La visibilización de las violencias machistas es, sin lugar a dudas, una de las principales conquistas del movimiento feminista. Gracias a ella, el grado de conciencia acerca de este problema está creciendo entre la población, y la Fundación Social ‘la Caixa’ ha querido indagar concretamente en cuál es la percepción dentro del ámbito educativo.

Enmarcada en el proyecto “¡Estamos aquí!”, esta investigación ha preguntado a 322 docentes de 86 centros educativos de primaria y secundaria sobre su valoración del tratamiento que se hace de la violencia machista en sus lugares de trabajo.

Todas las violencias recogidas por la investigación, a excepción de la sexual, están más presentes en las aulas de primaria que en las de secundaria. Algunas, como la violencia económica o la violencia vicaria (contra los hijos e hijas), con una diferencia muy notable.

Llama la atención la rotundidad de las respuestas referentes al rol de los colegios y los institutos ante situaciones de violencia machista sufridas por el alumnado: solo el 1% de los profesores y profesoras encuestadas afirma que debe mantenerse al margen.

Este convencimiento de la necesidad de implicarse a la hora de detectar e intervenir en casos de malos tratos choca, según se puede comprobar en el estudio, con la falta de herramientas que faciliten la tarea al profesorado. Prácticamente la totalidad de los docentes de primaria demandan apoyo desde la dirección y un mayor conocimiento de los protocolos a seguir; cerca de estos dos elementos se encuentran la formación sobre cómo actuar y la disposición de un espacio tranquilo y seguro para el alumnado, ambos con una presencia de más del 90% en las respuestas de los profesores y profesoras de primaria.

En el caso de los institutos, la percepción del margen de mejora disponible es menor que en los colegios. Aun así, tres de los cuatro elementos señalados encabezan también las medidas más urgentes (con porcentajes que, a pesar de ser menores, superan el 90%), con la excepción del espacio seguro. En su lugar, aparece mencionada una necesidad en la que la investigación ha indagado específicamente: incluir un programa en el proyecto del centro dedicado a las violencias machistas.

Solo el 22% de los y las docentes encuestadas cree que la formación sobre violencia machista está integrada en los currículos educativos. Es decir, mayoritariamente, el tratamiento de esta cuestión aparece de forma puntual en sesiones concretas, pero no está sistematizado. Cuando se pregunta por esta situación, casi tres cuartas partes de las respuestas (73%) sugieren la incorporación de la violencia machista al proyecto educativo en forma de programa específico, lo que evitaría ese carácter extraordinario que tiene actualmente. De hecho, que el 82% rechace la idea de introducir la violencia machista en formato asignatura refuerza esa inclinación hacia una integración más transversal.

Hasta un 97% de los y las profesionales querría contar con la presencia en el aula de personas expertas en esta cuestión, petición que se une a las antes mencionadas en un intento por reducir la cantidad de jóvenes que están sufriendo violencias machistas en su hogar y no dicen nada en el centro educativo (67%) o evitan hablar del tema para proteger a sus progenitores (46%).