1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 2.992 Conseguido 83% Faltan 30.505€

SALVADOR RUEDA / ECÓLOGO URBANO

“Las supermanzanas pueden cambiar las ciudades sin detenerlas y en tiempo récord”

Llorenç Bonet 11/03/2022

<p>Salvador rueda durante una conferencia.</p>

Salvador rueda durante una conferencia.

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Salvador Rueda (Lleida, 1953) es el ecólogo urbano que ha inventado las supermanzanas y el urbanismo ecosistémico. Durante los últimos veinte años ha sido el director de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona, la entidad responsable de redactar el PMUS (plan de movilidad urbana sostenible) de Vitoria-Gasteiz (European Green City Award 2014; Global Green City Award, 2019) y, evidentemente, de las supermanzanas de Barcelona. Es de los pocos ecólogos que han dedicado toda su vida a estudiar el sistema “ciudad”, y el único que ha formulado un modelo implementado total o parcialmente en más de 34 ciudades repartidas por tres continentes. El urbanismo ecosistémico propone unas ciudades más equilibradas en todos los aspectos (económico, social, cultural) que contribuyan, a la vez, a reducir las emisiones y la temperatura del planeta. Y todo ello, sin tener que apagar nada. Quizás vale la pena repetir esta idea: sí, podemos mantener la actividad humana sin cargarnos el planeta.

Salvador Rueda tiene el hablar pausado de los profesores de física, atentos a que entiendas todas las variables de la ecuación. Le brillan los ojos cuando dice “modelo intencional”, cuando cita al biólogo Ramon Margalef o despliega uno de los 45 indicadores para evaluar una ciudad. Habla de decibelios, compromiso público, hormigas, debilidades humanas, valencias del carbono o del silicio.

¿Qué es una supermanzana?

Te puedo dar la versión larga, de libro: “Una unidad urbana de planificación y gestión que permite organizar, de manera integrada, diferentes ámbitos que participan en la actividad urbanística: las redes de movilidad, la ordenación del espacio público, la conservación de la biodiversidad, la actividad económica, la dotación de servicios y la eficiencia energética, la gestión de residuos, la gestión del ciclo del agua, y la dotación de servicios para favorecer la convivencia y la cohesión social”. Pero para resumirlo, podemos decir que es la expresión mínima de un modelo intencional de ciudad, que pretende mejorar las condiciones de vida en las urbes y a la vez asegurar el mantenimiento de la especie humana en el planeta. En Barcelona, una supermanzana sería una superficie de unas 20 hectáreas, con unos 6.000 habitantes; un grupo compacto de 9 manzanas del ensanche de Cerdà.

Ha desarrollado un nuevo modelo urbanístico que ya se estudia en las universidades. ¿Qué es el urbanismo ecosistémico?

Lo que me caracteriza como ecólogo urbano es haber sabido sintetizar sistemas complejos; y las ciudades son los ecosistemas humanos más complejos de la tierra. Lo que planteamos desde la Agencia ha sido una nueva manera de hacer urbanismo con bases ecológicas, que nos permite superar el pensamiento lineal y sectorial con el que analizábamos hasta ahora las ciudades. Cualquier ciudad, para ser un lugar agradable dónde vivir, sostenible y que funcione con toda su potencia, debe cumplir cuatro ejes: ser compacta en su morfología, compleja en su organización (mixta en usos y biodiversa), metabólicamente eficiente y socialmente cohesionada. Lo más relevante de nuestro modelo intencional es que estos cuatro ejes van coordinados; no podemos diseñar un plan de movilidad y presuponer que no va a afectar a la cohesión social o al desarrollo económico. Todo, en este sistema, está coordinado. Estos cuatro ejes quedan desarrollados en los quince principios básicos con los que sintetizamos este nuevo urbanismo.

El modelo de las supermanzanas libera el 70% de la superficie destinada al tráfico reduciendo sólo el 15% de la circulación

Antes ha citado como objetivo del urbanismo mantenernos vivos como especie. ¿Qué necesitamos en las ciudades para contrarrestar el aumento de las temperaturas?

En latitudes como la nuestra se necesita reducir el efecto “isla de calor” de las ciudades en dos o tres grados. ¿Cómo se puede hacer? Con árboles. ¿Y dónde los plantas? Ahora mismo no caben. El modelo ecosistémico de las supermanzanas libera el 70% de la superficie destinada al tráfico reduciendo sólo el 15% de la circulación, ya que nadie quiere que el sistema colapse. En este 70% de espacio que liberamos, no solo paliamos el tema del cambio climático, sino que podemos corregir infinidad de disfunciones que tenemos hoy en nuestras ciudades, ya sea esta Barcelona, Vitoria-Gasteiz o Quito. Y lo que es más importante: se mantiene un equilibrio entre todas las partes que permite que la ciudad siga funcionando en todas sus facetas.

Estamos en una de las supermanzanas más utilizadas: calle Parlament esquina con Compte Borrell…

Ahora estamos en un cruce del Ensanche de Cerdà y apenas pasan coches. Lo que se hizo en esta plaza se llamó “urbanismo táctico” pero yo prefiero llamarlo “funcional”, porqué lo que permite es que la ciudad, como sistema, siga funcionando: reducir la circulación sólo un 15% y que siga fluyendo. La red de transporte público y privado sigue funcionando, pero hemos liberado más de 2.000m2 solo en un cruce. ¿Qué ciudad tenemos?

El cruce de las calles Parlament y Comte Borrell, convertido en plaza.

Los bancos están llenos, como las terrazas de los bares. Los más pequeños juegan y oigo a los pájaros mientras hablamos. Como espacio, pues, parece que funciona: está en uso.

¡Claro que funciona! Lo que nos tenemos que plantear es cómo cambiamos nuestras ciudades, sin que se detengan y en un tiempo récord. Este urbanismo “funcional” cuesta 45 euros por metro cuadrado. Con este coste, con 300 o 400 millones de euros remodelamos toda una ciudad de las dimensiones de Barcelona: y una cifra parecida (300 millones) es lo que ha costado la actuación del túnel de la Plaça de les Glòries. Pero si aplicamos el modelo de las supermanzanas a toda la ciudad, solucionamos muchas disfunciones: reducimos el ruido, la contaminación atmosférica y mejoramos nuestra eficiencia energética. Controlamos el efecto isla de calor y reducimos drásticamente los accidentes, además, la actividad económica se incrementa, gracias a la mejora del espacio público. Después se podrían mejorar estéticamente, pero si las implementamos en poco tiempo (con este coste, en cuatro años podríamos hacerlo) tendríamos un sistema mucho más eficiente en todos los sentidos, incluso el económico.

En el último comunicado de Fomento en contra de las supermanzanas (29 enero del 2022), afirman que se perderán 3.500 millones de euros, que es el 20% de la actividad del comercio y la restauración.

Este es un problema de otra índole, no de datos. Datos: en todas las supermanzanas realizadas en distintas ciudades, los indicadores nos muestran que la actividad económica ha aumentado como mínimo un 15%, y en algún caso ha llegado a subir un 60%. Y no hablo de simulaciones, sino de datos reales, de Barcelona, Vitoria o las ciudades donde ya se han implementado las supermanzanas. Todos entendemos que hay confrontaciones políticas, pero no creo que ni Fomento ni ninguna asociación o partido defienda abrir las zonas peatonales al tráfico intensivo: volvamos a los 50 km por hora en la calle Major de Sarrià o dentro de las zonas peatonales de Gràcia. ¿Alguien defendería que volviera la circulación a la calle Portal del Àngel, una de las calles más activas comercialmente de toda Europa? Y hablemos de datos: la multa que tendrá que pagar el Gobierno de España por la mala calidad del aire de Madrid, Barcelona y el área metropolitana del Llobregat durante los últimos diez años ronda los 1.600 millones de euros. Podemos seguir pagando multas estratosféricas o invertir en una ciudad metabólicamente eficiente de verdad.

Al salir a la calle pisamos la trama de Cerdà, que es el mejor laboratorio posible para cualquier urbanista

Se critica a los Comunes porque imagino que gobernar con 11 de 45 regidores debe de ser difícil, pero las discusiones de partidos han quedado siempre fuera de la Agencia de Ecología Urbana. De hecho, las Supermanzanas no son solo de este gobierno: hay supermanzanas desde la época del alcalde Pasqual Maragall; y la red ortogonal de autobuses, básica para entender la idea de sistema, se aprueba durante el mandato del alcalde Xavier Trías y se implementa durante el primer mandato de los Comunes.

Hemos desarrollado este modelo porque hemos podido trabajar desde hace más de treinta años al más alto nivel teórico y práctico; y también, no lo olvidemos, porque al salir a la calle pisamos la trama de Cerdà, que es el mejor laboratorio posible para cualquier urbanista. No nos damos cuenta, pero es una preexistencia muy potente. 

No estamos hablando de partidos; estamos hablando de un modelo intencional de ciudad que da respuesta a retos concretos y que forma parte del conocimiento creado y probado en Barcelona. En 1987 ya propuse la idea de las supermanzanas y la primera se implantó en 1993.

¿Supermanzanas en 1987, antes de los Juegos Olímpicos?

Yo era el director técnico de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Barcelona. Bajo la alcaldía de Pasqual Maragall, elaboramos un “mapa del ruido”, ya que en aquel momento, se empezaba a percibir como una molestia e incluso como un problema de salud pública que afectaba a toda la población. El ruido tiene una peculiaridad: es un indicador magnífico, porque está vinculado a la energía y su disipación. Está ligado a la dinámica, a la funcionalidad del sistema (es decir, la movilidad) y al poder.

¿El poder?

El poder de un espacio respecto a otro. Todo está relacionado con un indicador: el ruido. Nosotros lo escuchamos en una escala logarítmica; en un logaritmo de base 10. Si tienes dos fuentes de ruido de la misma potencia, de 60 decibelios, la suma no da 120 sino 63 decibelios. ¡Solo 3 decibelios! Esto significa que para bajar tres decibelios de “ruido” debes bajar a la mitad la fuente sonora. En ese momento teníamos 70 decibelios en la mayoría de la ciudad, y debíamos bajar hasta 55, que era lo que en ese momento recomendaba la OMS. ¿Cómo lo haces? Termina siendo una decisión de todo o nada. Debes decidir cuáles son las vías por dónde mantener el tráfico y qué vías pueden ser peatonales; en lo que estamos de acuerdo es que no puedes prohibir la circulación en toda la ciudad para reducir el ruido, porque entonces el sistema colapsa. Hicimos más de once mil mediciones y bastantes experimentos in situ, para concluir que 65 decibelios diurnos eran aceptables, ya que, con ese ruido, a un metro de distancia, una persona podía hablar con otra sin perder significado y sin alzar la voz. Fue un estudio de años, pero acabamos marcando unos parámetros que han sido copiados por ciudades de todo el mundo.

A partir de estudios de este tipo, empezamos a plantear unidades vecinales de unos 6.000 habitantes, que fueran como una “pequeña ciudad” más fácil de medir: una supermanzana. La primera es la de la Ribera, con sus calles peatonales. Luego tuve la suerte de poder seguir estudiando y afrontar otros retos igual de complejos, alguno a escalas más grandes que la metropolitana: la energía, los residuos, la biodiversidad…. Poco a poco las piezas fueron encajando: cuando creé la Agencia de Ecología Urbana en el año 2000, ya sabíamos que íbamos a desarrollar un modelo intencional ecosistémico porque llevaba años trabajando en esa dirección.

Tardábamos años en obtener y procesar datos que hoy, a partir de modelos, realizamos en horas

¿Cómo fue este proceso? ¿Cómo pasas de analizar el ruido a diseñar el modelo de ciudad?

El proceso fue lento, sobre todo si tienes en cuenta que antes lo hacíamos todo con mediciones reales, y tardábamos años en obtener y procesar datos que hoy, a partir de modelos, realizamos en horas. Tuve la suerte de que en esa época confiaron en un ecólogo especializado en los sistemas complejos para estudiar temas que quizás no estaban en el centro del debate, como el ruido, la contaminación, las aguas o los planes de residuos; pero que se convirtieron en los grandes temas en el siglo XXI. Empecé a trabajar en una época en la que estaba todo por hacer.

En el libro BCNecologia. 20 años de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona (Barcelona Regional, 2021), lo que me sorprendió es la aparente facilidad con la que se pasa de la teoría a una herramienta práctica. Por un lado, tenéis un compromiso con una ciudad cohesionada socialmente, y por otra, una teoría sólida académicamente. Pero el despliegue de herramientas prácticas para analizar y actuar en la ciudad es asombroso: son, quizás, las herramientas más completas desarrolladas hasta la fecha por cualquier entidad pública. ¿Cómo es eso?

No me interesa la teoría si no puede aplicarse; y ahora tenemos una tecnología digital que nos permite hacerlo. Este modelo no lo habríamos podido desarrollar sin estar generando teoría y, a la vez, propuestas prácticas que testearan la teoría y la corrigieran. En el libro que has traído hay unos cuantos esquemas que explican el modelo intencional del urbanismo ecosistémico desde distintos puntos de vista. Si nos interesa una concepción holística, integral, que busca equilibrios eficientes entre todas las partes de una ciudad ¿Por qué el conocimiento práctico ha de quedar relegado a un segundo plano? ¿No deberían ambos saberes formar parte de este conocimiento integral?

En este libro y en Carta de planificación ecosistémica de las ciudades y metrópolis (Icaria, 2022) explicas bastante bien el rol de los indicadores, que es quizás la parte más novedosa del modelo.

Los 44 indicadores son importantísimos porque es donde se expresa la experiencia de todos los profesionales que nos han ayudado: afirmamos que durante el día podemos llegar a 65 decibelios porque hay mucho conocimiento de áreas muy distintas sintetizado en un solo parámetro. Para desarrollar alguno de los indicadores hemos necesitado más de una tesis doctoral. Lo más importante es que unos niveles de experiencia quedan expresados ​​en unos indicadores (una cifra entre A y B) que permiten evaluarlos para tener un conocimiento muy sintético de qué le pasa a una ciudad. En el ámbito del metabolismo urbano, tenemos indicadores como el de consumo energético residencial, otro de emisiones de gases de efecto invernadero, o uno de suficiencia hídrica. En el ámbito de la cohesión social, tenemos indicadores de dotación de equipamientos básicos, un índice de segregación y envejecimiento de la población, y otro de vivienda protegida. Y así hasta 44, teniendo en cuenta los ámbitos de ocupación del suelo, movilidad y servicios, habitabilidad, organización urbana, biodiversidad… Cada uno de estos indicadores se pueden “desplegar”, para analizar en detalle una característica de la ciudad. Salvando las distancias, esto es como la receta de una paella: un sistema de proporciones. Si a una paella le falta sal queda sosa, y si te pasas de sal no será comestible. Si a la ciudad le ponemos demasiados coches, vivirás mal, y si empiezas a separar demasiado a la gente, también. ¿Cómo controlamos ese equilibro? Gracias al conocimiento que está detrás de unos indicadores que miden los niveles que la ciudad necesita para funcionar de forma equilibrada. ¡Y sale una paella buenísima! Con este sistema de medición, el proyecto de Cerdà obtiene 78 puntos sobre cien. Increíble. El proyecto de los cuarteles de Sant Andreu de Solà Morales obtiene 75, otro proyecto urbanístico buenísimo. Ahora, si con un simulador aplicamos las supermanzanas a la trama de Cerdà, llegamos a una puntuación de 90 sobre 100.

¿Qué grado de fiabilidad tienen estos simuladores?

Los modelos que hemos creado afinan bastante bien. El caso paradigmático fue la implementación del sistema de movilidad en Vitoria, dónde pasamos de dieciocho líneas de autobuses a siete líneas y un tranvía. El cambio de modelo se hizo de la noche a la mañana. Un cambio así solo se había llevado a cabo anteriormente en una pequeña ciudad del norte de Europa. Ese día el alcalde y la prensa se lo pasaron subiéndose al transporte público, sin ninguna incidencia. Ninguno se había retrasado. Al cabo de siete días, ya no había artículos en la prensa, nada que objetar. Al cabo de siete meses, los usuarios del servicio público habían aumentado en más de un 50%, y el tiempo medio del viaje de transporte había bajado. Los modelos que habíamos manejado funcionaron perfectamente.

Quizás para hablar de las supermanzanas podemos hablar de Vitoria, donde se plantea liberar un 75% del espacio público antes reservado a los coches. Estamos hablando de una ciudad de 250.000 habitantes que tenía fama de conservadora; pero ahí ya se han implementado unas supermanzanas que funcionan, y no hay un conflicto político por ello.

He leído que los ayuntamientos de Europa comparten su conocimiento urbanístico. ¿Ha influido su pensamiento en el modelo de “la ciudad de los quince minutos” que París ha hecho famoso?

La ciudad de los quince minutos es un eslogan, pero ya nos va bien si tiene que servir para explicar dos ideas básicas que vengo proponiendo desde finales de los años ochenta: la compacidad de las ciudades (que significa que todo está cerca) y su complejidad (que quiere decir que hay de todo). Todos los que nos dedicamos a lo urbano nos conocemos. En Otawa hace cuatro años coincidí con una investigadora de Seattle que ya hablaba de la ciudad de los ¡diez minutos! Y en Barcelona hemos medido el tiempo medio para llegar a pie a los servicios básicos. Tenemos entre cinco y seis servicios básicos a cinco minutos (300 m.) y a menos de diez minutos los equipamientos básicos. No está mal, ¿eh?

El Ayuntamiento de París se interesó por el modelo de las supermanzanas, y nos reunimos ahí. Pero la capital de Francia tiene una estructura organizativa que dificulta determinadas mejoras urbanísticas. Aún hoy las grandes arterias de la ciudad están bajo las órdenes del Prefecto de Policía y no de la Alcaldía; por lo que, sin competencias en todo el espacio público, ningún alcalde podrá iniciar una transformación urbana de calado.

La base del urbanismo son las áreas, las células urbanas, no las líneas

¿Y el nuevo plan de ejes verdes que el Ayuntamiento de Barcelona ha presentado estos últimos días?

Fíjate que si hablamos de ejes volvemos a pensar en la ciudad de forma lineal, no en áreas y en superficies. Evidentemente algo cambiará, pero estamos de acuerdo que necesitamos un cambio sistémico, y si solo modificamos el uso en algunas calles no tendremos el cambio de escala que necesitamos. Con las supermanzanas reducimos el 70% de la superficie destinada la circulación; con la idea de los ejes, solo el 25%. Así no cambiamos el sistema de ciudad. A las calles peatonales de toda la vida ahora se las denomina ejes verdes. La base del urbanismo son las áreas, son las células urbanas, no las líneas. Las supermanzanas (de 16 a 20 hectáreas) son los ecosistemas mínimos que integran los 15 principios del urbanismo ecosistémico. Son la base del sistema de movilidad y espacio público; son la base del modelo urbanístico. Sustituir las supermanzanas por ejes no se sustenta en ningún razonamiento.

Ahora que la Agencia de Ecología Urbana ha quedado integrada dentro de Barcelona Regional, usted empieza una nueva etapa. ¿Cuál es el objetivo de la Fundación que acaba de crear? 

La Fundación de Ecología Urbana y Territorial sigue la línea en la que he trabajado desde antes de la Agencia: promover el urbanismo ecosistémico desde su vertiente más teórica hasta el desarrollo de proyectos concretos. Ya tenemos los primeros proyectos: si quiere, en seis meses volvemos a hablar.

Nos despedimos. Han quedado muchos temas en el tintero. Me cuenta un debate en Bruselas con Jan Gehl, uno de los gurús del “nuevo” urbanismo. No critica la formalización de sus actuaciones, que es lo que más ha aparecido en la prensa; en cambio, me explica de qué hablaron: de tiempo. A la velocidad con la que Gehl puede hacer sus propuestas de “acupuntura”, tardaremos más de doscientos años en cambiar la ciudad, y no los tenemos. Mientras bajo las escaleras del metro, pienso en el cambio de movilidad del transporte público en Vitoria-Gasteiz: un día.

---------------------------------------------------------

Llorenç Bonet es fundador de Tenov, una editorial crítica de arte y arquitectura que publica a Juan José Lahuerta, David Bestué, Aleksei Gan o Santiago Cirugeda. Profesor de historia de arquitectura y urbanismo en distintas escuelas de Barcelona. Le gusta salir de las ciudades a pie. 

Salvador Rueda (Lleida, 1953) es el ecólogo urbano que ha inventado las supermanzanas y el urbanismo ecosistémico. Durante los últimos veinte años ha sido el director de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona, la entidad responsable de redactar el PMUS (plan de movilidad urbana sostenible) de Vitoria-Gasteiz...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Llorenç Bonet

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí