LA MONTAÑA RUSA
El regreso de C3PO y sus profetas
Lo que se echa de menos en la IA es la existencia de una intención, el hambre de contar y la batalla por encontrar una manera de hacerlo, un estilo. Solo ofrece decorado, y ya visto
Gonzalo Torné 31/03/2023
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
No sé si ustedes se acordarán de que hace unos años las páginas de cultura de los periódicos se dedicaban de manera machacona e ininterrumpida a la profecía tecnológica. Se trataba de insistir un día tras otro (en páginas que podrían haberse dedicado a hablar de los libros, las películas y las exposiciones del mes) en el inmediato reemplazo del libro de papel por el ebook. Nada de convivencia, reemplazo. Esta oleada de novedad tecnológica iba a terminar también con las editoriales tal y como las conocíamos, cerraría las librerías, alteraría para siempre las bibliotecas y relegaría las estanterías a piezas de museo. Sus oponentes teóricos eran tratados de ignorantes indocumentados y a los lectores que se resistían “de piel” a abandonar los libros en papel se les llamaba románticos, luditas o cualquier otro adjetivo peyorativo que encontrasen por ahí.
Pasados unos cuantos años las librerías siguen abiertas, las editoriales funcionando como de costumbre, los ebooks relegados a ser una pata menor del negocio y suben los índices de lectura del libro en papel que disfruta de una solvencia tecnológica apenas superada por la rueda y la tortilla a la francesa. No se ha incidido mucho en los motivos de este desastre profético, y aunque se entiende que los periodistas que participaron en la campaña no quieran remover su prolongada incompetencia (y que haya desaparecido como esporas desperdigadas por el viento la población súbita de especialistas en el libro electrónico), es una lástima porque podrían orientarnos para campañas futuras.
Los motivos son variados pero quizás el decisivo fuese que la mayoría de lectores prefería seguir leyendo en papel (dijesen lo que dijesen sus promotores no se lee igual sobre papel que en pantalla) sin que los ciudadanos atraídos en un primer momento al ebook por la novedad tecnológica se consolidasen como lectores. Ya no hablemos del grueso de lectores incorporados después al mercado que miran a los kindle como mi generación al gramófono.
Basta con mirar con atención los tebeos dibujados por la IA para reconocer que no gastaría ni medio euro en leerlos
Saco esta batallita a colación porque me temo que estamos a las puertas de un fenómeno parecido: la insistencia más o menos diaria en que los diversos programas de Inteligencia Artificial van a destruir toda una serie de profesiones relacionadas con el dibujo y la palabra. El regreso de C3PO y sus profetas. Incluso se ha publicado una lista de los primeros oficios que van a caer. La sensación de amenaza es tal que uno de los responsables del nuevo chat que simula ser un humano (pero cuya gracia es precisamente vacilarle por no serlo) ha señalado al estilo supervillano que su producto supone una amenaza para la sociedad “tal y como la conocemos” (no se priva ni de un tópico).
Para probar sus amenazas se están difundiendo con regularidad imágenes dibujadas y textos escritos por la Inteligencia Artificial que supongo que tienen su mérito si tenemos en cuenta las limitaciones de partida, un poco como quien asiste con burlón asombro a un partido de fútbol entre pingüinos. Pero basta con mirar con atención o con un ojo crítico los tebeos dibujados por la IA (por ejemplo) para reconocer que no gastaría ni medio euro en leerlos. Aunque daría para otro artículo, lo que se echa de menos de manera desesperada es la existencia de una intención, el hambre de contar y la batalla por encontrar una manera de hacerlo, un estilo. La IA solo ofrece decorado, y ya visto. No he perdido el tiempo suficiente con los textos, pero supongo que el problema será el mismo. El programa logrará imitaciones solventes de una postal a mi abuela o de una redacción de verano pero será incapaz de escribir una buena novela (por decir algo), porque no tiene el menor deseo de intervenir sobre la realidad (sobre cualquiera de sus múltiples facetas).
Alguien podría decirme que son argumentos “elitistas” y que mucha gente no tiene por qué diferenciar un buen tebeo de uno malo ni preferir una buena novela a una redacción escolar. Pero el asunto es crucial porque, ¿quién acostumbrado a leer novelas “bien hechas” va a pagar por una redacción escolar?, ¿quién se va a interesar por un tebeo “mal dibujado” cuando puede leer uno bueno? Y ese es el asunto del “arte” de la IA: si los que no son aficionados no se suman (como pasó con el ebook) y los que son aficionados se dan cuenta enseguida de que lo que ofrece es peor, su destino pasa por reinar en el nicho de las extravagancias simpáticas.
No sé si ustedes se acordarán de que hace unos años las páginas de cultura de los periódicos se dedicaban de manera machacona e ininterrumpida a la profecía tecnológica. Se trataba de insistir un día tras otro (en páginas que podrían haberse dedicado a hablar de los libros, las películas y las exposiciones del...
Autor >
Gonzalo Torné
Es escritor. Ha publicado las novelas "Hilos de sangre" (2010); "Divorcio en el aire" (2013); "Años felices" (2017) y "El corazón de la fiesta" (2020).
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí