Crónicas hiperbóreas
Aquellos cerdos de antaño
En 1996, las jaulas del Hospital Materno Infantil Teresa Herrera de A Coruña iban a alojar a los cerdos y a los babuinos que serían los involuntarios partícipes en uno de los primeros experimentos de xenotransplante
Xosé Manuel Pereiro 17/01/2022
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Estaban en un sótano. En uno de esos lugares recónditos que los grandes edificios parecen haber producido por sí mismos, sin que el arquitecto haya previsto ni su existencia ni un uso determinado. Cubículos, con puertas de barrotes, que ocupaban toda una pared. Un elemento extraño en un hospital, incluso en uno de esos de arquitectura entre mussoliniana y soviética que inauguraba Franco en los primeros 50. Las jaulas del Hospital Materno Infantil Teresa Herrera de A Coruña iban a alojar a los cerdos y a los babuinos que serían los involuntarios partícipes en uno de los primeros experimentos de xenotransplante, un cuarto de siglo antes de que se produjese el primer éxito en el Centro Médico de la Universidad de Maryland (EUA).
“Las jaulas las habíamos encargado a un taller de A Coruña, basándonos en las que habíamos visto en Inglaterra”, recuerda José Buitrón, entonces –1996– coordinador de trasplantes de lo que también entonces se llamaba el Hospital Juan Canalejo (hoy Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, CHUAC). El proyecto coruñés de trasplante interespecies se había concretado mediante un acuerdo entre el Servicio Galego de Saúde, que ponía los medios técnicos y humanos, e Imutran, filial británica de la farmacéutica suiza Novartis, que ponía el know-how, es decir, los cerdos, tratados de forma similar al que ha proporcionado el corazón recibido por David Bennet, manipulados genéticamente para hacerlos menos extraños al cuerpo humano y reducir el rechazo.
Optar por órganos porcinos y no de animales más concordantes con la especie humana, como los simios, obedecía y obedece tanto a razones prácticas como éticas y científicas. Los cerdos se reproducen en cautividad, no son especie amenazada, y han sido alimento humano durante milenios. Y, de hecho, ya se usan en personas insulina, válvulas cardíacas o injertos de piel de origen porcino.
Algunos de aquellos babuinos que habían estado alojados en el sótano del Materno Infantil llegaron a sobrevivir dos meses con un corazón porcino
El Juan Canalejo era en esa época un hospital de referencia en trasplantes. En los primeros años de este siglo fue el centro médico que realizó más intervenciones de corazón (la película de Almodóvar Todo sobre mi madre, de 1999, empezaba allí) y también fue pionero en trasplantes de pulmón. “Para el proyecto de xenotrasplante ‘fichamos’ a Rafa Máñez, que estaba en la Unidad de Trasplantes de Pittsburg. Llegamos a realizar una veintena de implantes de corazón a babuinos en un año, y después los hicimos de riñón, los únicos que se hicieron en España”, recuerda Buitrón.
Rafael Máñez Mendiluce es hoy jefe del servicio de medicina intensiva del Hospital de Bellvitge. “Estuvimos muy cerca. Con el conocimiento que teníamos y toda la investigación preclínica que se ha hecho desde entonces, era cuestión de tiempo que alguien lo consiguiera”, declaró estos días al diario Ara. De hecho, algunos de aquellos babuinos que habían estado alojados en el sótano del Materno Infantil llegaron a sobrevivir dos meses con un corazón porcino insertado en el abdomen. En el caso de receptores humanos las expectativas serían mucho mejores, argumentaba entonces Rafael Máñez, porque los cerdos habían sido modificados para asimilar su genética a la humana, no a la de los simios.
El experimento xenotrasplante acabó en el hospital coruñés, y el Virgen de la Arrixaca de Murcia, donde también se había iniciado, con el cambio de milenio. “Fue el miedo al sida. Se había descubierto que el origen de la enfermedad era un retrovirus mutado de chimpancés a humanos, y hubo miedo a que retrovirus porcinos endógenos acabasen siendo transmisibles a humanos”, recuerda Buitrón. Desde la revista Nature al Imperial College de Londres y finalmente el Consejo de Europa exigieron una moratoria incondicional en los experimentos de xenotrasplante. Tampoco fueron ajenas las presiones animalistas. Por esa razón, Air France se negó a seguir transportando a los babuinos desde Kenia, y Aeroflot lo hizo poco después.
Fuese por financiación, cautela o animalismo, la investigación de los xenotrasplantes abandonó Europa en busca de nuevos territorios donde hubiese más dinero y menos comprensión con los derechos de los simios. En agosto de 2000, el Instituto Roslin, en donde se había creado la oveja Dolly, anunció que renunciaba a la línea de investigación de xenotrasplantes por dificultades financieras, aunque su director científico atribuyó la medida al temor a las posibles consecuencias médicas. En octubre del mismo año, en lo que fue considerada una operación para buscar aires más favorables, Novartis cerró su filial británica Imutran y entabló negociaciones con la norteamericana BioTransplant. PPL Therapeutics, una compañía escocesa surgida del Instituto Roslin y que había creado también lechones modificados genéticamente, cerró en 2003 por falta de apoyo financiero, aunque tenía entre sus socios a Bayer. De sus cenizas surgió, en Blacksburg (Virginia, EUA), Revivicor, la empresa que ha suministrado el nuevo corazón que el cirujano Bartley Griffith le ha implantado a David Bennet.
Las investigaciones que dirigían Buitrón y Máñez en A Coruña habían tenido una primera ayuda de 300.000 euros de la Fundación Barrié de la Maza, que les otorgó después otra de 180.000. Está claro que para los descubrimientos científicos se necesita hoy en día algo más que inspiración al ver caer una manzana en tu jardín.
Estaban en un sótano. En uno de esos lugares recónditos que los grandes edificios parecen haber producido por sí mismos, sin que el arquitecto haya previsto ni su existencia ni un uso determinado. Cubículos, con puertas de barrotes, que ocupaban toda una pared. Un elemento extraño en un hospital, incluso en uno...
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Xosé Manuel Pereiro
Es periodista y codirector de 'Luzes'. Tiene una banda de rock y ha publicado los libros 'Si, home si', 'Prestige. Tal como fuimos' y 'Diario de un repugnante'. Favores por los que se anticipan gracias
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