombre artístico del chuleo al Bienestar. ¿De dónde viene, entonces, el gasto? Viene de los Next Generations. Lo que indica que todo este gasto –como esos polvos fabulosos que hacemos en el trance de separarnos– son una última vez, cariño. O que los Next Generations –esa es la otra posibilidad; veremos– han venido a quedarse y a ser periódicos. Lo que tampoco sería Bienestar, sino subvención a lo público-privado, esa disciplina neoliberal. En Cat, en ese sentido, no está pasando nada que no pase en otra CC.AA. Salvo en Mad, donde el porno es más porno. Y en Andalucía, que igual no accede a presupuestos.
5- Según la observación de las fieras/Darwin, Cat evoluciona hacia la realpolitik. La realpolitik no da para mucho en una política deslocalizada en la Comisión y/o en la parálisis esp –Esp es un país que desde la Restauración anhela vivir congelado; el gran esfuerzo de la realpolitik esp es el mismo que el de la egregia firma Pescanova: aunar frescura y congelación, ese imposible–. Aún así, la realpolitik da para más tramo que la majarapolitik. La realpolitik en Cat parece consistir en ir tirando con el material que se tiene –se tiene a) un marco cultural estrecho, que imposibilita grandes movimientos; se tienen b) cuadros muy chungos, puestos a prueba, no superada, en el procés y en la pandemia; se tiene c) voluntad, por parte de ERC, de abandonar el pasado Sturn und Drang; se carece de d) una idea clara de la época–. Y, fuera de Cat –y esta es la novedad–, los esfuerzos de ERC parecen consistir en intentar participar de un bloque, mientras se pueda, en el Congreso, que una a los nacionalismos no esp, a la socialdemocracia, a la Esp vacía, con el PSOE, esa factoría de helarte el corazón, que emite realpolitik desde antes de que naciera ese palabro, cuando ese palabro era otro, poco edificante. Ese bloque intentaría parar lo inevitable –es inevitable sin cambios políticos, sociales, federales; sin un freno legal y efectivo, no de ositos, chuches y regaliz, al neoliberalismo–. Lo inevitable, a su vez, es la Revolución Nacional esa. El procesismo esp. Esto es, esta vez dotado de Justicia y poli. Un procesismo, por tanto, ya no cursi y rock cristiano, sino poli-mili. Glups. Es la extrema derecha 2.0, como la define Forti. Es algo que recorre Europa, Sudamérica, USA, Asia, Esp, Cat. Es, de hecho, lo único que puede pasar en Europa, en tanto están penalizadas otras vías de investigación, de ampliación de la democracia, también de la económica.
6- Ha aparecido la encuesta del ICPS, que emite un sondeo cat anual, muy resultón, desde 1989. Puro Darwin/observación de mamíferos. Les paso algunos datos. Hablan de una sociedad no polarizada, en las antípodas del trincherismo imperante en la política. Dentro de los temas que propone la política local, el 66,5 y el 66,6% de la sociedad cat es favorable, respectivamente, a un referéndum y a la amnistía. Casi la mitad de esos dos grupos son votantes no indepes, ojo. Vamos, que polarización, poca. El 52,9% de la sociedad no es favorable, por cierto, a la indepe. De ese porcentaje, la mayoría es autonomista, si bien sorprende la existencia de un 21,2% que quiere al Estado y la Federación. Se trata de un 21,2% que existe solo con sol y lluvia, sin perrito que le ladre, pero sí que le muerda. Se autodefine como indepe, a su vez, el 39,4% de la sociedad. Se puede depurar más ese 39,4%, hasta tal vez el 29%, que preferiría que el procés acabará en indepe. Sobre las mayorías sociales no previstas, ni escuchadas, ni esperadas en Cat –ni en Esp–, agárrense: el 82% está por una mejora en la financiación, el 72,2% por mayores competencias y más del 70% está poco o nada satisfecho con la democracia local. La fidelidad del votante a los partidos procesistas va más allá de las necesidades y anhelos personales, salvo para un 29% netamente indepe, pero que tienen suficiente con el procesismo, ese programa de la tele. Es una fidelidad matizada con un dato darwinista importante: un intercambio notorio de voto entre PSC y ERC en las elecciones, según sean generales o autonómicas. Que es lo que pasaba con PSC y CiU. Eso ayuda a entender dónde estamos. Donde siempre. Autonomismo, esta vez bajo un lenguaje no autonomista. Querer vivir algo, por la boca, que no se quiere llevar a cabo, con el cuerpo.
7- El sondeo dibuja también otra percepción no contemplada en la prensa ni en la política cat. Es importante. El 67% de la sociedad cat –una mayoría social– está preocupada por la convivencia. Es la percepción de una polarización, no agendada ni descrita en política y medios. Que, visto lo visto, no ocurre en la sociedad. Por lo que debe de existir fuera de ella. Entiendo que viene de la política y de sus primos de zumosol, los medios. Lo que nos lleva a hablar de Fitz-Roy, el Diluvio, Dios, el castigo a los pecadores y la verdad revelada.
La encuesta del ICPS habla de una sociedad no polarizada, en las antípodas del trincherismo imperante en la política
8- Si entendemos el procés como un periodo de propaganda desmedida –esto es, mentira; de la dura; y duramente reprimida por el Estado, acción rechazable que, no obstante, no convierte en verdadero lo falso–, entenderemos que también es el periodo en el que nace una gramática efectiva para la mentira. Estructuras en las que intercalar léxico, metáforas –la ideología son las metáforas– y categorías dispares y contradictorias. La disparidad de categorías, ese multinivel, es, técnicamente, delirio. Gracias a la gramática del delirio, se engarza, con la ayuda del fake, la verdad, la mentira, la Evolución, o el Diluvio. Esa gramática, creada por políticos y medios públicos y concertados, está hoy a medio gas. No es ya el asidero de ERC. Los ex-presos ERC –salvo Cuixart– parecen distanciarse de ella, lo que es encomiable. JxC, que participa más de esa gramática, que es esa gramática, no la puede utilizar todo el rato, pues todo el rato está en un Govern –lo que es su principal objetivo–, que tiende a no centrarse ya en esa gramática. Todo ello posibilita que haya en la sociedad una gramática exitosa, vivita, coleando, pero sin nadie que la cultive. Los problemas de convivencia –esa cosa detectada por el 67% de la sociedad– consisten en el cultivo desparramado, descentralizado, a su bola, de esa gramática del fake, momentáneamente abandonada, por parte de un sector de la sociedad, que ya no son políticos.
9- El mayor logro de esa gramática en el pasado fue el pasado. Colar como real políticas que no estaban sucediendo. Pero la gramática del fake, uno de los componentes estructurales de las extremas derechas 2.0, también tuvo brillos en esa precisa dirección. Desde 2014, recordemos hermanos, posibilitó –impidió su percepción y escándalo– dos asaltos a sendas exposiciones de arte –se dice rápido–, un manifiesto en el que se establece la inmigración de los 60-70 como colonialismo invasor –lo que evitaba tener que aludir a la inmigración no europea posterior–, o el acoso a inmigrantes que atendían en comercios. La gramática creada apuntaba, en fin, maneras. Las que tenía.
10- La última novedad es el uso progresivo y violento en redes de esa gramática delirante. Delirio, mezcla de categorías, uso constante del fake y de las teorías de la conjura secreta –ese clásico Alt-Right–, vertebración de odio y señalamiento de personas sensibles de recibirlo. Sí, había sucedido en el pasado reciente. Pero entonces eran políticos profesionales los que guiaban al poble hasta el periodista, el historiador, el intelectual o el divergente. Ahora se produce una delegación espontánea. El delirio viene de delirantes amateurs. Más libres que el político, hacen apuestas menos sofisticadas de expulsión social, como la amenaza, la incitación a la violencia, o el vertido de datos privados de personas que no son poble. Es un mundo, y dinámica, similar al de Vox –en sus tuits priman palabros como “progres” o “izquierda caviar”, tan Vox–, tanto que Vox no emite mucho en Cat, pues tiene el trabajo de la confusión hecho. Lo practicado, de hecho, es muy similar a las prácticas (in)comunicativas de Vox. Salvo por dos fenómenos. La participación de algún tipo de izquierda –en Cat hay tramos de izquierda que solo reconocen a la extrema derecha si viene, con la música a tope y caracterizada de 8ª División Hohenstaufen–. Y el RT, el apoyo de políticos, periodistas o universitarios.
11- Se ha cruzado una frontera. Algo va a su bola y crece. Existe en la sociedad a través de una gramática sugerida. Es preciso extirpar esa gramática de la circulación. No alude al independentismo –bueno, sí al derechista–. Alude a un pantano identitario, el procesismo, ya putrefacto. Hay que afear esa gramática, desprestigiarla, explicar lo que es y para lo único que sirve. Es preciso que los partidos que participaron en su creación la condenen y defiendan a los agredidos de sus matones. Y, más aún –pueden; solo pueden ellos– que destierren esa gramática de los medios públicos y concertados, donde sobrevive y se propone a sí misma, en programación informativa y de ocio. Pedir eso es ir con el lirio en la mano. Pero no hacerlo es aceptar el delirio.
12- En 1860 se produjo el Debate de la Evolución de Oxford. Al que, obviamente, no asistió Darwin, por los trolls. En aquel primer encuentro académico evolucionista, brilló con luz propia un miembro del público. Era un pollo que estaba como una maraca, y que llevaba una Biblia gigantesca, que agitaba sobre su cabeza, mientras interrumpía a los ponentes con consignas delirantes, sin ton ni son. Se trataba de Fitz-Roy. Y eso es lo que está pasando. El delirio acostumbra a desembocar en el ridículo cuando no es poesía ni patología. Si el delirio es la fe –esa categoría no verificable–, por encima de la realidad y de la política, suele desembocar, si no se señala a tiempo como ridículo, en fractura social.
1- Tras el gran viaje del HMS Beagle –1831-36–, Darwin, naturalista, y Fitz-Roy, el capitán del Beagle, publicaron las vivencias de su periplo, en 1839. Darwin, que ya tenía planteada su teoría en 1838, no la explicó abiertamente. Lo hizo dos décadas después, momento en el que le cayó la del...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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