PROCESANDO EL YUYU
Maldito parné
Clara Ponsatí ha vuelto al terruño. Podría ser un ejercicio de valentía, pero puede serlo, más bien, de cálculo
Guillem Martínez 1/04/2023
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1- La Justicia imputa a Trump por soborno. Se trata de la primera vez en la que un expresi es imputado en algún delito penal. Lo que es sorprendente. Es sorprendente que, pongamos, a) bombardear Camboya, o b) invadir Irak, no sean delito penal. Y es sorprendente que Trump, un presi que convocó un golpe de Estado en el Capitolio, sea juzgado, finalmente, por c) soltar pasta a una emprendedora del porno. Las noticias, en fin, hablan del mundo dos veces. Una, cuando las lees y te sorprenden. La otra, cuando ves lo que realmente significan, y te sorprenden aún más. En este caso, la noticia significa en realidad que un presi que ha formulado la nueva extrema derecha en Occidente no ha podido ser juzgado por ello, sino por su vida privada. Lo que explica otra cosa, tal vez contraria, incluso, a la Justicia: un mundo cada vez más moralista. Hola. Martínez. Procesando el Yuyu. Ya saben, los Dioses hablan con nosotros a partir de noticias incomprensibles –monstra decían los antiguos, de donde viene el palabro monstruo–, y yo voy y, a través de ellas, hablo del cambio de época con ustedes. Hoy, en términos generales, he apostado por el segundo significado de las noticias. O las noticias llaman dos veces. Bueno, al turrón.
2- Pedro Sánchez ha ido a China, en plena guerra. Lo que habla de a) un líder que ha cambiado de ritmo, y que, tras una pandemia y la primera etapa de una guerra, desempeña funciones internacionales más importantes que las anteriores. Este viaje a China puede hablar de la progresión internacional de un presi que, en poco tiempo –esto es, en el ínterin entre un Consejo Europeo, una Cumbre Iberoamericana y, lo dicho, un viaje a China– puede haber hablado, en castellano o inglés, con una cuarentena de líderes internacionales. Lo que puede impresionar. Pero también la noticia habla, tal vez mucho más, por lo que impresiona mucho más, del viaje de un presi de Estado europeo a un país al que, en breves días, también irá Macron, von der Leyen, Meloni. Y hasta Borrell. Esto es, la noticia no habla de Sánchez, sino que habla de China. Como centro del mundo. Y, por ello, habla de un nuevo orden internacional. En el anterior, un solo Estado era el poli bueno y el poli malo, según el día. En el nuevo, el poli malo es Rusia. Y para hablar con el bueno, como siempre, hay que ir a su casa. Pom-pom.
Que la discusión dure tanto orienta a que la discusión no existe, sino que ha sido sustituida por presión
3- Prosiguen, o no, las negociaciones entre Sumar y Podemos. La noticia es esa. También, y por la misma razón, la noticia es su reverso: que Sumar y Podemos no son lo mismo, sino dos grupos diferentes. Opuestos, incluso. Uno agrupa a 15 organizaciones –y muchas territoriales de Podemos, que de una forma u otra acudirán al acto del día 2–, y el otro agrupa a, pongamos, 15-30 dirigentes, un aparato. Lo que, visto así, tiene guasa, y debería simplificar la discusión: el contexto obliga a unos a ser más humildes y silenciosos, y a otros a regalar algún puesto chachi en listas electorales. Por lo mismo, que la discusión dure tanto orienta a que la discusión no existe, sino que ha sido sustituida por presión. Está sucediendo, a escala 1:1, lo que sucedió en Andalucía, aquel desastre que culminó con un gobierno PP: aplazar la discusión y sustituirla por presión, teatralizada, televisada, hasta el último momento. Queda claro que el 15M –básicamente, un método de cohabitación entre diferentes; poco más– no caló, snif, en las alturas jerárquicas de Podemos, el increíble partido menguante. En esta emisión parece que no va a haber, en todo caso, unificación del espacio para el día 2. Parece que la cosa –diminuta: regalar o no puestos en listas– requerirá de meses. Lo que no tiene por qué ser dramático. Es poco probable, no obstante, que el espacio resista meses sometido a comunicación, alcahofazos, tertulias y pantallazos, por parte de una parte de sus antiguos líderes en busca de lista electoral, o en busca de la dramatización del rechazo, para poder crear una lista electoral propia. El espacio, en ese sentido, igual muere por lo mismo que murió su abuelo, el espacio PC. Murió, recuerden, de aquello a lo que Gregorio Morán llamó miseria y grandeza. Grandeza de los mindundis, de la posibilidad de cambio que la mera existencia de aquellos héroes anónimos suponía. Miseria de unos líderes, de un aparato, con una amplia tradición vertical de emisión de análisis certeros, incuestionables, espectaculares y, por otra parte, equivocados.
4- Para que no cunda la bajuna, nada mejor que hablar de CAT, esa alegría de la huerta. O, al menos, un punto en el que todo pasó, como mínimo, dos años antes. También, snif, una izquierda populista, muy dada a dramatizar en la tele y en redes.
5- Clara –“tiene / nombre / de persona buena”, etc.– Ponsatí ha vuelto al terruño. Podría ser un ejercicio de valentía, pero puede serlo, más bien, de cálculo. A saber: podría haber vuelto desde el cambio efectivo en el Código Penal. Y como que no. De hecho, junto a Marta Rovira, es la única que podía volver, en tanto sus cargos actuales han dejado de ser rebelión contra el mundo mundial –si la Ley de la Gravedad fuera tan de contrastes como la Ley española, algunos días volaríamos y otros moriríamos aplastados– para pasar a ser desobediencia. Anyway. Puigdemont y Comín también han dejado de ser rebeldes / porque el mundo me ha hecho así, para pasar a ser solo malversadores como para una boda, un cargo menos romántico y que implica trullo. Su retorno depende, por tanto, de más variables que el de Ponsatí. Entre otras, del estado de ánimo de Llarena para ese día. El retorno desestabilizador, el que con un poco de valentía podría conducir a un conflicto Estado-Parlamento Europeo, a una erosión más llamativa de la Justicia española, pero también a ir directamente a la cárcel sin pasar por la casilla de salida, sería, por tanto, el de Puigdemont-Comín. El de Ponsatí, en ese sentido, era una expedición más inocua. Y que, por cierto, ha resultado más amable de lo previsto. El TS, tal vez consciente de haberla metido varias veces en su defensa del orden y de la patria, parece hoy un cuerpo que tiende a cortarse un tanto. Lo que es una buena noticia.
6- Lo previsto podía haber sido lo siguiente: Ponsatí podía haber sido detenida –de hecho, lo fue–, para posteriormente –esto ya no pasó– ser entregada a la Betemérica, que la hubiera trasladado al día siguiente, tras noche en el cuartelillo, al TS, donde Llarena le hubiera leído la cartilla. Muy breve: señora, que la van a juzgar por desobediencia. Llarena, en todo caso, decidió aplazar esa lectura para el 24 de abril. Y Ponsatí, dramatizando la cosa en alcachofazos y pantallazos –no duden nunca de que esta manera de comunicar no es de izquierdas, sino su negación; no informa, sino que modula, apasiona, teatraliza–, anunció que no iría. Esto es, que la próxima vez que vuelva al País Favorito de la Divina Providencia, si es con posterioridad al 24A, será detenida, como la última vez, si bien podría producirse a continuación todo lo señalado, y que no se produjo ese día.
El TS parece hoy un cuerpo que tiende a cortarse un tanto. Lo que es una buena noticia
7- En todo caso, a la pregunta de por qué ha venido, la respuesta es, dos puntos, porque puede. El procesismo, a pesar de todo el ruido creado, son una serie de posturas que tienen como límite no hacer lo que no se pueda. El procesismo es como Hugo Sánchez. Goles feos, en el límite de la educación y del fuera de juego, y celebrados como si fueran un Nobel. Pero, por lo general, legales. Su llegada, no obstante, coincide con un vacío estético –algo parecido al vacío de poder, pero más levantino y anecdótico; esto es, más importante, fundamental casi, en CAT– en el procesismo. Ponsatí, que no va a apoyar a Trias en las municipales, parece estar promocionándose para ocupar ese nicho ecológico carente de líder, tras la condena a Borràs –no se pierdan el punto 9–, y tras la infructuosa espera de Puigdemont, el Ausente: el procesismo rampante, progresivamente euroescéptico y étnico-optimista, que agrupa ex hombres y ex mujeres de orden, de edad avanzada y de clase media-alta, con ganas de realizar ceremonias colectivas mansas, que evoquen la toma del Capitolio. Se trata de una de las dos nuevas extremas derechas posibles en CAT, vamos. Ojo que, a lo largo de este año y el siguiente, puede haber en el biotopo no una, sino dos listas de esta calidad.
8- La otra novedad CAT es lo de Borràs, condenada a 4 años de trullo y a 9 años efectivos de inhabilitación por falsedad de documento oficial y prevaricación administrativa. Podría haberse ido de rositas, sin trullo, con una condena de 2 años, como el resto de invitados a su show/juicio. El resultado final, relacionado directamente por el tipo de defensa elegida –poco efectiva, pero muy dada a comunicar épica en medios; comunicar épica en medios, recuerden, no es de izquierdas, sino confusión derechista; en este caso, con un pésimo resultado para la acusada–, podría informar al resto de procesistas pendientes de juicio sobre la necesidad de practicar cambios en sus defensas. La rareza de la sentencia ha sido, no obstante, el hecho de que el propio Tribunal proponga el indulto de Borràs. Cosa que se debe de entender como un cambio más en la Justicia española, que momentáneamente –punto 5–, tiende a cortarse. La petición de indulto facilita, de hecho, que el Gobierno lo conceda sin gran desgaste político. Sí, Sánchez ha dicho que ni hablar del peluquín. Pero a) tenía que decirlo, aunque b) la tradición es hacer caso a los jueces. O, en todo caso, c) dilatarse un poco con lo del indulto, si coincide la sentencia firme con campaña electoral.
9- Lo sorprendente es que Borràs parece no reconocer, percibir incluso, la gravedad de su condena. Y la gravedad de la repercusión social de haber prevaricado y falsificado. La consecuencia aparente de todo ello es su negativa a dimitir como presi del Parlament. Un empecinamiento que parece tomar forma de un nuevo pulso democrático del procés contra el mundo. ¿Lo es?
10- Gracias al Diari Ara y a eldiario.es, sabemos que el Parlament tiene algunas particularidades peninsulares. La que podría ser más notoria –siendo espectacular, no es la más notoria, como se ve en el punto 11–, puede ser la paga de retiro de su president/a. Que son dos pagas. Una paga del 80% del sueldo –oficialmente, su sueldo es de 155.579€–, durante 4 años, tras abandonar el cargo. Posteriormente, al acceder a la jubilación, cobraría una paga por el importe del 60% de ese total. Para acceder a ambas pagas tan solo debe de haber permanecido en el cargo un total de dos años, periodo al que no está claro que Borràs haya accedido, si pensamos que el hecho de estar suspendida en el cargo es un limbo, que impide ver si es presi efectiva o no. Llegar a esos dos años, todo orienta a ello, es el objetivo de la cruzada de Borràs por su puesto de trabajo. Y por CAT, claro.
11- En todo caso, el Parlament gasta cerca de dos millones de euros anuales en jubilaciones extras a 71 de sus extrabajadores. Empezando por la ex secretaria general del Parlament, Imma Folchi, que desde que se retiró, en 2015, ha cobrado cerca del kilo. Ella es la persona que, todo indica a ello, inició todo este mimo a los expresidents y extrabajadores de la cámara –esto es, todo este saqueo legal– cuando accedió al cargo, en 1999, avalada por tres presidents de la Cambra, de UDC y ERC. Fochi es hermana de Juan José Folchi, conseller d’Economía con Tarradellas, miembro de esa derecha upper–Diagonal, que en los 70 aún dudaba entre PP y CiU, que en los 80 ya no tuvo duda alguna, y que en el siglo XXI, en algunos casos –no fue el suyo–, jugaron al Sinn Féin y al Hombre-Bisonte. Tanto él como su hermana estuvieron, en tiempo, muy próximos a De la Rosa, esa cultura de lo público, al punto de que Juan José cumplió condena junto al empresario. La huella de Imma Folchi en el Parlament, unas pensiones alejadas de la realidad estadística, explica un país en el que los nietos de los fabricantes, que ya lo han vendido todo, han accedido a una nueva industria sustentada también en el proteccionismo. La política institucional, una forma de acceder a la riqueza extrema y fácil, cuando ya no quedan otras.
12- Quizás esto es lo que esconde la noticia de Borràs. Incluso la de Ponsatí. Una debacle ética absoluta, en un pequeño país, tan pequeño que esa debacle ética hace tiempo que no le cabe. El procés puede ser, tan solo, una de sus expresiones. Brrr, tengo que escribir de esto un día.
1- La Justicia imputa a Trump por soborno. Se trata de la primera vez en la que un expresi es imputado en algún delito penal. Lo que es sorprendente. Es sorprendente que, pongamos, a) bombardear Camboya, o b) invadir Irak, no sean delito penal. Y es sorprendente que Trump, un presi que convocó un...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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