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En cualquier orden de la vida hay ataduras que nos frenan en nuestros objetivos, ya sean personales o profesionales. Hay veces que las ataduras son físicas y tienen difícil solución. Otras nos vienen impuestas desde fuera y no depende de nosotros el librarnos de ellas. Pero luego están las peores, que son las que nos creamos nosotros mismos en la cabeza y que pueden llegar a convertirnos en nuestro peor enemigo, impidiéndonos avanzar. Algo de eso le pasó al Atleti, y no es la primera vez, en el partido ante el Barcelona en el que se despidió de las opciones que tenía de poder aspirar al título de Liga, si es que aún le quedaba alguna.
Cuando te sientes inferior a tu rival y empiezas el partido, ocurre muchas veces que te puede más el miedo a perder lo que ya tienes, en este caso el empate, que el intentar buscar el botín mayor, la victoria. En la cabeza del jugador ronda la idea de “vamos a ir poco a poco, no nos volvamos locos y ya iremos cogiéndole el aire al encuentro”. Los de Simeone comenzaron el choque con una idea clara de juego: esperar replegados a los azulgranas para cerrar huecos y buscar la recuperación de balón para salir a la contra. El plan podía haber funcionado, pero no lo hizo. ¿Por qué? Por dos razones, principalmente: porque el equipo se metió muy atrás dejando demasiado campo a los de Xavi y porque cada vez que recuperaban la pelota la perdían rápido por no saber qué hacer con ella. Había excesivos nervios, mucho agarrotamiento y poca osadía. Un par de fallos en la salida del balón provocaron las primeras ocasiones visitantes que solo los desvíos providenciales de Savic o Giménez impidieron que tuviesen peores consecuencias.
¿Pudo haber apostado Simeone por otro planteamiento más valiente de inicio en el partido? Por supuesto. ¿Habría funcionado el que eligió si los jugadores hubieran jugado con otra mentalidad en esos minutos? Nunca lo sabremos. Lo que sí pasó es que después de andar por el alambre en varias ocasiones, el Atleti acabó cayendo al precipicio. Pedri se hizo con el balón en tres cuartos de campo, avanzó, nunca mejor dicho, como Pedro por su casa ante la pasividad de varios rojiblancos que le acompañaron en la internada y al llegar al área descargó a Gavi, que a su vez cedió el balón a Dembélé para un remate raso cruzado en el área grande, haciendo el gol que a la postre sería definitivo. Reinildo intentó anticiparse a Gavi, cayó en la disputa y los atléticos reclamaron falta. Es cierto que hubo contacto del culé con el brazo. ¿Suficiente para pitar una infracción? Habrá quien piense que sí y quien crea que no.
En los últimos 15 minutos de la primera parte, la posesión fue en un 64% del Atleti
Otro despiste defensivo local, en este caso de Giménez, estuvo a punto de convertirse en el segundo tanto catalán, pero Pedri se regodeó tanto en el remate que dio tiempo a que Nahuel Molina lograra interponerse. A partir de ese instante, minuto 25, el partido dio un vuelco. Sin nada que conservar, los jugadores del Atleti se quitaron de encima miedos y presiones y decidieron demostrar que saben y pueden hacer más cosas además de esperar atrás. Adelantaron metros, la presión subió varios grados en intensidad, comandada por un entregado Llorente, y el balón cambió de escenario. Empezó a acumular llegadas sobre la meta de Ter Stegen. Las tuvieron el propio Llorente, Griezmann, Nahuel, Reinildo y sobre todo Giménez con un cabezazo a la salida de un córner que se marchó muy cerca del poste. Hay un dato que lo dice todo. En los últimos 15 minutos de la primera parte, la posesión fue en un 64% del Atleti.
Empezó la segunda parte por el mismo camino. El Atleti seguía siendo el dominador del balón y recuperaba más o menos rápido, lo que impedía al Barcelona enfriar el juego. Se esperaba que João tuviera más presencia en la reanudación después de pasar inadvertido en los primeros 45 minutos, pero su aportación fue escasa. Apenas dejó un disparo desde fuera del área que se fue desviado. En el día que muchas miradas estaban puestas en él, no ofreció una buena versión. Al final del encuentro, Simeone declaró que “el partido dejó cosas muy claras, muy claras y eso me sirve a mí”. ¿Era, en parte, un mensaje por la actuación del portugués? Quizá tengamos una respuesta en próximos compromisos.
El técnico volvió a referirse también a la famosa contundencia a la que tantas veces recurre para explicar un resultado. Y lo cierto es que si el Atleti mejoró en juego y sensaciones desde el minuto 20, volvió a suspender la asignatura del gol. Rondó mucho cerca del área pero no le dio para crear muchas ocasiones claras en este periodo. Ni con Griezmann ni con João primero, ni con Morata y Correa cuando salieron al campo. Y las veces que logró rematar, o no acertó con la portería o fueron tiros fáciles para Ter Stegen. La oportunidad más clara llegó casi al final, cuando Griezmann facilitó que Araújo salvara el triunfo de su equipo sacando un balón en la línea de gol por tirar a colocar en lugar de a romper.
Griezmann facilitó que Araújo salvara el triunfo de su equipo sacando un balón en la línea de gol por tirar a colocar en lugar de a romper
Con un Atleti que se exponía cada vez más según iban pasando los minutos, los azulgranas también tuvieron algún acercamiento peligroso protagonizado por Dembélé, pero en la mayor parte de la segunda parte se vieron sometidos por los locales. Confiaron en su solidez defensiva (por algo son el equipo menos goleado de la categoría) y en la incapacidad ofensiva de los del Metropolitano. Y cuando fue menester no mostraron ningún rubor en hacer lo que muchas veces se le ha afeado al Atleti: cometer faltas para frenar al rival. De hecho acabaron el partido con 16, el doble que los locales. Como anécdota, pero que tendrá sus consecuencias en forma de pérdida de partidos, reseñar que ambos equipos acabaron con 10 jugadores por la expulsión con roja directa de Savic y Ferrán Torres tras enzarzarse de mala manera en una disputa por el balón.
Si uno mira las estadísticas del encuentro pensará que están al revés de lo que ha sido el histórico en los enfrentamientos de estos dos equipos en los últimos años. El Barcelona acabó con el doble de faltas cometidas y el Atlético con el doble de disparos realizados, 20 (pero solo cinco a puerta) por 10. Eso refleja una parte de lo que fue el partido. Pero lo importante, la victoria, se la llevaron los azulgranas, lo que les permite liderar la tabla con una ventaja de tres puntos sobre el Real Madrid. Al Atleti le queda agarrarse a las sensaciones para tener esperanza de arreglar una situación inquietante; fuera de los puestos Champions y a cinco puntos ya del tercer puesto que ocupa la Real Sociedad. Si al menos el partido sirve como lección para que los rojiblancos encaren los próximos encuentros sin fantasmas en la cabeza que agarroten desde el primer minuto, algo se habrá ganado. Pero eso quiero verlo yo.
En cualquier orden de la vida hay ataduras que nos frenan en nuestros objetivos, ya sean personales o profesionales. Hay veces que las ataduras son físicas y tienen difícil solución. Otras nos vienen impuestas desde fuera y no depende de nosotros el librarnos de ellas. Pero luego están las peores, que son las que...
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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