Con los problemas de salud mental golpeando cada vez más fuerte en la sociedad española, la Fundación ONCE, a través de su Observatorio de la Soledad no Deseada (SoledadES), ha querido investigar acerca de cuál es el papel que cumple el aislamiento involuntario dentro de esta burbuja de malestar. Para ello, se ha encuestado a un total de 411 personas, residentes en España, con edades comprendidas entre los 16 y los 74 años. El resultado es el Informe de Percepción Social de la Soledad no Deseada, cuyos datos describen una población a la que no solo le afecta la soledad, sino que también le preocupa.

Para mayor exactitud, la cifra de personas que perciben la soledad no deseada como un problema social bastante o muy importante asciende hasta el 92,9%, siendo aún más voluminosa conforme aumenta la edad de los encuestados y las encuestadas: 96,4% en la franja entre 40 y 54 años –la llamada generación X– y 95,1% entre los baby boomers –de 55 a 74 años–. En la generación Z y los milennials –de 16 a 39 años– el porcentaje se reduce, aunque sigue siendo altísimo, con un 88,2%.

Haber vivido de cerca el aislamiento, ya sea en las propias carnes o en el entorno más próximo, hace mucho más fácil ser sensible con el tema, por lo que hay que tener muy en cuenta el dato que asegura que una de cada diez personas (10,9%) se han sentido solas de forma frecuente o muy frecuente en el último año. Si a ello se le suma el 25,1% de encuestados que lo han sufrido ocasionalmente, estamos hablando de un 36% de la población afectada.

Además, la investigación ofrece una diferenciación por género que arroja resultados significativos, con una incidencia de prácticamente cuatro puntos porcentuales más en el caso de las mujeres: el 12,9% de ellas se han visto aisladas –sin desearlo– frecuente o muy frecuentemente, mientras que en el caso de los hombres la cifra baja hasta el 9%.

Se observa una contradicción entre, por un lado, la percepción general de cómo incide la soledad en términos generacionales y, por el otro, cómo de sola se siente la población según tramos de edad. Un abultado 87,2% de las personas encuestadas afirma creer que el aislamiento no deseado afecta especialmente a los hombres y mujeres más mayores, aquellos pertenecientes a la llamada “tercera edad”. Sin embargo, la realidad es otra.

Entre la franja de edad más avanzada (entre 55 y 74 años), el porcentaje de personas que se han sentido solas con frecuencia es de un 5,6%, notablemente menor que en el caso de la generación X (entre 40 y 54 años), con un 9,5% de incidencia, y muy por debajo de la población más joven entre los encuestados: hasta un 16,5% de las personas entre 16 y 39 años afirma haber sufrido aislamiento social con frecuencia.

Cuestionados acerca de las causas de la soledad, se observa también una diferencia reseñable entre los más jóvenes y el resto de la muestra. Si bien la generación X y los baby boomers se mantienen más o menos paralelos, tanto la generación Z como los milennials disienten en las razones que, para ellos y ellas, hacen que haya personas aisladas en España. Mientras que “ser mayor” y “no tener redes familiares” son los motivos más escogidos desde los 40 hasta los 74 años, la primera franja etaria se inclina claramente por “ser abandonado” como principal razón de la soledad.

Señalado por un 23,4% de personas como uno de los dos problemas más importantes que afectan a la sociedad española, hay en este estudio una exigencia hacia las instituciones estatales. El 85,1% está de acuerdo en que la clase política no dedica el tiempo ni el esfuerzo necesarios en la lucha contra la soledad no deseada, por lo que pide prestar “mayor o mucha mayor atención” a esta cuestión.