LA VITA NUOVA
Pegasus es de quien lo trabaja
Uno no se independiza de un Estado, sino de una época. En Cat, fiel seguidora de la Ley Mordaza, no hay voluntad política, nunca la ha habido, de independizarse de esta época. Y encima van y les espían
Guillem Martínez 10/05/2022
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1- Pegaso –un caballo alado y bellísimo– nació de la sangre de la Medusa –un ser cruel, atormentado y más feo que Picio–, una vez fue decapitada por Perseo. De lo que se desprende que Pegaso fue lo único hermoso en la biografía de Medusa. Gracias a los antiguos podemos deducir, por tanto, que el programa Pegasus, si se parece a su tocayo, el pegaso clásico, puede ser hasta mono comparado con lo que tiene detrás, que desconocemos, pero que, fijo, tiene forma de Medusa –un ser cruel, atormentado y más feo que etc.–.
2- El pasado 2 de mayo, el Gobierno dio un giro al caso Catalangate, al anunciar que los telefoninos de Sánchez y de Robles contenían, como todo el mundo, anticuerpos de Pegasus. La novedad, lo determinante, es que, en ese trance, el Gobierno a) aportó pruebas periciales, de manera que b) también presentó, al mismo tiempo, una querella judicial por esos hechos, que fue admitida a trámite por la Audiencia Nacional (AN). Se trata, ni más ni menos, que de la primera querella presentada por el caso Pegasus. Eso es importante. Mucho. Al punto que se merece un punto, al que llamaré 3, como el nombre de pila de π.
El caso Catalangate es posible que haya pasado a ser, ante nuestros morros y sin darnos cuenta, el caso Españagate. Lo que es un triunfo comunicativo del Gobierno
3- Es posible, incluso probable, que el tribunal que admitió la querella del Gobierno vaya acumulando el resto de querellas que vayan saliendo. Entre ellas, las presentadas por el procesismo. Con lo que el procesismo perderá un juguete fabricado con cierta habilidad, pero dilapidado, como siempre, con escasa inteligencia –no se pierdan el punto 7–. En ese sentido, la diligencia del Gobierno para presentar su querella no fue casual. Al punto de que, con ello, el caso Catalangate es posible que haya pasado a ser, ante nuestros morros y sin darnos cuenta, el caso Españagate. Lo que es un triunfo comunicativo en un Gobierno que llevaba varios días viendo, con la cara de un tonto cuando coge una tiza, lo que los prestigiosos Citizenlab, Ronan Farrow, The New Yorker y The Washington Post, y el desprestigiado procesismo –que no se pierdan el punto 7– habían liado. Ese triunfo del Gobierno se vio fortalecido y ampliado el 5 de mayo, cuando en la sesión de la comisión de Secretos Oficiales compareció la directora del CNI a dar cuantas explicaciones pudiera evitar.
4- Todo el mundo vio esa sesión como un fracaso gubernamental pero, llámenme raro, el show fue un éxito sin precedentes desde el invento del tampón con la frase vuelva-usted-mañana. Por diversas razones; a saber: a) ERC, Bildu, CUP y Junts asistían, por primera vez en la historia de la humanidad, a una reunión de la comisión de Secretos. Lo que no solo explica que en esa comisión no aparecerá un secreto en la XXXX vida, sino también que esos partidos han dado un paso importante en su incorporación al Estado: nada une más –en una familia, en un Estado– que la sensación de compartir secretos. Adán y Eva, de hecho, pasaron de rollete a matrimonio estable cuando tuvieron que guardarle el secreto a Caín. En la reunión se exhibió b), el rostro de la directora del CNI. Esto es un indicativo de que ella sería el sacrificio humano que se inmolaría en el altar de esta crisis de espionaje a políticos y abogados –que se dice rápido–. Es un sacrificio humano apañado, vistoso, de cierta entidad. Pero escaso, para la gravedad del asunto. Se estableció que, c), 18 procesistas fueron espiados por el CNI con autorización judicial –esto es trascendente; no se pierdan el punto 5–. Y, lo que es lo mismo, pero más divertido, se fijó que el resto de espiados, citados por Citizenlab y, posteriormente, por The New Yorker, no solo están en el limbo, sino que no fueron objeto del espionaje del CNI o del Gobierno. El Gobierno se declaró, por tanto, inocente del resto de casos. Lo que nos lleva al punto 5, que no es más que un remanso de paz donde había material no solo para una crisis de gobierno, sino para el final de un gobierno.
El Estado espió –a 18, o a más de 60 personas–. Lo que abre una brecha ética descomunal. Ese es el tema, a falta de sustancia jurídica para comprometer al Gobierno
5- Los 18 casos no llegarán a juicio, todo apunta a ello, al ser escuchas autorizadas judicialmente. ¿Es lícito que el Estado espíe a otro gobierno interno, es decir, al Estado? Si es con mandato judicial, es feo-muy-feo, pero legal. Es más, a la luz del art. 588 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, siendo Estado puedes espiar hasta a tu madre, incluso chutarle troyanos y malware con aval judicial. ¿Esto es un escándalo? En mi casa, sí. Pero también lo es la pobreza, y mira. Visto todo esto, admitir 18 casos legales de espionaje es reconducir la polémica hacia una balsa de aceite judicial. Un party is over impensable unos días antes. Respecto de los otros casos no reconocidos por el CNI se abre la posibilidad de que a) CNI y Gobierno mientan –no se lo creerán, pero hay gobiernos que mienten–, b) de que todo haya sido iniciativa del Deep State –por ejemplo, en otra ventanilla del CNI; lo divertido de ese asunto es que el Gobierno no se pondrá muy flamenco en una posible investigación, pues la prioridad de todo Gobierno, y en eso se juega la vida, es no chulear a su Deep State–, que c) todo ello haya sido iniciativa de otro Gobierno –The Guardian explícitamente, y el Gobierno implícitamente, apuntan a Marruecos–. Y finalmente tenemos la posibilidad d) que apuntaría a que los espionajes son iniciativa del único sujeto que, en el siglo XXI, es comparable al Estado en formas, libertad y mala sombra: una empresa. En todo caso, será el propio Estado el que investigue al Estado. Ni siquiera va a haber una comisión parlamentaria, esa broma. Lo que indica que la cosa es muy seria.
6- Sobre la seriedad del asunto. El Estado espió –a 18, o a más de 60 personas–. Lo que abre una brecha ética descomunal. Ese es el tema, a falta de sustancia jurídica para comprometer al Gobierno –no se pierdan el punto 7–. En otra cultura democrática, solo esto supondría dimisiones más elaboradas. Se ha señalado, por otra parte, que en toda esta emisión de escuchas fue espiado Aragonès cuando era vicepresident. Lo que indica que también fue espiado el entonces president, Torra. Lo que abre, a su vez, otra brecha, más allá de la ética. En la inteligencia. ¿Qué sentido tiene investigar a, ejem, el pobre señor Torra? ¿Qué sentido tiene investigar objetos míticos, cuyo discurso y acciones se reconducen hacia la mítica y la nada? Sí, bueno, buscaban lo de Tsunami Democràtic –me dicen, en ese sentido, que cualquier día hay detenciones al respecto–. Pero 60, incluso 18 intervenciones es mucho espionaje para ello. El sentido de espiar discursos míticos e inútiles puede ser, a su vez, también mítico. Ilustra una mítica. La mítica formulada en el discurso del rey del 3-0. Aquel día, el Estado asumió míticas muy antiguas y rancias, de la I Restauración, aquella cultura de la estabilidad que temía al separatismo y a la AIT, pero no a los duros falsos de Romanones, o los golpes de Primo de Rivera. Alguien, algo –Gobierno, CNI, Deep-CNI, una empresa mixta…– ha investigado a lo que queda del separatismo del XIX –no queda nada–, y parece que hace todo lo que puede para investigar a lo que queda de la AIT –no queda nada, snif–. Si es el Gobierno –un Gobierno calificado de ilegítimo, de AIT, por la cultura de la Restauración– sería de chiste. Nunca lo sabremos. La Restauración, esa idea encorsetada del Estado-nación y de la derecha como justo punto medio, es, en todo caso, la sangre de la Medusa local –tenemos otras–, de la que nace Pegasus.
Este apego por la mentira quizás es la explicación a que en el pleno del Parlamento Europeo que se realizó la semana pasada hubiera cuatro y el cabo
7- Bueno. Seguimos en el mismo Estado, pero cambiamos de gobierno. Lo que no es un gran cambio en la idea de democracia. El procesismo tenía, antes del lunes 2 de mayo, al Gobierno del Estado en la mano. ¿Qué falló? Falló el procesismo. No falló Citizenlab, no falló Ronan Farrow, no falló TNY, ni TWP. Es más, esas personas, entidades y medios aportaron el único rigor al asunto. Si hoy hablamos de más de 60 casos de espionaje, es por ese rigor colectivo. La cosa empezó a fallar en todos y cada uno de los contactos de ese pack con el procesismo, empezando por el primer contacto, uno de los redactores del informe, vinculado al procesismo. Citizenlab acostumbra, explica, a invitar a redactar sus informes a personas vinculadas a movimientos afectados por abusos gubernamentales. Pues bien, el procesismo no es un movimiento tanto como un Gobierno. Un Gobierno que ha subvencionado, además, al TNY. Dos cosas que ensucian el informe inicial, a pesar de sí mismo. Hay una tercera mácula. El redactor procesista, según informa El Triangle, mintióen su currículum. Al parecer algunos tramos profesionales de su trayectoria no son ciertos. Algo que afectaría a su honestidad. Lo que es otra forma de ensuciar un texto emitido por una organización incuestionable. Se trataría de una mentira pueril, que nos lleva a una pregunta crucial, y que desautoriza al procesismo incluso cuando tienen razón: ¿por qué el procesismo, ante cualquier tesitura, ante cualquier situación, incluso trivial, siempre miente? ¿Por qué un político, un periodista, un canal de tv o radio, un tuitero, el cuñado procesista con el que cenas en Navidad, entre todas las posibilidades de discurso, opta por el fake, ese objeto tan importante en el libro de Steven Forti sobre la extrema derecha 2.0? ¿Por qué siempre mienten, incluso cuando no es necesario, e invalidan, con ello, cosas razonables? Este apego por la mentira quizás es la explicación a que en el pleno del Parlamento Europeo que se realizó la semana pasada, en el que se trató el tema del Catalangate, hubiera cuatro y el cabo. Lo que es otra victoria gubernamental de Sánchez. Me temo.
Esta semana ha trascendido que en Cat, desde 2015, se han tramitado cerca de 250.000 sanciones vinculadas a la Ley Mordaza
8- La táctica procesista al parecer era saturar la información con más de 20 querellas. Lo que ilustra que el posicionamiento ante un caso de espionaje ganso era antes propagandístico que ético. Pues bien, lo dicho, con el giro de cintura del Gobierno el 2 de mayo, toda esa propaganda ha quedado pallá. Las pocas demandas que se han presentado –o anunciado, que esa es otra– no son contra el Estado, ya que no hay copias periciales de los teléfonos espiados –lo que es un gran fallo, en el caso de querer optar por la vía judicial–, sino contra Pegasus. Pero incluso esas querellas presentadas pueden ser contraproducentes para el procesismo. En una de ellas, muy acertadamente, se señala que los archivos de las escuchas están en Israel. Esto es, en el extranjero. Lo que es una ilegalidad. Como una casa. Pero eso mismo, me señala el abogado Carlos Sánchez Almeida, es reconocer la descripción de Fiscalía para el delito de revelación de secretos, aún no juzgado, por la cosa del censo utilizado en el 1-O. Cuidadín. La querella contra la empresa de Pegasus, por otra parte, no conducirá a nada, en tanto que Israel, todo apunta a ello, pasará ocho pueblos de contestar a los requerimientos de cualquier juzgado Esp.
9- El procesismo le ha vuelto a regalar un gol por la escuadra al Estado. Y otro, puntual, a este Gobierno.
10- Esta semana ha trascendido, por cierto, que en Cat, desde 2015, se han tramitado cerca de 250.000 sanciones vinculadas a la Ley Mordaza, ese símbolo de una época. Uno no se independiza de un Estado, sino de una época. En Cat, fiel seguidora de la Ley Mordaza, no hay voluntad política, nunca la ha habido, de independizarse de esta época. Y encima van y les espían.
1- Pegaso –un caballo alado y bellísimo– nació de la sangre de la Medusa –un ser cruel, atormentado y más feo que Picio–, una vez fue decapitada por Perseo. De lo que se desprende que Pegaso fue lo único hermoso en la biografía de Medusa. Gracias a los antiguos podemos deducir, por tanto, que el...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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