cómic
Guía para escribir sobre tebeos
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Pablo Ríos 23/07/2022
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El autor ofrece unos breves consejos para periodistas culturales que se encuentren en la obligación de escribir sobre algo que, atención, no son películas, discos y ni siquiera libros. Bueno, algunas veces sí. Un lío, tú. En fin, que para eso es la guía.
¡Atención! Más de una vez, amiga, amigo periodista, redactor cultural o IA diseñada para quitarnos el pan al resto, se habrá enfrentado al temido encargo que centellea en la bandeja de su correo electrónico: “hazme una pieza sobre cómics, que se estrena una película de la Marvel esa”. Tras el suspiro inicial, porque usted querría escribir sobre literatura de verdad, de la buena (que para eso tiene grado y varios másteres, tanto dibujito y tanta leche), se habrá encontrado ante la dura realidad que supone no haber leído un tebeo desde 1986, probablemente un álbum protagonizado por Astérix o Tintín que le obsequió un familiar despistado en su cumpleaños. No se preocupe, para eso está el Ministerio de CTXT, para ayudarle en su travesía. ¡Siga los consejos de esta breve guía práctica e incrementará el número de visitas de su medio digital! Y si colabora para algún medio en papel ya lo siento, eh. Ánimo.
Recuerde que vivimos en la “Edad de Oro del Cómic”
Era el peor de los tiempos, era el mejor de los tiempos. Debe hacerse hincapié en esto: ¿importa algo que el porcentaje de artistas que lleguen a fin de mes (no con algo de dinero en la cuenta, sencillamente vivos) sea mínimo? Por supuesto que no, sepa que ahora se publican mejores tebeos que nunca. Los de antes eran purria, a menos que se reediten en formato deluxe y te claven 80 pavos por la tapa dura y el papel satinado, entonces pasan a convertirse en “obras cuya recuperación era imprescindible”. En esta era de efervescencia creativa, el dibujante de tebeos puede hipotecar su trabajo de un par de años por un adelanto de mil euros (con algo de suerte y tras renunciar a varias cláusulas de su contrato) y, atención, no ver un duro en royalties hasta encontrar sus ejemplares saldados en un Alcampo al que ha acudido a robar pasta y arroz. Pero nada de esto importa, porque estamos en la Edad de Oro del Cómic nacional (marquen en negritas y hasta subrayen si es menester). Cómo será la cosa que hasta el gobierno, en su infinita sabiduría y generosidad, ha concedido al sector la gracia de celebrar un día oficial del cómic. El próximo 17 de marzo pasearán a los autores en autobuses descubiertos para que el pueblo pueda agradecerles su sacrificio como se merecen, tirándoles a la cara el excedente sobrante de la cosecha de la temporada.
Los Óscar de los cómics
Ya sabe lo bien que luce un premio a la hora de ponerse a redactar cualquier crónica deport… perdón, queríamos decir “cultural”. Imagine que ese premio lo reparten los americanos. Los del norte, claro, vamos a ser serios. ¡Pues atención! Los artistas de este, nuestro bendito país, suelen acaparar nominaciones y galardones otorgados por la industria del cómic USA, nada menos. Póngase como alerta “premios Eisner” en su agregador de noticias habitual y encontrará material suficiente para poner por las nubes el trabajo de dibujantes cuyo trabajo desconocía por completo antes de que fueran candidatos a rascar algo en el certamen. Es muy importante que señale que estos premios equivalen a conseguir un Óscar en el mundo del cómic, algo que siempre viste mucho y es de agradecer por el lector profano. Tenga en cuenta que el cine es muchísimo más importante que el cómic, dónde va a parar. Recuerde que gracias al cine hemos podido disfrutar de obras de arte como Caótica Ana o Padre no hay más que uno 2. Puede añadir comparaciones con Almodóvar o Amenábar si así lo desea, y, poniéndose creativo, hasta puede citar a los hermanos Gasol como modelo de triunfo en USA, por ejemplo. No olvide recalcar que disponemos de “los mejores embajadores posibles fuera de nuestras fronteras”, aunque hace años que todo el mundo entrega sus páginas por internet y ningún autor se mueve de su silla salvo para ir a una cita con Hacienda.
Desate el debate terminológico: la novela gráfica
Aunque realmente esta cuestión no le importe a nadie más allá de un puñado de aficionados con ingentes cantidades de tiempo libre, juegue la carta de la nomenclatura si lo que quiere es una buena ristra de comentarios airados y descalificaciones hacia su trabajo, usted y su familia más cercana. Quizás tenga suerte y se haga viral un par de días, pero no se preocupe, pasado un tiempo prudencial puede volver a titular su pieza Estas son las novelas gráficas que debe leer esta temporada y conseguirá el mismo efecto, la memoria del lector de cómics es corta como la de los peces (de ahí que no lean verdaderos libros). Truco: llame a los cómics “historietas” si su medio es conservador. Si escribe para algún medio progresista, algo verdaderamente complicado en este siglo XXI, doble la apuesta y refiérase a los tebeos como “novelettes iluminadas” o “narcopictogramas”. Éxito asegurado.
No lo olvide, el manga es el futuro
Los mangas fueron en 2021 la publicación más vendida en nuestro país, superando a insignes escritores de la altura de Pérez Reverte o Paz Padilla
Quizás haya visto alguna vez alguna serie de animación japonesa durante su infancia, juventud o incluso, válgame el cielo, su edad adulta. Debe saber que, en su gran mayoría, estas series están basadas en cómics japoneses, los denominados “mangas” (ver el punto anterior si quiere añadir salsa de soja al guiso). Los mangas llegaron a convertirse en 2021 en la publicación más vendida en nuestro país, superando a insignes escritores de la altura de Pérez Reverte o Paz Padilla. Pero debe tener cuidado, escribir sobre manga es un tema complejo debido a la peculiar idiosincrasia cultural del país del sol naciente; afortunadamente, como señalamos antes, ni le hará falta leerlos, puede descargar ilegalmente su versión animada, echarle un vistazo y hacerse pasar tan ricamente por todo un experto. Es importante que incida en el éxito desaforado del manga entre nuestra juventud (si quiere, puede señalar al mismo tiempo que los jóvenes apenas leen ya, en un arriesgado pero jugoso combo), y no deje de apuntar el miedo al estallido de la burbuja editorial (actualmente existen en nuestro país unas trescientas sesenta editoriales dedicadas al manga que publican alrededor de unos seiscientos mil ejemplares mensuales, cifra arriba, cifra abajo).
El cómic ya no es para niños. Ni para niñas, ojo. Bueno, ya saben a qué me refiero
Tranquilos, con este punto cerramos el chiringuito. El cómic se ha hecho mayor. Los tebeos son adultos. ¡Aparta, Mortadelo, llega Paco Roca! No pierda la oportunidad de mostrar el cómic como un arte plenamente desarrollado que puede abordar cualquier temática desde una óptica madura, algo que no había pasado nunca en sus ciento y pico años de historia. Robert Crumb se dirigía a un público infantil, como es bien sabido, y El Jueves es una cabecera que merece estar en todos los jardines de infancia. Pero ahora, ay, ahora… La novela gráfica contemporánea es una lectura tan respetable como cualquier Premio Planeta. Entre el amplísimo abanico de títulos que las editoriales despliegan ante sus lectores todos los años, podrá encontrar una enorme cantidad de biografías de artistas notables encargadas a dibujantes que pulirán al máximo los textos extraídos de la Wikipedia, cómics ambientados durante la Segunda Guerra Mundial con ilustraciones calcadas de fotos históricas y hasta tebeos de Batman, un personaje que, si lo piensan bien, podría existir en el mundo real. Los tebeos se han convertido por fin en un arte respetado, y hasta se realizan series y películas adaptando la obra de nuestras autoras y autores, lo que convierte nuestra amada disciplina artística en algo mucho más serio porque se puede perder muchísimo más dinero produciendo las obras. El último peldaño de esta escalada será la aparición de nuestros artistas en El Hormiguero, alcanzando el cómic así la respetabilidad que se merece.
Con estos breves consejos, ya se encuentra en condiciones para enfrentarse sin miedo a la redacción de cualquier artículo sobre cómic. Y, si me apura, sobre ingeniería forestal. Total, es usted periodista, no neurocirujana. El Ministerio de CTXT, un verdadero servicio público.
El autor ofrece unos breves consejos para periodistas culturales que se encuentren en la obligación de escribir sobre algo que, atención, no son películas, discos y ni siquiera libros. Bueno, algunas veces sí. Un lío, tú. En fin, que para eso es la guía.
¡Atención! Más de una vez, amiga, amigo periodista,...
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Pablo Ríos
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