Elecciones 19J
La izquierda frente a las elecciones en Andalucía: ‘winter is coming’
El candidato del PSOE no ha sabido mantener fieles a quienes depositaron la papeleta socialista en los anteriores comicios mientras el gran desafío de los partidos a su izquierda es conseguir movilizar a su electorado
Víctor Pérez-Guzmán / Toni Rodríguez 8/06/2022
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Aunque aún tenemos toda la campaña por delante, parece bastante claro que Juanma Moreno será presidente de la Junta de Andalucía cuatro años más. El bastión histórico del PSOE, antaño su fortaleza más emblemática, Andalucía, es ahora una comunidad donde la izquierda llega a unas elecciones sin capacidad, siquiera, de competir por la victoria. Los partidos de izquierdas plantearán la campaña buscando contener los daños más que luchar por conseguir el gobierno. La pregunta, inevitable en este contexto, es: ¿cómo?, ¿cómo en una legislatura el PP ha sabido darle la vuelta a más de 40 años de voto de izquierdas y convertirse en la principal fuerza política de Andalucía?
Aunque no hay una única respuesta, aquí se van a mencionar algunos datos que revelan dos cuestiones que han podido ser clave. Por un lado, la hegemonía del PP entre los votantes de centro, y por otro, el inmovilismo en la izquierda y su incapacidad de reaccionar al crecimiento del PP.
La estrategia de Juanma Moreno se ha basado en un equilibrio, a priori, harto complicado: apoyarse sobre la extrema derecha para mantener su gobierno, mientras ampliaba su espacio electoral por el centro. De este modo, es cierto, Vox ha seguido creciendo, pero de manera contenida y la cantidad de votantes que ha ganado el PP por la izquierda compensa con creces los que ha podido perder por la derecha. Juanma Moreno ha cautivado a un porcentaje muy considerable de votantes poco ideologizados o que se sitúan en posiciones centradas. Ciudadanos, pensara más de uno, sí, pero no sólo, también votantes del PSOE más conservador e incluso votantes más alejados ideológicamente, pero satisfechos con la gestión de la pandemia.
Como se puede ver en el gráfico, a mediados de 2019 el PP no era la opción mayoritaria entre los votantes más centrados ideológicamente, es más, seguía como segunda fuerza en intención de voto directa después del PSOE. Entre quienes se consideraban de centro (un 5 en la escala 1-10) el 25% tenía intención de votar al PSOE y un 18% al PP. A raíz de la pandemia, y aprovechando la ventaja competitiva que para muchos líderes autonómicos ha supuesto gestionar la crisis sanitaria, el PP atrae a los ciudadanos más centrados ideológicamente, logra superar en intención de voto al PSOE entre este tipo de votantes y consigue mantener esa posición dominante en dicho espacio electoral hasta hoy.
Por tanto, durante los últimos dos años el PP ha ido ampliando su caladero de votantes mientras estrechaba el espacio electoral del PSOE. Lejos de los votantes centrados ideológicamente, en España, históricamente ha hecho mucho frío. Así que todo apunta a que la izquierda andaluza debe prepararse para un largo invierno. Bajo el sol de junio, winter is coming.
Desde luego, la desintegración nacional de Ciudadanos ha ayudado enormemente a ampliar la base electoral, pero, además, el PP ha puesto en práctica una estrategia arriesgada (aunque no nueva): tomar distancia de sus siglas, moderar el discurso y acercarse a posiciones algo más identitarias, al andalucismo, en este caso. Estas maniobras, que recuerdan bastante al liderazgo de Feijóo en Galicia, pueden ser a medio-largo plazo la solución para el PP ante el incesante avance de Vox.
Durante los últimos dos años el PP ha ido ampliando su caladero de votantes mientras estrechaba el espacio electoral del PSOE
Desde el punto de vista de los partidos de izquierda, su gran desafío en estas elecciones es conseguir movilizar a su electorado. El reto es complejo por partida doble. Para un partido (o grupo de partidos) que está en la oposición y aspira a gobernar la movilización electoral se consigue, simplificando mucho, de dos maneras. Puede ser que tu candidatura ilusione y genere expectativas de cambios, mejoras o avances con respecto al actual gobierno o, por el contrario, se puede apelar al miedo, conseguir que la gente acuda a votar por temor a que gobierne el “otro”.
El problema para la izquierda andaluza en el contexto actual es que parece muy difícil, con tan poco tiempo, articular cualquiera de los dos discursos. El del miedo tiene la complejidad de que Juanma Moreno es un candidato bien valorado y cuya gestión ha tenido niveles de aprobación durante los últimos dos años muy altos tanto a derecha como izquierda.
Si atendemos a los datos del barómetro andaluz, la valoración de Juanma Moreno al frente de la Junta de Andalucía ha evolucionado favorablemente, independientemente de la ideología de los votantes. Como se puede ver en el gráfico, entre los votantes que se autoidentificaban como de izquierda, casi un 40% calificó en diciembre de 2021 la gestión del presidente andaluz como buena o muy buena. Entre los votantes de derechas, más del 90% manifestó esta opinión.
Asimismo, en el siguiente gráfico vemos de manera más detallada cómo incluso entre los votantes de Adelante Andalucía la valoración positiva del presidente andaluz ha pasado de no alcanzar el 4% en diciembre de 2019 a superar el 25% dos años después, lo mismo sucede con los votantes del Partido Socialista, donde casi el 50% de sus votantes valora positivamente la gestión de Moreno Bonilla.
Por otro lado, es poco factible que, con los proyectos y programas electorales que se presenten, en 15 días se pueda atraer a una masa de votantes suficiente como para corregir una tendencia a la baja que comenzó a mediados de 2020. En estas elecciones, no solo la derecha llega con los deberes hechos, los votantes de izquierdas están desmovilizados y desvinculados de los proyectos políticos que deberían vehicular sus demandas. Como se puede observar en el gráfico, el problema no es del último mes. El secretario general del PSOE andaluz y ahora candidato a presidir la Junta, Juan Espadas, no ha tenido la capacidad, ya no de ampliar su electorado, sino de mantener fieles a quienes depositaron la papeleta socialista en los anteriores comicios. A la izquierda del PSOE, Adelante Andalucía, Por Andalucía y el resto de las formaciones que integran dicha coalición electoral han agravado la desmovilización de su electorado con un espectáculo deprimente. Ante la urgente necesidad de una alternativa unida y seductora, se volvió a practicar el juego de la silla.
En definitiva, y a tenor de los datos, parece que el cambio de ciclo político en Andalucía se va a confirmar el próximo 19J. De ser así, una de las cuestiones más interesantes será ver qué traslación puede tener esto al panorama nacional. ¿Habrá voto dual? Los candidatos nacionales de izquierda, mucho más fuertes que los que se presentan en Andalucía, ¿tendrán un desempeño electoral mejor? El tono de Feijóo, adoptado por Juanma Moreno en Andalucía ¿se convertirá en la pauta entre los líderes del PP? ¿Será una fórmula eficiente para frenar el avance de la ultraderecha?
Aunque aún tenemos toda la campaña por delante, parece bastante claro que Juanma Moreno será presidente de la Junta de Andalucía cuatro años más. El bastión histórico del PSOE, antaño su fortaleza más emblemática, Andalucía, es ahora una comunidad donde la izquierda llega a unas elecciones sin capacidad,...
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