1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

Ayúdanos a perseguir a quienes persiguen a las minorías. Total Donantes 1103 Conseguido 53480€ Objetivo 140000€

Pierina Ferreti / Directora de la Fundación Nodo XXI

“No hay una continuidad automática entre revuelta y proceso constituyente, entre revuelta y gobierno de izquierda en Chile”

Amador Fernández-Savater 4/02/2023

<p>Pierina Ferreti.</p>

Pierina Ferreti.

Fundación Nodo XXI

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

La experiencia política chilena de los últimos años ha sido un verdadero laboratorio de las posibilidades de revuelta y emancipación en este siglo XXI. Primero una insurrección de nuevo tipo, que desbordó ampliamente a la izquierda organizada en términos de demandas y lenguajes. Después, las tentativas de “traducir políticamente” la sublevación a través de la presidencia de Boric y del proceso constituyente, cuya primera propuesta de nueva Constitución progresista fue rechazada rotundamente en referéndum.

Los claroscuros de la experiencia chilena son, por tanto, un espejo en el que puede mirarse e interrogarse toda voluntad política de ir más allá del neoliberalismo. En conversación con Pierina Ferreti, directora ejecutiva de la Fundación Nodo XXI, centro de pensamiento de la izquierda chilena, recorremos cada uno de estos momentos, sus potencias de liberación, sus límites y sus paradojas.

Octubre insurrecto

¿Contra qué se levantó la revuelta de octubre de 2019?

Es una pregunta clave hasta el día de hoy y me parece que tenemos que volver una y otra vez a ella porque allí se cifran claves fundamentales para leer la sociedad chilena actual. Con la perspectiva siempre parcial pero algo más decantada que dan estos tres años que han pasado desde el 2019, diría que la revuelta se levanta contra la experiencia de la desigualdad en el Chile neoliberal. Una desigualdad que se siente en la vida diaria. En el trabajo, en el trato, en la salud, en la justicia. Fue una revuelta del malestar acumulado con esa experiencia cotidiana.

Diría que la revuelta se levanta contra la experiencia de la desigualdad en el Chile neoliberal

La educación es un buen ejemplo. “Estudiar para salir adelante” ha sido un elemento central en el Chile contemporáneo. La matrícula universitaria se ha multiplicado desde los años 90, pero no ha crecido bajo un concepto de educación pública, masiva, integrada a una estrategia de desarrollo, sino siguiendo lógicas de mercado. Por eso, en este aumento del ingreso a la educación superior ha habido un enorme esfuerzo personal y familiar, en un país donde el valor de una carrera universitaria es tremendamente elevado, y para muchos jóvenes el endeudamiento es la única vía para poder pagar la educación superior. Entonces hay un Chile mayoritario, que se ha forjado por la experiencia neoliberal, y que se levanta contra sus promesas incumplidas. A este Chile, que aún nos falta caracterizar mejor, algunos le hemos llamado “nuevo pueblo” para distinguir su actual composición de las figuras clásicas del campo popular del siglo XX: el obrero industrial, las capas medias creadas al calor del Estado desarrollista.

Por otra parte, hay un componente de rechazo a las condiciones de “inseguridad vital” que se generan en una sociedad donde todas las áreas de la vida social han sido mercantilizadas, donde no existen derechos sociales universales ni servicios sociales públicos de calidad, que generen confianza y experiencias virtuosas de protección social ante enfermedades o la vejez. En Chile todo el mundo sabe que una enfermedad puede desmantelar económicamente a una familia. Todo el mundo sabe también que su jubilación será insuficiente. A esto se suman las condiciones precarias de trabajo, los bajos salarios, los elevados niveles de endeudamiento para financiar costos básicos (pagar la compra del supermercado o un procedimiento médico con tarjeta de crédito, por ejemplo).

La revuelta se levanta igualmente, y esta es otra hebra, contra las élites políticas y económicas, su desconexión con el Chile mayoritario y su ninguneo clasista. Como se sabe, la revuelta comenzó con el aumento de la tarifa del metro en Santiago, la capital del país, con un movimiento de acción directa de estudiantes secundarios de evasión del pago del pasaje y saltos a los torniquetes que rápidamente se tornó masivo. Pocos días antes de que todo reventara un ministro del gobierno de Piñera le recomendó a la población “levantarse más temprano”, porque antes de las 7 de la mañana la tarifa es un poco más barata. El consejo del ministro era clara muestra de la desconexión de las elites, que no tienen idea de lo deprimente que puede ser viajar diariamente durante horas en transporte público para ir a trabajar y volver a la casa. Experiencia de millones de habitantes que viven en las periferias y que todos los días destinan horas de su vida a trasladarse de ida y vuelta de sus trabajos.

¿Cuáles fueron las expresiones y los gestos, los lenguajes y los afectos principales de la revuelta?

Los lenguajes de la revuelta fueron una mezcla de repertorios clásicos como barricadas, cacerolazos y canciones de “la nueva canción chilena”, como “El derecho de vivir en paz” de Víctor Jara (que se transformó en un himno), con elementos completamente nuevos como personajes de animé y consignas poco “izquierdistas” como “Chile despertó” o “No son treinta pesos, son treinta años”. Sobre todo al comienzo de la revuelta, no había banderas de partidos ni sindicatos. Flameaban más bien las banderas de los principales equipos de fútbol, la bandera mapuche y la bandera chilena. El paisaje era muy distinto al de las movilizaciones de las décadas anteriores por la educación, por las jubilaciones o por temas medioambientales. El tipo de personas que tomó las calles excedía con creces el activo de izquierdas y su cultura, iconos, banderas y lenguajes, si bien al poco tiempo todo se mezcló. Víctor Jara con el “perro matapacos”, la “tía Pikachu” con “El baile de los que sobran”. Lo que me interesa remarcar es que en los momentos de mayor masividad el paisaje era más parecido a una celebración popular que a un mitin de izquierda.

En los momentos de mayor masividad el paisaje era más parecido a una celebración popular que a un mitin de izquierda

La sensación en este tiempo era de fiesta y de guerra. Por cuadras y cuadras había música, bastante cerveza, bailes, performance, comercio popular con variado merchandising de la revuelta (banderines, imanes para el refrigerador con imágenes o ilustraciones, chapitas, etc). En los bordes, y en los barrios populares, un duro enfrentamiento con la policía, una represión brutal. Guerra y fiesta al mismo tiempo.

¿Cómo la viviste tú?

La revuelta ha sido la experiencia política más intensa que me ha tocado atravesar. Luminosa y al mismo tiempo abrumadora, aturdidora. En todos los procesos anteriores de movilización social de los que fui parte, bastante masivos algunos, la izquierda, en un sentido amplio, estaba en la conducción y convocaba. Yo provengo de las luchas estudiantiles, siempre lideradas por organizaciones y con cabezas visibles. Sin ir más lejos, en el Gobierno actual están todas las cabezas del movimiento estudiantil de hace diez años. En la revuelta nada de eso fue así. Fue un estallido completamente espontáneo, sin líderes, sin conducción, sin oradores, sin representantes. El movimiento de masas más impresionante de las últimas décadas ocurría sin la izquierda a la cabeza. Mi sensación era de asombro, nunca había estado en medio de una multitud de esa envergadura, y esa fuerza y esa energía se sentía, te sacudía, pero también me agarraba una sensación de desconcierto y de estar “sin lugar”. Sobre todo los primeros días, sentía que nosotrxs, “la izquierda”, no teníamos lugar.

Es verdad que rápidamente toda la izquierda existente, la social y la política, se activó y se puso a trabajar. Los abogados a defender a las víctimas de violaciones de los derechos humanos, muchas organizaciones sociales (sindicales, feministas, ambientalistas) se juntaron en un conglomerado que intentó traducir la revuelta en demandas concretas, las organizaciones territoriales se volcaron a organizar los barrios, los partidos a buscar un cauce político e institucional a la revuelta. Pero incluso todos esos esfuerzos ocurrían de manera paralela a la dinámica callejera que tenía su propia lógica.

Boric y el proceso constituyente

Los “rebeldes” intentan prolongar siempre los ecos de la revuelta, inscribir sus huellas en la realidad efectiva, persistir en sus afectos y efectos. ¿Cómo se prolongó aquí el acontecimiento? Una de las vías fue el proceso constituyente.

La revuelta mostró ser muy tenaz y persistente. Comenzó en octubre de 2019 y todavía en marzo estaba activa. El 8 de marzo de 2020 fue el acto más masivo de los últimos 30 años. Cerca de dos millones de mujeres se reunieron solo en la capital del país. La pandemia hizo un corte bastante fuerte. El encierro fue muy estricto y acatado con bastante obediencia.

Efectivamente, una parte de la energía de la revuelta se prolongó en el proceso constituyente. Hay algo que es muy claro: sin revuelta no habría sido posible abrir un cerrojo que se mantuvo cerrado treinta años, acabar con la Constitución de la dictadura. Si la derecha cedió es porque la situación no daba para más. Pero también son ciertas dos cosas. Una es que la revuelta no se produce para cambiar la Constitución. No era una demanda inmediata. Las demandas eran materiales. El tema de la Constitución, en cambio, era un viejo tema para la izquierda, el centroizquierda y las minorías politizadas. Es cierto también que hoy, a pesar de todo, las encuestas siguen marcando una opinión favorable a una nueva Constitución. Pero lo que quiero poner de relieve es que no hay una continuidad automática entre revuelta y proceso constituyente, o, después, entre revuelta y gobierno de izquierda, aunque ni lo uno ni lo otro hubiera ocurrido sin revuelta. Lo segundo es que a la Convención Constituyente llega la izquierda organizada. Los representantes populares que surgen de la revuelta misma son muy pocos. Eso también marca una discontinuidad entre el “sujeto de la revuelta” con todas las comillas del mundo, y los representantes que llegan a la Convención.

Sin revuelta no habría sido posible abrir un cerrojo que se mantuvo cerrado treinta años

¿Cómo interpretas la victoria de Boric en relación al estallido de octubre? ¿Cómo valoras sus primeros meses de mandato?

El triunfo de Boric fue una mezcla de cosas y, probablemente, la más importante fue la movilización anti-Kast (el candidato de la ultraderecha), que llevó a las urnas en segunda vuelta a más de un millón de personas que no habían votado en la primera vuelta. Y en esto fueron clave las mujeres y los jóvenes populares de las grandes ciudades. Ahí estuvo la clave de la victoria de Boric. Buena parte de esa juventud popular estuvo de una u otra manera en el estallido, ya sea activamente en las manifestaciones, las barricadas o la primera línea, o de una forma más oblicua, quizás sin salir a la calle pero adhiriendo a las demandas y apoyando la movilización. Sin embargo, no hay una línea de continuidad completa entre revuelta y triunfo de Boric.

Este primer año, porque ya se va a cumplir un año en marzo, ha sido difícil. Hay cuestiones de contexto que son adversas: la crisis arrastrada por la pandemia y la generada por la guerra de Rusia contra Ucrania. A lo que se añade en Chile la crisis política abierta en octubre y no resuelta. Esto como elementos de contexto.

En el campo político, el Gobierno no tiene mayoría en el Congreso y además hay una alta fragmentación que dificulta la tramitación parlamentaria de los proyectos. Se prevén muchas trabas para las reformas estructurales que son parte del programa de gobierno, como la reforma de pensiones, la reforma tributaria, la reforma al sistema de salud, todas reformas que avanzan hacia una mayor redistribución de la riqueza y a mayores niveles de seguridad social, con elementos de solidaridad y universalidad. Será muy difícil el avance de estas iniciativas en el Congreso. Y si el Gobierno no cumple, la decepción será alta y el peso de ese fracaso lo cargará la izquierda.

Y por otro lado, ¿cómo interpretas el resultado del plebiscito constituyente? ¿Cómo se está pensando esta derrota del Apruebo?

Todavía estamos procesando la derrota intelectual y afectivamente, pero algunas cosas hemos ido sacando en limpio. Lo primero es que a pesar del resultado, que para las izquierdas fue una derrota dura, no puede soslayarse que la enorme participación electoral –votaron cinco millones de personas más que para la segunda vuelta Boric-Kast, eso es un incremento de 30%– nos muestra una foto, borrosa pero foto al fin y al cabo, de la sociedad chilena, sobre todo de esa mitad de Chile que hasta esta elección se había restado de los procesos electorales.

Lo segundo es que los números son inapelables. El 62% votó ‘rechazo’, lo que equivale a casi 8 millones de personas (pensemos que Boric obtuvo 4,5). Es una mayoría indesmentible. El rechazo ganó en todas regiones del país, entre hombres y mujeres, en la población indígena, hasta en la cárcel. Entonces la pregunta es qué pasó. ¿Por qué una Constitución plurinacional es rechazada por las naciones indígenas, por qué una Constitución que consagra derechos sexuales y reproductivos es rechazada por las mujeres, por qué una Constitución ecológica es rechazada en los pueblos que han sufrido más intensamente las consecuencias del extractivismo? Y así. Estamos todavía haciéndonos esas preguntas.

Me parece que hubo un desfase entre el corazón de la revuelta y lo que trascendió del texto

Habría que descartar que todo sea culpa de las fake news que instaló la derecha. Hubo guerra sucia, pero es imposible pensar que ocho millones de personas votaron manipuladas. Entonces me parece que hubo un desfase entre el corazón de la revuelta, las demandas de fondo, materiales, por derechos y seguridades, y lo que trascendió del texto. No digo que la propuesta no consagrara derechos y protección social, porque sí que lo hacía, lo que digo es que eso nunca se impuso en la disputa ideológica, no se constituyó como relato. A ese 62% que votó ‘rechazo’, descartando la porción de derecha que allí hay, la propuesta no le hizo sentido, no le pareció que abriera mejores perspectivas de vida, de bienestar, seguridad, mejoras materiales.

Y, en muchos casos, se sintió como amenaza. Amenaza a la propiedad individual de los fondos previsionales para dar paso a un sistema público y solidario; desaparición de la provisión privada de salud y de educación para crear un único sistema público y estatal. La propuesta no eliminaba ni la educación ni la salud privada, pero esas ideas se instalaron y minaron un aspecto relevante para muchas personas: la posibilidad de elegir, pagando, mejores servicios. Las nociones borrosas de lo que significa un Estado Social de Derecho se sintieron como amenazas. Hay que considerar que en Chile no hay memoria de derechos sociales universales. Salvo las vacunas, incluyendo la del covid, y algunas políticas públicas muy puntuales, todos los servicios sociales están atravesados por lógicas de mercado y lo público-estatal es para los que no pueden pagar y se asocia a malos servicios.

Entonces, en síntesis, de las muchas conclusiones que se pueden sacar, me parece que es posible plantear que hubo un desfase entre los anhelos populares que se expresaron en la revuelta y la propuesta de nueva Constitución y que en esto la izquierda tiene una buena cuota de responsabilidad. Que este desajuste se debe a un desconocimiento por parte de las izquierdas de una fracción importante de la sociedad chilena, de franjas populares, que al mismo tiempo que demandan protección social demandan libertad y propiedad. Ahí hay bastante que elaborar, cómo combinar y orientar esos elementos.

La fragilidad de la fuerza

¿Qué queda a día de hoy de octubre? ¿En qué podemos decir que la revuelta marcó un antes y un después?

La revuelta sí marca un antes y un después. Es el hito de aparición masiva del pueblo chileno contemporáneo, con la fisonomía social forjada en las décadas neoliberales. Un pueblo que no tiene mayores niveles de organización social y política, pero que tuvo la capacidad de sacudir al país completo y abrir un proceso político inédito que, es verdad, posteriormente no protagonizó ni condujo, precisamente por sus bajos niveles de organización. Es allí donde la izquierda debiera trabajar, si quiere enraizarse en la clase trabajadora del siglo XXI.

Para las élites queda, creo, el temor a un nuevo levantamiento social. Digo creo, porque me parece que esa conciencia de la crisis social, que era dominante en el 2019-20, se ha ido diluyendo para el campo político. No me atrevo a hablar de efectos irreversibles. Estamos en un momento en que las fuerzas de restauración están empujando con todo y con poca resistencia dado el estado de derrota del que aún la izquierda no sale. Entonces, lo que parecía irreversible no lo es y vemos reaparecer a los sectores más rancios de la derecha, que habían sido derrotados, y vemos cómo son capaces de imponer condiciones. Ahora bien, a pesar de la derrota en el plebiscito y de este despliegue de fuerzas restauradoras, queda esa experiencia colectiva de fuerza, de haber experimentado concretamente lo que es una revuelta social, las posibilidades que abre. Esa experiencia me parece que deja una memoria.

Queda también la experiencia de lo frágil que es todo, de que así como piensas que estás a un paso de consolidar una dirección transformadora y de salida del neoliberalismo, eso puede irse al carajo y puedes retroceder varios pasos. La experiencia de que la fuerza es también frágil.

La experiencia política chilena de los últimos años ha sido un verdadero laboratorio de las posibilidades de revuelta y emancipación en este siglo XXI. Primero una insurrección de nuevo tipo, que desbordó ampliamente a la izquierda organizada en términos de demandas y lenguajes. Después, las tentativas de...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autor >

Amador Fernández-Savater

Es investigador independiente, activista, editor, 'filósofo pirata'. Ha publicado recientemente 'Habitar y gobernar; inspiraciones para una nueva concepción política' (Ned ediciones, 2020) y 'La fuerza de los débiles; ensayo sobre la eficacia política' (Akal, 2021). Su último libro es ‘Capitalismo libidinal; antropología neoliberal, políticas del deseo, derechización del malestar’ Sus diferentes actividades y publicaciones pueden seguirse en www.filosofiapirata.net.

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí