Lucía Cámpora / Abogada feminista
“No hay mayores rebeldes en la historia reciente argentina que Néstor y Cristina”
Pablo Iglesias 9/12/2022
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Lucía Cámpora, abogada feminista y política argentina.
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Poco antes de que se conociera la previsible sentencia que inhabilita a Cristina Fernández de Kirchner, conversamos con Lucía Cámpora (Buenos Aires, 1990). Cámpora es uno de los nuevos rostros de lo que en Europa llamaríamos peronismo de izquierdas o kirchnerismo. Abogada feminista y diputada, con una sólida formación intelectual y militante, está llamada a ser uno de los referentes de la política argentina en el futuro.
Empezaste a militar muy joven en la Villa 21-24 de Barracas y después en el movimiento estudiantil en la UBA, donde llegaste a ser vicepresidenta de la Federación Universitaria de Buenos Aires. Tu militancia siempre ha estado vinculada a La Cámpora. ¿De dónde te viene la conciencia política?
En mi casa siempre hubo elementos de la política y la militancia muy presentes, pero creo que lo decisivo tuvo más que ver con el contexto, que es un proceso colectivo y por ende mucho más interesante. Yo hice el colegio secundario entre 2004 y 2008, durante la presidencia de Néstor Kirchner y el primer mandato de Cristina. Eran tiempos de muchísima discusión política, veníamos de un estallido social en 2001 en el cual se dinamitó la confianza de la sociedad en los partidos políticos, yo era más chica pero algún grado de conciencia tenía. El clima de bronca se palpaba en todos lados. Y de repente asume Néstor, en 2003, y la cosa se empieza a estabilizar. Y luego, más que estabilizar: se toman medidas muy reivindicativas de las mejores luchas de nuestro pueblo, las políticas de memoria, verdad y justicia, el “NO al ALCA” junto a los otros presidentes latinoamericanos populares. Era un contexto de muchísima convocatoria para discutir política, desde el propio gobierno nacional se tomaban decisiones que te interpelaban y motivaban a tomar posición y participar.
Creo que en mi generación hubo un clic que fue ver al poder real de la Argentina enfrentándose al gobierno. De repente, el esquema básico de que gobierno es igual a poder y que la militancia popular tiene que exigirle cosas al gobierno cambió. Vino el conflicto con las patronales agropecuarias cuando Cristina quiso aumentar las retenciones y vimos a la Sociedad Rural derramando leche como forma de protesta. Luego el debate por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y la resistencia de los grandes monopolios de la comunicación. No había dudas de dónde tenías que estar. Y a esto se le sumaba una permanente convocatoria a la juventud a participar en política por parte de Néstor y de Cristina. Discursos dirigidos a las pibas y los pibes, actos, medidas concretas. La rebeldía, la transgresión, la potencialidad de transformar la realidad, la encarnaban Néstor y Cristina.
En mi generación hubo un clic que fue ver al poder real de la Argentina enfrentándose al gobierno
Sin duda hubo algo familiar que me facilitó acercarme a la política, pero pasó mucho más por el contexto político. La actividad del Centro de Estudiantes en mi colegio, las primeras marchas por el 24 de marzo, que primero le pedía a mi papá ir con él y después empecé a ir con mis compañeros de colegio. En el último año empezamos con un grupo chico, mitad kirchneristas y mitad medio independientes –que después fueron todos kirchneristas–, en un comedor de la Villa 21-24 de Barracas donde hacíamos apoyo escolar, merienda y talleres. Después en la universidad me sumé a La Cámpora, en el frente estudiantil, desde el cual llegamos a conducir la Federación Universitaria de Buenos Aires, en el marco de una organización que igualmente tiene construcción en todos los frentes: universitario, secundario, barrial, cultural, feminismos, etc.
El apellido Cámpora tiene un significado político muy importante en Argentina, pero en la izquierda española casi nadie lo sabe ¿Podrías explicarlo?
Héctor Cámpora fue el delegado de Perón durante la última etapa de la proscripción del peronismo en 1971. La dictadura militar de Lanusse acepta convocar a elecciones en 1973, pero establece como requisito para los candidatos residir en el país. Así, impedían la candidatura de Perón, que vivía en el exilio hacía 18 años. Entonces, Perón decide que el candidato a la presidencia fuera Héctor Cámpora. La fórmula Cámpora-Solano Lima triunfa con el 49,5%, en una campaña llena de épica por lo que significaba la vuelta del peronismo al gobierno, bajo la consigna “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, y con la idea de lograr el retorno definitivo de Perón. Eos niños que habían sido beneficiarios de las medidas de Perón y Evita habían crecido y eran militantes activos que hablaban de Cámpora como “el tío” y de esa etapa como “la primavera camporista”. Cámpora asumió y cumplió con lo que sabía que el pueblo esperaba de él: garantizar la vuelta definitiva de Perón y convocar a elecciones nuevamente, ahora sí, libres en serio, en las que Perón resultó electo. Cámpora gobernó solo 49 días y se convirtió en un símbolo de la lealtad peronista. Hoy que tantos se confunden y embelesan con los cargos, es bueno recuperar el ejemplo de Héctor Cámpora.
Es bueno recordar que el peronismo sufrió 18 años de proscripción, que tuvo que ir a elecciones con otro candidato porque su referente estaba proscripto
Además, en este contexto en que tantos empiezan a hablar de libertad por primera vez en sus vidas, es bueno recordar que el peronismo sufrió 18 años de proscripción, que tuvo que ir a elecciones con otro candidato porque su referente estaba proscripto. Creo que Cámpora también puede recuperarse para hablar de libertad, precisamente porque cumplió un rol para sortear las restricciones a la libertad en política. Y, entonces, hablar de Cámpora y de la proscripción al peronismo necesariamente nos lleva a hablar de lo que está ocurriendo ahora en Argentina, cuando de nuevo se intenta proscribir a la principal conductora del peronismo que es Cristina Fernández de Kirchner con un proceso judicial en el que se violaron todas las garantías y con una sentencia que, como ella mismo dijo, ya está escrita desde antes de que se valoren las pruebas.
El peronismo es un objeto político difícil de identificar fuera de Argentina. ¿Qué representa hoy el peronismo, al calor de los liderazgos de Néstor y Cristina?
Sé que existe un sentido común de que el peronismo es difícil de explicar fuera de Argentina. Lo entiendo. Pero al mismo tiempo, creo que se tiene que poder entender que hubo un partido, con un conductor, con su doctrina, que llevó adelante el gobierno con mayor ampliación de derechos para los sectores populares en toda la historia del país hasta entonces. Mejora meteórica del poder adquisitivo para los trabajadores y mayor participación de los mismos en el PBI, consagración de derechos laborales, desarrollo de la industria argentina, fuerte inversión en ciencia y tecnología nacional, voto femenino, derechos de las niñeces, centralidad del pueblo trabajador como actor político, posicionamiento del país en la región y en el mundo. Todo ello, con una doctrina surgida de nuestra tierra, con nuestras ideas, nuestra identidad y nuestro léxico, no importada de otras latitudes como nos proponían algunos partidos de lo que se entiende como “izquierda” tradicional. El peronismo es la expresión política popular que se supo construir en nuestro país, como en otros países fue otra, no hay que intentar imponerle las categorías de Europa. Tiene su doctrina y se constituyó como un movimiento de masas que persiste en la memoria y la conciencia del pueblo a través de las generaciones, a pesar de los intentos sistemáticos de los poderes fácticos para eliminarlo, ya sea por la vía de la proscripción, la difamación, desapariciones, intentos de magnicidios y persecuciones judiciales. Entonces, Néstor y Cristina llegaron al gobierno y se reconocían como militantes de la juventud peronista, parte de una generación que había sido diezmada por la última dictadura cívico militar que se llevó a 30.000 compañeros.
El kirchnerismo representó la revitalización del peronismo para varias generaciones que no lo habíamos vivido y que ahora lo vivíamos a través de la conducción de dos de los dirigentes más importantes de la historia de nuestro país y de la región, de los que tuvimos el inmenso privilegio de ser contemporáneos. Creo que lo que significaron las tres presidencias de lo que nosotrxs llamamos “la década ganada” no fue solamente el proceso en sí de ampliación de derechos, sino también la referencia de que ese modelo es posible. Es decir, el kirchnerismo fue el mejor gobierno de la historia del país junto al de Perón. Néstor asumió con más de 20 puntos de desempleo –llegó con más desocupados que votos– y Cristina entregó el país con un 5,9%, tuvimos el mejor salario mínimo en dólares de la región, llegamos al 50% de la participación del salario en el PBI –se ve claramente cómo se retoman las principales banderas y líneas de acción del peronismo–, se fortaleció el Estado para que pudiera llegar a cada rincón de la patria, se recuperaron las empresas nacionales que se habían privatizado en los noventa, como Aerolíneas, YPF, el Correo, se reestatizó el sistema de jubilaciones, se consagraron derechos para los jóvenes como Conectar Igualdad, el voto a los 16 años, la Asignación Universal por Hijo, el programa Progresar, la construcción de escuelas y universidades, nos sacamos de encima al Fondo Monetario Internacional –que ahora Macri trajo de vuelta–. Recuperamos una noción de la unidad latinoamericana que es fundamental para pensar un proyecto de país. El gobierno de Cristina se caracterizó además por una ampliación de derechos como el matrimonio igualitario, la ley de identidad de géneros, la redacción de un nuevo Código Civil y Comercial.
El peronismo es la expresión política popular que se supo construir en nuestro país, como en otros países fue otra, no hay que intentar imponerle las categorías de Europa
Pero el período 2003-2015 no solo significó la mejora de la realidad material de nuestro pueblo, sino la toma de conciencia de toda una generación de que un gobierno así es posible. Y yo creo que hoy el peronismo, a través de la figura de Cristina, expresa eso. Es la mejor versión de coraje, rebeldía, transgresión y contundencia para ir por los derechos que los sectores concentrados le hurtan al pueblo. Una vez, Cristina le dijo a un periodista de “izquierda” tradicional que el peronismo es el movimiento que más incomoda al poder. Y para mí ahí se condensa la respuesta a aquellos que dicen no entender bien qué significa el peronismo y cómo lo actualizaron Néstor y Cristina. Ahora que muchos hablan de rebeldías por derecha, no hay mayores rebeldes en la historia reciente argentina que Néstor y Cristina. Por eso la épica kirchnerista, la mística peronista, la pasión y todo eso que, quizá, parezca difícil de entender.
Como legisladora has impulsado leyes sobre salud sexual y también sobre participación equitativa de géneros en los medios de comunicación ¿Es fácil hacer política en Argentina siendo joven, mujer y feminista ?
Creo que hacer política siendo mujer y joven no es fácil en ninguna parte del mundo. En Argentina tampoco. Pero si bien somos conscientes de ello, creo que más importante es ser consciente de nuestros privilegios. Yo no puedo decir que para mí es difícil: es muchísimo más difícil para las compañeras que la pelean desde contextos muchísimo más adversos, en barrios con mayores dificultades, con problemáticas muchísimo más duras, en rincones del país que los medios de comunicación jamás muestran, con tareas de cuidado a su cargo o con identidades de géneros que parte de la sociedad aún cuestiona. Compañeras de sectores populares, migrantes, trans, jefas de familias monoparentales. Yo integro un bloque de legisladores y legisladoras con representantes de distintos sectores sociales, pero no hay ni uno solo que viva en una villa ni una sola compañera trans ni una migrante ni una cartonera. Entonces, sí, puede que tenga que estudiar un tema el doble que mis pares varones para que mi opinión pese lo mismo, porque soy mujer y soy un poco más chica que el resto, pero la deuda es con las y los que les cuesta llegar.
La imágenes del intento de asesinato de Cristina Férnandez dieron la vuelta al mundo ¿En qué medida la violencia ha cambiado el panorama político en Argentina?
Son imágenes que pensábamos que nunca íbamos a ver y que todavía hoy las recordamos y nos erizan la piel. Creo que el intento de magnicidio contra Cristina cristalizó algo que ella misma venía marcando, que es el despliegue despiadado de una persecución y una campaña de difamación contra su figura. Siempre hubo expresiones de mucha violencia política contra la figura de Cristina, por ser peronista y por ser mujer. En los momentos de mayor conflictividad de su gobierno –y por conflictividad me refiero a los momentos en los que enfrentó al poder real y ese poder se resistió– vimos portadas que la ilustraban siendo golpeada o asociada a estereotipos con los que se ataca a las mujeres. Ahora, el clima de violencia es fomentado sistemáticamente por la oposición y por sus jefes que son los grandes medios de comunicación. A través de expresiones violentas, de campañas mediáticas y de la persecución judicial. El intento de magnicidio cruzó un límite, pero dos días después Clarín enseñaba a cargar un arma y titulaba “Cristina, entre la bala que no salió y el fallo que sí saldrá”. Ahora, asistimos a una investigación judicial por el intento de asesinato que se frena cuando llega a los elementos que vinculan a los grupos violentos con actores del macrismo. En el mismo sentido, yo creo que la reacción de las principales figuras de la oposición cuando el intento de magnicidio, fue penosa. Para una generación criada en democracia como la mía, lo mínimo que podía esperar era una reacción contundente de todos los partidos políticos en defensa del debate de ideas sin violencia. Pero la presidenta del principal partido de la oposición no atinó ni a solidarizarse por Twitter.
El intento de magnicidio contra Cristina cristalizó algo que ella misma venía marcando, que es el despliegue despiadado de una persecución y una campaña de difamación contra su figura
En su primera aparición luego del intento de asesinato, Cristina dijo que la recuperación de la democracia no había significado solamente el derecho de poder votar, sino también el derecho de debatir proyectos políticos sin que corra peligro tu vida por hacerlo. Eso es lo que tenemos que tener bien presente. La oposición pareciera hace mucho tiempo que no está dispuesta a debatir proyectos políticos sino a anular al interlocutor. Y Cristina es la que representa la esperanza de un proyecto de país más justo, por eso la quieren descalificar. Y, por eso mismo, nosotros tenemos que sostener nuestro eje de discusión que es el del modelo de país justo, libre y soberano.
Las perspectivas electorales para 2023 aparecen, en principio, difíciles para el peronismo ¿Cuáles serán, a tu juicio, las claves estratégicas que diseñará el Frente de Todos?
Creo que nuestra tarea más importante es mejorarle la vida al pueblo argentino con medidas concretas. Hacerle frente a una deuda de 45 mil millones de dólares con el FMI, a una pandemia y a una guerra no es fácil, pero tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para cumplir con nuestro compromiso por el cual el pueblo nos eligió para gobernar. Hoy la actividad económica está creciendo, pero la ganancia se la quedan unos pocos y tenemos que lograr que impacte para bien en el poder adquisitivo de los salarios. Ante estas dificultades, Cristina representa sin dudas una esperanza muy potente de que las cosas puedan ser efectivamente mejores. Porque con ella lo fueron y eso está muy presente en la gente. Hace muy poco nos encontramos en uno de los actos más masivos de los últimos tiempos, en La Plata, en el que hablaba Cristina, hecho que una vez más ratifica la centralidad política de ella, su rol de conductora y también su claridad a la hora de marcar, en su discurso, el camino que debemos seguir. Por eso la persecución y el ensañamiento de un poder económico-mediático-judicial que quiere a la dirigenta política más importante del país y con más votos, inhabilitada para participar en las elecciones. Y es imposible pensar en el 2023 sin pensar en eso, no solo por la construcción de la fórmula electoral sino porque tenemos que tener claro qué es lo que está en juego en el fondo y es esa disputa con el poder real.
Poco antes de que se conociera la previsible sentencia que inhabilita a Cristina Fernández de Kirchner, conversamos con Lucía Cámpora (Buenos Aires, 1990). Cámpora es uno de los nuevos rostros de lo que en Europa llamaríamos peronismo de izquierdas o kirchnerismo. Abogada feminista y diputada, con una sólida...
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Pablo Iglesias
Es doctor por la Complutense, universidad por la que se licenció en Derecho y Ciencias Políticas. En 2013 recibió el premio de periodismo La Lupa. Fue secretario general de Podemos y vicepresidente segundo del Gobierno.
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