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El Atlético de Madrid termina la temporada ganando en Anoeta y consolidando el tercer puesto que ya había alcanzado la jornada pasada. Si uno se fija en los números, las conclusiones son inapelables. Desde que llegó Simeone, los rojiblancos no han bajado nunca de la tercera plaza y eso, que hoy puede parecer obvio, no era lo común antes de su llegada. Miren las clasificaciones anteriores y echen unas risas (o unas lágrimas, según sea el caso). Pero los números tampoco pueden eclipsar las sensaciones de lo que hemos visto este año. La temporada del conjunto madrileño ha sido rara, muy irregular, dejando momentos complicados y dudas preocupantes. Ahora toca descansar con la tranquilidad del deber cumplido, aceptar la autocrítica y tener la intención de coser lo que se ha quedado descosido.
El partido comenzó con un ritmo impropio de dos equipos que habían hecho ya los deberes. Sobre todo, por parte del equipo donostiarra, que aplicando esa eficaz presión adelantada que tantas alegrías le ha dado se hicieron dominadores del juego prácticamente desde el principio. Y no es que la intensidad o la disposición de los rojiblancos fuese mala, que las hemos visto mucho peores, es que la de su rival era mucho mejor.
El primer cuarto de hora fue claramente del equipo txuri urdin, que sin embargo no tradujo su dominio en ocasiones. Pasada esa primera frase de claro dominio, los de Simeone parecieron equilibrar el ritmo y meterse en el partido. Lo malo es que se toparon con uno de sus grandes talones de Aquiles durante toda la temporada: la incapacidad de su centro del campo para producir fútbol cuando se juega a un ritmo moderadamente alto. La creación de juego ha sido un drama y me temo que la dirección deportiva va a tener que trabajar en ese aspecto durante este verano.
Apenas un par de llegadas por la banda de Llorente fue todo lo que aportaron los colchoneros en toda la primera parte. Por contra, los donostiarras aprovecharon los huecos (y errores) de su rival para llegar con mucha más claridad. Y pudieron haberse adelantado en el marcador sin que a nadie le hubiese sorprendido. Primero con un remate de Sorloth que se estrelló en el poste. Después, con un claro error de Rafinha, que no acertó a marcar cuando ya estaba solo delante de Oblak.
La creación de juego ha sido un drama y me temo que la dirección deportiva va a tener que trabajar en ese aspecto durante este verano
La segunda parte fue completamente diferente. Sin cambiar un solo jugador, el Atleti pareció otro equipo. Adelantó la presión hasta el área rival, buscó el balón, lo movió con velocidad, Kondogbia se hizo el jefe del centro del campo y un renacido Felipe se transformó en el mariscal de la defensa. Me alegra esto último, porque es un jugador que lo ha pasado mal, al que hemos criticado con fuerza y que a base de fe ha terminado la temporada a un nivel bastante alto.
Al poco de volver del descanso, Cunha estrelló el balón en el larguero y De Paul remató fuera tras un buen pase de Felipe. Era una evidente declaración de intenciones, que no tardó en plasmarse en el marcador. Una larga jugada en la frontal del área hizo que el balón quedase en los pies de De Paul, que lanzó un gran derechazo imparable para Remiro.
La buena noticia es que los rojiblancos, lejos de echarse atrás, siguieron jugando a lo mismo. Y a punto estuvieron de sentenciar el partido si Griezmann no hubiese fallado una clara ocasión tras una buena jugada de Carrasco. El francés sigue sin ver puerta y eso lo está lastrando en su faceta ofensiva. En global, no cabe duda de que no ha sido buena su temporada la suya. Afortunadamente para los madrileños, la tranquilidad que da aumentar el marcador no se hizo esperar y, tras un control excelente dentro del área por parte de Koke, el balón quedó en los pies de Correa, que lo puso con la derecha en el fondo de la red.
La entrada de Januzaj hizo que la Real Sociedad ganase algo en dinamismo durante los últimos minutos, pero el Atleti no sufrió demasiado. El gol de los donostiarras, tras una falta al borde del área que Oblak paró a duras penas y en la que Guridi aprovechó el rechace, fue más una anécdota que otra cosa.
Aquí acaba este año raro, que quizá ha sido demasiado largo. Aquí dejo también esta ventanilla al Atleti que los amigos de CTXT me han regalado durante toda la temporada. Muchas gracias a los que habéis estado ahí de forma recurrente o a los que os hayáis pasado de forma puntual. Ha sido un honor y un placer. Y lo bueno del fútbol es que en pocos meses volverá a empezar la Liga, así que tendremos la oportunidad de volver a empezar de nuevo, como si nada hubiese pasado. Que así sea.
El Atlético de Madrid termina la temporada ganando en Anoeta y consolidando el tercer puesto que ya había alcanzado la jornada pasada. Si uno se fija en los números, las conclusiones son inapelables. Desde que llegó Simeone, los rojiblancos no han bajado nunca de la tercera plaza y eso, que hoy puede parecer...
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