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Esta es la crónica de un partido que en realidad fueron dos muy distintos y un epílogo final. En el que a la media hora parecía todo decidido, pero en el que los que parecían muertos resucitaron y le dieron un buen susto al enterrador. Y todo ello con un maestro de ceremonias en forma de árbitro volviendo locos a unos y a otros. El regreso del Atlético dos años después al campo que siempre estará en la memoria de los rojiblancos por ser donde se ganó la última Liga, volvió a tener un final feliz para los de Simeone, cuya cara al final del partido expresaba el mal rato que había pasado a pesar de la victoria 2-5 que reflejaba el marcador final.
Con la necesidad de tener que puntuar en su lucha por eludir los puestos de descenso, el Real Valladolid salió muy intenso al partido. Aplicado en la presión en campo contrario y con la idea de no dar un centímetro a los colchoneros. Alguno llevó el plan al extremo, empleándose con más dureza de la recomendable. Fue el caso de Monchu, que tras cometer una falta sobre Lemar le dio una patada y le pisó ligeramente cuando el francés ya estaba en el suelo. La advertencia de Mateu Lahoz no le hizo bajar de revoluciones y pocos minutos después volvió a cometer una falta sobre el mismo jugador, ganándose la amarilla. El Atleti intentaba llevar el peso del partido, pero le costaba ante un Valladolid que buscaba robar y salir rápido a la contra. Griezmann creó el primer peligro con un pase cruzado en el área hacia Nahuel que tras controlar soltó un disparo que repelió la defensa.
Simeone pedía calma desde el banquillo. Se jugaba con velocidad, pero sin pausa y eso dificultaba encontrar la precisión en dos equipos que se copiaban el esquema, con cinco en retaguardia, tres en el medio, uno por detrás del punta y un rematador. Apenas se habían pisado las áreas cuando en el minuto 20 se producía un buen pase en profundidad de Giménez al desmarque por el carril derecho de Nahuel Molina, que se aprovechaba de la indecisión del local Fresneda para quedarse solo y nada más entrar en el área batir a Masip con un disparo entre el palo y el cuerpo del arquero. Segundo tanto en Liga del argentino, que ha crecido una barbaridad desde el Mundial.
Cada vez que el Atleti podía combinar en la frontal había la sensación de que podía generar peligro
El Valladolid quiso responder rápido y Larin recibió en el área grande un buen pase de Aguado, uno de los mejores de los pucelanos, pero el delantero canadiense remató alto y desviado. Lo siguiente que pasó volvió a tener reflejo en el marcador. Falta que lanzó Griezmann al área grande a la altura del punto de penalti, Giménez ganó la posición a los zagueros, Masip salió tarde a despejar de puños y el uruguayo remató de cabeza para hacer el 0-2. Buen partido del zaguero charrúa, que ayudó en ataque a su equipo con un tanto y una asistencia. Era el minuto 24 y el Atleti mostraba esa versión contundente ante la portería contraria que está teniendo en varias ocasiones en esta segunda vuelta.
A punto estuvo Morata de hacer el tercero después de recibir en el área un pase de Hermoso y picar el balón ante la salida de Masip, pero Hongla llegó a tiempo de desviar el balón antes de que cruzara la línea de gol. El delantero colchonero también padeció la intensidad de los locales en forma de pisotón al talón de El Yamiq. El Valladolid buscaba de forma continua a Gonzalo Plata, el habilidoso extremo, que parecía el único capaz de crear zozobra en la defensa visitante, aunque entre Hermoso y las ayudas de Carrasco y Lemar, le tenían más o menos controlado. Dos disparos lejanos de Kike y de Monchu y un remate raso de Larin encimado por Giménez en posición esquinada en el área que detuvo Grbic sin problemas, fueron en esos minutos la única respuesta ofensiva local.
Cada vez que el Atleti podía combinar en la frontal había la sensación de que podía generar peligro. Y así pasó en el minuto 38, cuando De Paul filtró un pase al área grande a Morata, que este prolongó a Griezmann para que el francés controlara, superara a Hongla y desde cerca de la línea de fondo le diera un regalo en forma de pase al propio Morata que aprovechó para rematar con el pie derecho en el área pequeña poniendo el 0-3. La defensa de cinco con tres centrales no le servía al Valladolid para impedir que los atléticos encontraran huecos para generar peligro.
Con esa ventaja en el marcador, el partido parecía decidido, pero fútbol, Atleti y Mateu (como podía ser algún otro colegiado) es un cóctel poco tranquilizador. Un balón colgado al área, lo tocó Hermoso de cabeza saliendo el balón bombeado, Grbic salió a despejar de puños de forma limpia, pero en su intento por cubrir el espacio para la salida del guardameta, Hermoso abrió los brazos golpeando levemente con la mano en la cara de Plata. Un impacto de los que hay unos cuantos en los partidos, e incluso más graves, por ejemplo, en los córneres, y no pasa nada. Esta temporada, a Morata, sin ir más lejos, le han hecho algunos parecidos y no se los han señalado. El caso es que esta vez Mateu si lo pitó ante la incredulidad de los atléticos. El delantero local Larin aprovechó la ocasión y batió a Grbic desde los 11 metros para dar vida a su equipo antes del descanso.
El 1-3 ya no le parecía tan inalcanzable al Real Valladolid, que salió en la segunda parte con bríos renovados y dispuesto a dejarse todo en el intento de lograr la remontada. Su empuje y su fe fueron tan meritorios como preocupante el que el Atleti fuera incapaz de controlar mínimamente el juego durante muchos minutos en ese periodo, sin saber sobreponerse al nuevo escenario de partido en el que le había metido Mateu. Al Atleti le costaba superar la línea del medio campo, pero en una de las pocas veces que lo consiguió, Griezmann desperdició una buena ocasión al rematar de volea alto un pase de Nahuel.
El Valladolid dominaba, pero es verdad que sin generar grandes ocasiones de gol. Pezzolano, el técnico pucelano, metió en el minuto 60 a Iván Sánchez y a Escudero, y este último, con sus centros desde la banda izquierda y sus internadas, se convirtió en una preocupación mayor para los de Simeone. Tras una jugada suya que Witsel desbarató en el último momento despejando a córner, estuvo a punto el equipo local de marcar el segundo, pero el remate de Joaquín en el área se fue al poste y el rechace lo envió Hongla a la red, pero en clara posición de fuera de juego.
Memphis es el jugador con mejor promedio goleador de la Liga. Marca un gol cada 80 minutos de juego
Simeone quitó a Lemar y Morata dando entrada a Kondogbia y Correa. El argentino estuvo a punto de dejar su sello en Zorilla, como en aquella inolvidable acción del puntín en 2021, cuando tras un pase de Carrasco y viéndose sin apoyos, se sacó el recurso de lanzar desde lejos un disparo colocado que fue a estrellarse en el poste. Los defensores se relajaron pensando que estaba en fuera de juego, pero no era así.
Plata ya no era tan incisivo en los locales como en el primer tiempo y fue sustituido por otro delantero más rematador, Sergio León. El partido era muy distinto al de los primeros 45 minutos, pero pasaban los minutos y el empuje del Valladolid no encontraba premio. En esas que volvió a aparecer Mateu. Despejó Witsel un balón llegando antes que un rival que metió tarde el pie, golpeándose con el jugador belga. Una acción que el colegiado convirtió en falta a favor peligrosa para los locales. La lanzó Monchu y Grbic hizo una buena parada desviando a córner. En el lanzamiento de ese saque de esquina, Escudero fue al primer poste adelantándose a Griezmann que hacía labores defensivas, y conectó un cabezazo cruzado que tras tocar en el palo contrario mandaba el balón a la red. Era el 2-3 con más de 15 minutos por delante, el estadio era un hervidero a favor de los locales y podía pasar cualquier cosa.
Y lo que estuvo a punto de pasar fue que casi llegó el empate. Un nuevo centro al área lo remató de cabeza Sergio León y el balón se estrelló en la cruceta de la portería antes de irse fuera. Simeone buscaba soluciones y quitaba a Koke y Carrasco, que no tuvieron su mejor día, para dar entrada a Saúl y Memphis, dos que tuvieron protagonismo desigual en el epílogo del choque.
El primero, porque después de un nuevo saque de esquina local, el balón fue desviado con el pie por Nahuel y tras rozar en Griezmann fue a impactar en el brazo del ilicitano, que lo tenía algo despegado del cuerpo. Reclamaron penalti tanto jugadores como aficionados locales, pero esta vez Mateu dijo que no había lugar. El técnico pucelano se quejó al final amargamente de esa jugada, aunque le tendrían que decir que el reglamento indica que si el balón viene despejado directamente de un compañero y llega inesperadamente a la mano de otro defensor (justo lo que pasó) no se considera infracción.
La victoria, la efectividad y la buena imagen del primer tiempo son las cosas positivas que se traen los rojiblancos de Valladolid
Por su parte, el delantero neerlandés apenas estuvo 15 minutos en el campo, pero le dio tiempo a participar en dos goles, decantando definitivamente el partido. En el primero recibió de un saque de banda, se dio la vuelta metiendo el balón entre dos defensores para hacérselo llegar a Correa que dentro del área buscó un pase para que rematara un compañero en posición más centrada, pero el defensa Joaquín, en su intento de cortar el envío, acabó por introducir la pelota en su propia portería. Era el minuto 86 y la sentencia al encuentro. La rúbrica la puso ya en el añadido, cuando arrancó desde su propio campo, dejó atrás a Joaquín que no le pudo seguir al sentir un problema muscular y ya dentro del área quebró por dos veces a El Yamiq para batir a Masip con un disparo raso de zurda y hacer el definitivo 2-5. La vuelta del delantero es una buena noticia para Simeone después de perderse varios partidos por lesión. Ahora mismo, Memphis es el jugador con mejor promedio goleador de la Liga. Marca un gol cada 80 minutos de juego. Su aportación goleadora en Zorrilla fue una muesca más en la estadística que dice que el Atleti es el equipo de la Liga en el que los suplentes logran más goles desde que hay cinco cambios en los partidos. Nada menos que 49 hasta ahora.
La victoria, la efectividad y la buena imagen del primer tiempo son las cosas positivas que se traen los rojiblancos de Valladolid. El verse agobiado por el rival en la segunda mitad durante muchos minutos sin encontrar una respuesta es lo que tienen que evitar para prolongar el momento feliz que se vive actualmente en el Metropolitano.
Esta es la crónica de un partido que en realidad fueron dos muy distintos y un epílogo final. En el que a la media hora parecía todo decidido, pero en el que los que parecían muertos resucitaron y le dieron un buen susto al enterrador. Y todo ello con un maestro de ceremonias en forma de árbitro volviendo locos a...
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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