alma colchonera
Ana Frank es del Atleti
Es una curiosa manera de ofender la de equiparar al insultado con los héroes, nunca había llegado a tanto la psicología inversa
José Antonio Martín Otín "Petón" 3/02/2023
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Los que alzaron la pancarta junto a la pared de su campo de fútbol lamentaban que el partido no se jugara al día siguiente para redondear la fecha: 27 de enero, aniversario de la liberación de Auschwitz y fecha elegida para recordar cada año el Holocausto del pueblo judío. Perfecta para clavar en alto la imagen risueña de una niña de 15 años exterminada en un campo de concentración nazi, Ana Frank. Perfectamente identificada con el paisaje destacaba la cara de aquella chica que por lo visto era del Atleti.
En una hermosísima sinagoga tangerina, no lejos del bogartiano Hotel Fuentes, tan colchonero, nos contaron la historia de nuestros compatriotas sefardíes en Tánger, en Tetuán, en Xauén, en Larache, y cómo celaban su amor a España siglos después de haberlos expulsado. Luego Pinhas, patriarca de la Comunidad, nos diría que las familias aún guardaban las llaves de sus viejas casas de Toledo, Hervás o Monforte de Lemos. Limpias y engrasadas para volver a abrir sus puertas quinientos años después. Habíamos bajado Los 50 a honrar a nuestro Atlético de Tetuán en su casa, y con nuestra peña atlética tetuaní revivimos la historia común de aquella rama vital nacida del tronco rojiblanco en el norte de África. En el viaje nos acompañaba Casa Sefarad y de su mano fuimos luego a Jerusalén, a estar con los atléticos de Israel.
Al salir de la sinagoga tangerina nos topamos con un par de ancianos, chilaba gris, piel atezada, mucha sabiduría en la mirada, ideales para contrastar una certeza. Les preguntamos si eran de algún equipo español. Con una media sonrisa de hombre vivido, contestó el mayor: mire, aquí todos los de nuestra edad somos del Atlético de Madrid: Larbi Ben Barek.
Cuando no había ningún jugador negro en España, cuando no había ningún jugador musulmán en España, la perla del Atlético de Madrid era negra y musulmana. Y en las mañanas de los domingos acompañaba a sus compañeros hasta la puerta de la iglesia donde les daba misa don Pablo, el joven capellán colchonero. Por la tarde regalaba clases de baile en campos ajenos para celebrar sus goles, ahí está el NODO. Negritud atlética y la piel oscura pegada al escudo para siempre: ¡cuánto orgullo!
Es una curiosa manera de ofender la de equiparar al insultado con los héroes, nunca había llegado a tanto la psicología inversa. Cuando el tifus ya le había mordido casi toda la vida en el campo de exterminio, Ana Frank escribió: “Realizar una cosa fácil no demanda ningún esfuerzo”, algo que no necesita ser explicado a ningún atlético porque es el resumen de nuestra historia. “Quien no pierda el valor y la confianza, jamás perecerá en la calamidad”, añadió luego. En lenguaje corto y colchonero: “Nunca dejes de creer”.
Se ha visto poco esta noticia en la prensa, es de lamentar. Siempre es de agradecer que cuando a uno le pasa algo bueno le den titulares hermosísimos con despliegue fotográfico, a ser posible en portada y con reportaje en página impar. No estamos muy acostumbrados, eso es verdad, así que guardemos la reveladora foto de esa sonrisa luminosa en la cara, llena de adioses y de esperanzas, de una luchadora de 15 años, y que nos acompañe en cada partido. Porque es verdad:
¡ANA FRANK ES DEL ATLETI!
Los que alzaron la pancarta junto a la pared de su campo de fútbol lamentaban que el partido no se jugara al día siguiente para redondear la fecha: 27 de enero, aniversario de la liberación de Auschwitz y fecha elegida para recordar cada año el Holocausto del pueblo judío. Perfecta para clavar en alto la imagen...
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José Antonio Martín Otín "Petón"
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