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¿Quién decía que los partidos en el Metropolitano eran aburridos? Pasen y disfruten de una montaña rusa de emociones donde todo es posible. Que un equipo que domina, se divierte, y crea ocasiones para lograr una goleada, termine pidiendo la hora ante un equipo que estuvo cerca de llevarse un punto sin tirar a puerta en los 97 minutos jugados. Donde hay homenajes antes y durante el partido, donde el VAR es protagonista por acción y por omisión y en el que juega uno de los mejores equipos de las ligas europeas en la actualidad. Así lo dicen los números, entre ellos, las seis victorias consecutivas que lleva el Atleti tras imponerse por 2-1 al Almería.
Seguro que João Miranda, histórico defensa colchonero que estuvo presenciando el partido y que recibió antes de empezar el choque un caluroso aplauso de los aficionados tras anunciar su retirada, esbozó una buena sonrisa cuando a los cinco minutos vio cómo un córner lanzado por Carrasco era peinado por Correa en el primer poste para que el balón llegara al segundo donde Griezmann cabeceaba a la red a pesar del marcaje de Centelles. Imagino que al zaguero brasileño le vendrían recuerdos de esas acciones a balón parado que tantos réditos dieron en su etapa al equipo y que este año parece estar recuperando. Ya son 11 los goles anotados en jugadas de estrategia, los dos últimos en jornadas consecutivas.
El Atleti encontró el gol casi antes de merecerlo y digo casi porque desde el primer minuto se le vio muy metido en el partido, con ganas, con confianza, mandón y sabiendo qué hacer con el balón. Antes de abrir el marcador ya había tenido Griezmann una falta directa desde cerca de la frontal que se le había ido un poco desviada. Seguro que en el plan del Almería estaba mantener el 0-0 inicial lo máximo posible, pero el encajar un gol tan pronto le dejó tocado, sin respuesta ante un equipo que encontró en el carril de Carrasco una vía para crear peligro de forma constante.
Marcado por un Mendes poco utilizado esta temporada y al que tuvo que recurrir Rubí, técnico almeriense, por las bajas de Chumi y Pozo, el belga desbordó varias veces para servir centros peligrosos. Justo después del gol, dio uno que desvió un providencial Ely a córner. Poco después, volvió a aparecer para combinar dentro del área con Correa, cuyo pase a Griezmann fue interceptado por un defensa que, en su despeje, estrelló el balón en el francés y estuvo a punto de colarse en la portería. Si bonito había sido el homenaje a Miranda, muy emotivo el que tuvo Correa en el minuto 10, el número de su dorsal, cuando todo el estadio le dedicó una gran ovación para reconfortarle por el reciente fallecimiento de su madre. Hasta Griezmann, al que no se le escapa ni un detalle, aplaudió en el césped.
Estuvo a punto de devolver el gesto Correa con un gol de pañuelos. Recibió en el área, hizo uno de esos giros tan suyos con los que elude a los marcadores y en el área grande se sacó un remate de rabona que se le fue alto. La situación parecía mejor para haber disparado de zurda, pero Angelito se quiso adornar, quizá pensando en dedicarle a su madre el mejor gol posible.
Además de la movilidad e inteligencia de Griezmann, que mejora la mayoría de los balones que le llegan, y de la verticalidad de Carrasco, en el buen juego de los rojiblancos tuvo mucho que ver la jerarquía mostrada por los tres centrocampistas, Koke, Llorente y De Paul, que dominaron el centro del campo con suficiencia. El capitán estuvo cerca de lograr un golazo con un disparo desde fuera del área grande que se marchó muy cerca de la escuadra. También estuvo en el robo de un balón en el centro del campo que permitió que Griezmann avanzara y tras entrar en el área rematara con pierna derecha al lateral de la red.
El Atleti se gustaba, mandaba y ganaba. El Almería resistía como podía sin pisar la parcela de campo colchonera, pero el fútbol es tan grande porque es imprevisible. Y de la nada empataron los andaluces. En el minuto 37, Correa hizo una defectuosa devolución tras un pase en el medio campo con tan mala suerte que la pelota fue a parar a un Leo Baptistao con metros en solitario para correr. Avanzó, entró en el área y cuando dio el pase a su compañero Luis Suárez que esperaba solo para rematar, llegó Giménez en su intento de cortar la acción con tan mala suerte que el balón le pegó en el tacón, cogió altura y haciendo una parábola superó a Oblak para poner el empate. El brasileño no lo celebró por respeto al que fue su equipo hace ya unos cuantos años. Lo cierto es que ya le ha hecho varios desde que se marchó.
Los dos goles de Antoine le sitúan como el máximo goleador del equipo en Liga
Al Atleti le tocaba volver a empezar de cero. O quizá no tanto, porque el plan era claro y funcionaba. De nuevo tomaron la responsabilidad los que habían empezado a hacerlo desde el primer minuto. Griezmann no atinó con un disparo desde fuera del área que se fue desviado, pero en el minuto 43, Koke jugó en vertical a la frontal para Correa que de primeras pasó a Griezmann, éste se la devolvió a un toque, y el argentino combinó a su izquierda para Carrasco, que una vez más superó a Mendes para meter un pase raso cruzado entre el punto de penalti y el área pequeña donde Griezmann remató con la zurda al fondo de la red. El asistente, que marcó varios fueras de juego que no parecieron en el ataque local en el primer tiempo, volvió a levantar la bandera por una presunta posición antirreglamentaria de Correa, pero tras revisarse la jugada en el VAR se le dio validez. Gran acción colectiva que premiaba el buen primer tiempo realizado por los de Simeone. Dos goles de Antoine que le hacen ser ya el máximo goleador del equipo en Liga con 11 tantos.
La segunda parte comenzó por los mismos derroteros. El Atleti seguía jugando con criterio, presionando bien la salida del rival y creando ocasiones. La primera fue una peinada de cabeza de, otra vez, Griezmann, que el portero almeriense Fernando rechazó con apuros. La jugada siguió y un centro de Llorente fue cortado por Samu Costa con el brazo. Parecía penalti, de esos se han pitado unos cuantos, pero no hay forma de que los rojiblancos tengan un penalti a favor esta temporada. La racha alcanza ya los 32 encuentros sin lanzar una pena máxima en Liga, algo que no pasaba desde 1943.
Siguieron apretando los locales, que fueron acumulando ocasiones. Un disparo de Llorente desviado por Fernando a córner, otro remate franco del centrocampista madrileño en el área tras pase de Nahuel que el portero visitante impidió que fuera gol al rechazar con la pierna, un remate con la zurda de Carrasco desde el área grande que se fue cerca de portería…y la dos más claras. Otro remate raso del belga con la zurda en el área tras dejada de Griezmann que se estrelló en el poste y un tiro de Griezmann con la derecha recogiendo un pase atrás de Llorente desde la línea de fondo que el francés mandó también a la madera. La buena noticia era que el Atleti era dueño y señor del partido. La mala que no lograba asegurar el triunfo con otro tanto.
Rubi metió a Arnau por Mendes y la nueva incorporación mejoró en varios grados a su compañero, siendo más incisivo en ataque y controlando mejor a un Carrasco al que ya le empezaba a pesar el desgaste. En el otro bando, Correa se retiró dando paso a Morata, que estuvo desacertado el rato que le tocó jugar. Poco después y viendo que seguían con vida, el técnico del Almería hizo un triple cambio quitando a Melero, Robertone y Baptistao y metiendo a Portillo, De la Hoz y Ramazani. Este último se mostró incisivo y fue el más desequilibrante de su equipo. El partido empezó a cambiar poco a poco. El Almería empezó a tener más el balón aunque sin generar gran peligro sobre Oblak. Llorente vio amarilla por un pequeño agarrón, una tarjeta que le va a impedir jugar el próximo partido en el Camp Nou, una baja sensible. Simeone quiso meter aire fresco en el medio, quitando a De Paul por Barrios, pero el canterano no logró cogerle el pulso al choque. Embarba entró por el defensa Kaiky, en la última carta ofensiva de los almerienses. Y entre el paso adelante del Almería y el que dio atrás el Atleti pasaban los minutos hasta que llegó una jugada polémica. Centro de Embarba, remate de Arnau que envía el balón al área pequeña donde salta Portillo con Giménez. El uruguayo lo hace con el brazo levantado y la pelota le golpea entre el final del brazo y el hombro. Desde el VAR avisaron al colegiado Díaz de Mera a que fuera a ver la acción al monitor. Allí pudo observar cómo Portillo estaba en fuera de juego cuando Arnau dio el pase, lo que invalidaba la jugada. A debate por qué el VAR llamó al colegiado a ver esta mano, cuando se veía claro que había fuera de juego previo, y no la anterior del Almería en la otra área.
Ramazani asustó con una brillante incursión en paralelo a la línea de fondo que pudo rechazar Giménez y Arnau buscó un pase por alto en el área cayendo ante la presencia de Carrasco que le metió un poco el brazo. Pidieron de nuevo los almerienses pena máxima pero el árbitro no lo consideró así.
En el 51 de la segunda parte acabó un partido en el que el Atleti acabó pasando un mal rato sin necesidad. Es la segunda jornada consecutiva que le sucede. Ocurrió en Vallecas y de nuevo ante el Almería. En ambos casos, teniendo el partido controlado y generando ocasiones para obtener un marcador amplio, no supo cerrarlo. Las dos veces terminó ganando, pero en otra ocasión puede salir cruz. Es la única pega que se le puede poner a un equipo que atraviesa un momento dulce y es capaz de afrontar pruebas tan exigentes como la del próximo fin de semana en el campo del líder.
¿Quién decía que los partidos en el Metropolitano eran aburridos? Pasen y disfruten de una montaña rusa de emociones donde todo es posible. Que un equipo que domina, se divierte, y crea ocasiones para lograr una goleada, termine pidiendo la hora ante un equipo que estuvo cerca de llevarse un punto sin tirar a...
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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