Lucha
“¡A la huelga, compañeras!”: paro indefinido en Amazon Martorelles
Una clase trabajadora joven, feminizada, racializada y diversa está protagonizando una nueva ola de movilizaciones en Europa en las últimas semanas
Josefina L. Martínez 13/02/2023
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Una protesta contra las condiciones laborales de Amazon en el Black Friday de 2021 en Londres.
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Los trabajadores de Amazon en Martorelles (provincia de Barcelona) entraron en huelga indefinida el 1 de febrero contra el cierre del centro logístico, que tiene a 800 trabajadores en plantilla. El pasado 11 de enero, la empresa anunció un traslado de actividades a Zaragoza. Los sindicatos señalan que es un despido masivo. “Ellos defienden que es un traslado, pero realmente es un cierre. Lo sabían desde antes y no lo comunicaron en ningún momento”, afirma Esther Rodríguez, presidenta del Comité de empresa. Se trataría del primer despido colectivo masivo en Amazon España.
El cierre de Martorelles supondría el primer despido colectivo masivo en Amazon España
La oferta de la empresa es que los trabajadores se muden junto a sus familias a localidades que se encuentran a 300 y 120 kilómetros de distancia de Martorelles. Las condiciones que ofrecen son “un insulto”, según los sindicatos, por debajo de los mínimos legales. Y los salarios caerían por lo menos un 15% en las nuevas instalaciones, al perder el convenio vigente en la actualidad. Y además: ¿cómo hace un trabajador para explicarles a sus hijos que deben dejar la escuela y a sus amigos? ¿Cómo se deja atrás a familiares mayores, que muchas veces no tienen quién los cuide?
El gigante de la logística ha aumentado de forma sideral sus ganancias en los últimos años. A nivel global, alcanzó cifras récord en 2021, con más de 30.000 millones de euros de beneficios. Después de años manteniendo una política expansiva –para arrasar con la competencia y monopolizar nuevos mercados–, a comienzos del 2022 Amazon anunció que despedirá cerca de 18.000 trabajadores en todo el mundo (aproximadamente el 1% del total de su fuerza laboral).
Durante la pandemia, la empresa de Jeff Bezos fue campeona en aprovechar la crisis. Lo que era una tragedia para millones de personas, Amazon lo transformó en fuente de nuevas ganancias. En España, en 2021, sus ingresos superaron en un 11% los del año anterior, ya de por sí buenos. Así lo explica la representante sindical: “En los dos años de pandemia hemos visto que se han cuadriplicado los beneficios de esta empresa. La gente ha estado ahí, al pie del cañón, mientras Sanidad aconsejaba no salir de casa. Ha sido brutal lo que hemos aportado, para que ahora nos paguen de esta manera”. En la negociación actual con los sindicatos, la empresa no quiere dar el brazo a torcer. El cierre de Martorelles sería un primer “ensayo general” de lo que puede seguir en otros centros.
Huelgas espontáneas contra Amazon: “Strike, strike, strike!”
En Gran Bretaña, se vive desde hace varios meses una oleada huelguística sin precedentes desde los años 80. Inflación desmesurada, salarios estancados y altos beneficios de las empresas han dado forma a un cóctel explosivo. Ferroviarios, maestras, bomberos, trabajadores del correo, conductores de ambulancias, enfermeras, empleados de la administración pública y profesores universitarios han convocado sucesivas jornadas de huelga. Un calendario cargado que se prolongará en febrero y marzo. El pasado 1 de febrero, 500.000 trabajadores salieron a las calles en Inglaterra, Escocia y Gales. Ha sido la acción obrera más importante de las últimas décadas. En algunas ciudades, maestras y ferroviarios confluyeron en movilizaciones unitarias. “Somos la clase obrera y estamos de regreso”, aseguraba el dirigente ferroviario Mick Lynch en un acto frente a Downing Street, ese mismo día.
Los trabajadores de Amazon Reino Unido sostienen desde el otoño una serie de “huelgas salvajes” (no legalizadas previamente)
En este contexto, los trabajadores de Amazon Reino Unido vienen sosteniendo desde el otoño una serie de “huelgas salvajes” (se denomina así a las huelgas que no son legalizadas previamente). Según el investigador del movimiento obrero, Stephen Bouquin, “estas huelgas salvajes se distinguieron por ser mayoritarias y espontáneas, y representaron un acontecimiento social que no se veía desde los años setenta”. Las huelgas paralizaron los almacenes y centros logísticos de Rugeley, Coventry, Swindon, Rugby, Doncaster, Bristol, Dartford, Belvedere, Hemel Hempstead y Chesterfield. Las acciones tuvieron un cierto grado de coordinación, con los trabajadores comunicándose en grupos de Telegram. Las huelgas ferroviarias del verano y el debate en los medios sobre estas, generaron un nuevo ánimo para salir a luchar.
Finalmente, en enero de 2023, los trabajadores del almacén de Coventry convocaron formalmente, por primera vez, una huelga en un almacén de Amazon en Gran Bretaña. Según las leyes antisindicales británicas, los trabajadores necesitan superar una compleja votación previa, en la que deben participar más del 50% de los miembros del sindicato para ser considerada válida. En diciembre, un 98% de los afiliados al sindicato GMB votaron a favor de la huelga en Amazon. El sindicato hizo un cálculo sencillo, que encendió la rabia. Tan solo con lo que ganó durante la pandemia, Jeff Bezos podría haber otorgado un bono de 43.000 libras a más de un millón de trabajadores y aún así mantener los niveles de beneficios anteriores a la crisis sanitaria. Semejante nivel de enriquecimiento tiene como contraparte las pésimas condiciones laborales de los empleados. En un vídeo publicado en redes, una trabajadora en huelga comentaba que la planta de Coventry no tenía ambulancia, lo que resultó fatal cuando uno de los trabajadores tuvo un paro cardíaco. Los bajos salarios y el estrés vivido durante la pandemia hicieron estallar la protesta. El hashtag #MakeAmazonPay (Hagamos que Amazon pague) se hizo viral en redes.
Stephen Bouquin destaca la diversidad de esta nueva clase obrera. Plantea que “la composición social tan heterogénea de la clase trabajadora no obstaculizó en absoluto la movilización. En el centro Amazon Fullfilment de Tilbury, la mayoría de los trabajadores tienen menos de cuarenta años, un tercio son mujeres y más de la mitad son ‘no blancos’ o de origen extranjero. La variedad de experiencias y condiciones subjetivas no impidió la coagulación de la ira hacia la acción colectiva. No siempre es así, por lo que merece la pena subrayarlo”.
Esta clase trabajadora joven, feminizada, racializada y diversa está protagonizando una nueva ola de huelgas en Europa en las últimas semanas. De un lado y otro del Canal de la Mancha se están viviendo movilizaciones que no se veían en décadas. En Francia, donde la protesta social ha tenido muchos episodios en los últimos años, se está desarrollando la “batalla por las pensiones” contra la reforma de Macron. La lucha de clases está de regreso. En Reino Unido, algunos comparan la oleada de huelgas con el invierno del descontento de 1978, aunque en aquel caso la lucha era contra un gobierno laborista, y la radicalidad de las huelgas alcanzó cotas mucho mayores.
De este lado de los Pirineos, surgen varias preguntas. ¿Por qué no se convoca a una huelga general hace una década, si motivos no faltan? ¿Y si los grandes sindicatos llamaran a movilizar de forma unitaria contra los despidos, la caída salarial y la inflación? Aunque no ocupen la portada de los grandes medios, desde abajo se desarrollan múltiples huelgas y luchas laborales. La huelga indefinida en Amazon contra los despidos, las huelgas y movilizaciones de las trabajadoras sanitarias, las huelgas de las trabajadoras de Inditex* y la huelga indefinida de las trabajadoras de H&M en Navarra que ya lleva dos meses, son algunos ejemplos para destacar. ¿Qué pasaría si todas estas luchas se coordinan? Apostar a que las soluciones lleguen desde arriba y no mediante la movilización solo alimentará derrotas. Y no olvidemos que el gobierno “más progresista de la historia” terminó enviando tanquetas a la huelga de Cádiz.
¿Por qué no se convoca a una huelga general hace una década, si motivos no faltan?
La pandemia mostró que aquella idea de que la clase obrera había “desaparecido” era una tontería. Los trabajadores fueron percibidos por millones como esenciales en la producción, el transporte, la logística y la sanidad. Sin ellos, no se mueve el mundo. Lo que está claro es que la clase trabajadora está despertando, y lo que estamos viendo en estos días es solo el rayo que anticipa la tormenta. Sin embargo, para pasar de la resistencia a la ofensiva, habrá que superar el aislamiento y las divisiones que muchas veces se imponen desde arriba. La unidad y coordinación de todos los sectores en lucha, junto al movimiento de mujeres, los movimientos antirracistas y la juventud, con independencia de quienes quieren domesticar la protesta, es el único camino para avanzar.
* Cuando cerramos esta columnita, nos llega la noticia del triunfo de las trabajadoras de Inditex. Después de salir a la huelga, han logrado un aumento de salarios por encima del IPC. Esas son las buenas noticias que disfrutamos comentar. Todo un ejemplo del camino a seguir. ¡A la huelga, compañeras!
Los trabajadores de Amazon en Martorelles (provincia de Barcelona) entraron en huelga indefinida el 1 de febrero contra el cierre del centro logístico, que tiene a 800 trabajadores en plantilla. El pasado 11 de enero, la empresa anunció un traslado de actividades a Zaragoza. Los sindicatos señalan que es un...
Autora >
Josefina L. Martínez
Periodista. Autora de 'No somos esclavas' (2021)
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