TECETIPO
El primo Luis
Se agradece que los medios sigan llamando empresario a todo aquel que tiene contactos para pegar un pelotazo en la caja pública a costa de lo que sea, incluyendo una emergencia sanitaria
Gerardo Tecé 10/04/2022
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La vida es cuestión de actitud. En abril del maldito año 2020, el Gobierno no incluyó a los miembros de la nobleza española como personal esencial. A pesar de que Luis Medina Abascal, honorable miembro de la Casa de Medinaceli, no era ni sanitario ni tampoco cajero de supermercado, decidió salir de la cama con absoluta resiliencia remangándose la bata de seda y levantando el teléfono por España. Nobleza obliga. Según sabemos por las investigaciones de la Fiscalía Anticorrupción, el hermano pequeño del Duque de Feria se puso en contacto con personas cercanas al Ayuntamiento de Madrid para ofrecer su intermediación en una millonaria compra de material sanitario. Todo español de bien levantó aquellos días el teléfono para arrimar el hombro a cambio de un buen pellizco porque España es lo primero.
Mientras el pequeño Luis se remangaba la bata, el mayor de los Medinaceli y portador de los títulos familiares, Rafael, se apretaba indignado el cinturón de la suya para ajustar, vía publicación en Instagram, algunas cuentas pendientes con los traidores a la patria: ¿Dónde están los subvencionados del cine? ¿Dónde están los del “No a la guerra” ahora que el social-comunismo nos ha traído a España una pandemia mundial que nos tiene encarcelados en casa? La publicación, recientemente eliminada, acababa con un animoso Arriba España porque si él había conseguido levantarse de la cama todo el mundo podía hacerlo. En descargo del Duque de Feria hay que decir que probablemente no supiera en aquel momento de ardor guerrero de los negocios de su hermano menor. Pillar un millón de euros de dinero público con una simple llamada telefónica para adquirir un yate de lujo es la típica anécdota que las familias de bien se reservan para la cena de Nochebuena presumiendo de poderío y sin darle importancia.
Con el Yate Feria requisado momentáneamente por la Justicia, empiezan a conocerse los entresijos de la historia que llevó al Ayuntamiento dirigido por el alcalde Don José Luis Martínez-Almeida Navasqüés a comprar material sanitario defectuoso proporcionado por la nobleza española pagando un 426% por encima del precio de mercado. Por anteriores investigaciones policiales sospechamos que las llamadas fueron cargadas de afecto. Cariño nunca falta cuando la agenda telefónica del conglomerado nacional formado por el gran empresariado, la nobleza y el político afín se pone a funcionar. Amiguito del alma, aquí me tienes para lo que necesites, sabes que te quiero mogollón son los prolegómenos al polvo contractual posterior. Es el primo Luis Medina al teléfono –entre familias de bien el trato es siempre de primo, no importa que los apellidos difieran–, que quiere ayudar, se le comunicó al timón de mando del Ayuntamiento de Madrid, que no dudó en ponerse en modo escucha activa para aceptar la propuesta que traía el pequeño de la Gran Casa de los Medinaceli. Además de intuir el tono conocemos el método. Años de prestigiosos MBA privados confirman que no hay mayor eficiencia empresarial que la demostrada por el tándem formado por Luis Medina y su socio en esta aventura en el sector sanitario, Alberto Luceño. Según el relato de la Fiscalía uno se encargaba de conseguir trabajadores de bajo coste en la otra punta del mundo e inflar el precio falseando facturas y el otro de tirar de agenda para que algún querido primo con la llave de la caja pública liberara unos milloncejos de las garras del Estado. Lo de ponerle mi nombre a una calle o glorieta por los servicios prestados, primo José Luis, no corre prisa: lo importante ahora mismo es España.
En tiempos de incertidumbre se agradece que, de vez en cuando, las cosas sean previsibles. Que, en un país infantilizado como es España, dispuesto a aceptar la corrupción política eterna y también los eternos privilegios de la nobleza, las cosas transcurran de forma infantil es lo esperado. Es de agradecer que el alcalde de Madrid, en lugar de descolocarnos dimitiendo en un gesto de responsabilidad, declare que no sabía nada de lo que ocurría con el dinero que gestionaba y que dejen de mirarlo a él, ya que el exmarido de una política valenciana de un partido de izquierdas está acusado de abusos sexuales desde hace unos años. Se agradece que los medios sigan llamando empresario a todo aquel que tiene contactos para pegar un pelotazo en la caja pública a costa de lo que sea, incluyendo una emergencia sanitaria. Se agradece que Luis Medina, preocupado por el qué dirán los lectores del ¡Hola!, diga que aquí lo único que ha pasado es que la Fiscalía Anticorrupción está llena de rojos. Y de envidiosos, añadirá por los platós de televisión cuando lo inviten, previo pago de otro yate, a desquitarse por el mal rato.
La vida es cuestión de actitud. En abril del maldito año 2020, el Gobierno no incluyó a los miembros de la nobleza española como personal esencial. A pesar de que Luis Medina Abascal, honorable miembro de la Casa de Medinaceli, no era ni sanitario ni tampoco cajero de supermercado, decidió salir de la cama con...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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