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La crónica

Catálogo de relojes

Este acto era imparable desde hace tiempo. Concretamente, desde que Pablo Iglesias cedió su lugar a Yolanda Díaz y un reloj imaginario, pero denso, que incluso hacía tic-tac, empezó a marcar el tiempo

Guillem Martínez 3/04/2023

<p>Yolanda Díaz, durante su discurso de presentación a las elecciones generales del 2 de abril. <strong>/ Sumar</strong></p>

Yolanda Díaz, durante su discurso de presentación a las elecciones generales del 2 de abril. / Sumar

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-LO IMPARABLE. Acto de la presentación de la candidatura de Sumar. No se cabe. Me dicen por el pinganillo que se han quedado unas 2.000 personas fuera, dos más que cuando lo del Arca de Noé. Gracias a una realización muy bien calculada, veo en la pantalla que los presentes son hombres y mujeres, de diversas edades, ropas, peinados y estados de ánimo que nos definen a las izquierdas peninsulares. Algunas personas, durante el acto, aplaudirán non-stop. Otras –y esto es muy importante– no lo harán, lo que es un estado de ánimo saludable, que siempre me impresiona en los actos políticos, y en las bodas. También, ojo, están los alcaldes de BCN y València, las candidatas autonómicas de Más Madrid a la CM y al Ayuntamiento, ministros, el coordinador de IU, el líder de Más País, el de Equo, el de los Verdes, el del PCE, representantes del pack Compromís, del pack Comuns, intelligentsia –y su prima española: las caras que te suenan de la tele, ese electrodoméstico del siglo pasado tan importante entre la gente que vota, que suele ser mayor–, amigotes, personas con las que hablas usualmente por teléfono, varios líderes territoriales de UP, algún líder territorial de UP a título personal, muchos exlíderes territoriales de UP, diputados, eurodiputados y exdiputados de UP. Pero también, y esto es importante en tanto da tabulación al asunto, hay representación oficial de dos grupos parlamentarios del Europarlamento: GUE y Verdes. Si se pretendía comunicar al mundo la presentación formal de una etapa, se ha hecho. Quizás este era el sentido del acto. Por lo que el acto, en cierta manera, podría acabar aquí, una vez demostrado que era imparable. Lo imparable es, como su nombre indica, algo que viene de lejos, como una hoja o un meteorito. Y este acto era imparable desde hace tiempo. Concretamente, desde que Pablo Iglesias cedió su lugar a Yolanda Díaz y un reloj imaginario, pero denso, que incluso hacía tic-tac, empezó a marcar el tiempo hasta el día de hoy.  

-TIC-TAC. La rareza del acto es, precisamente, esa. Su aparente normalidad y precisión relojera, frente a la rareza. Rareza: desde hace meses, hasta hoy, hasta ahora, hasta el momento en el que usted lee la ‘o’ del palabro momento, se produjo el exotismo, espectacular, patológico, incluso, de ver nacer otro reloj, donde se decidió que sólo habría uno. Otro reloj cuyas agujas parecían querer impedir este acto, emitiendo otro tiempo. Emitir otro tiempo es un deporte de riesgo. En términos generales, sólo existe un tiempo, salvo en casos de absoluto dramatismo. En una selva, hace la tira, por ejemplo, un indio, desnudo pero con un reloj Cassio roto en la muñeca, me dijo, en el trance de explicarme la lógica de los blancos, que “tienen otro reloj en la cabeza”. Lo que invita a la posibilidad de que, en efecto, en el mundo haya personas con otro reloj y otro tiempo. Lo que puede crear equívocos, si bien todos los relojes, incluso los relojes con otra hora en la cabeza, cumplen esa función. Marcar un destino. Los dos relojes presentes en esta sala, en su presencia ruidosa y en su ruidosa ausencia, para acabarla de liar, no son tan diferentes, salvo por la hora que marcan, por la persona que señalan sus agujas, por su destino. Rayos, empieza el acto.  

-LOS RELOJES. Un acto político se parece a un acto teatral en que también acostumbra a durar demasiado. Hoy tampoco es una excepción. El acto arranca en la escuela estética de los actos –20 en todo el territorio– que Yolanda Díaz –a partir de ahora, YD– ha venido realizando en los últimos meses. A saber: varias personas, por lo común anónimas, hablan a YD. Desde el estado de ánimo de la política actual, esa disciplina vieja, que engloba también a P, y que transcurre en público a través de la fe y el entusiasmo, y no a través de otros estados de ánimo más adultos y menos peligrosos. Los partidos, por defecto profesional, nos quieren, snif, pequeñitos. Anyway. En el día de hoy, esos discursos son modulados por un joven extremeño conocedor de la precariedad, esa novia de la muerte; la propietaria de un pequeño súper, que ve la inflación a tiempo real; una sindicalista –brillante, coloquial, con desparpajo, programática; otro acto en sí misma–; una muy conocida poeta nicaragüense, corrida a boinazos de Nicaragua y dotada de nacionalidad chilena por el presi Boric, y la primera diputada trans del País Favorito de la Divina Providencia –que se sepa, que la vida siempre ha sido maravillosamente rara–, recién captada del PSOE, de donde fue corrida a etc. durante los fastos de la Ley Trans. Vaya, toma la palabra YD. Y la cosa cambia de ritmo. 

Díaz adquirió fuerza a lo largo de su discurso, dibujándose cierto aire Macron, cierta idea de movimiento personal vertebrado a través del electorado

-YD. El discurso de YD atraviesa varias regiones para culminar en el anuncio de su candidatura. Son importantes, no obstante, tres aspectos de su discurso, ubicados en el lenguaje. El a) relajo, la ausencia de brilli-brilli retórico y el tono sosegado e inapelable, en modo mi madre cuando, sin mover un pelo, me hacía ordenar el cuarto, y rapidito. Otro es –y ojo, que aquí empieza una suerte de genealogía lingüística, lo que es importante, supongo– la b) cosa ciudadanista, transversal, muy de Colau. Y el c) alcance transversal –esto es, que pretende integrar a sujetos más allá de la izquierda a la izquierda del PSOE–, propio de Errejón. La aludida cosa c) adquirió fuerza y forma a lo largo de su discurso, dibujándose, en ese sentido, cierto aire Macron, cierta idea de movimiento personal sin partidos, vertebrado a través del electorado, sujeto que, al contrario que los militantes o los movimientos sociales, tal vez se mueve más y mejor por estados de ánimo, en busca de la esperanza. Esperanza fue un palabro muy citado. Por lo que pude discernir, hay dos acepciones de esperanza en el discurso de YD. La esperanza de toda la vida, ese estado de ánimo que, como el amor, o como el odio, no precisa de razones, sino de pulsiones. Pero también hay otra esperanza más programática. Una esperanza que dibuja otra historia de por aquí abajo, a través de cosas hermosas que fueron pisoteadas. La esperanza, así, “viene de las revoluciones liberales” –hoy da risa, pero el PCI, en los 80, fue el primer PC en reconocer el carácter revolucionario de la Revolución Francesa; y le corrieron a boinazos; este es, guau, el primer artículo de la historia mundial en el que aparece tres veces la palabra boinazo, brrrr–, y su “derecho a ser feliz” –esa partícula del constitucionalismo USA, que Maragall siempre tenía en la flor de la boca–, “el federalismo republicano de Pi i Margall” –esa superproducción de control del Estado, esa bestia; esto es, de garantía de libertad–, la oposición a la esclavitud, la lucha por el sufragio femenino, la lucha por el reconocimiento de las naciones periféricas, la II República, el sindicalismo, el cooperativismo, el ecologismo y, en lo que puede ser una cita de la CNT, o no, “la lucha de las mujeres libres”. Dibuja una metodología política, fundamentada en el diálogo, esa costumbre habitual tanto “en el colegio de mi hija, como en la negociación de un convenio”. Dibuja el cambio de época a través del hecho de que “la Democracia está en riesgo”, y sitúa a su enemigo, a su amenaza, en “los partidos del odio”. Y en el neoliberalismo, “que intelectualmente ha fracasado, pero que es fuerte políticamente”. Respecto a su programa, cita a) su obra gubernamental, y b) “un nuevo contrato democrático” –¿eso es un cambio constitucional? ¿Cultural?–, en el que también ubica el concepto “democracia económica”, esa alocución 15M. Y, c), las ponencias de 35 grupos de estudio, sobre 35 temas que, anuncia, serán públicas en breve. De ahí, cabe suponer, saldrá la chicha y, también, los nombres propios, el staff de Sumar, posiblemente, supongo, sus hipotéticos ministros, para este nuevo ciclo de la izquierda a la izquierda del Edén. 

La UE es la instancia de toda política y cambio posible. Empieza a ser preocupante, en ese sentido, la ausencia de izquierdas panestatales

-MIENTRAS TANTO. En otro orden de cosas, se ha hecho efectiva la tercera entrega de los fondos europeos. Unos 37.000 M€. A cambio de 29 medidas/acciones de gobierno, ya realizadas. Esto es, a cambio de la agenda gubernamental española. Se trata de una nueva forma de gobernar. Por parte de la Comisión Europea, quiero decir, que es who governs. Por lo mismo, se trata de un cuestionamiento notorio del concepto Democracia, esa cosa que solo existió en los Estados –no en el trabajo; en ocasiones, ni siquiera en casa–, y que hoy son un punto en el que se implementa lo que dice el jefe, no electo, deslocalizado en Bruselas. En términos generales, los Gobiernos, a cambio de un pastizal, implementan en sus Estados neoliberalismo –ha fracasado intelectualmente, sí, pero eso le importa un pito a un psicópata–, cambios severos en un Estado que ya no tiene como función desarrollar el Bienestar. Y, junto a todo ese yuyu, también le dan a un cóctel de medidas de amplio espectro, difícil de dibujar, en el que entraría la cosa verde-clara, empresas, estructuras, transportes, digitalización –eufemismo, a su vez, de robotización; lo que a su vez es un eufemismo de coja-sus-cosas-y-vaya-a-ver-al-de-RRHH–, canales, puentes y caminos… A España –junto a Italia, los Estados que recibirán más pasta– aún le faltan 69.500 M€ por recibir. La próxima talegada sería de 10.000 M€. Para acceder a ellos se tendrán que emitir 58 acciones de gobierno, o el Juego del Calamar se pondría chungo. En total, el Gobierno de coalición ha emitido 121 acciones de esas. Sobre un total de, glups, 416 acciones ordenadas por la Comisión, y que aún quedan por resolver. Lo que supone el programa gubernamental real para una o dos legislaturas completas de gobiernos de coalición, esa amabilidad. O para 24h de gobierno de extrema derecha, esa brutalidad. Fuera de la UE son las tinieblas exteriores. Allí/UK emite algo ya cercano al racismo y al autoritarismo. No sabemos cómo hincarle el diente a la UE, cómo morderla para que deje de mordernos. Pero la UE es la instancia de toda política y cambio posible. Empieza a ser preocupante, en ese sentido, la ausencia de izquierdas panestatales, programáticas, federadas, con estructuras comunes, que si bien aprovechen la instancia Estado, pasen del Estado como instancia. En el mientras tanto, es preferible, claro, un Gobierno de izquierdas que nos rompa el corazón, a uno de derechas que nos rompa las piernas. Por lo que es necesario matizar, puntualizar la izquierda a la izquierda del PSOE. Fiscalizarla. Exigirle que verbalice cuáles son sus límites y cuál es su capacidad de maniobra en un gobierno de coalición, cuándo debe plantarse. Exigir que, para evitar esas explicaciones, no crispe ni grite, ni se ponga edulcorada. Que tampoco se confunda con el PSOE, salvo en el lenguaje. Que no se confunda con una secta.

¿Sin unión, con dos relojes, uno particularmente agresivo y ruidoso, se puede producir otro 1982, un subidón del PSOE por décadas?

-THE END. Finaliza el acto. Dejando una estela de puntos suspensivos, agrupados en dos constelaciones. La Constelación del Otro Reloj: el otro reloj, básicamente el aparato de P en Madrid. ¿Querrá sumarse a esta juerga, no muy diferente de su lógica, salvo por el lenguaje y los nombres propios, es decir, todo? ¿Preferirá oponerse a ese relevo, que ya se produjo cuando Iglesias se relevó a sí mismo sobre la figura de YD, ese reloj, explotando la crueldad del sistema d’Hondt? ¿Sin unión, con dos relojes, uno particularmente agresivo y ruidoso, se puede producir otro 1982, un subidón del PSOE por décadas, y una peceización, también por décadas, de la izquierda a la izquierda de etc.? La Constelación del Gran Reloj: ¿Pedro Sánchez se quedará tan tranquilo ante el anuncio –y el crecimiento, si así sucede– de un movimiento de electores –algo a su alcance también–, que pretende un margen de lo posible más intenso, si bien no muy alejado del PSOE? ¿Cuándo tardará en sacar el bate? ¿En qué consistirá ese bate? 

-LO IMPARABLE. Acto de la presentación de la candidatura de Sumar. No se cabe. Me dicen por el pinganillo que se han quedado unas 2.000 personas fuera, dos más que cuando lo del Arca de Noé. Gracias a una realización muy bien calculada, veo en la pantalla que los presentes son hombres y mujeres,...

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Autor >

Guillem Martínez

Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).

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5 comentario(s)

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  1. fpg999

    Guillem Martínez se cree graciosillo y se esfuerza y demuestra interés en que lo fichen para actuar en el Club de la Comedia. No se da cuenta de lo cutres que son sus monólogos, pero él insiste. Como Yolanda, cree que el sistema le recompensará el esfuerzo realizado en denigrar a Podemos. Otro más que hace tiempo que se sumó al aquelarre. Pero bueno, qué le vamos a hacer, de todo tiene que haber en Contexto.

    Hace 1 año 7 meses

  2. archivojla

    A- No estoy de acuerdo B- Es aburrido C- No es para tanto

    Hace 1 año 7 meses

  3. juan-ab

    Estoy contigo, un acto político puede ser tan largo y aburrido como una obra de teatro. O como un artículo de periódico. Sólo tienen que cumplir con la condición de serlo, sí, largo y aburrido, o sea me salgo y tomo el aire. No es el caso de hoy; largo es, ya lo creo, pero con su gracia aquí y allá. Ahora eso sí, eh pillín, con su toque de P..., ese lado Perverso que te sale a veces sí y otras también.

    Hace 1 año 7 meses

  4. Fernando

    Ya es triste que mientras leo a Guillem o a Ana Pardo de Vera me provoca malestar imaginar la felicidad que deben sentir jueces como García-Castellón o integrantes de la Brigada político-social, por ejemplo.

    Hace 1 año 7 meses

  5. pealgato

    Buuufff...!!! YD buena, dulce, cariñosa, xeitosiña, riquiña, moitos biquiños.... PI malo muy malo, agresivo y ruidoso. P debe entregar las armas y rendirse sin condiciones, porque si no YD se lo comerá a bicos. Jau

    Hace 1 año 7 meses

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