A pesar de que las medidas tomadas para frenar la covid pudieran hacernos imaginar que ayudarían a reducir la emisión de gases de efecto invernadero y mejorar la salud del medioambiente, 2021 marcó un nuevo récord climático negativo. Con una concentración promedio en el aire de 416,5 ppm (partes por millón) de CO2, 2,5 ppm más que en 2020, el desequilibrio atmosférico no hace más que asentar la tendencia de la última década con temperaturas extremas y bajas precipitaciones.

Estos son solo algunos de los apuntes que ofrece el último informe sobre el estado del clima en España 2021, de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Según los datos recopilados, el año pasado fue el undécimo más cálido desde 1961, momento en el que se comenzó la serie histórica. A la vez se confirma que la última década está siendo la más caliente de los últimos 60 años. Siete de los diez años con temperatura media más alta se han registrado en el último decenio.

Al aumento de la temperatura media anual cabe agregar cómo, durante el último año, hubo hasta 13 récords diarios por altas temperaturas, concentrados en enero, agosto y finales de diciembre, y ninguno por bajas. Destacando cómo las “olas de calor” se concentraron en período invernal, y cómo la de agosto fue la más intensa desde 1975 y la tercera con mayor alcance geográfico (36 provincias). En su transcurso se llegaron a alcanzar máximas de 47ºC en Alcantarilla (Murcia) y hasta 47,4ºC en Montoro (Córdoba).

Las altas temperaturas también afectan a la superficie de las aguas marítimas de España, donde se experimentó un ascenso de 0,3ºC de media, aunque en zonas del Mediterráneo y del golfo de Cádiz se alcanzaron temperaturas superiores en 0,7ºC con respecto a 2020. Desde 2003, todos los años han registrado un incremento en la temperatura media.

En el aspecto meteorológico, durante 2021 no se detectaron condiciones de sequía a largo plazo en el conjunto de España. Sin embargo, los meses de octubre y noviembre fueron un período de escasez de precipitaciones que finalmente desembocó en sequía a finales del invierno. Una situación que llevó a las grandes cuencas hidrográficas a un escenario de déficit en sus reservas, mientras que en el caso de las del sur de la península y del Pirineo oriental este problema se mantuvo durante todo el año.

En cuanto a los fenómenos meteorológicos extremos destaca la borrasca Filomena. Las nevadas asociadas a esta afectaron a buena parte del interior y acumularon espesores de 30 a 50 cm de nieve, una situación que en concreto fue dramática para el área metropolitana de Madrid. Las temperaturas más destacadas alcanzadas durante la borrasca fueron de -25,2°C en Molina de Aragón (Guadalajara) y -26,5°C en Torremocha del Jiloca (Teruel). La ola de frío posterior duró ocho días, la segunda más larga de este siglo. Pese a las bajas temperaturas y al desastre que significó, no hubo ningún récord de frío. Este hecho contrasta con lo sucedido en años anteriores en los que sí se batieron marcas con fenómenos de “menor” relevancia.

En este informe, como novedad, la AEMET ha incluido un nuevo capítulo dedicado a la fenología, disciplina que se encarga de estudiar la relación entre los ciclos biológicos y el clima. Así, en 2021 se dio una floración temprana como consecuencia de un febrero y marzo con altas temperaturas y un adelanto de la maduración de algunos frutos, como el higo y la uva, por el calor extremo del mes de septiembre.

En el conjunto de Europa, 2021 fue un año mucho más frío de lo habitual, pero aun así tuvo una temperatura de 0,2ºC por encima de la media. Si bien desde 1910 nuestro continente se ha calentado a un ritmo de 0,15ºC por década, desde 1981 el calentamiento ha sido de 0,45ºC. El ritmo se ha triplicado. Desde la época preindustrial, Europa ha aumentado sus temperaturas en casi dos grados, el doble que la estimación del calentamiento global.

A nivel mundial, las temperaturas medias fueron más altas de lo normal, alcanzando valores extremadamente cálidos nunca antes registrados en zonas de Sudamérica, el norte de África y el sur de Asia. En cuanto a las precipitaciones, cabe destacar la intensidad de las registradas en China y la fuerte sequía que afectó al oeste de los Estados Unidos. Lo que demuestra que la dramática crisis ecosocial en la que estamos inmerso no hace más que empeorar con una tendencia negativa durante la última década ya asentada en todo el mundo.